zpek
Bovino maduro
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Avanzar en los derechos civiles de nuestra sociedad despeja nuestro actual ambiente nublado de zozobra político económica con luz de varios talantes democráticos que inspiran un mejor presente. A manera del esfuerzo puntual y constante de organizaciones sociales que defienden sus derechos, pugnando igualdad y equidad en nuestro país, condición sine qua non en cualquier democracia avanzada, se ha logrado que en la capital del país se modifique su código civil para permitir el matrimonio homosexual. Además, el cambio legislativo permite que las parejas del mismo sexo tengan derechos como la unión patrimonial para obtener créditos bancarios, herencia, acceder a beneficios del seguro social y adoptar niños, uno de los puntos que ha causado más polémica en la discusión del Congreso*. A mediados de febrero o principios de marzo se llevarán a cabo las primeras bodas gay en el Distrito Federal.
¿Somos iguales ante la ley?
La controversia que surge entorno al matrimonio homosexual y su derecho de adopción es similar a las discusiones que rayaron en disturbios, cuando en 1947 se les otorgó a las mujeres el derecho a votar y ser votadas a nivel municipal y 6 años después se amplío a la plenitud de sus derechos civiles. El machismo y el conservadurismo de la época se oponían a la disposición pues el lugar de las mujeres era la casa y criar a los hijos, dicha medida iba en contra de la familia pues alejaba a las mujeres de su hogar y su principal labor, lo que resultaría, según los sectores más conservadores, la destrucción del núcleo social, que a la larga acabaría con la sociedad mexicana. 57 años después, se demostró todo lo contrario a los argumentos de la oposición a los derechos de las mujeres y entendimos en conjunto que la igualdad de derechos humanos beneficia en su totalidad a la sociedad.
Si el núcleo de toda sociedad es la familia entonces, ¿por qué impedirles a las personas homosexuales el derecho a formar una propia si son parte de la misma? Las familias homoparentales no son nuevas, siempre han existido niños y/o niñas que crecen únicamente alrededor de sus tías, abuelas o hermanas. También se da el caso, aunque en menor medida, en el que los abuelos, tíos o hermanos son quienes se hacen cargo de la familia. El desarrollo de dichas familias no se ha diferenciado de las heteroparentales pues el éxito de una familia sana radica en la comunicación, el respeto y la tolerancia, condiciones que son independientes a la preferencia sexual y que su práctica dentro del hogar se reproduce en los círculos sociales.
[YOUTUBE]vLFruuVU8w0[/YOUTUBE]
Siempre he estado en contra del argumento “México no está listo para X” pues eso nos coloca en un eterno limbo social donde no se avanza en nada, más bien nos detenemos en una espera ensimismada mientras el tiempo sigue su recorrido histórico. Si hoy en día una gran parte de nuestra sociedad no aprueba la diversidad sexual inherente al ser humano, el reconocerla y ampararla bajo la protección de la ley hará mucho más fácil su entendimiento y naturalidad humana. La homosexualidad no es una enfermedad, ni mucho menos una amenaza social; simplemente es la preferencia sexual de un individuo; mismo individuo que se ve al espejo y se reconoce igual a todos los demás.
La controversia que surge entorno al matrimonio homosexual y su derecho de adopción es similar a las discusiones que rayaron en disturbios, cuando en 1947 se les otorgó a las mujeres el derecho a votar y ser votadas a nivel municipal y 6 años después se amplío a la plenitud de sus derechos civiles. El machismo y el conservadurismo de la época se oponían a la disposición pues el lugar de las mujeres era la casa y criar a los hijos, dicha medida iba en contra de la familia pues alejaba a las mujeres de su hogar y su principal labor, lo que resultaría, según los sectores más conservadores, la destrucción del núcleo social, que a la larga acabaría con la sociedad mexicana. 57 años después, se demostró todo lo contrario a los argumentos de la oposición a los derechos de las mujeres y entendimos en conjunto que la igualdad de derechos humanos beneficia en su totalidad a la sociedad.
Si el núcleo de toda sociedad es la familia entonces, ¿por qué impedirles a las personas homosexuales el derecho a formar una propia si son parte de la misma? Las familias homoparentales no son nuevas, siempre han existido niños y/o niñas que crecen únicamente alrededor de sus tías, abuelas o hermanas. También se da el caso, aunque en menor medida, en el que los abuelos, tíos o hermanos son quienes se hacen cargo de la familia. El desarrollo de dichas familias no se ha diferenciado de las heteroparentales pues el éxito de una familia sana radica en la comunicación, el respeto y la tolerancia, condiciones que son independientes a la preferencia sexual y que su práctica dentro del hogar se reproduce en los círculos sociales.
[YOUTUBE]vLFruuVU8w0[/YOUTUBE]
Siempre he estado en contra del argumento “México no está listo para X” pues eso nos coloca en un eterno limbo social donde no se avanza en nada, más bien nos detenemos en una espera ensimismada mientras el tiempo sigue su recorrido histórico. Si hoy en día una gran parte de nuestra sociedad no aprueba la diversidad sexual inherente al ser humano, el reconocerla y ampararla bajo la protección de la ley hará mucho más fácil su entendimiento y naturalidad humana. La homosexualidad no es una enfermedad, ni mucho menos una amenaza social; simplemente es la preferencia sexual de un individuo; mismo individuo que se ve al espejo y se reconoce igual a todos los demás.