Les comparto esta pequeña disertación que escribí en mi Tumblr. No la publico en Política y Sociedad ya que no es un análisis profundo, son solo unas cuantas ideas que no requieren un debate amplio. Aparte, creo que la mayoría de los que ingresan al FL están en edad para votar y sería conveniente que le echen una revisada a las opciones que están frente a la mesa, es nuestro futuro el que está en juego.



Y bien, después de un relajante descanso de tanta perorata política y demagogia de cuarta, han regresado las campañas, ahora si, por la enchilada completa.

He de mencionarles que soy de los que opinan que el material POP, los flyers y demás propaganda física son de lo más innecesario en estos días en los que tenemos cantidad de herramientas tecnológicas. Creo yo, que si muchos de los votantes “fuertes” están en la Internet, ¿Por qué no dirigir las baterías hacia ellos? En el caso de los electores que no utilizan la red, siempre hay otros medios para llegarles, como la TV, la radio o la prensa, que es el único medio impreso que apruebo.

¿Por qué mi desagrado ante la palabra impresa? Bueno, no es para nadie extraño el hecho de que en cada elección hay un enorme desperdicio de papel. Aunado a la contaminación y efectos que esto tiene en el medio ambiente con la consecuente pérdida de árboles, también está el gigantesco costo al estado que se genera en materia de limpieza, pues los trabajadores de limpia del municipio siempre se encargarán de recoger la basura electoral que resulta. Bueno, la basura de papel, pues.

Aunado a eso, en mis 27 años no recordaba una sesión electoral con tanta pobreza de propuestas. Por un lado tenemos a candidatos con un manejo de imagen tan cuidadoso que los hace ver más falsos que un billete de 25 pesos, por otro está el candidato arrepentido y ahí en lontananza se encuentra el intelectual que va por la presidencia con la nula oportunidad pero que al menos es una cara nueva. De todas formas, el ser el “novato” del juego no hace que sea interesante y se queda al nivel de los otros.

¿A esto hemos llegado? ¿Es que acaso la clase política de este país ya está tan desgastada que hay que recurrir a los menos peores dentro de los partidos para poder tener una baraja de candidatos? Y quizá la respuesta sea muy obvia, pero me gusta creer que por ahí deben haber buenos prospectos que si tengan una trayectoria limpia. La esperanza no cuesta nada.

Pero la realidad es otra. Los teleprompters, las conversaciones grabadas, las repúblicas amorosas y los viajes en combi a través de México son lo que tenemos y de ahí tendremos que elegir a uno, el que llevarás las riendas de este país durante los próximos seis años, nada fácil si tomamos en cuenta que el ganador recibiría un país repleto de violencia, aunque con una cierta estabilidad financiera pero que esta puede sucumbir ante los temblores de la economía mundial; es decir, en sus manos tendría un arma de doble filo, una nación que si se lo propone puede ser potencia, pero que de no hacerlo terminaría siendo la Grecia de Latinoamérica. Equivalente a sacarse el tigre de la rifa.

Y si, creo que este país puede y debe darse otra oportunidad a la alternancia política. Ya depende del que quiera pensar en el regreso a una ideología del siglo XX como idea de alternancia o un cambio de colores como castigo a los magros resultados azules. Yo, por mi parte, ya tengo tomadas mis decisiones para cuando acuda a la casilla, pero no se las diré porque el voto es libre y secreto.

p.d. Imagen tomada de Cinismo Ilustrado. Créditos para Eduardo Salles.

Fuente:
Mi Tumblr