frafraa
Bovino maduro
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Como en las mejores pautas comerciales, todo salió de acuerdo al guión. La imagen se publicó en las primeras planas de todos los diarios y la cobertura mediática alcanzó los niveles de una boda real. Corín Tellado, la escritora de novelas rosas más leída en español se hubiera sentido muy complacida con la descripción. Él: guapo, rico, exitoso; ella, bonita, frágil, femenina. Ella, que cuando se casó vistió de negro y lo hizo por despecho ¿habría dicho que vivieron felices para siempre? Lo dudo.
Y es que la relación hecha pública de Enrique Peña Nieto y Angélica Rivera, como las más de cuatro mil historias de amor que contó Corín Tellado a lo largo del franquismo, nos remite a imagénes que trascienden la cotidianidad, la simpleza de lo ordinario. Todo es perfecto, pues, o eso es lo que nos intentan vender.
Se desmiente a quienes afirman que la boda es parte de una representación que busca asegurar la candidatura a la presidencia de Peña Nieto y garantizar el regreso del PRI. En su edición de octubre, la revista Caras, de Televisa, niega que la relación sea un montaje y que las sonrisas de todos sean un ejercicio de simulación.
La revista dedica 25 páginas a color para recrear su noviazgo de dos años y, como lo hacía Corín Tellado en la era de Franco, cuando sus historias rosas alimentaban las fantasías de una sociedad que resentía la represión de un sistema dictatorial, los medios, cuidadosamente seleccionados para reseñar la ‘gran historia de amor’ omiten decir que es una práctica común hacer público lo privado si esto reditúa en aceptación y popularidad.
La relación sentimental, calificada como un ‘reality show’ por la revista Proceso, comenzó en abril de 2008 cuando la actriz, famosa por su papel de Gaviota en la telenovela ‘Destilando amor’ de Televisa fue contratada para ser la imagen de una campaña publicitaria del estado de México.
Refiere Proceso que en las revistas de sociales y en los programas de espectáculos la pareja comenzó a aparecer como parte de una estrategia de publicidad integrada y en el programa Shalalá que conducen Katia D´Artigues y Sabina Berman, el gobernador admitió el romance. Todo en su momento, pues.
Siguió después la visita al Vaticano, donde un micrófono abierto en la presentación de la novia al Papa dejó escuchar un “nos casaremos pronto” y los preparativos de la boda que convirtió al centro de Toluca en un set de televisión con ricos y famosos al centro. Los 990.6 millones de pesos que oficialmente ha gastado Enrique Peña Nieto en promover su imagen ha hecho que cada vez sean menos quienes cuestionen el derroche.
La fascinación popular que despierta el romance nos remite también al mundo rosa de Corín Tellado donde la fantasía de que, una vez superados los obstáculos, se puede vivir felices para siempre, no importa el contexto, fue compartida por millones de españoles en la época más oscura de su historia. En México, la realidad de la pobreza, el desempleo, la inseguridad se olvidan por momentos para disfrutar de esa ilusión de que se puede ser el príncipe o la princesa del cuento.
Fuente: Revista Filos