xamaneksan
Bovino Milenario
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El verano pasado, por primera vez en los anales de la historia, fue posible circunnavegar el Polo Norte. Para el público que no sabe nada al respecto, esto podría parecer algo bueno. Quizá algún emprendedor interesado en la naturaleza piense en construir hoteles en las Islas Svalbard de Finlandia. Sin embargo, cómo sabemos, esto presenta un lado obscuro…
Este 2009 puede ser el punto culminante en la historia humana en que la sociedad responda o pase por alto el calentamiento global. La reunión de la ONU sobre el clima que se llevará a cabo en Copenhague en el mes de diciembre podría ser la última oportunidad de evitar el caos total. De hecho ya es demasiado tarde para evitar algo de ese caos.
A manera de comparación histórica podríamos preguntar: ¿Cuándo fue que un habitante de la Isla de Pascua se preguntó por primera vez si cortar todos los árboles para llevar rodando las estatuas era buena idea? ¿Una generación antes de aniquilarse ellos solos?
Científicos preocupados
Las noticias sobre el clima global del año pasado revelaron un cambio de gran magnitud en el efecto de los gases de efecto invernadero emitidos por los seres humanos. Las noticias son la escala del efecto que se está sufriendo.
Los científicos del clima están tan preocupados por los datos que se están encontrando, que dudan de que el proceso de información pueda seguir el ritmo de los efectos que ocurren, por lo que convocaron a una reunión de emergencia en Copenhague este mes para comunicar a los gobiernos del mundo lo urgente de la situación.
Las alarmas se dispararon el verano pasado en la Universidad de Exeter, en Reino Unido, cuando el climatólogo Kevin Anderson mostró evidencias en una reunión sobre el clima, de que el Protocolo de Kyoto no tuvo absolutamente ningún efecto y que las emisiones de gases de invernadero han sobrepasado los pronósticos más desoladores.
Por ejemplo, el informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de 2007 (cuyas siglas en inglés son IPCC) pronosticó que el hielo marino del verano ártico “desaparecería casi por completo hacia el final del siglo XXI”. Ahora, los datos sugieren que desaparecerá antes de 2015, un siglo antes de lo que se había calculado.
En 1992, cuando los delegados hicieron el primer borrador del resumen de Kyoto, las emisiones globales de CO2 aumentaban 0.9 por ciento al año. Actualmente, las emisiones netas aumentan tres veces más rápido. El incremento del CO2 se debe a la quema de combustibles fósiles en Europa y América del Norte, al crecimiento explosivo de China impulsado por el carbón, y al crecimiento industrial de los países en desarrollo, y ha sido exacerbado por la desaparición de bosques. Anderson y otros científicos han llegado a la conclusión de que limitar el calentamiento a la meta anterior de 2°C es una “causa perdida”.
El Jefe anterior del IPCC, Bob Watson, advirtió que el mundo debe prepararse para un aumento de 4°C, por lo menos, que va a provocar sequías, escasez de alimentos, aumento en el nivel del mar, más pérdida de bosques, además de diezmar especies y obligar a millones de personas a desplazarse. Explica que estamos en el extremo superior del pronóstico más lúgubre.
El informe entregado por Nicholas Stern en el año 2006 al gobierno del Reino Unido (en su reporte de 2006), que los escépticos rechazaron, ahora parece demasiado conservador. Stern dice que subestimó gravemente los daños y los riesgos del cambio climático.
El deshielo glacial en los Himalayas y los Andes ha reducido el caudal de los ríos y el agua para el consumo de miles de millones de personas. La agricultura está sufriendo por la escasez de agua en China, Perú, África Oriental y el suroeste de Estados Unidos. El Secretario de energía de Estados Unidos, el físico Steven Chu, le dijo a un público formado por estadounidenses en el mes de febrero que “estamos en un camino que me da miedo”.
En la Universidad de Stanford, el ecólogo Christopher Field concluye, “estamos viendo ahora un futuro para el clima que sobrepasa cualquier cálculo analizado seriamente en las simulaciones y modelos”.
Katherine Richardson, de la Universidad de Copenhague, sede de la Cumbre climática de emergencia a principios de este mes, dice que ésta no es una reunión científica habitual, sino un intento deliberado de influir en la política, en el que los científicos presentarán datos “perturbadores” recientes sobre el avance del calentamiento global.
Posteriormente, en diciembre de 2009, las naciones se reunirán en Copenhague, Dinamarca, para reemplazar el atormentado e ineficiente Protocolo de Kyoto. Esta reunión podría ser la última oportunidad de la humanidad para anticiparse al arrollador calentamiento global y evitar que la Tierra se convierta en una segunda y gigantesca Isla de Pascua.
Calentamiento arrollador
Jim Hansen, de la Administración de Aeronáutica y del Espacio de Estados Unidos, la (NASA), advierte que la vacilación, el escepticismo y la censura de la información científica han llevado a la humanidad al punto culminante, después del cual, los mecanismos de reacción natural del clima desembocan en un calentamiento arrollador y una elevación en el nivel del mar que no podremos detener. Estos mecanismos han sido ya muy bien documentados por la ciencia:
Albedo: es la capacidad reflectante de una superficie. El hielo y la nieve reflejan entre el 35 y el 85 por ciento de la luz del sol que llega hasta ellos. Las tierras oscuras y el agua que queda después de que se derrite el hielo, absorben más calor. El agua refleja únicamente el 6 por ciento de la luz del sol y absorbe el resto en forma de calor, por lo que calienta el aire y derrite más hielo.
Metano: El llamado permafrost – que abarca el norte de Canadá, Alaska, Siberia y Finlandia – se está derritiendo y liberando gas metano, que es 25 veces más potente que el CO2 para atrapar el calor en la atmósfera. El Estudio Internacional sobre la plataforma de Siberia, registró “chimeneas de metano” que burbujean en el mar y concentraciones en el aire de 100 veces los niveles registrados anteriormente. Katey Walters, científica de la Universidad de Alaska, enciende filtraciones de metano en la tundra ártica que lanzan llamaradas de siete metros de altura.
El permafrost se está fundiendo a cinco metros por debajo de la superficie, lo que representa más de dos billones de toneladas métricas de carbono (el metano es CH4). El metano de la atmósfera calentará el planeta, derretirá más hielo y permafrost y liberará más metano.
Destrucción de los bosques: La deforestación es responsable del 20 por ciento de los gases de invernadero que se envían a la atmósfera. Se conserva menos de la mitad de los bosques más importantes del mundo y se pierden 13 millones de hectáreas al año. Por si fuera poco, la elevación de las temperaturas y la emigración de los insectos está aniquilando los bosques boreales, de modo que los bosques aíslan menos carbono, lo que a su vez produce más calor y, por consecuencia, la aniquilación de… más bosques. En un círculo de daño medioambiental interminable.
Mares ácidos: Los mares absorben el exceso de carbono, pero forman ácido carbónico, que mata los arrecifes de coral y a los moluscos marinos. Al calentarse, los océanos absorben menos oxígeno; se forman zonas muertas y se interrumpen las cadenas alimenticias. Los organismos muertos liberan carbono, de modo que los mares absorben menos CO2 del previsto por los modelos.
Incendios: Los incendios en Australia y otras partes del mundo, intensificados por las temperaturas cada vez más altas, liberan carbono y calor, provocando más calentamiento y aumentando el riesgo de incendios.
Orificios por fusión: A medida de que el hielo polar se funde, se forman ríos que corren por las capas de hielo, encuentran grietas y forman orificios en éste. Esto provoca que dejen más profundo, expuesto al aire y al agua calientes, provocando que el hielo se derrita con más rapidez que la prevista por los modelos del IPCC.
Si estos lazos de reacción alcanzan cierto umbral, en caso de que todavía no lo hayan hecho, no podremos hacer nada para detener el calentamiento galopante. En la parte occidental de Canadá, donde yo vivo, los bancos de hielo, cada vez más contraídos, reducen cada vez más el caudal de éste.
En el Río Cowichan, en la Isla de Vancouver, el salmón no pudo llegar río arriba este año debido al poco caudal. Los ciudadanos, desesperados, llevaron al salmón en camiones hasta arriba, con lo que quemaron más combustible y liberaron más carbono. Esto podría considerarse como una pequeña contribución para resolver el problema, pero es el acertijo al que habitualmente se enfrenta el ser humano: quemamos combustibles fósiles para “resolver” los problemas ocasionados por la quema excesiva de combustibles fósiles.
Mil atlántidas
Susan Solomon, en un trabajo publicado por la Administración Oceanográfica y Atmosférica de Estados Unidos (sus siglas en inglés son NOAA), explica que los trastornos ambientales persistirán incluso si ahora logramos poner bajo control las emisiones. “Estamos acostumbrados a pensar que los problemas de contaminación son algo que podemos remediar. El smog, lo acabamos de reducir y todo será mejor después. La gente cree que si dejáramos de emitir bióxido de carbono, el clima volvería a la normalidad en 100 o 200 años. Lo que estamos demostrando aquí es un cambio irreversible que durará más de mil años”.
En vista de que el calentamiento es más grave hacia las regiones polares, la fusión de las capas de hielo de Groenlandia y el Antártico Occidental se está acelerando. Katherine Richardson considera que el informe del 2007 de la IPCC se refiere a la elevación del nivel del mar en forma vacilante.
La fusión total del hielo polar y glacial elevaría el nivel del mar de 60 a 70 metros, haciendo estragos en las sociedades humanas, condenando especies a la extinción y dejando miles de “Atlántidas” en sustitución de los arrecifes de coral para que la vida marina pueda iniciar de nuevo. Si esto pasara, nuestra progenie se vería obligada a reiniciar la sociedad humana cultivando alimentos en zonas más elevadas, con mayores temperaturas o en tierras degradadas.
La reunión mundial sobre el clima convocada en Copenhague en diciembre será nuestra última oportunidad de evitar esta situación y encontrar la manera de paliarla. No obstante, incluso los científicos que algún día dijeron que el nivel del mar se elevaría algunos centímetros, predicen una elevación de 4 a 7 metros para este siglo, es decir durante la vida de nuestros hijos y nietos.
Una elevación de apenas 7 metros, dejaría a Shangai, Bangkok, Miami, Dacca, Trieste, Venecia, Mombasa, Lincolnshire, Brujas, Rotterdam, Ámsterdam, Bremen, Gdansk y miles de pueblos costeros más, convertidos en pantanos.
Mientras tanto, “escépticos” muy bien pagados, explotan la incertidumbre natural de la ciencia para seguir negando el cambio climático. Hace una década, los maestros publirrelacionistas negaron por completo el calentamiento global, después, culparon a las manchas solares. Ahora que sabemos que el calentamiento reciente es provocado por el carbono que emiten las actividades humanas y la destrucción de los bosques, los que lo niegan dicen que es posible que el calentamiento global resulte “benéfico” en algunas regiones.
El Centro de Investigaciones de Interés Público (cuyas siglas en inglés son PIRC), que ha actualizado los datos de la fusión polar, sugieren que el sabotaje y las dilaciones de los gobiernos, han dejado a la humanidad un solo camino: una dieta intensiva de energía mucho más estricta de lo que se hubiera previsto hasta ahora. Y si no realizamos acciones de la misma magnitud que los cambios climáticos, no lograremos nada. Necesitamos reducir de inmediato el 60 por ciento, cómo mínimo, de las emisiones de combustibles fósiles para que los niveles de CO2 de la atmósfera dejen de elevarse. Nunca en la historia humana se había hecho algo así.
Aún si pudiésemos lograrlo, el impulso térmico de los océanos seguiría calentando la atmósfera durante décadas. El CO2 durará mil años o más y podrían pasar varios miles de años antes de que el clima del mundo se pareciera a aquél en el que evolucionaron los seres humanos, con breves episodios fríos y cálidos.
Copenhague 2009 debe resultar mucho más efectivo que los apretones de manos que se dieron en Kyoto hace dos décadas. Si no lo logramos, será evidente que no somos más inteligentes que las bacterias de una placa de petri, los renos de la Isla de San Mateo o los humanos de la Isla de Pascua. Si fallamos, dejaremos la Tierra tal como los escultores de estatuas dejaron su isla paradisíaca, con monumentos a nuestra ignorancia que observarán, más pronto que tarde, la elevación del mar.
http://rexweyler.com/2009/03/02/climate-alarm-copenhagen-2009-may-be-last-chance/
Este 2009 puede ser el punto culminante en la historia humana en que la sociedad responda o pase por alto el calentamiento global. La reunión de la ONU sobre el clima que se llevará a cabo en Copenhague en el mes de diciembre podría ser la última oportunidad de evitar el caos total. De hecho ya es demasiado tarde para evitar algo de ese caos.
A manera de comparación histórica podríamos preguntar: ¿Cuándo fue que un habitante de la Isla de Pascua se preguntó por primera vez si cortar todos los árboles para llevar rodando las estatuas era buena idea? ¿Una generación antes de aniquilarse ellos solos?
Científicos preocupados
Las noticias sobre el clima global del año pasado revelaron un cambio de gran magnitud en el efecto de los gases de efecto invernadero emitidos por los seres humanos. Las noticias son la escala del efecto que se está sufriendo.
Los científicos del clima están tan preocupados por los datos que se están encontrando, que dudan de que el proceso de información pueda seguir el ritmo de los efectos que ocurren, por lo que convocaron a una reunión de emergencia en Copenhague este mes para comunicar a los gobiernos del mundo lo urgente de la situación.
Las alarmas se dispararon el verano pasado en la Universidad de Exeter, en Reino Unido, cuando el climatólogo Kevin Anderson mostró evidencias en una reunión sobre el clima, de que el Protocolo de Kyoto no tuvo absolutamente ningún efecto y que las emisiones de gases de invernadero han sobrepasado los pronósticos más desoladores.
Por ejemplo, el informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de 2007 (cuyas siglas en inglés son IPCC) pronosticó que el hielo marino del verano ártico “desaparecería casi por completo hacia el final del siglo XXI”. Ahora, los datos sugieren que desaparecerá antes de 2015, un siglo antes de lo que se había calculado.
En 1992, cuando los delegados hicieron el primer borrador del resumen de Kyoto, las emisiones globales de CO2 aumentaban 0.9 por ciento al año. Actualmente, las emisiones netas aumentan tres veces más rápido. El incremento del CO2 se debe a la quema de combustibles fósiles en Europa y América del Norte, al crecimiento explosivo de China impulsado por el carbón, y al crecimiento industrial de los países en desarrollo, y ha sido exacerbado por la desaparición de bosques. Anderson y otros científicos han llegado a la conclusión de que limitar el calentamiento a la meta anterior de 2°C es una “causa perdida”.
El Jefe anterior del IPCC, Bob Watson, advirtió que el mundo debe prepararse para un aumento de 4°C, por lo menos, que va a provocar sequías, escasez de alimentos, aumento en el nivel del mar, más pérdida de bosques, además de diezmar especies y obligar a millones de personas a desplazarse. Explica que estamos en el extremo superior del pronóstico más lúgubre.
El informe entregado por Nicholas Stern en el año 2006 al gobierno del Reino Unido (en su reporte de 2006), que los escépticos rechazaron, ahora parece demasiado conservador. Stern dice que subestimó gravemente los daños y los riesgos del cambio climático.
El deshielo glacial en los Himalayas y los Andes ha reducido el caudal de los ríos y el agua para el consumo de miles de millones de personas. La agricultura está sufriendo por la escasez de agua en China, Perú, África Oriental y el suroeste de Estados Unidos. El Secretario de energía de Estados Unidos, el físico Steven Chu, le dijo a un público formado por estadounidenses en el mes de febrero que “estamos en un camino que me da miedo”.
En la Universidad de Stanford, el ecólogo Christopher Field concluye, “estamos viendo ahora un futuro para el clima que sobrepasa cualquier cálculo analizado seriamente en las simulaciones y modelos”.
Katherine Richardson, de la Universidad de Copenhague, sede de la Cumbre climática de emergencia a principios de este mes, dice que ésta no es una reunión científica habitual, sino un intento deliberado de influir en la política, en el que los científicos presentarán datos “perturbadores” recientes sobre el avance del calentamiento global.
Posteriormente, en diciembre de 2009, las naciones se reunirán en Copenhague, Dinamarca, para reemplazar el atormentado e ineficiente Protocolo de Kyoto. Esta reunión podría ser la última oportunidad de la humanidad para anticiparse al arrollador calentamiento global y evitar que la Tierra se convierta en una segunda y gigantesca Isla de Pascua.
Calentamiento arrollador
Jim Hansen, de la Administración de Aeronáutica y del Espacio de Estados Unidos, la (NASA), advierte que la vacilación, el escepticismo y la censura de la información científica han llevado a la humanidad al punto culminante, después del cual, los mecanismos de reacción natural del clima desembocan en un calentamiento arrollador y una elevación en el nivel del mar que no podremos detener. Estos mecanismos han sido ya muy bien documentados por la ciencia:
Albedo: es la capacidad reflectante de una superficie. El hielo y la nieve reflejan entre el 35 y el 85 por ciento de la luz del sol que llega hasta ellos. Las tierras oscuras y el agua que queda después de que se derrite el hielo, absorben más calor. El agua refleja únicamente el 6 por ciento de la luz del sol y absorbe el resto en forma de calor, por lo que calienta el aire y derrite más hielo.
Metano: El llamado permafrost – que abarca el norte de Canadá, Alaska, Siberia y Finlandia – se está derritiendo y liberando gas metano, que es 25 veces más potente que el CO2 para atrapar el calor en la atmósfera. El Estudio Internacional sobre la plataforma de Siberia, registró “chimeneas de metano” que burbujean en el mar y concentraciones en el aire de 100 veces los niveles registrados anteriormente. Katey Walters, científica de la Universidad de Alaska, enciende filtraciones de metano en la tundra ártica que lanzan llamaradas de siete metros de altura.
El permafrost se está fundiendo a cinco metros por debajo de la superficie, lo que representa más de dos billones de toneladas métricas de carbono (el metano es CH4). El metano de la atmósfera calentará el planeta, derretirá más hielo y permafrost y liberará más metano.
Destrucción de los bosques: La deforestación es responsable del 20 por ciento de los gases de invernadero que se envían a la atmósfera. Se conserva menos de la mitad de los bosques más importantes del mundo y se pierden 13 millones de hectáreas al año. Por si fuera poco, la elevación de las temperaturas y la emigración de los insectos está aniquilando los bosques boreales, de modo que los bosques aíslan menos carbono, lo que a su vez produce más calor y, por consecuencia, la aniquilación de… más bosques. En un círculo de daño medioambiental interminable.
Mares ácidos: Los mares absorben el exceso de carbono, pero forman ácido carbónico, que mata los arrecifes de coral y a los moluscos marinos. Al calentarse, los océanos absorben menos oxígeno; se forman zonas muertas y se interrumpen las cadenas alimenticias. Los organismos muertos liberan carbono, de modo que los mares absorben menos CO2 del previsto por los modelos.
Incendios: Los incendios en Australia y otras partes del mundo, intensificados por las temperaturas cada vez más altas, liberan carbono y calor, provocando más calentamiento y aumentando el riesgo de incendios.
Orificios por fusión: A medida de que el hielo polar se funde, se forman ríos que corren por las capas de hielo, encuentran grietas y forman orificios en éste. Esto provoca que dejen más profundo, expuesto al aire y al agua calientes, provocando que el hielo se derrita con más rapidez que la prevista por los modelos del IPCC.
Si estos lazos de reacción alcanzan cierto umbral, en caso de que todavía no lo hayan hecho, no podremos hacer nada para detener el calentamiento galopante. En la parte occidental de Canadá, donde yo vivo, los bancos de hielo, cada vez más contraídos, reducen cada vez más el caudal de éste.
En el Río Cowichan, en la Isla de Vancouver, el salmón no pudo llegar río arriba este año debido al poco caudal. Los ciudadanos, desesperados, llevaron al salmón en camiones hasta arriba, con lo que quemaron más combustible y liberaron más carbono. Esto podría considerarse como una pequeña contribución para resolver el problema, pero es el acertijo al que habitualmente se enfrenta el ser humano: quemamos combustibles fósiles para “resolver” los problemas ocasionados por la quema excesiva de combustibles fósiles.
Mil atlántidas
Susan Solomon, en un trabajo publicado por la Administración Oceanográfica y Atmosférica de Estados Unidos (sus siglas en inglés son NOAA), explica que los trastornos ambientales persistirán incluso si ahora logramos poner bajo control las emisiones. “Estamos acostumbrados a pensar que los problemas de contaminación son algo que podemos remediar. El smog, lo acabamos de reducir y todo será mejor después. La gente cree que si dejáramos de emitir bióxido de carbono, el clima volvería a la normalidad en 100 o 200 años. Lo que estamos demostrando aquí es un cambio irreversible que durará más de mil años”.
En vista de que el calentamiento es más grave hacia las regiones polares, la fusión de las capas de hielo de Groenlandia y el Antártico Occidental se está acelerando. Katherine Richardson considera que el informe del 2007 de la IPCC se refiere a la elevación del nivel del mar en forma vacilante.
La fusión total del hielo polar y glacial elevaría el nivel del mar de 60 a 70 metros, haciendo estragos en las sociedades humanas, condenando especies a la extinción y dejando miles de “Atlántidas” en sustitución de los arrecifes de coral para que la vida marina pueda iniciar de nuevo. Si esto pasara, nuestra progenie se vería obligada a reiniciar la sociedad humana cultivando alimentos en zonas más elevadas, con mayores temperaturas o en tierras degradadas.
La reunión mundial sobre el clima convocada en Copenhague en diciembre será nuestra última oportunidad de evitar esta situación y encontrar la manera de paliarla. No obstante, incluso los científicos que algún día dijeron que el nivel del mar se elevaría algunos centímetros, predicen una elevación de 4 a 7 metros para este siglo, es decir durante la vida de nuestros hijos y nietos.
Una elevación de apenas 7 metros, dejaría a Shangai, Bangkok, Miami, Dacca, Trieste, Venecia, Mombasa, Lincolnshire, Brujas, Rotterdam, Ámsterdam, Bremen, Gdansk y miles de pueblos costeros más, convertidos en pantanos.
Mientras tanto, “escépticos” muy bien pagados, explotan la incertidumbre natural de la ciencia para seguir negando el cambio climático. Hace una década, los maestros publirrelacionistas negaron por completo el calentamiento global, después, culparon a las manchas solares. Ahora que sabemos que el calentamiento reciente es provocado por el carbono que emiten las actividades humanas y la destrucción de los bosques, los que lo niegan dicen que es posible que el calentamiento global resulte “benéfico” en algunas regiones.
El Centro de Investigaciones de Interés Público (cuyas siglas en inglés son PIRC), que ha actualizado los datos de la fusión polar, sugieren que el sabotaje y las dilaciones de los gobiernos, han dejado a la humanidad un solo camino: una dieta intensiva de energía mucho más estricta de lo que se hubiera previsto hasta ahora. Y si no realizamos acciones de la misma magnitud que los cambios climáticos, no lograremos nada. Necesitamos reducir de inmediato el 60 por ciento, cómo mínimo, de las emisiones de combustibles fósiles para que los niveles de CO2 de la atmósfera dejen de elevarse. Nunca en la historia humana se había hecho algo así.
Aún si pudiésemos lograrlo, el impulso térmico de los océanos seguiría calentando la atmósfera durante décadas. El CO2 durará mil años o más y podrían pasar varios miles de años antes de que el clima del mundo se pareciera a aquél en el que evolucionaron los seres humanos, con breves episodios fríos y cálidos.
Copenhague 2009 debe resultar mucho más efectivo que los apretones de manos que se dieron en Kyoto hace dos décadas. Si no lo logramos, será evidente que no somos más inteligentes que las bacterias de una placa de petri, los renos de la Isla de San Mateo o los humanos de la Isla de Pascua. Si fallamos, dejaremos la Tierra tal como los escultores de estatuas dejaron su isla paradisíaca, con monumentos a nuestra ignorancia que observarán, más pronto que tarde, la elevación del mar.
http://rexweyler.com/2009/03/02/climate-alarm-copenhagen-2009-may-be-last-chance/