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Se acercan las elecciones federales en México y sería bueno
mantenerse alerta a cosas como las que presentamos hoy.
De las varias guerras que acontecen hoy en día por todo el planeta -unas bajo un pretexto y otras bajo otros, todos al final eso, pretextos para expoliar y mantener aterrorizada a la población mundial- la principal, la que escapa a nuestra mirada porque se la hacen invisible a diario es la que se libra por conquistar nuestra mente y nuestros corazones, de ésa parten todas las demás guerras. De manera soterrada, en silencio y de manera tangencial mientras nos distraen con cosas supuestamente importantes, a diario va quedando un sedimento en nuestra mente y nuestro corazón que quienes lo cultivan saben perfectamente en qué momento y bajo qué temperaturas se consolida éste en ladrillos que nosotros tontamente usamos contra nuestros semejantes y prójimo tanto para atacarnos entre nosotros como para aislarnos; ladrillos que nunca usamos para pararnos sobre ellos y atisbar más allá de nuestra manipulada y reducida percepción de la realidad.
No creas caro lector que se trata simplemente de una teoría de la conspiración más, no –el que ésa sea tu primera conclusión sería la mejor prueba de que no eres precisamente tú quien maneja tu mente y sus ideas, tu corazón y sus impulsos- no, el asunto ya lo había manifestado hace miles de años en su libro El arte de la guerra, el mismo Sun Tzu, gran estratega militar chino.
Hoy en día existen diversos mecanismos de control y manejo psicológico de las personas algunos de los cuales los podemos identificar fácilmente, otros más sofisticados no tanto y de los cuales los medios de comunicación social –medios de propaganda más propiamente dicho- son sólo el ariete, la punta del iceberg, cuya parte oculta esconde su verdadera dimensión y solidez.
Uno de esos mecanismos soterrados de control es lo que se puede denominar como normalización, es decir, el que de veamos como normal situaciones de violencia y agresión a otras personas pensando –tontamente- que nunca seremos víctimas y si lo llegásemos a ser, también ésta nuestra victimización sería “normal”.
La normalización requiere, como seguramente lo estás atisbando ahora caro lector, de un terreno mental previamente abonado. Ese marco donde opera la normalización es la cosificación de las personas, la deshumanización del otro, ya el otro no es nuestro semejante, mucho menos nuestro prójimo –aunque seamos vecinos-, no, el otro ha de ser cosificado por medio de la adjetivación y del endilgamiento de etiquetas para distanciarnos así de su situación y de un posible intento de entendimiento-encuentro del otro, el objetivo táctico es que no nos sensibilicemos ante la vida de los otros usando acá el lenguaje no como medio vinculante si no como instrumento de terror.
No es de extrañar entonces que los medios –y otros agentes de la cosificación del ser humano fuera de los medios- a diario insistan en poner etiquetas y motes a poblaciones enteras o a personas que no han hecho cosa que no sea existir y reclamar con su presencia el derecho a vivir.
Una vez logrado el objetivo táctico del distanciamiento y la insensibilidad lo siguiente es trabajar en las representaciones que despiertan las adjetivaciones y etiquetas que previamente han sido sembradas en nuestra mente. ¿Por qué trabajar en las representaciones? Porque de lo que se trata es de que seas tú mismo quien envista al otro –previamente etiquetado y empacado- con tus propios miedos, la mayor parte del tiempo completamente irracionales, es decir sin sustento en peligro real alguno pero que no teniendo oportunidad de ser tratados apropiadamente encuentran la oportunidad de salir canalizándose de manera simbólica contra quien se percibe como “peligroso” por el simple hecho de que alguien te ha sembrado esa idea en tu mente.
Ahora bien no todo es una cuestión mental netamente, el motor principal de las acciones y decisiones de muchas personas hoy en día en nuestro lado del planeta es el corazón; entendido esto como el conjunto de impulsos bastante poderosos así como desconocidos para la gran mayoría de la población.
El manejo del lenguaje juega un papel primordial en el amalgamiento de tu mente y tu corazón que buscan quienes pretenden tripularlos. La trampa verbal es uno de los principales instrumentos usados para ir colando sus ideas a manera de sentencias supuestamente “lógicas” y de “evidente” reconocimiento. Te hablarán de puedes perder el empleo que no tienes, de que estás hipotecando el futuro de tus hijos que no les importan, de que “mereces” un mejor trato aunque ellos te traten como instrumento para sus fines. Sin tu permiso pero con tu consentimiento, el lenguaje es uno de los principales vehículos usados para presentarte palabras clave que devengan en imágenes fascinantes que para cada persona pueden representar cosas distintas así como de diferentes niveles de intensidad pero que empacadas y etiquetadas de la manera adecuada despiertan miedos y deseos profundos que mueven a grupos de personas a tomar decisiones no necesariamente convenientes para sus intereses sino todo lo contrario. En realidad nada les interesa más como manipularte desde ahí.
En estos días podemos ir identificando los diferentes trucos y trampas verbales que usarán sobre todo quienes buscan que reniegues de la realidad, de tú realidad pues lo que buscan no es acompañarte en un proceso transformador y realizador, no, ni siquiera buscan dirigir tus esfuerzos para transformar esa realidad, lo que buscan es que empeore para ti la situación. Palabras como “familia”, “sueño”, “futuro”, “paz”, “estabilidad” entre otras serán usadas como martillos taladrantes por aquellos a los que precisamente nada de eso les importa y mucho menos les interesa para ti sino todo lo contrario porque su trabajo no rinde frutos cuando las personas tienen paz, estabilidad, sueños y proyectos sino que sus planes se materializan justo cuando la gente vive en medio de las pesadillas, el miedo, el terror y la desesperanza de quienes quieren tripular tu mente y tu corazón. Ellos se presentarán como lindos corderos y amantes de la paz aunque sus acciones y la evidencia histórica de su proceder demuestren cosas totalmente distintas. Intentarán meterse por la puerta de atrás de tu mente y por el sótano de tu corazón, no sería la primera vez que lo hagan pero sí podemos estar atentos que para que sea de las últimas veces que lo intenten.
En este 2012: ¿Sabes quién tripula tu mente y tu corazón?
