pa77an
Bovino maduro
- Desde
- 11 Mar 2008
- Mensajes
- 184
- Tema Autor
- #1
Les comparto esta información con ella he logrado conseguir seducir a la chica de mis sueños a base de leer, practicar , seguridad y confianza
El arte de la seducción
1.- Elige la victima correcta.
Todo depende del objetivo de tu seducción. Estudia detalladamente a tu presa, y elige sólo las que serán susceptibles a tus encantos. Las víctimas correctas son aquellas en las que puedes llenar un vacío, las que ven en ti algo exótico. A menudo están aisladas o son al menos un tanto infelices (a causa tal vez de recientes circunstancias adversas), o se les puede llevar con facilidad a ese punto, porque la persona totalmente satisfecha es casi imposible de seducir. La víctima perfecta posee alguna cualidad innata que te atrae. Las intensas emociones que esta cualidad inspira contribuirán a hacer que tus maniobras de seducción parezcan más naturales y dinámicas. La víctima perfecta da lugar a la caza perfecta.
2.- Crea una falsa sensacion de seguridad: Acercate indirectamente.
Si al principio eres demasiado directo, corres él riesgo de causar una resistencia que nunca cederá. Al comenzar, no debe haber nada seductor en tu actitud. La seducción ha de iniciarse desde un ángulo, indirectamente, para que el objetivo se percate de ti en forma gradual. Ronda la periferia de la vida de tu blanco: aproxímate a través de un tercero, o finge cultivar una relación en cierto modo neutral, pasando poco a poco de amigo a amante. Trama un encuentro "casual", como si tu blanco y tú estuvieran destinados a conocerse; nada es más seductor que una sensación de destino. Haz que él objetivo se sienta seguro, y luego ataca.
3.- Emite senales contradictorias.
Una vez que la gente percibe tu presencia, y que, incluso, se siente vagamente intrigada por ella, debes fomentar su interés antes de que lo dirija a otro. Lo obvio y llamativo puede atraer su atención al principio, pero esa atención suele ser efímera; a la larga, la ambigüedad es mucho más potente. La mayoría somos demasiado obvios; tú sé difícil de entender. Emite señales contradictorias: duras y suaves, espirituales y terrenales, astutas e inocentes. Una mezcla de cualidades sugiere profundidad, lo que fascina tanto como confunde. Un aura elusiva y enigmática hará que la gente quiera saber más, y esto la atraerá a tu círculo. Crea esa fuerza sugiriendo que hay algo contradictorio en ti.
4.- Aparenta ser un objeto de deseo: Forma triangulos.
Pocos se sienten atraídos por una persona que otros evitan o relegan; la gente se congrega en torno a los que despiertan interés. Queremos lo que otros quieren. Para atraer más a tus víctimas y provocarles el ansia de poseerte, debes crear un aura de deseabilidad: de ser requerido y cortejado por muchos. Será para ellos cuestión de vanidad volverse el objeto preferido de tu atención, conquistarte sobre una multitud de admiradores. Crea la ilusión de popularidad rodeándote de personas del sexo opuesto: amigas, examantes, pretendientes. Forma triángulos que estimulen la rivalidad y aumenten tu valor. Hazte de una fama que te preceda: si muchos han sucumbido a tus encantos, debe haber una razón.
5.- Engendra una necesidad: Provoca ansiedad y descontento.
Una persona completamente satisfecha no puede ser seducida. Tienes que infundir tensión y disonancia en la mente de tus objetivos. Suscita en ellos sensaciones de descontento, disgusto con sus circunstancias y ellos mismos: su vida carece de aventura, se han apartado de sus ideales de juventud, se han vuelto aburridos. Las sensaciones de insuficiencia que crees te brindarán la oportunidad de insinuarte, de hacer que te vean como la solución a sus problemas. Angustia y ansiedad son los precursores apropiados del placer. Aprende a inventar la necesidad que tú puedes saciar.
6.- Domina el arte de la insinuación.
Hacer que tus objetivos se sientan insatisfechos y en necesidad de tu atención es esencial; pero si eres demasiado obvio, entreverán tu intención y se pondrán a la defensiva. Sin embargo, aún no se conoce defensa contra la insinuación, el arte de sembrar ideas en la mente de los demás soltando alusiones escurridizas que echen raíces días después, hasta hacerles parecer a ellos que son ideas propias. La insinuación es el medio supremo para influir en la gente. Crea un sublenguaje —afirmaciones atrevidas seguidas por retractaciones y disculpas, comentarios ambiguos, charla banal combinada con miradas tentadoras— que entre en el inconsciente de tu blanco para transmitirle tu verdadera intención. Vuelve todo sugerente.
7.- Penetra su espíritu.
Casi todas las personas se encierran en su mundo, lo que las hace obstinadas y difíciles de convencer. El modo de sacarlas de su concha e iniciar tu seducción es penetrar su espíritu. Juega según sus reglas, gusta de lo que gustan, adáptate a su estado de ánimo. Halagarás así su arraigado narcisismo, y reducirás sus defensas. Hipnotizadas por la imagen especular que les presentas, se abrirán, y serán vulnerables a tu sutil influencia. Pronto podrás cambiar la dinámica: una vez que hayas penetrado su espíritu, puedes hacer que ellas penetren él tuyo, cuando sea demasiado tarde para dar marcha atrás. Cede a cada antojo y capricho de tus blancos, para no darles motivo de reaccionar o resistirse.
8.- Crea tentacion.
Haz caer al objetivo en tu seducción creando la tentación adecuada: un destello de los placeres por venir. Así como la serpiente tentó a Eva con la promesa del conocimiento prohibido, tú debes despertar en tus objetivos un deseo que no puedan controlar. Busca su debilidad, esa fantasía aún por conseguir, y da a entender que puedes alcanzarla. Podría ser riqueza, podría ser aventura, podrían ser placeres prohibidos y vergonzosos; la clave es que todo sea vago. Pon él premio ante sus ojos, aplazando la satisfacción, y que su mente haga el resto. El futuro parecerá pletórico de posibilidades. Estimula una curiosidad más intensa que las dudas y ansiedades que la acompañan, y ellos te seguirán.
9.- Mantenlos en suspenso: ¿Qué sigue?.
En cuanto la gente cree saber qué puede esperar de ti, tu hechizo ha terminado. Más todavía: le has cedido poder. La única manera de adelantarse al seducido y mantener esa ventaja es generar suspenso, una sorpresa calculada. La gente adora él misterio, y ésta es la clave para atraerla aún más a tu telaraña. Actúa de tal forma que no deje de preguntarse: "¿Qué tramas?". Hacer algo que los demás no esperan de ti les procurará una deliciosa sensación de espontaneidad: no podrán saber qué sigue. Tú estás siempre un paso adelante y al mando. Estremece a la víctima con un cambio súbito de dirección.
10.- Usa el diabólico poder de las palabras para sembrar confusión.
Es difícil lograr que la gente escuche; sus deseos y pensamientos la consumen, y no tiene tiempo para los tuyos. El truco para que atienda es decirle lo que quiere oír, llenarle los oídos con lo que le agrada. Ésta es la esencia del lenguaje de la seducción. Aviva las emociones de la gente con indirectas, halágala, alivia sus inseguridades, envuélvela con fantasías, dulces palabras y promesas, y no sólo te escuchará: perderá el deseo de resistírsete. Da vaguedad a tu lenguaje, para que los demás hallen en él lo que desean.
Usa la escritura para despertar fantasías y crear un retrato idealizado de ti mismo.
11.- Presta atencion a los detalles.
Las nobles palabras de amor y los gestos imponentes pueden ser sospechosos: ¿por qué te empeñas tanto en complacer? Los detalles de una seducción —los gestos sutiles, lo que haces sin pensar— suelen ser más fascinantes y reveladores. Aprende a distraer a tus victimas con miles de pequeños y ¡gratos rituales: amables regalos justo para ellas, ropa y accesorios destinados a complacerlas, actos que den realce al tiempo y atención que les dedicas. Todos sus sentidos participan en los detalles que orquestas. Crea espectáculos que las deslumbren; hipnotizadas por lo que ven, no advertirán lo que en verdad te propones. Aprende a sugerir con detalles los sentimientos y el ánimo apropiados
12.- Poetiza tu presencia.
Cuando tus objetivos están solos, suceden cosas importantes: la menor sensación de alivio de que no estés ahí, y todo habrá terminado. Familiaridad y sobreexposición son la causa de esa respuesta. Sé esquivo, entonces, para que cuando estés lejos, ansíen verte de nuevo, y sólo te asociarán con ideas gratas. Ocupa la mente de tus blancos alternando una presencia incitante con una fría distancia, momentos eufóricos con ausencias calculadas. Asóciate con imágenes y cosas poéticas, para que cuando ellos piensen en ti, empiecen a verte a través de un halo idealizado. Cuanto más figures en su mente, más te envolverán en seductoras fantasías. Nutre estas fantasías con sutiles inconsecuencias y cambios en tu conducta.
13.- Desarma con debilidad y vulnerabilidad estratégicas.
Demasiada manipulación de tu parte puede despertar sospechas. Lo mejor para cubrir tus huellas es hacer que la otra persona se sienta superior y más fuerte. Si das la impresión de ser débil, vulnerable, esclavo del otro e incapaz de controlarte, tus acciones parecerán más naturales, menos calculadas. La debilidad física —lágrimas, vergüenza, palidez— contribuirá a producir ese efecto. Para merecer más confianza, cambia honestidad por virtud: establece tu "sinceridad" confesando algún pecado; no es necesario que sea real. La sinceridad es más importante que la bondad. Hazte la víctima, y luego transforma en amor la compasión de tu objetivo.
14.- Mezcla deseo y realidad: La ilusión perfecta.
Para compensar las dificultades de la vida, la gente pasa mucho tiempo ensoñando, imaginando un futuro repleto de aventura, éxito y romance. Si puedes crear la ilusión de que, gracias a ti, ella puede cumplir sus sueños, la tendrás a tu merced. Es importante empezar despacio, ganando su confianza, y forjar gradualmente la fantasía acorde a sus anhelos. Apunta a los secretos deseos frustrados o reprimidos, para provocar emociones incontrolables y ofuscar su razón. La ilusión perfecta es la que no se aparta mucho de la realidad, sino que posee apenas un toque de irrealidad, como al soñar despierto. Lleva al seducido a un punto de confusión en que ya no pueda distinguir entre ilusión y realidad.
15.- Aisla a la victima.
Una persona aislada es débil. Al aislar lentamente a tus víctimas, las vuelves más vulnerables a tu influencia. Su aislamiento puede ser psicológico: llenando su campo de visión con la grata atención que les prestas, sacas todo lo demás de su mente. Ven y piensan sólo en ti El aislamiento también puede ser físico: aléjalas de su medio normal (amigos, familia, casa). Hazlas sentirse marginadas, en el limbo: que dejan un mundo atrás y entran a otro. Una vez apartadas de esa manera, carecen de apoyo externo, y en su confusión será fácil descarriarlas. Haz caer al seducido en tu guarida, donde nada le es familiar.
16 Muestra de lo que eres capaz.
La mayoría quiere ser seducida. Si se resiste a tus
esfuerzos, quizá se deba a que no has llegado lo bastante lejos para disipar sus dudas, sobre tus motivos, la hondura de tus sentimientos y demás. Una acción oportuna que demuestre hasta dónde estás dispuesto a llegar para conquistarla desvanecerá sus dudas. No te importe parecer ridículo o cometer un error; cualquier acto de abnegación por tus objetivos arrollará de tal manera sus emociones que no notarán nada más. Nunca exhibas desánimo por la resistencia de la gente, ni te quejes. En cambio, enfrenta el reto haciendo algo extremoso o cortés. A la inversa, alienta
a los demás a demostrar su valía volviéndote difícil de alcanzar, inasible, disputable.
17. Efectua una regresión.
La gente que ha experimentado cierto tipo de placer en él pasado, intentará repetirlo o recordarlo. Los recuerdos más arraigados y agradables suelen ser los de la temprana infancia, a menudo inconscientemente asociados con la figura paterna o materna. Haz que tus objetivos vuelvan a esos momentos infiltrándote en él triángulo edípico y poniéndolos a ellos como el niño necesitado. Ignorantes de la causa de su reacción emocional, se enamorarán de ti. O bien, también tú puedes experimentar una regresión, dejándoles a tus blancos desempeñar el papel de madres protectora, salvaguardas. En uno u otro caso, ofreces la fantasía suprema: la posibilidad de tener una relación íntima con mamá o papá, hijo o hija.
18. Fomenta las transgresiones y lo prohibido.
Siempre hay límites sociales a lo que uno puede hacer. Algunos de ellos, los tabúes más elementales, datan de hace siglos; otros son más superficiales, y simplemente definen la conducta cortés y aceptable. Hacer sentir a tus objetivos que los conduces más allá de cualquier límite es extremadamente seductor. La gente ansia explorar su lado oscuro. No todo en el amor romántico debe ser tierno y delicado; insinúa poseer una vena cruel, aun sádica. No respetes diferencias de edad, votos conyugales, lazos familiares. Una vez que el deseo de transgresión atrae a tus blancos hacia ti, les será difícil detenerse. Llévalos más lejos de lo que imaginaron; la sensación compartida de culpa y complicidad creará un poderoso vínculo.
19. Usa senuelos espirituales.
Todos Uñemos dudas e inseguridades, sobre nuestro cuerpo, autoestima, sexualidad. Si tu seducción apela exclusivamente a lo físico, atizarás esas dudas y cohibirás a tus objetivos. Líbralos en cambio de sus inseguridades dirigiendo su atención a algo sublime y espiritual: una experiencia religiosa, una eminente obra de arte, él ocultismo. Exagera tus cualidades divinas; adopta un aire de insatisfacción con las cosas materiales; habla de las estrellas, el destino, la trama oculta que te une con el objeto de tu seducción. Perdido en una bruma espiritual, él objetivo se sentirá ligero y desinhibido. Acentúa él efecto de tu seducción haciendo que su culminación sexual semeje la unión espiritual de dos almas.
20. Combina el placer y el dolor.
El error más grande en la seducción es ser demasiado comedido. Tu amabilidad quizá sea encantadora al principio, pero pronto se volverá monótona; te esmeras mucho en complacer, y pareces inseguro. En vez de agobiar a tus blancos con tu decencia, prueba infligirles algo de dolor. Atráelos con una atención concentrada, y luego cambia de dirección, pareciendo indiferente de pronto. Hazlos sentir culpables e inseguros. Instiga incluso un rompimiento, sometiéndolos a un vacío y dolor que te den margen para maniobrar; después, una reconciliación, una disculpa, él retorno a tu amabilidad de antes, hará que les tiemblen las piernas. Cuanto más bajo llegues, más alto ascenderás. Para aumentar la carga erótica, crea la excitación del temor.
21.- Dales la oportunidad de caer: El perseguidor perseguido.
Si tus objetivos se acostumbran a que seas tú el agresor, pondrán poca energía de su parte, y la tensión disminuirá. Debes despabilarlos, invertir la situación. Una vez sometidos a tu hechizo, da un paso atrás, y empezarán a seguirte. Comienza con un dejo de distanciamiento, una desaparición inesperada, la insinuación de que te aburres. Causa agitación fingiendo interesarte en otra. No seas explícito; que sólo lo sientan, y su imaginación hará el resto, creando la duda que deseas. Pronto querrán poseerte físicamente, y su compostura se evaporará. La meta es que caigan en tus brazos por iniciativa propia. Crea la ilusión de que se seduce al seductor.
22. Usa senuelos fisicos.
Los objetivos de mente activa son peligrosos: si entrevén tus manipulaciones, podrían tener súbitas dudas. Pon a descansar su mente poco a poco y despierta sus durmientes sentidos combinando una actitud no defensiva con una presencia sexual apasionada. Mientras tu aire sereno y despreocupado reduce sus inhibiciones, tus miradas, voz y modales —desbordantes de sexo y deseo— les crisparán los nervios y elevarán su temperatura. No fuerces nunca el contacto físico; en cambio, contagia de ardor a tus blancos, hazles sentir apetito carnal. Condúcelos al momento: un presente intenso en que la moral, el juicio y la preocupación por el futuro se derretirán por igual y el cuerpo sucumbirá al placer.
23.- Domina el arte de la accion audaz.
Ha llegado un momento especial tu víctima te desea sin duda alguna, pero no está dispuesta a admitirlo con franqueza, y mucho menos a consentirlo. Es hora de dejar de lado la caballerosidad, la amabilidad y la coquetería y desarrollar con una acción audaz. No des tiempo a la víctima de pensar en las consecuencias; genera conflicto, provoca tensión, para que la acción audaz sea una gran liberación. Exhibir vacilación o torpeza indicará que piensas en ti, no que estás abrumado por los encantos de la víctima. Jamás te contengas ni dejes al objetivo a medio camino, en la creencia de que eres correcto y considerado; es momento de ser seductor, no amable. Alguien debe pasar a la ofensiva, y ése eres tú.
24.- Cuidate de las secuelas.
El peligro se cuenta entre las repercusiones de una seducción satisfactoria. Una vez llegadas a un extremo, las emociones suelen oscilar en la dirección opuesta, hacia la lasitud, la desconfianza y la desilusión. Cuídate de una larga, interminable despedida; insegura, la víctima se aferrará, y los dos sufrirán. Si vas a romper, haz él sacrificio rápida y repentinamente. De ser necesario, rompe deliberadamente el encanto que has creado. Si vas a permanecer en una relación, guárdate del decaimiento del empuje, la reptante familiaridad que estropeará la fantasía. Si el juego debe continuar, se impone una segunda seducción. Jamás permitas que la otra persona deje de valorarte: sírvete de la ausencia, crea aflicción y conflicto, manten en ascuas al la seducida.
Es como una biblia para mi, he conseguido todo a base de este libro espero que les sirva tanto como me sirvio a mi les dejo el link del texto completo
http://www29.zippyshare.com/v/73989126/file.html
El arte de la seducción
1.- Elige la victima correcta.
Todo depende del objetivo de tu seducción. Estudia detalladamente a tu presa, y elige sólo las que serán susceptibles a tus encantos. Las víctimas correctas son aquellas en las que puedes llenar un vacío, las que ven en ti algo exótico. A menudo están aisladas o son al menos un tanto infelices (a causa tal vez de recientes circunstancias adversas), o se les puede llevar con facilidad a ese punto, porque la persona totalmente satisfecha es casi imposible de seducir. La víctima perfecta posee alguna cualidad innata que te atrae. Las intensas emociones que esta cualidad inspira contribuirán a hacer que tus maniobras de seducción parezcan más naturales y dinámicas. La víctima perfecta da lugar a la caza perfecta.
2.- Crea una falsa sensacion de seguridad: Acercate indirectamente.
Si al principio eres demasiado directo, corres él riesgo de causar una resistencia que nunca cederá. Al comenzar, no debe haber nada seductor en tu actitud. La seducción ha de iniciarse desde un ángulo, indirectamente, para que el objetivo se percate de ti en forma gradual. Ronda la periferia de la vida de tu blanco: aproxímate a través de un tercero, o finge cultivar una relación en cierto modo neutral, pasando poco a poco de amigo a amante. Trama un encuentro "casual", como si tu blanco y tú estuvieran destinados a conocerse; nada es más seductor que una sensación de destino. Haz que él objetivo se sienta seguro, y luego ataca.
3.- Emite senales contradictorias.
Una vez que la gente percibe tu presencia, y que, incluso, se siente vagamente intrigada por ella, debes fomentar su interés antes de que lo dirija a otro. Lo obvio y llamativo puede atraer su atención al principio, pero esa atención suele ser efímera; a la larga, la ambigüedad es mucho más potente. La mayoría somos demasiado obvios; tú sé difícil de entender. Emite señales contradictorias: duras y suaves, espirituales y terrenales, astutas e inocentes. Una mezcla de cualidades sugiere profundidad, lo que fascina tanto como confunde. Un aura elusiva y enigmática hará que la gente quiera saber más, y esto la atraerá a tu círculo. Crea esa fuerza sugiriendo que hay algo contradictorio en ti.
4.- Aparenta ser un objeto de deseo: Forma triangulos.
Pocos se sienten atraídos por una persona que otros evitan o relegan; la gente se congrega en torno a los que despiertan interés. Queremos lo que otros quieren. Para atraer más a tus víctimas y provocarles el ansia de poseerte, debes crear un aura de deseabilidad: de ser requerido y cortejado por muchos. Será para ellos cuestión de vanidad volverse el objeto preferido de tu atención, conquistarte sobre una multitud de admiradores. Crea la ilusión de popularidad rodeándote de personas del sexo opuesto: amigas, examantes, pretendientes. Forma triángulos que estimulen la rivalidad y aumenten tu valor. Hazte de una fama que te preceda: si muchos han sucumbido a tus encantos, debe haber una razón.
5.- Engendra una necesidad: Provoca ansiedad y descontento.
Una persona completamente satisfecha no puede ser seducida. Tienes que infundir tensión y disonancia en la mente de tus objetivos. Suscita en ellos sensaciones de descontento, disgusto con sus circunstancias y ellos mismos: su vida carece de aventura, se han apartado de sus ideales de juventud, se han vuelto aburridos. Las sensaciones de insuficiencia que crees te brindarán la oportunidad de insinuarte, de hacer que te vean como la solución a sus problemas. Angustia y ansiedad son los precursores apropiados del placer. Aprende a inventar la necesidad que tú puedes saciar.
6.- Domina el arte de la insinuación.
Hacer que tus objetivos se sientan insatisfechos y en necesidad de tu atención es esencial; pero si eres demasiado obvio, entreverán tu intención y se pondrán a la defensiva. Sin embargo, aún no se conoce defensa contra la insinuación, el arte de sembrar ideas en la mente de los demás soltando alusiones escurridizas que echen raíces días después, hasta hacerles parecer a ellos que son ideas propias. La insinuación es el medio supremo para influir en la gente. Crea un sublenguaje —afirmaciones atrevidas seguidas por retractaciones y disculpas, comentarios ambiguos, charla banal combinada con miradas tentadoras— que entre en el inconsciente de tu blanco para transmitirle tu verdadera intención. Vuelve todo sugerente.
7.- Penetra su espíritu.
Casi todas las personas se encierran en su mundo, lo que las hace obstinadas y difíciles de convencer. El modo de sacarlas de su concha e iniciar tu seducción es penetrar su espíritu. Juega según sus reglas, gusta de lo que gustan, adáptate a su estado de ánimo. Halagarás así su arraigado narcisismo, y reducirás sus defensas. Hipnotizadas por la imagen especular que les presentas, se abrirán, y serán vulnerables a tu sutil influencia. Pronto podrás cambiar la dinámica: una vez que hayas penetrado su espíritu, puedes hacer que ellas penetren él tuyo, cuando sea demasiado tarde para dar marcha atrás. Cede a cada antojo y capricho de tus blancos, para no darles motivo de reaccionar o resistirse.
8.- Crea tentacion.
Haz caer al objetivo en tu seducción creando la tentación adecuada: un destello de los placeres por venir. Así como la serpiente tentó a Eva con la promesa del conocimiento prohibido, tú debes despertar en tus objetivos un deseo que no puedan controlar. Busca su debilidad, esa fantasía aún por conseguir, y da a entender que puedes alcanzarla. Podría ser riqueza, podría ser aventura, podrían ser placeres prohibidos y vergonzosos; la clave es que todo sea vago. Pon él premio ante sus ojos, aplazando la satisfacción, y que su mente haga el resto. El futuro parecerá pletórico de posibilidades. Estimula una curiosidad más intensa que las dudas y ansiedades que la acompañan, y ellos te seguirán.
9.- Mantenlos en suspenso: ¿Qué sigue?.
En cuanto la gente cree saber qué puede esperar de ti, tu hechizo ha terminado. Más todavía: le has cedido poder. La única manera de adelantarse al seducido y mantener esa ventaja es generar suspenso, una sorpresa calculada. La gente adora él misterio, y ésta es la clave para atraerla aún más a tu telaraña. Actúa de tal forma que no deje de preguntarse: "¿Qué tramas?". Hacer algo que los demás no esperan de ti les procurará una deliciosa sensación de espontaneidad: no podrán saber qué sigue. Tú estás siempre un paso adelante y al mando. Estremece a la víctima con un cambio súbito de dirección.
10.- Usa el diabólico poder de las palabras para sembrar confusión.
Es difícil lograr que la gente escuche; sus deseos y pensamientos la consumen, y no tiene tiempo para los tuyos. El truco para que atienda es decirle lo que quiere oír, llenarle los oídos con lo que le agrada. Ésta es la esencia del lenguaje de la seducción. Aviva las emociones de la gente con indirectas, halágala, alivia sus inseguridades, envuélvela con fantasías, dulces palabras y promesas, y no sólo te escuchará: perderá el deseo de resistírsete. Da vaguedad a tu lenguaje, para que los demás hallen en él lo que desean.
Usa la escritura para despertar fantasías y crear un retrato idealizado de ti mismo.
11.- Presta atencion a los detalles.
Las nobles palabras de amor y los gestos imponentes pueden ser sospechosos: ¿por qué te empeñas tanto en complacer? Los detalles de una seducción —los gestos sutiles, lo que haces sin pensar— suelen ser más fascinantes y reveladores. Aprende a distraer a tus victimas con miles de pequeños y ¡gratos rituales: amables regalos justo para ellas, ropa y accesorios destinados a complacerlas, actos que den realce al tiempo y atención que les dedicas. Todos sus sentidos participan en los detalles que orquestas. Crea espectáculos que las deslumbren; hipnotizadas por lo que ven, no advertirán lo que en verdad te propones. Aprende a sugerir con detalles los sentimientos y el ánimo apropiados
12.- Poetiza tu presencia.
Cuando tus objetivos están solos, suceden cosas importantes: la menor sensación de alivio de que no estés ahí, y todo habrá terminado. Familiaridad y sobreexposición son la causa de esa respuesta. Sé esquivo, entonces, para que cuando estés lejos, ansíen verte de nuevo, y sólo te asociarán con ideas gratas. Ocupa la mente de tus blancos alternando una presencia incitante con una fría distancia, momentos eufóricos con ausencias calculadas. Asóciate con imágenes y cosas poéticas, para que cuando ellos piensen en ti, empiecen a verte a través de un halo idealizado. Cuanto más figures en su mente, más te envolverán en seductoras fantasías. Nutre estas fantasías con sutiles inconsecuencias y cambios en tu conducta.
13.- Desarma con debilidad y vulnerabilidad estratégicas.
Demasiada manipulación de tu parte puede despertar sospechas. Lo mejor para cubrir tus huellas es hacer que la otra persona se sienta superior y más fuerte. Si das la impresión de ser débil, vulnerable, esclavo del otro e incapaz de controlarte, tus acciones parecerán más naturales, menos calculadas. La debilidad física —lágrimas, vergüenza, palidez— contribuirá a producir ese efecto. Para merecer más confianza, cambia honestidad por virtud: establece tu "sinceridad" confesando algún pecado; no es necesario que sea real. La sinceridad es más importante que la bondad. Hazte la víctima, y luego transforma en amor la compasión de tu objetivo.
14.- Mezcla deseo y realidad: La ilusión perfecta.
Para compensar las dificultades de la vida, la gente pasa mucho tiempo ensoñando, imaginando un futuro repleto de aventura, éxito y romance. Si puedes crear la ilusión de que, gracias a ti, ella puede cumplir sus sueños, la tendrás a tu merced. Es importante empezar despacio, ganando su confianza, y forjar gradualmente la fantasía acorde a sus anhelos. Apunta a los secretos deseos frustrados o reprimidos, para provocar emociones incontrolables y ofuscar su razón. La ilusión perfecta es la que no se aparta mucho de la realidad, sino que posee apenas un toque de irrealidad, como al soñar despierto. Lleva al seducido a un punto de confusión en que ya no pueda distinguir entre ilusión y realidad.
15.- Aisla a la victima.
Una persona aislada es débil. Al aislar lentamente a tus víctimas, las vuelves más vulnerables a tu influencia. Su aislamiento puede ser psicológico: llenando su campo de visión con la grata atención que les prestas, sacas todo lo demás de su mente. Ven y piensan sólo en ti El aislamiento también puede ser físico: aléjalas de su medio normal (amigos, familia, casa). Hazlas sentirse marginadas, en el limbo: que dejan un mundo atrás y entran a otro. Una vez apartadas de esa manera, carecen de apoyo externo, y en su confusión será fácil descarriarlas. Haz caer al seducido en tu guarida, donde nada le es familiar.
16 Muestra de lo que eres capaz.
La mayoría quiere ser seducida. Si se resiste a tus
esfuerzos, quizá se deba a que no has llegado lo bastante lejos para disipar sus dudas, sobre tus motivos, la hondura de tus sentimientos y demás. Una acción oportuna que demuestre hasta dónde estás dispuesto a llegar para conquistarla desvanecerá sus dudas. No te importe parecer ridículo o cometer un error; cualquier acto de abnegación por tus objetivos arrollará de tal manera sus emociones que no notarán nada más. Nunca exhibas desánimo por la resistencia de la gente, ni te quejes. En cambio, enfrenta el reto haciendo algo extremoso o cortés. A la inversa, alienta
a los demás a demostrar su valía volviéndote difícil de alcanzar, inasible, disputable.
17. Efectua una regresión.
La gente que ha experimentado cierto tipo de placer en él pasado, intentará repetirlo o recordarlo. Los recuerdos más arraigados y agradables suelen ser los de la temprana infancia, a menudo inconscientemente asociados con la figura paterna o materna. Haz que tus objetivos vuelvan a esos momentos infiltrándote en él triángulo edípico y poniéndolos a ellos como el niño necesitado. Ignorantes de la causa de su reacción emocional, se enamorarán de ti. O bien, también tú puedes experimentar una regresión, dejándoles a tus blancos desempeñar el papel de madres protectora, salvaguardas. En uno u otro caso, ofreces la fantasía suprema: la posibilidad de tener una relación íntima con mamá o papá, hijo o hija.
18. Fomenta las transgresiones y lo prohibido.
Siempre hay límites sociales a lo que uno puede hacer. Algunos de ellos, los tabúes más elementales, datan de hace siglos; otros son más superficiales, y simplemente definen la conducta cortés y aceptable. Hacer sentir a tus objetivos que los conduces más allá de cualquier límite es extremadamente seductor. La gente ansia explorar su lado oscuro. No todo en el amor romántico debe ser tierno y delicado; insinúa poseer una vena cruel, aun sádica. No respetes diferencias de edad, votos conyugales, lazos familiares. Una vez que el deseo de transgresión atrae a tus blancos hacia ti, les será difícil detenerse. Llévalos más lejos de lo que imaginaron; la sensación compartida de culpa y complicidad creará un poderoso vínculo.
19. Usa senuelos espirituales.
Todos Uñemos dudas e inseguridades, sobre nuestro cuerpo, autoestima, sexualidad. Si tu seducción apela exclusivamente a lo físico, atizarás esas dudas y cohibirás a tus objetivos. Líbralos en cambio de sus inseguridades dirigiendo su atención a algo sublime y espiritual: una experiencia religiosa, una eminente obra de arte, él ocultismo. Exagera tus cualidades divinas; adopta un aire de insatisfacción con las cosas materiales; habla de las estrellas, el destino, la trama oculta que te une con el objeto de tu seducción. Perdido en una bruma espiritual, él objetivo se sentirá ligero y desinhibido. Acentúa él efecto de tu seducción haciendo que su culminación sexual semeje la unión espiritual de dos almas.
20. Combina el placer y el dolor.
El error más grande en la seducción es ser demasiado comedido. Tu amabilidad quizá sea encantadora al principio, pero pronto se volverá monótona; te esmeras mucho en complacer, y pareces inseguro. En vez de agobiar a tus blancos con tu decencia, prueba infligirles algo de dolor. Atráelos con una atención concentrada, y luego cambia de dirección, pareciendo indiferente de pronto. Hazlos sentir culpables e inseguros. Instiga incluso un rompimiento, sometiéndolos a un vacío y dolor que te den margen para maniobrar; después, una reconciliación, una disculpa, él retorno a tu amabilidad de antes, hará que les tiemblen las piernas. Cuanto más bajo llegues, más alto ascenderás. Para aumentar la carga erótica, crea la excitación del temor.
21.- Dales la oportunidad de caer: El perseguidor perseguido.
Si tus objetivos se acostumbran a que seas tú el agresor, pondrán poca energía de su parte, y la tensión disminuirá. Debes despabilarlos, invertir la situación. Una vez sometidos a tu hechizo, da un paso atrás, y empezarán a seguirte. Comienza con un dejo de distanciamiento, una desaparición inesperada, la insinuación de que te aburres. Causa agitación fingiendo interesarte en otra. No seas explícito; que sólo lo sientan, y su imaginación hará el resto, creando la duda que deseas. Pronto querrán poseerte físicamente, y su compostura se evaporará. La meta es que caigan en tus brazos por iniciativa propia. Crea la ilusión de que se seduce al seductor.
22. Usa senuelos fisicos.
Los objetivos de mente activa son peligrosos: si entrevén tus manipulaciones, podrían tener súbitas dudas. Pon a descansar su mente poco a poco y despierta sus durmientes sentidos combinando una actitud no defensiva con una presencia sexual apasionada. Mientras tu aire sereno y despreocupado reduce sus inhibiciones, tus miradas, voz y modales —desbordantes de sexo y deseo— les crisparán los nervios y elevarán su temperatura. No fuerces nunca el contacto físico; en cambio, contagia de ardor a tus blancos, hazles sentir apetito carnal. Condúcelos al momento: un presente intenso en que la moral, el juicio y la preocupación por el futuro se derretirán por igual y el cuerpo sucumbirá al placer.
23.- Domina el arte de la accion audaz.
Ha llegado un momento especial tu víctima te desea sin duda alguna, pero no está dispuesta a admitirlo con franqueza, y mucho menos a consentirlo. Es hora de dejar de lado la caballerosidad, la amabilidad y la coquetería y desarrollar con una acción audaz. No des tiempo a la víctima de pensar en las consecuencias; genera conflicto, provoca tensión, para que la acción audaz sea una gran liberación. Exhibir vacilación o torpeza indicará que piensas en ti, no que estás abrumado por los encantos de la víctima. Jamás te contengas ni dejes al objetivo a medio camino, en la creencia de que eres correcto y considerado; es momento de ser seductor, no amable. Alguien debe pasar a la ofensiva, y ése eres tú.
24.- Cuidate de las secuelas.
El peligro se cuenta entre las repercusiones de una seducción satisfactoria. Una vez llegadas a un extremo, las emociones suelen oscilar en la dirección opuesta, hacia la lasitud, la desconfianza y la desilusión. Cuídate de una larga, interminable despedida; insegura, la víctima se aferrará, y los dos sufrirán. Si vas a romper, haz él sacrificio rápida y repentinamente. De ser necesario, rompe deliberadamente el encanto que has creado. Si vas a permanecer en una relación, guárdate del decaimiento del empuje, la reptante familiaridad que estropeará la fantasía. Si el juego debe continuar, se impone una segunda seducción. Jamás permitas que la otra persona deje de valorarte: sírvete de la ausencia, crea aflicción y conflicto, manten en ascuas al la seducida.
Es como una biblia para mi, he conseguido todo a base de este libro espero que les sirva tanto como me sirvio a mi les dejo el link del texto completo
http://www29.zippyshare.com/v/73989126/file.html