Parece que los "miles gloriosus" del establishment vuelven a casa con el uniforme un poco arrugado. Y eso es sólo lo evidente, lo que se vé; brazos, piernas, ojos... Ni qué decir tiene la de marines que tendrán pesadillas el resto de sus días, neurosis y demás psicopatologías. Si ya ser soldado a mi se me antoja que debe ser algo despreciable, ser verdugo (por más uniforme, galones y estrellas que se luzcan) parece tener sus inconvenientes, más cuando la víctima se mueve demasiado. ¿Vieron? A veces las balas rebotan en el paredón de fusilamiento y alcanzan a los ejecutores.
Imposible que no se me venga a la cabeza un fragmento de la canción de Julián Hernández
"Bayoneta, bayoneta,
Que en ti me veo reflejada,
Dime ¿quién es la más hermosa
De la tropa aliada?"
"Sois vos, mi señora,
Vos sois la más hermosa?
Aunque, ahora que me fijo,
Estáis un poco desdentada"
Es mi novia muy celosa,
Es muy justa su vanidad.
Yo le doy mi brazo izquierdo
Para que me pueda acariciar.
Es la niña de mis ojos,
Y como yo ya tengo dos,
Le regalaré el derecho
Para que me pueda mirar."
Los "miles gloriosus" de Plauto, que fueron a una lejana tierra "voluntariamente engañados" a masacrar civiles desde sus sofisticados aviones, contando con la más avanzada tecnología diseñada para matar, torturar y oprimir, y regresaron a casa en una bolsa de plástico o dando saltitos sonrientes sobre su única pierna para hacerse una foto junto a quienes les enviaron.
Todos sabemos que estos pobres desgraciados no tienen la culpa, aunque fueran allá voluntarios, aunque cobraran cada mes una fortuna por mantenerse allí, masacrando, torturando y oprimiendo a un pueblo inocente. Fueron víctimas de una mutilación mental muy anterior a las mutilaciones físicas que ahora sufren; adoctrinados, anulados como personas en campos de entrenamiento de Virginia o New Jersey, admirados por sus familias y sus vecinos por servir a la patria y al militarismo.
Y luego los que se engancharon al glorioso cuerpo de marines simplemente por disponer d eun empleo estable y alcanzar la nacionalidad gringa. Quizás esto os interese como a mexicanos que sois la mayoría: ¿sabíais que en el compartimento interior de los tanques gringos, en el hueco destinado a alojar el bocadillo no figuran las letras "sandwich" ni "food" como podría esperarse sino "emparedado"? El establishment se queda sin gringos altos, rubios y fornidos que quieran ir a matar o a dejarse matar para mejores dividendos de las multinacionales del petróleo y buscan la carne para el asador fuera de sus fronteras.
No, definitivamente no hay ninguna gloria en volver a casa así: con una pierna de menos y las manos llenas de sangre. Y pasar el reso de tu vida enseñando tu condecoración a las visitas que vengan a casa, y tu foto enmarcada estrechando la mano al sonriente político de turno presidiendo el comedor.
Quedando ahí el hueco, dónde tenía que estar tu brazo, tu pierna o tu cerebro como testimonio de lo terribles que son los iraquíes; unos iraquíes cuyos niños no dispondrán de sofisticadas prótesis ortopédicas ni de cirugía estética ni en muchos casos de una triste silla de ruedas.
Abrazotes.