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Bovino de la familia
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Laura Poy Solano
La Jornada. - México.
19 de enero de 2012
* El rector de la UAM presenta plan de desarrollo institucional
* Llegan a licenciatura con deficiencias de lectura y escritura, dice
La baja calidad de la formación de los egresados de bachillerato representan una “amenaza” para las instituciones de educación superior, aseguró el rector general de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Enrique Fernández Fassnacht, quien destacó que “no tenemos la culpa de que lleguen con serias deficiencias en lectura, escritura y matemáticas, pero se convierte en nuestro problema”.
En conferencia de prensa para presentar el Plan de Desarrollo Institucional 2011-2024, con el cual se busca establecer ejes estratégicos de crecimiento y calidad para esa casa de estudios, indicó que es necesario “repensar no sólo el bachillerato, sino toda la educación básica”, ante los retos que enfrentan quienes concluyen su formación media superior “no sólo para cubrir las demandas académicas, sino incluso para leer el periódico”.
Agregó que la baja tasa de eficiencia terminal de la UAM, de 16 por ciento, “tiene mucho que ver con la calidad de la educación media superior que reciben quienes ingresan a licenciatura”.
Explicó que alcanzar la meta de 50 por ciento de egreso para 2024 demanda un programa institucional que permita mejorar el desempeño académico de los alumnos, “pues hasta ahora tenemos esfuerzos aislados y requerimos respuestas integrales”.
Fernández Fassnacht alertó sobre la necesidad de contar con recursos suficientes para atender la renovación de la planta docente de dicha casa de estudios, con un promedio de 55 años de edad y 20 de servicio académico, pues muchos profesores-investigadores “no se quieren retirar porque los estímulos salariales representan buena parte de sus ingresos, y si se jubilan sólo pueden recibir ingresos por 10 salarios mínimos”.
Sin embargo, enfatizó que hasta el momento la institución no enfrenta un déficit presupuestal para enfrentar el pago de pensiones y jubilaciones, aunque es un problema, “al que debemos encontrar una solución lo antes posible”.
Apoyo estatal, primero a educación pública
En cuanto a la decisión del presidente Felipe Calderón de destinar 2 mil 500 millones de pesos para créditos académicos en universidades privadas, además de exentar de impuestos el pago de colegiaturas de educación básica y media superior, aseguró que cualquier acción orientada al incremento de la cobertura es “positiva, pero se debe fortalecer la enseñanza pública antes que la privada”.
Insistió: “es fundamental tener acceso a una programación presupuestal plurianual que nos dé certidumbre financiera”, pues ante el riesgo de una nueva crisis económica global, es el “mejor momento para no dejar de apostar por el desarrollo de la educación, la ciencia y la tecnología”.
El rector indicó que atender sus necesidades de crecimiento demanda un aumento anual de mil millones de pesos, es decir, un aumento real de 5 por ciento en sus recursos, a fin de alcanzar la meta de 75 mil alumnos en un plazo de ocho años, pues concluir la construcción y equipar las dos nuevas unidades académicas –Lerma y Cuajimalpa– demandará otros mil millones de pesos.
No obstante, insistió en que de concretarse estos apoyos “podremos alcanzar mucho más rápido las metas en el incremento de la matrícula”, pues actualmente sólo se pueden ofrecer 15 mil espacios para jóvenes de nuevo ingreso, cuando la demanda asciende a 80 mil.
Fuente
Comentario: el rector general de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Enrique Fernández Fassnacht, destaca algo que ha sido evidente desde inicios de los años 80's del siglo pasado: el abaratamiento de la educación, entendido como la baja en el nivel de formación académica (no de educación) que reciben los alumnos del sistema educativo mexicano. Y eso tiene sus orígenes en políticas de estado fraudulentas, que buscaban dar una imagen del país como el de un pueblo con un cero analfabetismo y "alto nivel académico". Esto inició a principios de los años 80's del siglo pasado, en los niveles de educación básica y secundaria, instituyendo políticas internas en la SEP que se hacían llegar sólo de manera verbal a los profesores. Los directores de las escuelas hacían saber a los profesores que la calificación mínima que se podía registrar era de 5. Parecería que eso es insignificante, pero no. Si un alumno obtenía un 5 en el primer semestre, el profesor podía "ayudarlo un poco" en el siguiente, otorgándole (nótese que no dije que el alumno obtuviera por su propio esfuerzo) un sencillo 7, para que ese alumno pudiera aprobar. Si el alumno hubiese tenido una calificación de, digamos, 4, ni con el 7 hubiese aprobado (para "taparle el ojo al macho", es política general que de 5.5 no se sube a 6 la calificación; sólo se aumenta al dígito superior ese medio punto cuando es de 6 para arriba). Y, colateralmente, es más "justificable" que un alumno hubiese podido "ponerse a estudiar mucho" -¿¿¿???- y haya logrado incrementar su "rendimiento" para poder obtener el 7, si se parte de la base de una calificación precedente de 5, que de una de 4 ó menos. De esa manera mágicamente en este país el llamado "rendimiento escolar" (en educación primaria y secundaria no se acostumbra mucho usar la terminología de "eficiencia terminal") se incrementó sustancialmente, lográndose resultados... ¡MARAVILLOSOS! Muchos, pero muchos egresados de nivel secundaria, sin tener los famosos "cuellos de botella" y deserción escolar que acompañaban a la progresión de grado a grado. Posteriormente esto se extendió a la educación media superior (bachillerato) para, finalmente, durante el gobierno de Salinas de Gortari (por uno de tantos compromisos para que la OCDE nos aceptara en el "grupo de los paises ricos") alcanzar al nivel de educación superior, e incluso... ¡A LOS POSGRADOS! Hoy en día hasta los posgrados están ABARATADOS. Se prefiere dar de baja un curso de posgrado antes de aceptar la reprobación masiva de un grupo de estudiantes (caso no ficticio, sino real en una de las instituciones que se supone es de las más serias en el posgrado nacional: el CINVESTAV). Y es que en las instituciones de educación superior y de posgrado sí se maneja la famosa "eficiencia terminal por cohorte generacional" (frase "dominguera" que lo único que quiere decir es, cuántos de éstos que empezaron ahora en el primer semestre terminan el último semestre sin haber reprobado). Para las instituciones de educación superior y de posgrado tener altos indices de eficiencia terminal es lo que les permite aspirar a mejores presupuestos. Mientras más egresados tengan, más presupuesto recibirán. Nótese la incoherencia: no se dice que mientras los egresados sean de mejor CALIDAD se recibirá más dinero, sino si lo que se egresa es mayor CANTIDAD. Políticas populistas. Y así, pues las universidades y centros de investigación se confrontan a la disyuntiva: produzco gente de alta CALIDAD y recibo un presupuesto cada vez menor, ó egreso una gran masa (CANTIDAD) y recibo grandes sumas de dinero. Lamentablemente la alternativa que han seguido TODAS es la segunda (inclusive la UAM, que tan bien iniciara como una institución alterna a lo ya existente). No sólo la enorme mayoría de los bachilleres que llegan a la universidad son de baja calidad actualmente, también lo son los egresados de nivel superior y de posgrado. En realidad, lo que no menciona el rector general de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Enrique Fernández Fassnacht, es que, precisamente como "parche" al hecho de que los bachilleres de hoy llegan con conocimientos tan pobres, actualmente los primeros cursos de matemáticas en las universidades son los mismos que quienes ya no somos tan jóvenes cursamos... ¡durante la segunda mitad del bachillerato! (hablo de lo que concierne a las ingenierías y ciencias). En las universidades hoy en día empiezan la licenciatura estudiando lo mismo que antes se estudiaba durante los cuarto, quinto y sexto semestre del bachillerato hace tan sólo 30 años! Evidentemente al egresar los ingenieros y científicos de hoy son más... "lite".
La Jornada. - México.
19 de enero de 2012
* El rector de la UAM presenta plan de desarrollo institucional
* Llegan a licenciatura con deficiencias de lectura y escritura, dice
La baja calidad de la formación de los egresados de bachillerato representan una “amenaza” para las instituciones de educación superior, aseguró el rector general de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Enrique Fernández Fassnacht, quien destacó que “no tenemos la culpa de que lleguen con serias deficiencias en lectura, escritura y matemáticas, pero se convierte en nuestro problema”.
En conferencia de prensa para presentar el Plan de Desarrollo Institucional 2011-2024, con el cual se busca establecer ejes estratégicos de crecimiento y calidad para esa casa de estudios, indicó que es necesario “repensar no sólo el bachillerato, sino toda la educación básica”, ante los retos que enfrentan quienes concluyen su formación media superior “no sólo para cubrir las demandas académicas, sino incluso para leer el periódico”.
Agregó que la baja tasa de eficiencia terminal de la UAM, de 16 por ciento, “tiene mucho que ver con la calidad de la educación media superior que reciben quienes ingresan a licenciatura”.
Explicó que alcanzar la meta de 50 por ciento de egreso para 2024 demanda un programa institucional que permita mejorar el desempeño académico de los alumnos, “pues hasta ahora tenemos esfuerzos aislados y requerimos respuestas integrales”.
Fernández Fassnacht alertó sobre la necesidad de contar con recursos suficientes para atender la renovación de la planta docente de dicha casa de estudios, con un promedio de 55 años de edad y 20 de servicio académico, pues muchos profesores-investigadores “no se quieren retirar porque los estímulos salariales representan buena parte de sus ingresos, y si se jubilan sólo pueden recibir ingresos por 10 salarios mínimos”.
Sin embargo, enfatizó que hasta el momento la institución no enfrenta un déficit presupuestal para enfrentar el pago de pensiones y jubilaciones, aunque es un problema, “al que debemos encontrar una solución lo antes posible”.
Apoyo estatal, primero a educación pública
En cuanto a la decisión del presidente Felipe Calderón de destinar 2 mil 500 millones de pesos para créditos académicos en universidades privadas, además de exentar de impuestos el pago de colegiaturas de educación básica y media superior, aseguró que cualquier acción orientada al incremento de la cobertura es “positiva, pero se debe fortalecer la enseñanza pública antes que la privada”.
Insistió: “es fundamental tener acceso a una programación presupuestal plurianual que nos dé certidumbre financiera”, pues ante el riesgo de una nueva crisis económica global, es el “mejor momento para no dejar de apostar por el desarrollo de la educación, la ciencia y la tecnología”.
El rector indicó que atender sus necesidades de crecimiento demanda un aumento anual de mil millones de pesos, es decir, un aumento real de 5 por ciento en sus recursos, a fin de alcanzar la meta de 75 mil alumnos en un plazo de ocho años, pues concluir la construcción y equipar las dos nuevas unidades académicas –Lerma y Cuajimalpa– demandará otros mil millones de pesos.
No obstante, insistió en que de concretarse estos apoyos “podremos alcanzar mucho más rápido las metas en el incremento de la matrícula”, pues actualmente sólo se pueden ofrecer 15 mil espacios para jóvenes de nuevo ingreso, cuando la demanda asciende a 80 mil.
Fuente
Comentario: el rector general de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Enrique Fernández Fassnacht, destaca algo que ha sido evidente desde inicios de los años 80's del siglo pasado: el abaratamiento de la educación, entendido como la baja en el nivel de formación académica (no de educación) que reciben los alumnos del sistema educativo mexicano. Y eso tiene sus orígenes en políticas de estado fraudulentas, que buscaban dar una imagen del país como el de un pueblo con un cero analfabetismo y "alto nivel académico". Esto inició a principios de los años 80's del siglo pasado, en los niveles de educación básica y secundaria, instituyendo políticas internas en la SEP que se hacían llegar sólo de manera verbal a los profesores. Los directores de las escuelas hacían saber a los profesores que la calificación mínima que se podía registrar era de 5. Parecería que eso es insignificante, pero no. Si un alumno obtenía un 5 en el primer semestre, el profesor podía "ayudarlo un poco" en el siguiente, otorgándole (nótese que no dije que el alumno obtuviera por su propio esfuerzo) un sencillo 7, para que ese alumno pudiera aprobar. Si el alumno hubiese tenido una calificación de, digamos, 4, ni con el 7 hubiese aprobado (para "taparle el ojo al macho", es política general que de 5.5 no se sube a 6 la calificación; sólo se aumenta al dígito superior ese medio punto cuando es de 6 para arriba). Y, colateralmente, es más "justificable" que un alumno hubiese podido "ponerse a estudiar mucho" -¿¿¿???- y haya logrado incrementar su "rendimiento" para poder obtener el 7, si se parte de la base de una calificación precedente de 5, que de una de 4 ó menos. De esa manera mágicamente en este país el llamado "rendimiento escolar" (en educación primaria y secundaria no se acostumbra mucho usar la terminología de "eficiencia terminal") se incrementó sustancialmente, lográndose resultados... ¡MARAVILLOSOS! Muchos, pero muchos egresados de nivel secundaria, sin tener los famosos "cuellos de botella" y deserción escolar que acompañaban a la progresión de grado a grado. Posteriormente esto se extendió a la educación media superior (bachillerato) para, finalmente, durante el gobierno de Salinas de Gortari (por uno de tantos compromisos para que la OCDE nos aceptara en el "grupo de los paises ricos") alcanzar al nivel de educación superior, e incluso... ¡A LOS POSGRADOS! Hoy en día hasta los posgrados están ABARATADOS. Se prefiere dar de baja un curso de posgrado antes de aceptar la reprobación masiva de un grupo de estudiantes (caso no ficticio, sino real en una de las instituciones que se supone es de las más serias en el posgrado nacional: el CINVESTAV). Y es que en las instituciones de educación superior y de posgrado sí se maneja la famosa "eficiencia terminal por cohorte generacional" (frase "dominguera" que lo único que quiere decir es, cuántos de éstos que empezaron ahora en el primer semestre terminan el último semestre sin haber reprobado). Para las instituciones de educación superior y de posgrado tener altos indices de eficiencia terminal es lo que les permite aspirar a mejores presupuestos. Mientras más egresados tengan, más presupuesto recibirán. Nótese la incoherencia: no se dice que mientras los egresados sean de mejor CALIDAD se recibirá más dinero, sino si lo que se egresa es mayor CANTIDAD. Políticas populistas. Y así, pues las universidades y centros de investigación se confrontan a la disyuntiva: produzco gente de alta CALIDAD y recibo un presupuesto cada vez menor, ó egreso una gran masa (CANTIDAD) y recibo grandes sumas de dinero. Lamentablemente la alternativa que han seguido TODAS es la segunda (inclusive la UAM, que tan bien iniciara como una institución alterna a lo ya existente). No sólo la enorme mayoría de los bachilleres que llegan a la universidad son de baja calidad actualmente, también lo son los egresados de nivel superior y de posgrado. En realidad, lo que no menciona el rector general de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Enrique Fernández Fassnacht, es que, precisamente como "parche" al hecho de que los bachilleres de hoy llegan con conocimientos tan pobres, actualmente los primeros cursos de matemáticas en las universidades son los mismos que quienes ya no somos tan jóvenes cursamos... ¡durante la segunda mitad del bachillerato! (hablo de lo que concierne a las ingenierías y ciencias). En las universidades hoy en día empiezan la licenciatura estudiando lo mismo que antes se estudiaba durante los cuarto, quinto y sexto semestre del bachillerato hace tan sólo 30 años! Evidentemente al egresar los ingenieros y científicos de hoy son más... "lite".