nekys
Bovino maduro
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Hola amigos bakunos este es mi primer tema y miren lo que me encontre, haber que les parece........
El sismo que devastó Haití el pasado 12 de enero no sólo dejó en la asolada población el miedo a las réplicas, sino a algo más: los espíritus devoradores de niños —una figura ampliamente arraigada en la cultura haitiana— que, temen estén acercándose a los campamentos de los damnificados en busca de presas jóvenes para llevarse.
El “loup-garou”, que significa “hombre lobo”, es similar al ser de las leyendas de otras partes del mundo, pero en el folclor haitiano se trata de una persona poseída por un espíritu y puede convertirse en una bestia, o incluso en un perro, gato, pollo o serpiente, para chupar la sangre de bebés y niños pequeños.
Los haitianos siempre han temido al “loup-garou”, pero después de que el poderoso terremoto destruyera la empobrecida capital de Puerto Príncipe hace dos semanas, causando la muerte de hasta 200 mil personas y obligando a cientos de miles de personas a dormir en campamentos o en las calles, ese miedo no ha hecho sino magnificarse.
Las versiones de niños que han desaparecido de hospitales o campos para los sobrevivientes han empeorado la situación. Algunas personas acusadas de ser “loup-garous” aparentemente han sido linchadas desde que ocurrió el sismo, incluyendo un hombre en el campo La Grotte para desplazados, situado sobre una cuesta apenas accesible con vista a Puerto Príncipe.
“Después del terremoto, el ‘loup-garou’ escapó de prisión. Él se estaba jactando de que estaba en la cárcel porque fue sorprendido comiendo niños (...) Durante la noche fue a los campamentos e intentó tomar el niño de alguien”, dijo Michaelle Casseus, residente de uno de los campos, al explicar por qué fue linchado un hombre ahí.
Naciones Unidas, a través de UNICEF, ha advertido de las sospechas de que niños que no han sido reclamados están siendo secuestrados, aunque no precisamente para ser devorados, sino probablemente para ser traficados a otros países. El gobierno haitiano suspendió temporalmente las adopciones.
En otro campamento, los residentes describieron una golpiza casi letal a un hombre luego de que supuestamente intentara secuestrar a un bebé por la noche.
Se han creado patrullas nocturnas para evitar el asedio de los espíritus, que también son llamados “lougarou” en francés criollo. “El ‘loup-garou’ se está beneficiando del sismo para devorar niños”, dijo Milot Bazelais, un empleado civil que quedó sin hogar luego del temblor y que también trabaja para un grupo de caridad que ayuda a albergar menores.
Afirmó que había escuchado que una patrulla había matado a un espíritu antes de que tuviera tiempo de cambiar de forma.
La mayoría de los 9 millones de habitantes de Haití son católico-romanos, pero muchos también practican el vudú, una religión con raíces africanas.
La creencia en los “loup-garou” cruza todas las identidades culturales y está adherida con mayor firmeza a los grupos que tienen menos recursos, una mayoría en la nación más empobrecida del hemisferio occidental.
El sismo que devastó Haití el pasado 12 de enero no sólo dejó en la asolada población el miedo a las réplicas, sino a algo más: los espíritus devoradores de niños —una figura ampliamente arraigada en la cultura haitiana— que, temen estén acercándose a los campamentos de los damnificados en busca de presas jóvenes para llevarse.
El “loup-garou”, que significa “hombre lobo”, es similar al ser de las leyendas de otras partes del mundo, pero en el folclor haitiano se trata de una persona poseída por un espíritu y puede convertirse en una bestia, o incluso en un perro, gato, pollo o serpiente, para chupar la sangre de bebés y niños pequeños.
Los haitianos siempre han temido al “loup-garou”, pero después de que el poderoso terremoto destruyera la empobrecida capital de Puerto Príncipe hace dos semanas, causando la muerte de hasta 200 mil personas y obligando a cientos de miles de personas a dormir en campamentos o en las calles, ese miedo no ha hecho sino magnificarse.
Las versiones de niños que han desaparecido de hospitales o campos para los sobrevivientes han empeorado la situación. Algunas personas acusadas de ser “loup-garous” aparentemente han sido linchadas desde que ocurrió el sismo, incluyendo un hombre en el campo La Grotte para desplazados, situado sobre una cuesta apenas accesible con vista a Puerto Príncipe.
“Después del terremoto, el ‘loup-garou’ escapó de prisión. Él se estaba jactando de que estaba en la cárcel porque fue sorprendido comiendo niños (...) Durante la noche fue a los campamentos e intentó tomar el niño de alguien”, dijo Michaelle Casseus, residente de uno de los campos, al explicar por qué fue linchado un hombre ahí.
Naciones Unidas, a través de UNICEF, ha advertido de las sospechas de que niños que no han sido reclamados están siendo secuestrados, aunque no precisamente para ser devorados, sino probablemente para ser traficados a otros países. El gobierno haitiano suspendió temporalmente las adopciones.
En otro campamento, los residentes describieron una golpiza casi letal a un hombre luego de que supuestamente intentara secuestrar a un bebé por la noche.
Se han creado patrullas nocturnas para evitar el asedio de los espíritus, que también son llamados “lougarou” en francés criollo. “El ‘loup-garou’ se está beneficiando del sismo para devorar niños”, dijo Milot Bazelais, un empleado civil que quedó sin hogar luego del temblor y que también trabaja para un grupo de caridad que ayuda a albergar menores.
Afirmó que había escuchado que una patrulla había matado a un espíritu antes de que tuviera tiempo de cambiar de forma.
La mayoría de los 9 millones de habitantes de Haití son católico-romanos, pero muchos también practican el vudú, una religión con raíces africanas.
La creencia en los “loup-garou” cruza todas las identidades culturales y está adherida con mayor firmeza a los grupos que tienen menos recursos, una mayoría en la nación más empobrecida del hemisferio occidental.