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Micronaciones (II): hippies, cetros que son escobillas de baño y disputas de agricult

Alej17

Bovino de la familia
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16 May 2009
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Micronaciones (II): hippies, cetros que son escobillas de baño y disputas de agricultura

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Las micronaciones empezaron a proliferar y diversificarse en la década de 1960 y 1970. Antes sólo encontramos ejemplos aislados, como la ciudad de Llanrwst, al norte de Gales, que fue declarada barrio libre por su príncipe (autoproclamado, claro), ya que su solicitud dirigida a las Naciones Unidas en 1947 al parecer no prosperó. Su lema es Gales, Inglaterra y Llanrwst; no muy original, por cierto.

No es hasta 1967 cuando nace una de las micronaciones más famosas del mundo (y también con más peso legal), el Principado de Sealand.


Un año después, y con peor suerte que Sealand, se formó una plataforma de 400 metros cuadrados en el mar Adriático la Isla de las Rosas. A pesar de que estaba enclavada en aguas internacionales de la ciudad italiana de Rímini y que imprimió sellos y declaró el esperanto como idioma oficial, la Marina italiana la invadió y desmanteló poco después de su formalización.


También por esa época, el hermano de Ernest Hemingway, Leicester Hemingway, participó en otro proyecto de similares características pero en una plataforma de madera. Esta micronación, llamada Nueva Atlántida, fue construida en las aguas internacionales de la costa oeste de Jamaica y sus dimensiones eran de 8 por 30 pies. Las tormentas tropicales acabaron dañando la estructura, que fue víctima de pillaje por pescadores mexicanos.


En 1972, el hombre de negocios de Nevada Michael Oliver dirigía operaciones de dragado en los arrecifes de Minerva, un banco situado al sur de las islas Fiji. Entonces decidió construir una pequeña isla artificial para consolidar un proyecto de país liberal. La isla vecina Tonga acabó anexionándola por la fuerza.


En 1977, el bibliófilo Richard George William Pitt Booth declaró reino independiente la ciudad británica de Hay-on-Wye, autodesginándose monarca del mismo: ¿para qué perder el tiempo buscando a una persona adecuada para tan alto cargo? El rey era un cachondo con ciertos aires a Duchamp (el artista que llevó a cabo una exposición con un urinario público entendido como obra de arte), pues su cetro fue un escobilla de baño reciclada. Aún hoy, esta ciudad es un próspero atractivo para turistas con intereses artísticos o literarios, y se siguen vendiendo títulos nobiliarios y honores a cualquiera dispuesto a pagar por ellos.

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Uno de los más recientes ejemplos de micronación lo encontramos en Alemania. El Reino de Kreuzberg fue fundado en 2002 por Christel Göritz y su hijo Rick en un terreno previamente ocupado por una base militar estadounidense, en Zweibrücken. Se autodeclararon reyes, pero no han sido procesados judicialmente por el delito de abuso de títulos porque Alemania abolió el título de rey y, por tanto, tal título tiene tantos efectos reales como encasquetarse la corona de cartón que regala Burger King.


Las micronaciones fundadas en Australia merecen un renglón aparte. Durante los últimos 30 años, este país ha visto nacer la mayor concentración de micronaciones del mundo, la mayoría en granjas con grandes hectáreas de terreno. Y es que Australia contiene un enorme espacio vacío, todavía hoy inexplorado en su mayoría, de modo que se presenta a los fundadores de micronaciones al igual que a los especuladores inmobiliarios se les presenta una franja de tierra limpia: irresistiblemente fértil.


La primera micronación australiana se remonta a 1970, cuando el príncipe Leonard George Casley delcaró su granja propiedad independiente tras una larga disputa por las cuotas de trigo. Su nombre es Hutt River, y hablaré de ella más adelante. Al sur de Australia, en una propiedad rural próxima a Snowtown, otro excéntrico monarca británico, Alex Brackstone, creó la provincia de Bumbunga. Al norte, Robert Neuman, un inmigrante alemán, levantó en 1978 el Estado Soberano de Aeterna Lucina en un caserío de Nueva Gales del sur.


En 1979, tras una disputa a causa de los daños originados por una inundación en las granjas en Victoria, Tom Barnes fundó el Estado Independiente de Rainbow Creek. Otro conflicto, en este caso relacionado con la ejecución de una hipotéca, llevó en 1993 a George y Stephanie Muirhead, de Rockhampton, Queensland, a segregarse como el Principado de Marlborough. En la lejana y enorme isla de Tasmania, un activista anti-impuestos llamado John Charlton Rudge fundó el Ducado de Avram.


También han cristalizado un buen puñado de micronaciones cuyo único sentido de su existencia era la simple diversión o entretenimiento, como el Imperio Americano, cuya bandera es una cara feliz, sus ciudadanos tienen saludos tontos y entre su larga lista de conmemoraciones y festejos destaca El Día de la Rápida Reaparición.


En el apartado de micronaciones de implicaciones funestas no puedo pasar por alto la micronación que trató de construirse la secta de los rajneeshees. En un rancho del estado de Oregón, en Estados Unidos, un tal Bhagwan Shree Rajneesh, maestro espiritual hindú, fundó una comuna en la se vivía con arreglo a sus propias leyes. Podéis leer su historia en el artículo La delirante secta de Osho: una comuna de agricultura orgánica que acabó convirtiéndose en una ciudad.


Pero no os vayáis todavía. En la próxima entrega de esta serie de artículos sobre micronaciones, países en tu propia habitación, lugares virtuales tipo Matrix y otras cosas raras.


Saludos espera la proxima entrega
:chommy:
 
interesante la variedad de micronaciones,, que hasta en una plataforma de madera se conforman ,,,
 
Interesante Alej como la mayoría de tus entregas quedo pendiente de la próxima gracias!
 
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