Cierto día, Jorge, estaba agotado de un viaje que hizó del D.F. a Puebla, ya estando por puebla, entregó la mercancía, se tenía que regresar al DF,era trailero, a Jorge le gustaba despilfarrar el dinero. Se daba el lujo de hacerlo, ya que tenía muchos viajes pendientes y el dinero era lo de menos. Jorge tenía que comprar droga para evitar cerrar los ojos en el trayecto de un viaje. Así que decidió ir por sus proviciones para el regreso a casa. Vio una cervezería abierta y como todo buen bebedor se acerco y se puso a tomar, se dijo a si mismo "Voy de regreso una no es ninguna", ya saliendo un poco mareado por el alcohol, de dispuso a viajar de regreso al DF, todo iba normal ese día ¡pero! sería el peor día que pudo haber tendino, ya que al estar a unas cuantas de su casa, de repente la luz de su cabina se apagó, él(Jorge) al intentar buscar un lámpara hizo un movimiento hacía la derecha y cuando menos se lo esperaba:

La dulce sonrisa de una niña vestida de blanco apareció de la nada en ese asiento del copiloto, Jorge dijó asombrado una grosería, y salió como rayo de su trailer dejándolo a media avenida, era el susto tal, que se le olvidarón hasta las llaves, y llegnado a su casa empezó a golpear la puerta con gran fuerza, aterrada su mamá vio como su hijo estaba pálido y jadeando, Jorge le dijó a su madre: se me apareció, ella le pregunto qué? que tienes?, madre se me apareció una niña.

Su madre empezó a resar, sus demás hermanos de inmediato fuerón a ver al trailer y no encontrarón nada.
Desde entonces, Jorge no toma, ni se droga.