Alej17
Bovino de la familia
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Ellas dan más guerra
EDUCACIÓN: Un psicólogo señala que nunca como hoy había sido tan complicado criar niñas. La publicidad y los medios las han convertido en su objetivo y esto las ha hecho madurar antes de tiempo. No todos están de acuerdo.
Hace un par de décadas, una tarde de un grupo de niñas transcurría entre muñecas, juegos de té y pelota de letras. Pero hoy ellas tienen otros intereses. “Un plan puede ser ir a la peluquería a hacerse el ‘manicure’ o el ‘pedicure’”, dice una mamá de una pequeña de cinco años. La ropa también ha cambiado y los vestidos infantiles de colores pálidos le dieron paso a una moda más parecida a la de las mujeres adultas. Usan blusas escotadas, minifaldas, tacones y, como lo dice Norma Morales, mamá de dos hijas de 14 y 11 años, “se preocupan demasiado por su apariencia”. No solo eso. A las muñecas que tienen a la mano se les puede cambiar el color del pelo. Como si fuera poco, juegan con su propio maquillaje, esmaltes y joyas infantiles, y a ratos se entretienen con revistas sobre temas de vanidad y belleza, dirigidas a ellas.
Este fenómeno llamó la atención de Steve Biddulph, psicólogo y experto australiano que acaba de publicar el libro Raising Girls, en el que afirma que “nunca antes la población femenina había estado tan amenazada”. Hace diez años pensaba lo contrario: que los varones suponían una preocupación mayor para los padres, pero luego de escuchar a muchos de ellos se dio cuenta de que el verdadero problema estaba en la crianza de las niñas. Para él las mujeres están en mayor riesgo hoy debido a que están desmesuradamente expuestas a la publicidad y a medios de comunicación que han visto un mercado lucrativo en este grupo de edad. La mayoría de mensajes las hace perseguir desde muy pequeñas un determinado ideal de belleza.
Biddulph no solo ve con tristeza que las niñas están perdiendo el derecho a disfrutar su infancia, sino que esto podría tener graves consecuencias en la adolescencia, como depresión, alcoholismo, bulimia, anorexia, embarazos no deseados e incluso suicidios, que cada vez son más frecuentes entre menores en todo el mundo. “Qué tan ‘sexys’ son se ha vuelto una obsesión para ellas. Después de medio siglo de feminismo se supone que las mujeres deberían ser libres para elegir. Pero en realidad cada vez se sienten más inseguras”, dice el autor.
Los papás, que por lo general están fuera de casa trabajando, han sucumbido a esta avalancha porque no tienen tanto tiempo para dedicarles a sus hijos. “Uno las deja viendo televisión o con el iPad con tal de tener una hora libre”, dice una mamá que trabaja en la casa. En efecto, Biddulph afirma que estos nuevos medios son un tercer padre o madre para las pequeñas y en ocasiones ejercen más influencia que los verdaderos cuando se transmiten valores e ideas.
Lo inquietante es que la mayoría de las imágenes y mensajes que se emiten actualmente están cargados de contenido sexual y muestran a la mujer como un objeto de deseo. Esto es evidente en algunos programas de televisión, como Princesitas, un reality show de Discovery Home & Health en el que las niñas compiten para ser las más bonitas. También en películas y videoclips musicales, canciones y series animadas y en revistas de moda como Seventeen, Cosmopolitan o Vogue. Esta última, por ejemplo, fue objeto de duras críticas con su edición especial de navidad de 2010 pues en la portada aparecieron varias menores de edad vestidas en forma seductora.
Todo esto repercute en las pequeñas y afecta su autoestima. “Les dicen que deben ser ‘sexys’, delgadas, competentes, exitosas y buenas madres. En conclusión: perfectas, con estándares muy altos que difícilmente pueden alcanzar a cabalidad”, señaló a SEMANA Jim Taylor, psicólogo y profesor auxiliar de la Universidad de San Francisco, quien además dice que estas exigencias han hecho que las niñas del siglo XXI crezcan llenas de dudas. Norma Morales nota que a las niñas hoy les da temor no ser aceptadas y se tranquilizan cuando actúan como mayores.
“Son muchas las niñas que llegan a consulta porque tienen dificultades en habilidades sociales, problemas de desarrollo psicosexual o desórdenes alimenticios”, le contó a SEMANA la psicóloga infantil María Isabel Guerrero. El caso de María, una joven de 17 años, única hija de dos profesionales, representa esta problemática. “Ella va al psicólogo dos veces a la semana porque sufre un trastorno alimenticio. Lo increíble es que ella cree que no es lo suficientemente bonita aunque es una niña hermosa”, cuenta su madre.
El psiquiatra infantil Germán Casas, quien coincide con la tesis de Biddulph, explica que hoy las adolescentes tienen más problemas que los varones porque se les ha impuesto un doble rol: por un lado deben desarrollar destrezas físicas e intelectuales y ser tan competitivas e impulsivas como los niños, pero también deben ser bellas, trabajadoras y de la casa. “Uno observa que los niños, aún en la adolescencia, juegan a ser Superman mientras que las niñas desde chiquitas asumen roles de adultas, como ser mamás, modelos o reinas de belleza”, dice Casas.
Por jugar a ser grandes antes de tiempo, tienen problemas en las etapas de desarrollo psicosexual, afirma Biddulph. Esto las lleva a experimentar precozmente la sexualidad, tal y como demuestran los estudios sobre cibersexo y sexting. Para millones de jóvenes el sexo “se ha convertido en un espectáculo y deben preocuparse por lograr las mejores posiciones y compararse con sus congéneres”, dice el autor. Se estima que en Colombia las mujeres empiezan su vida sexual a los 12 o 13 años y, casi siempre, sin protección, lo que las hace vulnerables a las enfermedades de transmisión sexual.
No todos comparten la tesis de Biddulph. La escritora e investigadora inglesa Brooke Magnanti piensa que el planteamiento es válido aunque eso mismo le sucedió a mujeres nacidas después de los años setenta, que crecieron en medio del culto a la belleza, los desórdenes alimenticios y el acoso sexual. “Basta con ver a Madonna en los ochenta”, dice la autora en un artículo que escribió en The Daily Telegraph, a propósito del lanzamiento del libro de Biddulph.
Aún más, otros creen que criar niñas es más fácil porque aprenden a hablar primero, son menos impulsivas y se quedan más en la casa. “Pero esa situación hoy es distinta”, dice Casas, pues son más independientes desde temprana edad. Ese gran cambio ha hecho que los padres vean que “están expuestas a mayores peligros”, dijo a SEMANA la psicóloga de familia María Elena López.
Para Rosalind Barnett, coautora del libro The Truth About Boys and Girls: Challenging Toxic Stereotypes About Our Children, (La verdad sobre los niños y las niñas: cuestionando los estereotipos tóxicos sobre nuestros hijos), algunos autores como Biddulph han creado una guerra de géneros que favorece la crianza discriminatoria entre los géneros, lo cual aumenta aún más las diferencias entre ellos. “Es irónico que mientras la neurociencia nos dice una y otra vez que el cerebro masculino no se diferencia mucho del femenino, la cultura popular envía incesantemente el mensaje contrario”, señala Barnett.
Biddulph reconoce que en general criar hijos es un gran desafío y aunque se deben inculcar los mismos valores, insiste en que el género marca una diferencia. “Las niñas parecen ser distintas respecto a los niños en sus etapas de crecimiento y la edad en que las viven”, señala en su libro. Y para protegerlas recomienda no dejarlas tener televisión en su cuarto, controlar el acceso a internet para que no visiten páginas pornográficas y prohibir Facebook antes de los 14 años. Lo fundamental es que los papás pasen tiempo con ellas, les hablen y las escuchen. “Esa conexión puede hacer la diferencia para que aprendan a manejar las presiones que enfrentan”, concluye.
http://www.semana.com/vida-moderna/articulo/ellas-dan-mas-guerra/330712-3
Saludos

EDUCACIÓN: Un psicólogo señala que nunca como hoy había sido tan complicado criar niñas. La publicidad y los medios las han convertido en su objetivo y esto las ha hecho madurar antes de tiempo. No todos están de acuerdo.

Hace un par de décadas, una tarde de un grupo de niñas transcurría entre muñecas, juegos de té y pelota de letras. Pero hoy ellas tienen otros intereses. “Un plan puede ser ir a la peluquería a hacerse el ‘manicure’ o el ‘pedicure’”, dice una mamá de una pequeña de cinco años. La ropa también ha cambiado y los vestidos infantiles de colores pálidos le dieron paso a una moda más parecida a la de las mujeres adultas. Usan blusas escotadas, minifaldas, tacones y, como lo dice Norma Morales, mamá de dos hijas de 14 y 11 años, “se preocupan demasiado por su apariencia”. No solo eso. A las muñecas que tienen a la mano se les puede cambiar el color del pelo. Como si fuera poco, juegan con su propio maquillaje, esmaltes y joyas infantiles, y a ratos se entretienen con revistas sobre temas de vanidad y belleza, dirigidas a ellas.
Este fenómeno llamó la atención de Steve Biddulph, psicólogo y experto australiano que acaba de publicar el libro Raising Girls, en el que afirma que “nunca antes la población femenina había estado tan amenazada”. Hace diez años pensaba lo contrario: que los varones suponían una preocupación mayor para los padres, pero luego de escuchar a muchos de ellos se dio cuenta de que el verdadero problema estaba en la crianza de las niñas. Para él las mujeres están en mayor riesgo hoy debido a que están desmesuradamente expuestas a la publicidad y a medios de comunicación que han visto un mercado lucrativo en este grupo de edad. La mayoría de mensajes las hace perseguir desde muy pequeñas un determinado ideal de belleza.
Biddulph no solo ve con tristeza que las niñas están perdiendo el derecho a disfrutar su infancia, sino que esto podría tener graves consecuencias en la adolescencia, como depresión, alcoholismo, bulimia, anorexia, embarazos no deseados e incluso suicidios, que cada vez son más frecuentes entre menores en todo el mundo. “Qué tan ‘sexys’ son se ha vuelto una obsesión para ellas. Después de medio siglo de feminismo se supone que las mujeres deberían ser libres para elegir. Pero en realidad cada vez se sienten más inseguras”, dice el autor.
Los papás, que por lo general están fuera de casa trabajando, han sucumbido a esta avalancha porque no tienen tanto tiempo para dedicarles a sus hijos. “Uno las deja viendo televisión o con el iPad con tal de tener una hora libre”, dice una mamá que trabaja en la casa. En efecto, Biddulph afirma que estos nuevos medios son un tercer padre o madre para las pequeñas y en ocasiones ejercen más influencia que los verdaderos cuando se transmiten valores e ideas.
Lo inquietante es que la mayoría de las imágenes y mensajes que se emiten actualmente están cargados de contenido sexual y muestran a la mujer como un objeto de deseo. Esto es evidente en algunos programas de televisión, como Princesitas, un reality show de Discovery Home & Health en el que las niñas compiten para ser las más bonitas. También en películas y videoclips musicales, canciones y series animadas y en revistas de moda como Seventeen, Cosmopolitan o Vogue. Esta última, por ejemplo, fue objeto de duras críticas con su edición especial de navidad de 2010 pues en la portada aparecieron varias menores de edad vestidas en forma seductora.
Todo esto repercute en las pequeñas y afecta su autoestima. “Les dicen que deben ser ‘sexys’, delgadas, competentes, exitosas y buenas madres. En conclusión: perfectas, con estándares muy altos que difícilmente pueden alcanzar a cabalidad”, señaló a SEMANA Jim Taylor, psicólogo y profesor auxiliar de la Universidad de San Francisco, quien además dice que estas exigencias han hecho que las niñas del siglo XXI crezcan llenas de dudas. Norma Morales nota que a las niñas hoy les da temor no ser aceptadas y se tranquilizan cuando actúan como mayores.
“Son muchas las niñas que llegan a consulta porque tienen dificultades en habilidades sociales, problemas de desarrollo psicosexual o desórdenes alimenticios”, le contó a SEMANA la psicóloga infantil María Isabel Guerrero. El caso de María, una joven de 17 años, única hija de dos profesionales, representa esta problemática. “Ella va al psicólogo dos veces a la semana porque sufre un trastorno alimenticio. Lo increíble es que ella cree que no es lo suficientemente bonita aunque es una niña hermosa”, cuenta su madre.
El psiquiatra infantil Germán Casas, quien coincide con la tesis de Biddulph, explica que hoy las adolescentes tienen más problemas que los varones porque se les ha impuesto un doble rol: por un lado deben desarrollar destrezas físicas e intelectuales y ser tan competitivas e impulsivas como los niños, pero también deben ser bellas, trabajadoras y de la casa. “Uno observa que los niños, aún en la adolescencia, juegan a ser Superman mientras que las niñas desde chiquitas asumen roles de adultas, como ser mamás, modelos o reinas de belleza”, dice Casas.
Por jugar a ser grandes antes de tiempo, tienen problemas en las etapas de desarrollo psicosexual, afirma Biddulph. Esto las lleva a experimentar precozmente la sexualidad, tal y como demuestran los estudios sobre cibersexo y sexting. Para millones de jóvenes el sexo “se ha convertido en un espectáculo y deben preocuparse por lograr las mejores posiciones y compararse con sus congéneres”, dice el autor. Se estima que en Colombia las mujeres empiezan su vida sexual a los 12 o 13 años y, casi siempre, sin protección, lo que las hace vulnerables a las enfermedades de transmisión sexual.
No todos comparten la tesis de Biddulph. La escritora e investigadora inglesa Brooke Magnanti piensa que el planteamiento es válido aunque eso mismo le sucedió a mujeres nacidas después de los años setenta, que crecieron en medio del culto a la belleza, los desórdenes alimenticios y el acoso sexual. “Basta con ver a Madonna en los ochenta”, dice la autora en un artículo que escribió en The Daily Telegraph, a propósito del lanzamiento del libro de Biddulph.
Aún más, otros creen que criar niñas es más fácil porque aprenden a hablar primero, son menos impulsivas y se quedan más en la casa. “Pero esa situación hoy es distinta”, dice Casas, pues son más independientes desde temprana edad. Ese gran cambio ha hecho que los padres vean que “están expuestas a mayores peligros”, dijo a SEMANA la psicóloga de familia María Elena López.
Para Rosalind Barnett, coautora del libro The Truth About Boys and Girls: Challenging Toxic Stereotypes About Our Children, (La verdad sobre los niños y las niñas: cuestionando los estereotipos tóxicos sobre nuestros hijos), algunos autores como Biddulph han creado una guerra de géneros que favorece la crianza discriminatoria entre los géneros, lo cual aumenta aún más las diferencias entre ellos. “Es irónico que mientras la neurociencia nos dice una y otra vez que el cerebro masculino no se diferencia mucho del femenino, la cultura popular envía incesantemente el mensaje contrario”, señala Barnett.
Biddulph reconoce que en general criar hijos es un gran desafío y aunque se deben inculcar los mismos valores, insiste en que el género marca una diferencia. “Las niñas parecen ser distintas respecto a los niños en sus etapas de crecimiento y la edad en que las viven”, señala en su libro. Y para protegerlas recomienda no dejarlas tener televisión en su cuarto, controlar el acceso a internet para que no visiten páginas pornográficas y prohibir Facebook antes de los 14 años. Lo fundamental es que los papás pasen tiempo con ellas, les hablen y las escuchen. “Esa conexión puede hacer la diferencia para que aprendan a manejar las presiones que enfrentan”, concluye.
http://www.semana.com/vida-moderna/articulo/ellas-dan-mas-guerra/330712-3
Saludos
