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- #1
Bueno, esta es mi secretaria.
Desde la entrevista se mostró risueña, algo coqueta
movimientos ágiles de joven
ligeros quiebres en su cintura
daba medias vueltas para mirar por la ventanas
sus movimientos me hacian percibir una energía sensual muy potente
no era que se estuviera regalando sino que era sexualidad
sexualidad sin propuesta sexual sino que era natural en ella sentirse hembra.
Por su experiencia y nuestro presupuesto quedó contratada de inmediato.
La oficina y el negocio no son muy grandes pero la propuesta le había agradado a ella.
Ambas partes estuvimos muy conformes.
Y las bromas e insinuaciones empezaron desde el priemr día
"¡Qué bonita!" "¡Qué rico olor!"
"Te ves muy bien", hasta un atrevido "Aaassssuuuu" cuando la falda o el traje de sastre era ceñido. Pprincipalmente a las caderas y por supuesto a las nalgas.
Ella ya empezaba a tomar contacto fisico.
Un empujón o un amago de cachetada eran el castigo para estos coqueteos
pero fueron yendo a más.
Luego la cachetada iba acompañada de un un acercamiento corporal total
sentía su pierna apoyada en la mía, mientras la palma de su mano empujaba mi mejilla.
Ese calorcirto, caliente ella.
Y nunca faltó la sonrisa.
La sacada de lengua era traviesa o extremadamente sensual cuando ella era la que hacía las bromas
y supe que podía ir a más.
Hubo varias oscasiones de tomarle fotografías en eventos con clientes y dentro del trabajo. Todo normal pero ya se notaban esas fotos de perfil.
O de pronto ella resaltando el escote que había traido.
Y así fue que un día ya luego de que nos habiamos besado en algunas ocasiones al llegar al trabajo o en el ascensor todo era excusa; incluso los viajes en taxi eran el momento de agarrarle las piernas o cuando salíamos del taxi ya empecé a empujarla suavemente por lo más bajo de su espalda.
No la agarraba tanto para ir poco a poco.
Con la parte externa de la mano ya la empujaba frecuentemente por las nalgas
y ya a palma abierta o pellizcones se volvieron de lo mas rutinario.
Después de un faje un manoseo fue el día de una celebración poco después de su cumpelaños y le regalé una lencería.
Ya antes le habia regalado lentes de sol, espejitos, cosas que le gustaban a ella,
siempre vanidosa aunque alegre.
Fue que bote las cosas del escritorio y le dije "¡Ya! una foto bien sensual aquí"
y ella que no quiere pero que la empujo y solita se va trepando y así quedó
Aún la confianza no era del cien por ciento
su sonrisa algo nerviosa
¡Qué tales piernasas! ¿no?
Y si había intentado desvestirla. Quería tener sexo con ella, cacharla.
Me lo negaba. Juegos, sí; pero sexo, no.
No lo decia, pero no me lo entregaba.
Cachonda y sexy pero no quería coger
al menos no sé que faltaba.
Tal vez era traviesa y solo quería jugar
pero estaba jugando con fuego.
Ese mismo día tomamos unas cervezas y se soltó al extremo
entre arrumacos le jaloneaba su calzón
era una tanga que se la saqué.
Y ella iba diciendo "¡No! ¡No! no!"
"No sigas" -me decía
pero yo le decía que lo iba a hacer
"Quiero tenerte sin calzón" -le dije
Ya sin el calzón los juegos fueron mas intensos
Llegó un momento en que se resisitía muy fuerte, con empujones.
Para suavizar esa situación me tuve que controlar y volver a las bromas.
Le dije que no iba a pasar nada.
Le acaricie el rostro y ya no el cuerpo.
Entre risas me dijo que sí le gustaba ser atrevida
y volvimos a calentar motores.
Subida en su silla de costumbre pero esta vez de espaldas
y sin calzón
Alli la tienen.
Su culo me volvía loco
La oficina iba bien
tuvimos suerte con contratos y el dinero ayudaba a que pudieramos darnos gustos como salir a cenar o llevarla a eventos.
Parte de mi inversión era consentirla.
Le aumente el sueldo y ella sabia porque.
Como ven, todo parecía excelente pero no había sexo
O sea, si había pero no penetració.n
Y era imposible llevarla a un hostal o motel,
ella sí eso lo negaba tajantemente y cambiaba de tema.
Tampoco se enojaba pero no quería siquiera hablar de ello.
En un viaje de negocios las habitaciones eran separadas, por más trucos que yo hiciera
cuando el dije que no tenía más dinero ella misma se pagó un cuarto para ella sola.
Lo nuestro quedaba entre las paredes de la oficina, esa era la realidad.
Estaba muy bien pero uno siempre desea el paquete completo.
Decidí tener calma y no insistir un tiempo con lo de ir a un hostal o llevarla a mi apartamento.
Pero sí era cada vez más audaz en el trabajo.
Eran al menos tres veces al día que la besaba o nos tocabamos.
Dos o tres veces a la semana perdía el control sobre su cuerpo
y ella sí lo permitia aunque no era de tomar iniciativa..
Su respuesta era completa.
Fueron sus palabras cachondas y en otras ocasiones dulces
o los gemidos que dejaba escapar, lo que me indicó un enganche emocional.
Y era el momento de tenerla desnuda
en tantas ocasiones sin el calzón o en ropa interior,
en otras veces sin la blusa... fue de arrebatarme un día y a la fuerza desnudarla
y la sujeté fuerte
por varios minutos en silencio yo
cerré mis sentidos y no escuche sus quejas
y soporte sus empeyones hasta arañasos
la agresión física seguía, guardando cuidado
ella no me hacía daño.
Era como fuerte
no fuerte sino que era evidente que no me quería arañar o golpear relamente
luego de este abrazo ella agotó sus fuerzas o se calmó
y al oido rapidamente le conte de algo muy gracioso que nos habia ocurrido el día anterior
ella empezo a reirse.
Le pedí perdón.
Al soltarla y voltearme, me abrazo en silencio, con cariño. Desnuda.
Y le volvi a insistir con un tema que nos dio mucha risa a los dos
"Ponte en la silla" -le dije
"Así como estás. Calatita (Peladita)"
"Ay no" -se quejaba, pero coqueta
"Dale, ándale" -le dije
Y así quedó ella en su oficina renovada.
Más limpias las paredes, recién pintadas.
¡Qué rica! ¡Qué buen culo!
Así quería poseerla, penetrarla.
Quería ya cogerla, tirármela.
Le dije "Quiero meterte la pinga"
"Hacer todo a mi gusto en tu concha"
"Quiero rastrillarte ese culazo"
Excitada, pero no me dejaba desnudarme
Tomaba mis manos cuando intentaba desabotonar mi camisa
o quitarme la correa del pantalón.
La tenia allí calata y no podía cogérmela.
En otros días ya su disposición fue mejorando
y ella misma hacía la broma de quitarme la camisa
o con su muslo me frotaba el pene por encima del pantalón al saludarnos.
La hora del sexo parecía haber llegado.
Desnudarla era algo mutuo
Ella colaboraba y las fotos fueron de este tono,
mostraba el banquete pero no invitaba a la festín
Mostrando la concha encima del escritorio, desnuda
Las cosas tardan pero llegan.
Y la invitación llego así:
Ella se puso en pose de chivito saltando al precipicio,
esa curva acentuada sobre la pose del perrito,
en cuatro recostada sobre sus codos.
Totalmente servida.
¡Ese culo servido!
¡Qué tal culo!
Me acerqué. Le manosié las nalgas.
Le hice la sopa,
bese y chupe su pucha.
Su vagina estaba jugosa,
metí mis dedos en su concha.
Le moví la lengua dentro de su vagina
tomo tiempo ponerla al rojo vivo
y alíi se dio el sexo.
En cuclillas y luego arrodilllada me hizo una mamada
con todo mi pene dentro de su boca ella chupaba y chupaba.
En el piso la cogí en cuatro
sin mediar palabras.
Todo el deseo contenido
se vinieron en dos mecanicos pero deliciosos polvos.
Mi semen en su concha y en su ano.
En el proximo episodio les contare de nuestras primeras salidas a moteles.
Desde la entrevista se mostró risueña, algo coqueta
movimientos ágiles de joven
ligeros quiebres en su cintura
daba medias vueltas para mirar por la ventanas
sus movimientos me hacian percibir una energía sensual muy potente
no era que se estuviera regalando sino que era sexualidad
sexualidad sin propuesta sexual sino que era natural en ella sentirse hembra.
Por su experiencia y nuestro presupuesto quedó contratada de inmediato.
La oficina y el negocio no son muy grandes pero la propuesta le había agradado a ella.
Ambas partes estuvimos muy conformes.
Y las bromas e insinuaciones empezaron desde el priemr día
"¡Qué bonita!" "¡Qué rico olor!"
"Te ves muy bien", hasta un atrevido "Aaassssuuuu" cuando la falda o el traje de sastre era ceñido. Pprincipalmente a las caderas y por supuesto a las nalgas.
Ella ya empezaba a tomar contacto fisico.
Un empujón o un amago de cachetada eran el castigo para estos coqueteos
pero fueron yendo a más.
Luego la cachetada iba acompañada de un un acercamiento corporal total
sentía su pierna apoyada en la mía, mientras la palma de su mano empujaba mi mejilla.
Ese calorcirto, caliente ella.
Y nunca faltó la sonrisa.
La sacada de lengua era traviesa o extremadamente sensual cuando ella era la que hacía las bromas
y supe que podía ir a más.
Hubo varias oscasiones de tomarle fotografías en eventos con clientes y dentro del trabajo. Todo normal pero ya se notaban esas fotos de perfil.
O de pronto ella resaltando el escote que había traido.
Y así fue que un día ya luego de que nos habiamos besado en algunas ocasiones al llegar al trabajo o en el ascensor todo era excusa; incluso los viajes en taxi eran el momento de agarrarle las piernas o cuando salíamos del taxi ya empecé a empujarla suavemente por lo más bajo de su espalda.
No la agarraba tanto para ir poco a poco.
Con la parte externa de la mano ya la empujaba frecuentemente por las nalgas
y ya a palma abierta o pellizcones se volvieron de lo mas rutinario.
Después de un faje un manoseo fue el día de una celebración poco después de su cumpelaños y le regalé una lencería.
Ya antes le habia regalado lentes de sol, espejitos, cosas que le gustaban a ella,
siempre vanidosa aunque alegre.
Fue que bote las cosas del escritorio y le dije "¡Ya! una foto bien sensual aquí"
y ella que no quiere pero que la empujo y solita se va trepando y así quedó
Aún la confianza no era del cien por ciento
su sonrisa algo nerviosa
¡Qué tales piernasas! ¿no?
Y si había intentado desvestirla. Quería tener sexo con ella, cacharla.
Me lo negaba. Juegos, sí; pero sexo, no.
No lo decia, pero no me lo entregaba.
Cachonda y sexy pero no quería coger
al menos no sé que faltaba.
Tal vez era traviesa y solo quería jugar
pero estaba jugando con fuego.
Ese mismo día tomamos unas cervezas y se soltó al extremo
entre arrumacos le jaloneaba su calzón
era una tanga que se la saqué.
Y ella iba diciendo "¡No! ¡No! no!"
"No sigas" -me decía
pero yo le decía que lo iba a hacer
"Quiero tenerte sin calzón" -le dije
Ya sin el calzón los juegos fueron mas intensos
Llegó un momento en que se resisitía muy fuerte, con empujones.
Para suavizar esa situación me tuve que controlar y volver a las bromas.
Le dije que no iba a pasar nada.
Le acaricie el rostro y ya no el cuerpo.
Entre risas me dijo que sí le gustaba ser atrevida
y volvimos a calentar motores.
Subida en su silla de costumbre pero esta vez de espaldas
y sin calzón
Alli la tienen.
Su culo me volvía loco
La oficina iba bien
tuvimos suerte con contratos y el dinero ayudaba a que pudieramos darnos gustos como salir a cenar o llevarla a eventos.
Parte de mi inversión era consentirla.
Le aumente el sueldo y ella sabia porque.
Como ven, todo parecía excelente pero no había sexo
O sea, si había pero no penetració.n
Y era imposible llevarla a un hostal o motel,
ella sí eso lo negaba tajantemente y cambiaba de tema.
Tampoco se enojaba pero no quería siquiera hablar de ello.
En un viaje de negocios las habitaciones eran separadas, por más trucos que yo hiciera
cuando el dije que no tenía más dinero ella misma se pagó un cuarto para ella sola.
Lo nuestro quedaba entre las paredes de la oficina, esa era la realidad.
Estaba muy bien pero uno siempre desea el paquete completo.
Decidí tener calma y no insistir un tiempo con lo de ir a un hostal o llevarla a mi apartamento.
Pero sí era cada vez más audaz en el trabajo.
Eran al menos tres veces al día que la besaba o nos tocabamos.
Dos o tres veces a la semana perdía el control sobre su cuerpo
y ella sí lo permitia aunque no era de tomar iniciativa..
Su respuesta era completa.
Fueron sus palabras cachondas y en otras ocasiones dulces
o los gemidos que dejaba escapar, lo que me indicó un enganche emocional.
Y era el momento de tenerla desnuda
en tantas ocasiones sin el calzón o en ropa interior,
en otras veces sin la blusa... fue de arrebatarme un día y a la fuerza desnudarla
y la sujeté fuerte
por varios minutos en silencio yo
cerré mis sentidos y no escuche sus quejas
y soporte sus empeyones hasta arañasos
la agresión física seguía, guardando cuidado
ella no me hacía daño.
Era como fuerte
no fuerte sino que era evidente que no me quería arañar o golpear relamente
luego de este abrazo ella agotó sus fuerzas o se calmó
y al oido rapidamente le conte de algo muy gracioso que nos habia ocurrido el día anterior
ella empezo a reirse.
Le pedí perdón.
Al soltarla y voltearme, me abrazo en silencio, con cariño. Desnuda.
Y le volvi a insistir con un tema que nos dio mucha risa a los dos
"Ponte en la silla" -le dije
"Así como estás. Calatita (Peladita)"
"Ay no" -se quejaba, pero coqueta
"Dale, ándale" -le dije
Y así quedó ella en su oficina renovada.
Más limpias las paredes, recién pintadas.
¡Qué rica! ¡Qué buen culo!
Así quería poseerla, penetrarla.
Quería ya cogerla, tirármela.
Le dije "Quiero meterte la pinga"
"Hacer todo a mi gusto en tu concha"
"Quiero rastrillarte ese culazo"
Excitada, pero no me dejaba desnudarme
Tomaba mis manos cuando intentaba desabotonar mi camisa
o quitarme la correa del pantalón.
La tenia allí calata y no podía cogérmela.
En otros días ya su disposición fue mejorando
y ella misma hacía la broma de quitarme la camisa
o con su muslo me frotaba el pene por encima del pantalón al saludarnos.
La hora del sexo parecía haber llegado.
Desnudarla era algo mutuo
Ella colaboraba y las fotos fueron de este tono,
mostraba el banquete pero no invitaba a la festín
Mostrando la concha encima del escritorio, desnuda
Las cosas tardan pero llegan.
Y la invitación llego así:
Ella se puso en pose de chivito saltando al precipicio,
esa curva acentuada sobre la pose del perrito,
en cuatro recostada sobre sus codos.
Totalmente servida.
¡Ese culo servido!
¡Qué tal culo!
Me acerqué. Le manosié las nalgas.
Le hice la sopa,
bese y chupe su pucha.
Su vagina estaba jugosa,
metí mis dedos en su concha.
Le moví la lengua dentro de su vagina
tomo tiempo ponerla al rojo vivo
y alíi se dio el sexo.
En cuclillas y luego arrodilllada me hizo una mamada
con todo mi pene dentro de su boca ella chupaba y chupaba.
En el piso la cogí en cuatro
sin mediar palabras.
Todo el deseo contenido
se vinieron en dos mecanicos pero deliciosos polvos.
Mi semen en su concha y en su ano.
En el proximo episodio les contare de nuestras primeras salidas a moteles.