jarochilandio
Bovino de la familia
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Por Miguel Ángel Castillo
Corte de Caja/Yahoo
22 Agosto, 2016
Vamos a ver. Como no tenemos suficientes problemas en el país hay que ver dónde los provocamos. Algo fácil. Algo seguro. Algo que nos garantice que no solo México sino el mundo entero voltee a vernos como los expertos en no solo descomponer cosas, sino transformarlas en algo peor. Llama a Alfredo Castillo y dile que dirigirá la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte. Eso que llaman la Conade.
Para como sucedieron las cosas, hasta parece que fue a propósito. De otra forma no se puede explicar por qué un año antes de la celebración de los Juegos Olímpicos el presidente de México, Enrique Peña Nieto, designara a Alfredo Castillo al frente del organismo que sería responsable de lo bueno o malo que sucediera en Río de Janeiro. Y por supuesto que sería esto último.
Nada bueno podía pasar si el mandamás de la política deportiva encauzada desde el gobierno federal es el mismo que con sus manitas de estómago le dio al traste a cada uno de los encargos que le han sido asignados en los últimos 6 años, convirtiéndose en uno de esos personajes que entre peor hace las cosas, más lo premian. Es de los que se caen para arriba, dirán algunos.
Ponerlo en una posición de relevancia (qué puesto podría ser de mayor trascendencia teniendo los Juegos Olímpicos encima) tomando en cuenta sus resultados que van del surrealismo al escándalo denota o una ignorancia supina desde la silla presidencial o bien una relación de favoritismo infinito hacia un político que por su comportamiento se siente protegido desde la más alta posición de la administración federal mexicana.
Para cualquiera que no esté familiarizado con México. los recientes acontecimientos en Río podrían verse desde una versión de que al deporte nacional no le fue tan bien como se hubiera deseado porque al mando de todo estuvo una persona que aparte de mostrar incapacidad sobrepasó los límites del cinismo. Pero no es así, por lo menos no del todo.
Alfredo Castillo, el titular de la Conade, tiene un historial (nada encomiable) ligado directamente al presidente de México desde que éste era gobernador del Estado de México, la entidad más poblada del país, con un creciente número de feminicidios y violencia en general. Fue justamente en una investigación judicial donde Castillo dio muestras de sus dotes de prestidigitador amateur, cuando una menor desapareció de su casa y permaneció desaparecida por bastantes días luego de ser buscada por peritos forenses, perros rastreadores y lo que se suponía un equipo profesional de policías. Entonces llegó Alfredo Castillo y la encontró muerta en donde todos ya habían buscado: envuelta entre las cobijas de la cama en la misma habitación donde hasta entrevistas se habían hecho con la madre. Todos fueron ciegos (y tontos), menos él. Y así quedó la versión oficial, una niña muerta de forma accidental al asfixiarse con las sábanas.
Tan sorprendido debe haber quedado Peña Nieto que ya como presidente lo nombró comisionado especial de seguridad para pacificar una de las zonas más atacadas por el narco: Michoacán, también conocida como Narcoland, un territorio donde los ciudadanos habían tomado las armas para defenderse de los cárteles y que al llegar Alfredo Castillo se convirtieron en criminales desde el punto de vista de la ley, de su ley, si no se sometían a sus designios que consistieron en ‘institucionalizar’ a gente armada, aún cuando muchos dijeron que varios de ellos provenían directamente del narco. Lo que siguió por supuesto fueron enfrentamientos entre esos mismos grupos de autodefensas, grupos del narco intactos y una violencia que sigue vigente. Y de ahí pasó al sabotaje del deporte y la participación de los atletas mexicanos en Brasil.
¿Por qué decimos que Peña Nieto saboteó a México en la pasada justa olímpica? No fue solo por colocar en la Conade a alguien con nula experiencia deportiva, sino porque tan escandalosa fue su presencia allá, que le robó los reflectores a todos los atletas mexicanos, aun cuando con su participación consiguieron un total de cinco medallas (tres de plata y dos de bronce) y alrededor de 21 de ellos se posicionaron entre los 8 mejores del mundo en sus respectivas disciplinas, algunos rayando el podio como el caso de Diego del Real en lanzamiento de martillo.
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Corte de Caja/Yahoo
22 Agosto, 2016

El presidente de México, Enrique Peña Nieto
Vamos a ver. Como no tenemos suficientes problemas en el país hay que ver dónde los provocamos. Algo fácil. Algo seguro. Algo que nos garantice que no solo México sino el mundo entero voltee a vernos como los expertos en no solo descomponer cosas, sino transformarlas en algo peor. Llama a Alfredo Castillo y dile que dirigirá la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte. Eso que llaman la Conade.
Para como sucedieron las cosas, hasta parece que fue a propósito. De otra forma no se puede explicar por qué un año antes de la celebración de los Juegos Olímpicos el presidente de México, Enrique Peña Nieto, designara a Alfredo Castillo al frente del organismo que sería responsable de lo bueno o malo que sucediera en Río de Janeiro. Y por supuesto que sería esto último.
Nada bueno podía pasar si el mandamás de la política deportiva encauzada desde el gobierno federal es el mismo que con sus manitas de estómago le dio al traste a cada uno de los encargos que le han sido asignados en los últimos 6 años, convirtiéndose en uno de esos personajes que entre peor hace las cosas, más lo premian. Es de los que se caen para arriba, dirán algunos.
Ponerlo en una posición de relevancia (qué puesto podría ser de mayor trascendencia teniendo los Juegos Olímpicos encima) tomando en cuenta sus resultados que van del surrealismo al escándalo denota o una ignorancia supina desde la silla presidencial o bien una relación de favoritismo infinito hacia un político que por su comportamiento se siente protegido desde la más alta posición de la administración federal mexicana.

Para cualquiera que no esté familiarizado con México. los recientes acontecimientos en Río podrían verse desde una versión de que al deporte nacional no le fue tan bien como se hubiera deseado porque al mando de todo estuvo una persona que aparte de mostrar incapacidad sobrepasó los límites del cinismo. Pero no es así, por lo menos no del todo.
Alfredo Castillo, el titular de la Conade, tiene un historial (nada encomiable) ligado directamente al presidente de México desde que éste era gobernador del Estado de México, la entidad más poblada del país, con un creciente número de feminicidios y violencia en general. Fue justamente en una investigación judicial donde Castillo dio muestras de sus dotes de prestidigitador amateur, cuando una menor desapareció de su casa y permaneció desaparecida por bastantes días luego de ser buscada por peritos forenses, perros rastreadores y lo que se suponía un equipo profesional de policías. Entonces llegó Alfredo Castillo y la encontró muerta en donde todos ya habían buscado: envuelta entre las cobijas de la cama en la misma habitación donde hasta entrevistas se habían hecho con la madre. Todos fueron ciegos (y tontos), menos él. Y así quedó la versión oficial, una niña muerta de forma accidental al asfixiarse con las sábanas.

Tan sorprendido debe haber quedado Peña Nieto que ya como presidente lo nombró comisionado especial de seguridad para pacificar una de las zonas más atacadas por el narco: Michoacán, también conocida como Narcoland, un territorio donde los ciudadanos habían tomado las armas para defenderse de los cárteles y que al llegar Alfredo Castillo se convirtieron en criminales desde el punto de vista de la ley, de su ley, si no se sometían a sus designios que consistieron en ‘institucionalizar’ a gente armada, aún cuando muchos dijeron que varios de ellos provenían directamente del narco. Lo que siguió por supuesto fueron enfrentamientos entre esos mismos grupos de autodefensas, grupos del narco intactos y una violencia que sigue vigente. Y de ahí pasó al sabotaje del deporte y la participación de los atletas mexicanos en Brasil.

¿Por qué decimos que Peña Nieto saboteó a México en la pasada justa olímpica? No fue solo por colocar en la Conade a alguien con nula experiencia deportiva, sino porque tan escandalosa fue su presencia allá, que le robó los reflectores a todos los atletas mexicanos, aun cuando con su participación consiguieron un total de cinco medallas (tres de plata y dos de bronce) y alrededor de 21 de ellos se posicionaron entre los 8 mejores del mundo en sus respectivas disciplinas, algunos rayando el podio como el caso de Diego del Real en lanzamiento de martillo.

Diego del Real
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