lotoxs
Bovino maduro
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Siete de cada 10 hombres prefieren ver el futbol a tener un encuentro erótico. Durante este mes la mujeres dirán: “Adiós orgasmos, hola fuera de lugar”
Comer un asado, comer un poco de dulce de leche, tomar un vaso de vino y tener sexo (pero sólo con la pareja estable) les fue permitido a los afortunados jugadores de futbol argentinos, durante el Mundial de futbol que está a punto de iniciar. Tan afligidos estaban con ello que este tema ocupaba incluso las páginas de los diarios porteños. Afortunadamente para ellos tendrán sexo.
En México... no tuvieran tanta suerte. Nuestros connacionales fueron a rogarle a Javier Aguirre que, por favor, hiciera caso y siguiera el ejemplo de los sudamericanos, dijeron que esto y que lo otro, y que... qué tanto es tantito... Que un poco de sexo no afecta a los penales ni la corretiza ni, por supuesto, a los goles que, de todas maneras, quien sabe si vayan a meter.
Y no. Estricto, Aguirre dijo que dos. Sí, sólo dos encuentros y con sus mujeres. Con las mujeres de ellos, vale decir. Ni se les ocurra andar por ahí en los bares sudafricanos. Ay de ellos si alguien los ve. Pero no vaya usted a creer que se trata de dos encuentros, así nada más, para usarse de manera arbitraria. No, no. Si lo que sobra en el equipo mexicano es organización, disciplina y orden. Sólo dos encuentros: uno antes del debut del 11 de junio y otro si consiguen la clasificación para la ronda de octavos de final. Con ese aliciente... Dios mediante sí llegamos a los octavos. Al fin.
Sino, tendrán que regresar a México y tener todo ese sexo prohibido en casa, como Dios manda, como Aguirre lo dispuso. Y me entero también que el entrenador de Brasil, haciendo gala de los excesos a que acostumbran en la comida, en sus carnavales, en sus mujeres, en su futbol, dijo: "Ellos podrán decidir si se abstienen o no de tener relaciones sexuales u otros placeres durante el Mundial. No a todo el mundo le gusta el sexo".
Palabras dichas tal vez para decir, regodearse, restregarle en la cara al mundo entero que, con o sin sexo, ellos son buenos jugadores de todas maneras. Nosotros no, nos disculpará Dunga. En México, al menos eso cree Aguirre, si tenemos sexo los penales se nos irán de lado, la pelota volará hasta la tribuna y nos quedaremos como siempre en el ya merito.
Pero, me pregunto yo, ¿en verdad puede haber una diferencia en el desempeño cuando se tiene o no sexo? Al menos yo, al día siguiente de un encuentro sexual bastante fogoso tengo ganas de comerme el mundo, de correr una maratón, tengo más concentración y, bueno, no paro de sonreír todo el día como una irremediable sandía.
¿Por qué entonces el sexo y el futbol siempre han estado en bandos contrarios? Acabo de leer una nota en que se dice que siete de cada 10 españoles prefieren el futbol al sexo. Si esta misma encuesta la hicieran en México no sé cuál sería el resultado. En día de mundial. Diez sobre diez. A las mujeres no les quedaría remedio más que hacerse aficionadas, ponerse la camiseta verde, hacer las palomitas y compartir las cervezas. Porque sexo ni sus luces. Adiós orgasmos, hola fuera de lugar.
La misma nota dice que más de la mitad (el 63 por ciento) planifica su vida alrededor de eventos relacionados con el futbol y, para acabar con semejante maldición futbolística, ni siquiera la fidelidad está garantizada pues el 88 por ciento ha abrazado o besado a un desconocido durante un partido.
Ahora leo también que durante esta copa del mundo de futbol se hará énfasis en anuncios de prevención de VIH. Eso está excelente. Tal vez prohibir que los jugadores tengan sexo desbocado durante la copa del mundo ayudará a poner el tema del sexo al lado del futbol (aunque sea para decir que ambos están totalmente peleados).
Pero de eso a que el "no sexo" ayude a que su juego sea mejor, vaya usted a saber. ¿O es que acaso en México somos tan malos en el futbol porque nuestros jugadores son, como malos en la cancha, buenos en la cama y por ello ahora han decidido prohibirlo? A ver si esta vez con suerte, un poco de celibato, un buen viento y la promesa de tener un orgasmo en los octavos de final logramos llegar. Y no es que yo no confíe en ellos. Ya merito...
Comer un asado, comer un poco de dulce de leche, tomar un vaso de vino y tener sexo (pero sólo con la pareja estable) les fue permitido a los afortunados jugadores de futbol argentinos, durante el Mundial de futbol que está a punto de iniciar. Tan afligidos estaban con ello que este tema ocupaba incluso las páginas de los diarios porteños. Afortunadamente para ellos tendrán sexo.
En México... no tuvieran tanta suerte. Nuestros connacionales fueron a rogarle a Javier Aguirre que, por favor, hiciera caso y siguiera el ejemplo de los sudamericanos, dijeron que esto y que lo otro, y que... qué tanto es tantito... Que un poco de sexo no afecta a los penales ni la corretiza ni, por supuesto, a los goles que, de todas maneras, quien sabe si vayan a meter.
Y no. Estricto, Aguirre dijo que dos. Sí, sólo dos encuentros y con sus mujeres. Con las mujeres de ellos, vale decir. Ni se les ocurra andar por ahí en los bares sudafricanos. Ay de ellos si alguien los ve. Pero no vaya usted a creer que se trata de dos encuentros, así nada más, para usarse de manera arbitraria. No, no. Si lo que sobra en el equipo mexicano es organización, disciplina y orden. Sólo dos encuentros: uno antes del debut del 11 de junio y otro si consiguen la clasificación para la ronda de octavos de final. Con ese aliciente... Dios mediante sí llegamos a los octavos. Al fin.
Sino, tendrán que regresar a México y tener todo ese sexo prohibido en casa, como Dios manda, como Aguirre lo dispuso. Y me entero también que el entrenador de Brasil, haciendo gala de los excesos a que acostumbran en la comida, en sus carnavales, en sus mujeres, en su futbol, dijo: "Ellos podrán decidir si se abstienen o no de tener relaciones sexuales u otros placeres durante el Mundial. No a todo el mundo le gusta el sexo".
Palabras dichas tal vez para decir, regodearse, restregarle en la cara al mundo entero que, con o sin sexo, ellos son buenos jugadores de todas maneras. Nosotros no, nos disculpará Dunga. En México, al menos eso cree Aguirre, si tenemos sexo los penales se nos irán de lado, la pelota volará hasta la tribuna y nos quedaremos como siempre en el ya merito.
Pero, me pregunto yo, ¿en verdad puede haber una diferencia en el desempeño cuando se tiene o no sexo? Al menos yo, al día siguiente de un encuentro sexual bastante fogoso tengo ganas de comerme el mundo, de correr una maratón, tengo más concentración y, bueno, no paro de sonreír todo el día como una irremediable sandía.
¿Por qué entonces el sexo y el futbol siempre han estado en bandos contrarios? Acabo de leer una nota en que se dice que siete de cada 10 españoles prefieren el futbol al sexo. Si esta misma encuesta la hicieran en México no sé cuál sería el resultado. En día de mundial. Diez sobre diez. A las mujeres no les quedaría remedio más que hacerse aficionadas, ponerse la camiseta verde, hacer las palomitas y compartir las cervezas. Porque sexo ni sus luces. Adiós orgasmos, hola fuera de lugar.
La misma nota dice que más de la mitad (el 63 por ciento) planifica su vida alrededor de eventos relacionados con el futbol y, para acabar con semejante maldición futbolística, ni siquiera la fidelidad está garantizada pues el 88 por ciento ha abrazado o besado a un desconocido durante un partido.
Ahora leo también que durante esta copa del mundo de futbol se hará énfasis en anuncios de prevención de VIH. Eso está excelente. Tal vez prohibir que los jugadores tengan sexo desbocado durante la copa del mundo ayudará a poner el tema del sexo al lado del futbol (aunque sea para decir que ambos están totalmente peleados).
Pero de eso a que el "no sexo" ayude a que su juego sea mejor, vaya usted a saber. ¿O es que acaso en México somos tan malos en el futbol porque nuestros jugadores son, como malos en la cancha, buenos en la cama y por ello ahora han decidido prohibirlo? A ver si esta vez con suerte, un poco de celibato, un buen viento y la promesa de tener un orgasmo en los octavos de final logramos llegar. Y no es que yo no confíe en ellos. Ya merito...
¿A ustedes qué les excita más? ¿El sexo o el futbol?