Pixocatl
Bovino de alcurnia
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En esta ocasion he decidido poner una historia que escribi para el foro de "Amantes de lo Paranormal" el cual por desgracia anda ya algo vacio
pero contiene muy buenos relatos, les dejo el lik por si se quieren dar una vuelta http://ba-k.com/group.php?groupid=391&pp=5.
[FONT="]Esta historia le ocurrió a mi padre de nombre José, solo una vez me la conto y dijo que sería la única vez. Por suerte mi madre sabe bien la historia y puedo acudir con ella para que me refresque la memoria por si olvido algún detalle.
En esos tiempos mi padre hacia trabajo de campo para el instituto donde laboramos, le había tocado ir a una comunidad, cerca del municipio de Chapultenango a recopilar la mayor cantidad de leyendas e historias de terror, de esas que cuentan las personas mayores. Fue con tres compañeros para que así fuera más fácil y se dedicaron desde muy temprano a documentar todos los relatos. Desde las historias de los hombres sin cabeza y amarrados con cadenas, duendes, cuevas encantadas, nahuales, etc.[/FONT]
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-Contaban los más viejos y sabios de nuestro pueblo, que en tiempos antiguos, donde la tierra era por ley nuestra y cuando los españoles todavía no se atrevían a salir de sus ciudades por miedo a la espesa selva. Decían que en esos tiempos teníamos un dios muy diferente al de los cristianos, un dios que necesitaba sacrificios para saciarse y así darnos bendiciones, pero no cualquier persona podía sacrificarse, solo las doncellas mas lindas de nuestra tierra, podían ser aventadas desde la cima más alta de aquel monte-
Y señalo hacia uno de los montes que mas destacaba, mientras José admiraba el lugar, pausando por un breve lapso sus anotaciones.
-Desde allí las aventaban- Recalco con más fuerza el anciano y continúo su relato. -Preciosas vírgenes que eran preparadas por mucho tiempo con ritos, canciones y rezos antes de ser lanzadas, gran festejo y regocijo era para el pueblo uno de esos sacrificios. Pero al final el español vino, hizo a un lado todo lo nuestro e impuso todo lo suyo, lo único que queda de aquellos tiempos, son estas historias que te estoy contando. Decían los más viejos, especialmente los que vivieron esos cambios que nuestro dios vaga perdido, buscando cualquier cosa que pueda sacrificar, para así mantenerse vivo- Así concluyo su ultima historia Don Gregorio a aquel joven y con esto despidió al muchacho deseándole mucha suerte.
Para cuando los amigos se reunieron era ya algo tarde, dentro de unas horas se ocultaría el sol, así que apresuraron el paso. Se alejaron de la comunidad y entraron a camino real para cortar vereda, así llegarían antes a carretera y de allí pedirían un aventón o de mala suerte se lo echarían todo caminando hasta el pueblo. Avanzaron por un buen rato, pasando de largo una colonia que disque era la última que se veía antes de salir a carretera, pero lo único que encontraron fueron varias curvas y un rio que por supuesto ninguno recordaba haber pasado.
-Oye Nicolás, no será que agarramos otro camino- Dijo José.
-No, no creo, ¿Verdad Rogelio que íbamos por buen rumbo?-
-Si claro, yo no vi mas vereda, era pasando el tendejón, ese de color blanco y siguiéndose derecho ya no por el puro camino real sino por la senda más grande-
-Oigan-Dijo Francisco zangoloteando a Rogelio-Allá hay un señor en el rio, mejor le preguntemos a él-
Todos asintieron y le preguntaron a aquel viejo campesino que se encontraba dentro del rio, con el pantalón arremangado, al parecer lavándose los pies.
-No chamacos, ustedes ya se alejaron de la carretera, tomaron otro camino, pero no se preocupen ahorita yo los guio que más o menos voy por ese rumbo. Esperaron a que el hombre terminara y se siguieron todos para la carretera, así se fueron platicando con aquel viejo que resulto muy parlanchín. Un hombre de unos cincuenta años más o menos, ya canoso, con su sombrero blanco, el rostro arrugado, la piel morena oscura y muy flaco el mendigo. Pero por más que caminaban no llegaban a la carretera y el sol ya tiraba sus últimos rayos y nada que se veía el fin del camino, disque se habían alejado mucho y por eso tenían que caminar mas. Hasta que al fin a lo lejos lograron ver una casa con muchos hombres jugando a la baraja afuera y echándose unos tragos, al verlos los hombres les empezaron a gritar y a chiflar que se fueran a donde estaba la casa.
-No les hagan caso, son gente mala- Dijo el viejo.
-Han de ser cuatreros- Exclamo Francisco. Y se siguieron sin hacerles caso.
Ya a esas horas la oscuridad dificultaba el avance. Así iban tropezando en ese camino que cada vez se volvía mas accidentado. En eso José se acordó que traía una lámpara en su mochila, se quedo atrás mientras la buscaba y al encenderla y alumbrar, se llevo una gran y fea sorpresa, el viejo con el que llevaban largo rato caminando tenia pies y piernas al revés como el mentado “salvaje”, y lo peor era que mirando bien el paisaje, el viejo los estaba llevando hacia la montaña, donde sacrificaban a las doncellas. José tuvo ganas hasta de orinarse, pero intento aguantarse como los machos. Francisco se quedo a unos pasos cerca de José para esperarlo, pero el también se percato de los pies y piernas de aquel viejo quedando paralizado.
Agarraron valor y lo único que se les ocurrió hacer fue ponerse la camisa al revés y rezar el padre nuestro, los otros dos compañeros algo confusos por que Francisco y José se habían quedado atrás se alejaron del viejo y entre susurros entendieron lo que pasaba e imitaron las acciones de sus amigos. No dieron ni diez pasos, cuando el viejo se paró en seco, sin decir nada.
-Saben, se me olvido que iba a hacer algo, hay nos vemos- Solo dijo eso, sin voltear a verlos y se metió al espeso monte donde no había ningún camino. Los amigos corrieron como locos hasta llegar hacia la casa de los supuestos cuatreros a quienes les contaron lo que les paso.
-Miren chavos, nosotros los empezamos a llamar por que podíamos verlos bien a ustedes, pero al que iba adelante de ustedes era una vil sombra, nomas silueta. Por eso nadie se atrevió a buscarlos sino mejor llamarlos, no sabíamos con quien iban caminando pero qué bueno que se regresaron-[/FONT]
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Los hombres les dieron un aventón hacia la carretera, donde algo asustados mi padre y sus amigos continuaron su camino. Esa noche mi padre llego ya bien tarde, todavía asustado por lo acontecido, sin todavia saber que fue, le rondaban preguntas si fue el "salvaje" o un dios antiguo que en las leyendas, todavia no tiene descanso. El miedo que tenía mi padre en su rostro, jamás lo olvidaría mi madre.
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Otras historias:
La mala mujer http://ba-k.com/showthread.php?t=733696
Tentacion (la mala mujer) http://ba-k.com/showthread.php?t=739697
Proyecto Cosas sobrenaturales http://ba-k.com/showthread.php?t=963249
Lo que vio un amigo http://ba-k.com/showthread.php?t=1151327
Lo que vio un amigo (2da historia) http://www.ba-k.com/showthread.php?t=1155685
Lo que vio un amigo (3ra historia) http://www.ba-k.com/showthread.php?t=1168065
Hora de la despedida: http://ba-k.com/showthread.php?t=1179241

[FONT="]Esta historia le ocurrió a mi padre de nombre José, solo una vez me la conto y dijo que sería la única vez. Por suerte mi madre sabe bien la historia y puedo acudir con ella para que me refresque la memoria por si olvido algún detalle.
En esos tiempos mi padre hacia trabajo de campo para el instituto donde laboramos, le había tocado ir a una comunidad, cerca del municipio de Chapultenango a recopilar la mayor cantidad de leyendas e historias de terror, de esas que cuentan las personas mayores. Fue con tres compañeros para que así fuera más fácil y se dedicaron desde muy temprano a documentar todos los relatos. Desde las historias de los hombres sin cabeza y amarrados con cadenas, duendes, cuevas encantadas, nahuales, etc.[/FONT]
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---Hacia la montaña---[/FONT]
---Hacia la montaña---[/FONT]
-Contaban los más viejos y sabios de nuestro pueblo, que en tiempos antiguos, donde la tierra era por ley nuestra y cuando los españoles todavía no se atrevían a salir de sus ciudades por miedo a la espesa selva. Decían que en esos tiempos teníamos un dios muy diferente al de los cristianos, un dios que necesitaba sacrificios para saciarse y así darnos bendiciones, pero no cualquier persona podía sacrificarse, solo las doncellas mas lindas de nuestra tierra, podían ser aventadas desde la cima más alta de aquel monte-
Y señalo hacia uno de los montes que mas destacaba, mientras José admiraba el lugar, pausando por un breve lapso sus anotaciones.
-Desde allí las aventaban- Recalco con más fuerza el anciano y continúo su relato. -Preciosas vírgenes que eran preparadas por mucho tiempo con ritos, canciones y rezos antes de ser lanzadas, gran festejo y regocijo era para el pueblo uno de esos sacrificios. Pero al final el español vino, hizo a un lado todo lo nuestro e impuso todo lo suyo, lo único que queda de aquellos tiempos, son estas historias que te estoy contando. Decían los más viejos, especialmente los que vivieron esos cambios que nuestro dios vaga perdido, buscando cualquier cosa que pueda sacrificar, para así mantenerse vivo- Así concluyo su ultima historia Don Gregorio a aquel joven y con esto despidió al muchacho deseándole mucha suerte.
Para cuando los amigos se reunieron era ya algo tarde, dentro de unas horas se ocultaría el sol, así que apresuraron el paso. Se alejaron de la comunidad y entraron a camino real para cortar vereda, así llegarían antes a carretera y de allí pedirían un aventón o de mala suerte se lo echarían todo caminando hasta el pueblo. Avanzaron por un buen rato, pasando de largo una colonia que disque era la última que se veía antes de salir a carretera, pero lo único que encontraron fueron varias curvas y un rio que por supuesto ninguno recordaba haber pasado.
-Oye Nicolás, no será que agarramos otro camino- Dijo José.
-No, no creo, ¿Verdad Rogelio que íbamos por buen rumbo?-
-Si claro, yo no vi mas vereda, era pasando el tendejón, ese de color blanco y siguiéndose derecho ya no por el puro camino real sino por la senda más grande-
-Oigan-Dijo Francisco zangoloteando a Rogelio-Allá hay un señor en el rio, mejor le preguntemos a él-
Todos asintieron y le preguntaron a aquel viejo campesino que se encontraba dentro del rio, con el pantalón arremangado, al parecer lavándose los pies.
-No chamacos, ustedes ya se alejaron de la carretera, tomaron otro camino, pero no se preocupen ahorita yo los guio que más o menos voy por ese rumbo. Esperaron a que el hombre terminara y se siguieron todos para la carretera, así se fueron platicando con aquel viejo que resulto muy parlanchín. Un hombre de unos cincuenta años más o menos, ya canoso, con su sombrero blanco, el rostro arrugado, la piel morena oscura y muy flaco el mendigo. Pero por más que caminaban no llegaban a la carretera y el sol ya tiraba sus últimos rayos y nada que se veía el fin del camino, disque se habían alejado mucho y por eso tenían que caminar mas. Hasta que al fin a lo lejos lograron ver una casa con muchos hombres jugando a la baraja afuera y echándose unos tragos, al verlos los hombres les empezaron a gritar y a chiflar que se fueran a donde estaba la casa.
-No les hagan caso, son gente mala- Dijo el viejo.
-Han de ser cuatreros- Exclamo Francisco. Y se siguieron sin hacerles caso.
Ya a esas horas la oscuridad dificultaba el avance. Así iban tropezando en ese camino que cada vez se volvía mas accidentado. En eso José se acordó que traía una lámpara en su mochila, se quedo atrás mientras la buscaba y al encenderla y alumbrar, se llevo una gran y fea sorpresa, el viejo con el que llevaban largo rato caminando tenia pies y piernas al revés como el mentado “salvaje”, y lo peor era que mirando bien el paisaje, el viejo los estaba llevando hacia la montaña, donde sacrificaban a las doncellas. José tuvo ganas hasta de orinarse, pero intento aguantarse como los machos. Francisco se quedo a unos pasos cerca de José para esperarlo, pero el también se percato de los pies y piernas de aquel viejo quedando paralizado.
Agarraron valor y lo único que se les ocurrió hacer fue ponerse la camisa al revés y rezar el padre nuestro, los otros dos compañeros algo confusos por que Francisco y José se habían quedado atrás se alejaron del viejo y entre susurros entendieron lo que pasaba e imitaron las acciones de sus amigos. No dieron ni diez pasos, cuando el viejo se paró en seco, sin decir nada.
-Saben, se me olvido que iba a hacer algo, hay nos vemos- Solo dijo eso, sin voltear a verlos y se metió al espeso monte donde no había ningún camino. Los amigos corrieron como locos hasta llegar hacia la casa de los supuestos cuatreros a quienes les contaron lo que les paso.
-Miren chavos, nosotros los empezamos a llamar por que podíamos verlos bien a ustedes, pero al que iba adelante de ustedes era una vil sombra, nomas silueta. Por eso nadie se atrevió a buscarlos sino mejor llamarlos, no sabíamos con quien iban caminando pero qué bueno que se regresaron-[/FONT]
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Los hombres les dieron un aventón hacia la carretera, donde algo asustados mi padre y sus amigos continuaron su camino. Esa noche mi padre llego ya bien tarde, todavía asustado por lo acontecido, sin todavia saber que fue, le rondaban preguntas si fue el "salvaje" o un dios antiguo que en las leyendas, todavia no tiene descanso. El miedo que tenía mi padre en su rostro, jamás lo olvidaría mi madre.
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Otras historias:
La mala mujer http://ba-k.com/showthread.php?t=733696
Tentacion (la mala mujer) http://ba-k.com/showthread.php?t=739697
Proyecto Cosas sobrenaturales http://ba-k.com/showthread.php?t=963249
Lo que vio un amigo http://ba-k.com/showthread.php?t=1151327
Lo que vio un amigo (2da historia) http://www.ba-k.com/showthread.php?t=1155685
Lo que vio un amigo (3ra historia) http://www.ba-k.com/showthread.php?t=1168065
Hora de la despedida: http://ba-k.com/showthread.php?t=1179241