iori inn
Bovino Milenario
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- 28 Mar 2008
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Bueno pues ahora vengo a postearles un tema muy interesante para mi, me puse a investigar un poco sobre esto y me sorprendio bastante ahi para al que le interese lo lea xD espero les sirva de algo saludos
El francotirador es el hombre más temido en el campo de batalla, él solo puede detener a varios cientos de hombres, matando a sus oficiales, destruyendo sus radios y sobre todo generando miedo. El terror a la muerte invisible que genera un francotirador preciso y experto en camuflaje paraliza a los soldados normales, incapaces de defenderse de lo que no pueden ver. Precisión, maestría en el camuflaje y ante todo paciencia, son los secretos de un buen francotirador.
El surgimiento de los francotiradores es casi tan antiguo como el nacimiento de las armas de fuego. Ya en los ejércitos de los siglos XVI y XVII había hombres con un “don” especial para la precisión, hombres que eran capaces de acertar, con sus rudimentarios arcabuces y posteriormente con los más evolucionados mosquetes, a blancos a distancias imposibles para el resto de los soldados.Pero es en los siglos XVIII y XIX, con la evolución de las armas y municiones, cuando surgirán compañías de francotiradores organizadas dentro de los ejércitos. Primero aparecerán, en las “Guerras Napoleónicas”, compañías de tiradores, que, armados con fusiles, tenían la misión de adelantarse al resto de las tropas para desgastar a los enemigos con sus certeros disparos. Posteriormente, durante la “Guerra de Secesión”, los ejércitos federales crearon compañías de francotiradores armados con precisos fusiles para enfrentarse a los mortíferos tiradores sureños, soldados acostumbrados a cazar desde niños con sus rifles y que tenían una temible precisión. Las compañías de francotiradores federales se nutrían de tiradores que seleccionaban mediante concursos de tiro y se caracterizaban por actuar libremente, al margen del resto del ejército y por vestir un uniforme verde que les ayudaba a camuflarse, en vez del característico color azul oscuro del ejército federal.
Pero el verdadero nacimiento de los francotiradores hay que enmarcarlo con el surgimiento de la “Primera Guerra Mundial” (1914-18)”. La guerra de trincheras fue la característica de esta contienda mundial y permitió el auge de los francotiradores, ya que este tipo de contienda, caracterizada por numerosas tropas inmóviles atrincheradas a pocos metros unas de otras, favorecía que existiesen numerosos blancos al alcance de los fusiles.
Los primeros que empezaron a usar fusiles con visor adosado fueron los alemanes, que adaptaron el fusil “Gewehr 98” para usar una variante con visor, aunque posteriormente los aliados usaron también fusiles con visor, principalmente de marcas comerciales y fusiles de caza especialmente adaptados.
Si el nacimiento de los francotiradores modernos hay que buscarlo en la “Primera Guerra Mundial”, su desarrollo y madurez hay que situarlo en la “Segunda Guerra Mundial” (1939-45), durante la cual aparecieron números francotiradores o “snipers”, que cobraron eterna fama a lo largo de la contienda. Una vez más, fueron los alemanes los que empezaron a destacar como expertos francotiradores, gracias a la larga tradición de ejercitar a muchos de sus jóvenes en la caza y el tiro deportivo desde la niñez y a los esfuerzos del régimen nazi en militarizar a su juventud con la creación de las “Juventudes Hitlerianas”. Los alemanes crearon incluso una medalla, ”la Insignia del Águila”, con distintivos de honor para los francotiradores que abatieran a 20, 40 ó 60 enemigos, una insignia para destacar y premiar a los más certeros. No solo el entrenamiento mejoró, las experiencias de la anterior contienda mundial fueron aprovechadas por todos los bandos para mejorar las tácticas de combate, técnicas de camuflaje y equipamiento de los francotiradores alemanes o “Scharfschützen”. Los alemanes disponían de una veintena de estos “Scharfschützen” en cada batallón y siempre actuaban en parejas de tirador y observador.
Aprendiendo el camuflaje de sus enemigos soviéticos, los francotiradores alemanes llegaron a alcanzar una gran perfección que los sitúa entre los más eficaces de la contienda, como comprobaron los aliados tras su desembarco en Francia y su avance hacia Alemania, siendo retardados numerosas veces por francotiradores alemanes, expertos en abatir oficiales aliados. Entre tantos tiradores alemanes selectos hay que destacar las figuras de los grandes francotiradores Mattheus Hetzenauer, que combatiendo en el frente oriental desde 1943 hasta 1945 logró causar 345 muertes confirmadas, y Sepp Allerberger, con 257 muertes en su haber.
También son de destacar las cifras que obtuvieron varios de los francotiradores finlandeses, maestros del camuflaje invernal y la precisión frente a los soviéticos, como las del mayor Simo Häyhä que usando un fusil soviético “Mosin-Nagant” modelo 28, eliminó a 542 soldados enemigos en tan solo 4 meses de guerra. También destaca Sulo Kolkka, que mató a unos 400 soldados rusos con su fusil.
El actual récord del mundo del disparo más largo con muerte confirmada data del mes de noviembre del año 2009, cuando el Cabo Primero de Caballería del Ejército de Tierra de Reino Unido Craig Harrison logra alcanzar su blanco a una distancia de 2.475 metros. El récord anterior lo ostentaba el Cabo de Infantería Ligera del Ejército de Tierra de Canadá Rob Furlong, con una distancia de 2.430 metros a la que había alcanzado su blanco en marzo de 2002 con su fusil McMillan TAC-50 en calibre .50 BMG (12’70 x 99 mm. OTAN) durante la Operación Anaconda en el valle Shah-i-Kot en Afganistán.
Cabo Primero de Caballería del Ejército de Tierra de Reino Unido Craig Harrison
Aquel día el Cabo Primero Harrison formaba parte de una patrulla de cuatro vehículos blindados Jackal que escoltaban a un grupo de soldados a pie del Ejército Nacional de Afganistán al Sur de la localidad afgana de Musa Qala, en la provincia Helmand, cuando fueron emboscados por los talibán. La patrulla afgana estaba recibiendo el fuego de armas portátiles. El comandante de la patrulla británica, el Capitán Andrew Jelinek, se dirigió a vanguardia con su vehículo Jackal para apoyar a los afganos pero el vehículo se quedó apifonado en un prado y empezó a recibir fuego enemigo, mientras el resto de vehículos permanecían al otro lado del collado. Harrison divisó desde su posición cómo dos insurgentes, uno con un turbante negro y otro con un turbante verde, corrían por el patio de una casa con una ametralladora PKM, la asentaban y empezaban a batir por el fuego el vehículo de su capitán. Las condiciones era perfectas, no había viento, la temperatura era suave y la visibilidad muy buena.
Harrison tomó su fusil L115A3, apoyó el bípode sobre un muro y apuntó al tirador de la ametralladora mientras el conductor de su vehículo, el soldado Cliff O’Farrel, hacía de observador para él, proporcionándole toda la información necesaria para corregir el tiro. Antes de batir su blanco realizó un total de 9 disparos para averiguar el alcance correcto, tras lo cual disparó por primera vez al tirador de la ametralladora, alcanzándole en el estómago y cayendo al suelo para morir. Acto seguido, el otro talibán tomó el relevo de su compañero, siendo alcanzado en el costado por el segundo disparo de Harrison, quedando también fuera de combate. Además, en un tercer disparo, Harrison alcanzó la ametralladora con la intención de inutilizarla, sin haberse constatado en qué estado pudo quedar el arma.
Los hechos no tendrían la consideración de hazaña si no fuera por el larguísimo alcance de los disparos que constituye el actual récord de 2.475 metros. Pero lo más impresionante es que este alcance está alejado más de 1.000 metros del alcance máximo eficaz del arma utilizada, un fusil de la prestigiosa marca Accuracy International, modelo L115A3, del poderoso calibre .338 Lapua Magnum (8’6 x 70 mm.). Para poder alcanzar su blanco a tal distancia Harrison tuvo que apuntar más de 180 cm. por encima del blanco y más de 50 cm. a la izquierda.
Fusil Accuracy International L115A3
Las dudas eran infundadas, ya que la hazaña era real y estaba documentada. No obstante, un grupo de tres tiradores (Nick, John y Louis) de Desert Tactical Arms llevaron a cabo una pruebas tratando de reproducir las condiciones de la gesta de Harrison para comprobar si un disparo tan largo era posible. Para ello utilizaron fusiles Stealth Recon Scout (SRS) de la marca Desert Tactical Arms en calibre .338 Lapua Magnum y constataron que tal disparo SI era posible, tal y como se puede ver en el vídeo siguiente.
[video]www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=8nlTU8_iK7o[/video]
El francotirador es el hombre más temido en el campo de batalla, él solo puede detener a varios cientos de hombres, matando a sus oficiales, destruyendo sus radios y sobre todo generando miedo. El terror a la muerte invisible que genera un francotirador preciso y experto en camuflaje paraliza a los soldados normales, incapaces de defenderse de lo que no pueden ver. Precisión, maestría en el camuflaje y ante todo paciencia, son los secretos de un buen francotirador.
El surgimiento de los francotiradores es casi tan antiguo como el nacimiento de las armas de fuego. Ya en los ejércitos de los siglos XVI y XVII había hombres con un “don” especial para la precisión, hombres que eran capaces de acertar, con sus rudimentarios arcabuces y posteriormente con los más evolucionados mosquetes, a blancos a distancias imposibles para el resto de los soldados.Pero es en los siglos XVIII y XIX, con la evolución de las armas y municiones, cuando surgirán compañías de francotiradores organizadas dentro de los ejércitos. Primero aparecerán, en las “Guerras Napoleónicas”, compañías de tiradores, que, armados con fusiles, tenían la misión de adelantarse al resto de las tropas para desgastar a los enemigos con sus certeros disparos. Posteriormente, durante la “Guerra de Secesión”, los ejércitos federales crearon compañías de francotiradores armados con precisos fusiles para enfrentarse a los mortíferos tiradores sureños, soldados acostumbrados a cazar desde niños con sus rifles y que tenían una temible precisión. Las compañías de francotiradores federales se nutrían de tiradores que seleccionaban mediante concursos de tiro y se caracterizaban por actuar libremente, al margen del resto del ejército y por vestir un uniforme verde que les ayudaba a camuflarse, en vez del característico color azul oscuro del ejército federal.
Pero el verdadero nacimiento de los francotiradores hay que enmarcarlo con el surgimiento de la “Primera Guerra Mundial” (1914-18)”. La guerra de trincheras fue la característica de esta contienda mundial y permitió el auge de los francotiradores, ya que este tipo de contienda, caracterizada por numerosas tropas inmóviles atrincheradas a pocos metros unas de otras, favorecía que existiesen numerosos blancos al alcance de los fusiles.
Los primeros que empezaron a usar fusiles con visor adosado fueron los alemanes, que adaptaron el fusil “Gewehr 98” para usar una variante con visor, aunque posteriormente los aliados usaron también fusiles con visor, principalmente de marcas comerciales y fusiles de caza especialmente adaptados.
Si el nacimiento de los francotiradores modernos hay que buscarlo en la “Primera Guerra Mundial”, su desarrollo y madurez hay que situarlo en la “Segunda Guerra Mundial” (1939-45), durante la cual aparecieron números francotiradores o “snipers”, que cobraron eterna fama a lo largo de la contienda. Una vez más, fueron los alemanes los que empezaron a destacar como expertos francotiradores, gracias a la larga tradición de ejercitar a muchos de sus jóvenes en la caza y el tiro deportivo desde la niñez y a los esfuerzos del régimen nazi en militarizar a su juventud con la creación de las “Juventudes Hitlerianas”. Los alemanes crearon incluso una medalla, ”la Insignia del Águila”, con distintivos de honor para los francotiradores que abatieran a 20, 40 ó 60 enemigos, una insignia para destacar y premiar a los más certeros. No solo el entrenamiento mejoró, las experiencias de la anterior contienda mundial fueron aprovechadas por todos los bandos para mejorar las tácticas de combate, técnicas de camuflaje y equipamiento de los francotiradores alemanes o “Scharfschützen”. Los alemanes disponían de una veintena de estos “Scharfschützen” en cada batallón y siempre actuaban en parejas de tirador y observador.
Aprendiendo el camuflaje de sus enemigos soviéticos, los francotiradores alemanes llegaron a alcanzar una gran perfección que los sitúa entre los más eficaces de la contienda, como comprobaron los aliados tras su desembarco en Francia y su avance hacia Alemania, siendo retardados numerosas veces por francotiradores alemanes, expertos en abatir oficiales aliados. Entre tantos tiradores alemanes selectos hay que destacar las figuras de los grandes francotiradores Mattheus Hetzenauer, que combatiendo en el frente oriental desde 1943 hasta 1945 logró causar 345 muertes confirmadas, y Sepp Allerberger, con 257 muertes en su haber.
También son de destacar las cifras que obtuvieron varios de los francotiradores finlandeses, maestros del camuflaje invernal y la precisión frente a los soviéticos, como las del mayor Simo Häyhä que usando un fusil soviético “Mosin-Nagant” modelo 28, eliminó a 542 soldados enemigos en tan solo 4 meses de guerra. También destaca Sulo Kolkka, que mató a unos 400 soldados rusos con su fusil.
El actual récord del mundo del disparo más largo con muerte confirmada data del mes de noviembre del año 2009, cuando el Cabo Primero de Caballería del Ejército de Tierra de Reino Unido Craig Harrison logra alcanzar su blanco a una distancia de 2.475 metros. El récord anterior lo ostentaba el Cabo de Infantería Ligera del Ejército de Tierra de Canadá Rob Furlong, con una distancia de 2.430 metros a la que había alcanzado su blanco en marzo de 2002 con su fusil McMillan TAC-50 en calibre .50 BMG (12’70 x 99 mm. OTAN) durante la Operación Anaconda en el valle Shah-i-Kot en Afganistán.
Cabo Primero de Caballería del Ejército de Tierra de Reino Unido Craig Harrison
Aquel día el Cabo Primero Harrison formaba parte de una patrulla de cuatro vehículos blindados Jackal que escoltaban a un grupo de soldados a pie del Ejército Nacional de Afganistán al Sur de la localidad afgana de Musa Qala, en la provincia Helmand, cuando fueron emboscados por los talibán. La patrulla afgana estaba recibiendo el fuego de armas portátiles. El comandante de la patrulla británica, el Capitán Andrew Jelinek, se dirigió a vanguardia con su vehículo Jackal para apoyar a los afganos pero el vehículo se quedó apifonado en un prado y empezó a recibir fuego enemigo, mientras el resto de vehículos permanecían al otro lado del collado. Harrison divisó desde su posición cómo dos insurgentes, uno con un turbante negro y otro con un turbante verde, corrían por el patio de una casa con una ametralladora PKM, la asentaban y empezaban a batir por el fuego el vehículo de su capitán. Las condiciones era perfectas, no había viento, la temperatura era suave y la visibilidad muy buena.
Harrison tomó su fusil L115A3, apoyó el bípode sobre un muro y apuntó al tirador de la ametralladora mientras el conductor de su vehículo, el soldado Cliff O’Farrel, hacía de observador para él, proporcionándole toda la información necesaria para corregir el tiro. Antes de batir su blanco realizó un total de 9 disparos para averiguar el alcance correcto, tras lo cual disparó por primera vez al tirador de la ametralladora, alcanzándole en el estómago y cayendo al suelo para morir. Acto seguido, el otro talibán tomó el relevo de su compañero, siendo alcanzado en el costado por el segundo disparo de Harrison, quedando también fuera de combate. Además, en un tercer disparo, Harrison alcanzó la ametralladora con la intención de inutilizarla, sin haberse constatado en qué estado pudo quedar el arma.
Los hechos no tendrían la consideración de hazaña si no fuera por el larguísimo alcance de los disparos que constituye el actual récord de 2.475 metros. Pero lo más impresionante es que este alcance está alejado más de 1.000 metros del alcance máximo eficaz del arma utilizada, un fusil de la prestigiosa marca Accuracy International, modelo L115A3, del poderoso calibre .338 Lapua Magnum (8’6 x 70 mm.). Para poder alcanzar su blanco a tal distancia Harrison tuvo que apuntar más de 180 cm. por encima del blanco y más de 50 cm. a la izquierda.
Fusil Accuracy International L115A3
Las dudas eran infundadas, ya que la hazaña era real y estaba documentada. No obstante, un grupo de tres tiradores (Nick, John y Louis) de Desert Tactical Arms llevaron a cabo una pruebas tratando de reproducir las condiciones de la gesta de Harrison para comprobar si un disparo tan largo era posible. Para ello utilizaron fusiles Stealth Recon Scout (SRS) de la marca Desert Tactical Arms en calibre .338 Lapua Magnum y constataron que tal disparo SI era posible, tal y como se puede ver en el vídeo siguiente.
[video]www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=8nlTU8_iK7o[/video]