La 'rehidratación' y la acción colectiva
Jueves 5 de Mayo del 2011
Martín del Palacio -
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Atrapado en el tráfico de la Ciudad de México, tuve que escuchar el primer tiempo del Chivas-Tigres. Los narradores explicaban cómo los rojiblancos estaban fuera del partido, superados por completo por los pupilos del "Tuca" Ferreti. De repente, el partido se interrumpió. Pausa para rehidratar.
Yo, inocente como soy, pensé, "debe estar haciendo mucho calor en Guadalajara en este momento". Dos minutos más tarde, mi colega Luis Herrera me llamó para decirme, "¿estás viendo? ¿Qué te pareció la pausa para poner comerciales?". Cuando el partido se reanudó, las Chivas despertaron, le dieron la vuelta al dominio de Tigres y ganaron 3-1.
Minutos más tarde fui al Estadio Azul con el propio Luis. Llovía bastante y hacía frío. Incluso camuflagee un paraguas entre mi ropa cuando entré a la tribuna, porque la cosa pintaba mal. Al final, no cayó un aguacero sino un chipi-chipi que se mantuvo constante todo el juego.
El partido empezó buenísimo, los dos equipos generaron opciones de gol. Atlante se fue al frente, Cruz Azul apretó con todo y, de pronto, el milagro. Por primera vez en la historia del planeta, lluvia en las tribunas, sequía en el campo. De otro modo, no puedo explicar que el árbitro detuviera el partido para que los jugadores se rehidrataran.
Tras ese momento, que nunca olvidaremos quienes lo presenciamos en vivo, el juego siguió, pero fue como si hubieran cambiado a los protagonistas. Terminó el primer tiempo, como siempre disfrutamos el divertidísimo espectáculo de medio tiempo en el Azul (no es sarcasmo, es realmente bueno) y, con los jugadores en el campo, esperamos el silbatazo inicial. Y esperamos... y esperamos... y esperamos... y esperamos. El partido no empezaba porque los genios del departamento comercial de TV Azteca programaron anuncios para 20 minutos y no para 15, como debería de ser.
Mientras tanto, hablaba con otro gran amigo periodista, Roberto Velázquez, para comentar el hecho. Él también escribió una columna al respecto, que pueden leer en la edición impresa del diario Milenio, donde expresa una indignación que comparto. En el segundo tiempo pasó lo mismo. Partidazo hasta la "pausa de los 25 minutos", después, aburrimiento inenarrable.
Yo no estoy en contra de la publicidad en el futbol mexicano. He trabajado en televisión, periódicos y radio y sé de lo importante que es tener un flujo de capital constante. Pero la regla número 1 es que los anuncios nunca deben interferir con lo esencial. En el caso de un medio, con la línea editorial, en el caso de una transmisión, con el partido mismo.
La "pausa de los 25 minutos" es una vergüenza porque va contra las reglas del futbol, lo mismo que los comerciales eternos al medio tiempo. En los últimos años, los ratings del torneo mexicano han caído notablemente. Las televisoras se preguntan por qué, y quieren compensar con esto. No se dan cuenta que una de las razones es, precisamente, porque la calidad de sus transmisiones es cada vez peor.
El principal problema es que México es tierra de nadie. Todo el mundo puede hacer lo que quiera y salirse con la suya. En la vida cotidiana y en el futbol. La gente pide que la FIFA tome cartas en el asunto, pero la verdad es que el máximo organismo del futbol mundial tiene cosas más importantes que hacer que resolver los problemas domésticos del balompié mexicano.
La respuesta está en los aficionados mismos. Si todos los televidentes apagaran sus aparatos por 5 minutos cada vez que el partido se detenga para que los jugadores se "rehidraten", les prometo que no volvería a suceder. ¿Seríamos capaces de hacer algo así? La pregunta está en el aire, pero sería una buena manera de empezar a aprender a arreglar nuestras propias dificultades en lugar de esperar a que otros lo hagan.