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- #1
DE nuevo trayendoles otra leyenda, anecdota o cuento de mi OAxaca lindo...
Saludos...
Se cuenta que hace muchos años, en un poblado de Miahuatlán existió un hombre que había tenido varios encuentros paranormales y a esto se debía que tenía una rara enfermedad en los huesos, por lo que se la pasaba viajando de pueblo en pueblo ,buscando a alguien quien le pudiera dar solución a su problema. Una noche cansado de caminar, se quedó dormido bajo un árbol, con solo una cobija vieja y un morral de almohada encima de la roca para hacerla más cómoda, de pronto su sueño fue interrumpido por un silbido, al no ver nada, volvió a conciliar el sueño, pero no tardó en ver que ese silbido volvió a aparecer junto con un hueso flotante que parecía de un animal grande, este hueso volaba de un lugar a otro por encima de su cabeza, pero la noche y la oscuridad impedía que saliera corriendo despavorido sin rumbo, indefenso y ante tal aparición lo único que pudo hacer es recitar plegarias hasta que desapareció.
En la mañana cuando el sol alumbró; se dio cuenta que había dormido encima de varios huesos incrustados en la tierra y que su roca-almohada era un cráneo humano, el contaba que esas apariciones se daban cuando las personas morían y no se les daba una sepultura adecuada. Cansado de buscar la medicina para su mal regresó a su pueblo con su familia, pero la enfermedad no lo dejaba trabajar por lo que no tenía dinero para comer bien, pero eso sí, nunca le faltaban sus frijolitos y su sal, que por cierto cargaba a todos lados. Los vecinos viendo que este era un buen hombre le regalaron un chivito pequeño.
El hombre llevaba aquel animal a pastar al lado del río, mientras él comía sus tortillas con sal, pero como era de esperarse aquel animal inquieto se le perdió de su vista; y cuando se dio cuenta empezó a buscarlo desesperadamente por todo el lugar, se puso triste al no encontrarlo, ya que el pensaba engordarlo y venderlo o de últimas comerlo. Con sus ilusiones rotas empezó a caminar rumbo a su casa, cuando de pronto…! Si ahí estaba, Se escuchaba a lo lejos, siguió el sonido y llegó a una cueva, cuando estaba apunto de entrar, un hombre de tez morena y muy grande, pero bien vestido se le apareció y le dijo:
-Hombre retírate ahora mismo de este lugar o enfrenta las consecuencias
-No puedo retirarme, mi chivo, mi único alimento está dentro de esa cueva, solo déjame ir por él prometo no molestar.
-Estúpido, te di la oportunidad de que te fueras y solo piensas en ese chivo. Todo lo que entra en mi territorio es mío, y ahora tú también lo eres.
Cuenta que en el momento llegaron por él otros hombres pero esta vez montados a caballo y vestidos de charro, lo raro fue que al llegar al pie de un cerro, este se abrió en dos, dejándose ver una ciudad entera, con hombres trabajando a marchas forzadas, como esclavos de aquellos seres. Uno de los demonios se dio cuenta del mal en los huesos del hombre, y lo obligó a beber un líquido color negro, con el cual se sintió de inmediato sano, por lo que pudo trabajar todo el día sin molestias. No podía creerlo estaba asustado y maravillado, pronto llegó la hora de comer por lo cual una especie de hombre deforme les sirvió para comer, algo, como un revoltijo de cosas, donde el llego a ver un dedo flotando a lo cuál le dio mucho asco.
-Yo no puedo comer eso, es carne humana, no sé como los demás pueden comer eso.
De pronto se acordó de que traía sal y tortillas en su morral, y decidió sacarlos. Cuando le iba a dar la primera mordida a su taco, se escucho un estruendo en todo el lugar, como siempre no le tomó importancia y siguió mordiendo y agregando más sal a los tacos. No pasaron ni cinco minutos cuando los hombres vestidos de charro, lo sacaron del lugar sin más explicación. Al parecer la sal había provocado todo eso, ya que hay que recordar que la sal es sagrada.
Al regresar a su casa se dio cuenta que había transcurrido un mes y no unas horas como el pensaba y lo peor ya lo creían muerto, cuentan que toda la gente fue a desenterrar su supuesta tumba y solo encontraron un tronco. Al parecer aquel hombre había estado mucho tiempo lejos de casa, lo mejor de todo es que, nuestro amigo viajero por fin sanó y esto le permitió volver a trabajar.
Saludos...
Se cuenta que hace muchos años, en un poblado de Miahuatlán existió un hombre que había tenido varios encuentros paranormales y a esto se debía que tenía una rara enfermedad en los huesos, por lo que se la pasaba viajando de pueblo en pueblo ,buscando a alguien quien le pudiera dar solución a su problema. Una noche cansado de caminar, se quedó dormido bajo un árbol, con solo una cobija vieja y un morral de almohada encima de la roca para hacerla más cómoda, de pronto su sueño fue interrumpido por un silbido, al no ver nada, volvió a conciliar el sueño, pero no tardó en ver que ese silbido volvió a aparecer junto con un hueso flotante que parecía de un animal grande, este hueso volaba de un lugar a otro por encima de su cabeza, pero la noche y la oscuridad impedía que saliera corriendo despavorido sin rumbo, indefenso y ante tal aparición lo único que pudo hacer es recitar plegarias hasta que desapareció.
En la mañana cuando el sol alumbró; se dio cuenta que había dormido encima de varios huesos incrustados en la tierra y que su roca-almohada era un cráneo humano, el contaba que esas apariciones se daban cuando las personas morían y no se les daba una sepultura adecuada. Cansado de buscar la medicina para su mal regresó a su pueblo con su familia, pero la enfermedad no lo dejaba trabajar por lo que no tenía dinero para comer bien, pero eso sí, nunca le faltaban sus frijolitos y su sal, que por cierto cargaba a todos lados. Los vecinos viendo que este era un buen hombre le regalaron un chivito pequeño.
El hombre llevaba aquel animal a pastar al lado del río, mientras él comía sus tortillas con sal, pero como era de esperarse aquel animal inquieto se le perdió de su vista; y cuando se dio cuenta empezó a buscarlo desesperadamente por todo el lugar, se puso triste al no encontrarlo, ya que el pensaba engordarlo y venderlo o de últimas comerlo. Con sus ilusiones rotas empezó a caminar rumbo a su casa, cuando de pronto…! Si ahí estaba, Se escuchaba a lo lejos, siguió el sonido y llegó a una cueva, cuando estaba apunto de entrar, un hombre de tez morena y muy grande, pero bien vestido se le apareció y le dijo:
-Hombre retírate ahora mismo de este lugar o enfrenta las consecuencias
-No puedo retirarme, mi chivo, mi único alimento está dentro de esa cueva, solo déjame ir por él prometo no molestar.
-Estúpido, te di la oportunidad de que te fueras y solo piensas en ese chivo. Todo lo que entra en mi territorio es mío, y ahora tú también lo eres.
Cuenta que en el momento llegaron por él otros hombres pero esta vez montados a caballo y vestidos de charro, lo raro fue que al llegar al pie de un cerro, este se abrió en dos, dejándose ver una ciudad entera, con hombres trabajando a marchas forzadas, como esclavos de aquellos seres. Uno de los demonios se dio cuenta del mal en los huesos del hombre, y lo obligó a beber un líquido color negro, con el cual se sintió de inmediato sano, por lo que pudo trabajar todo el día sin molestias. No podía creerlo estaba asustado y maravillado, pronto llegó la hora de comer por lo cual una especie de hombre deforme les sirvió para comer, algo, como un revoltijo de cosas, donde el llego a ver un dedo flotando a lo cuál le dio mucho asco.
-Yo no puedo comer eso, es carne humana, no sé como los demás pueden comer eso.
De pronto se acordó de que traía sal y tortillas en su morral, y decidió sacarlos. Cuando le iba a dar la primera mordida a su taco, se escucho un estruendo en todo el lugar, como siempre no le tomó importancia y siguió mordiendo y agregando más sal a los tacos. No pasaron ni cinco minutos cuando los hombres vestidos de charro, lo sacaron del lugar sin más explicación. Al parecer la sal había provocado todo eso, ya que hay que recordar que la sal es sagrada.
Al regresar a su casa se dio cuenta que había transcurrido un mes y no unas horas como el pensaba y lo peor ya lo creían muerto, cuentan que toda la gente fue a desenterrar su supuesta tumba y solo encontraron un tronco. Al parecer aquel hombre había estado mucho tiempo lejos de casa, lo mejor de todo es que, nuestro amigo viajero por fin sanó y esto le permitió volver a trabajar.