nanchi1982
Bovino Milenario
- Desde
- 12 Jun 2009
- Mensajes
- 1.239
- Tema Autor
- #1
A falta de sexo, 'beber' e ir al gimnasio

Hace unos días un estudio de la Universidad de California publicado en Science señalaba que los machos que no consiguen mantener relaciones sexuales tienden a compensar ese rechazo bebiendo alcohol de forma compulsiva.
Aunque la investigación se refiere a moscas del vinagre o de la fruta (Drosophila melanoghaster), estos insectos pueden aportar pistas del comportamiento social animal y de los mecanismos detrás de adicciones humanas como el alcohol y otras drogas. La clave es una molécula localizada en el cerebro de las moscas llamada neuropéptido 'F' (cuando sus niveles cambian, el comportamiento de los insectos también se modifica). El cerebro humano tiene una molécula similar, el neuropéptido Y, que podría estar detrás de ciertas reacciones humanas y el consumo de sustancias de abuso.
"Si el neuropéptido Y resulta ser ese transmisor entre el estado de la psique y el impulso al abuso del alcohol y las drogas podríamos desarrollar nuevas terapias, para la adicción o contra la ansiedad y otros estados de ánimo", comenta Ulrike Heberlein, profesora de Anatomía y Neurología de la Universidad de California y autora principal del estudio.
El experimento consistió en juntar a moscas hembras vírgenes con otras que ya habían copulado. Las vírgenes siempre están receptivas a copular con los machos; pero una vez que lo han hecho, pierden el interés por el sexo durante algún tiempo. Este fenómeno, ya conocido, se debe a la influencia de una sustancia que los machos les inyectan junto al esperma.
Los machos insisten en seguir copulando hasta que dejan de intentarlo. Cuando los científicos observaron este comportamiento, cambiaron a los machos rechazados junto a otros que habían mantenido relaciones pero no lo habían intentado de nuevo (no rechazados) a un nuevo contenedor, con dos tipos de comida: una sin alcohol etílico (etanol) y otra con un porcentaje al 15%. El resultado fue que los machos rechazados optaron por la comida con alcohol. La diferencia no sólo fue evidente en su comportamiento; se podía predecir por los niveles del neuropéptido F en su cerebro: las moscas que se aparearon con éxito tenían niveles muy altos de esta molécula y por eso bebieron poco alcohol; en los rechazados, los niveles eran más bajos y por eso buscaron como recompensa beber hasta intoxicarse.
Otro estudio, de la Universidad de Indiana (UI), asegura que no hace falta compañía ni estimulación de algún tipo para que las mujeres obtengan placer sexual e incluso alcancen el orgasmo.
Hacer abdominales, subir por una cuerda, el spinning o levantar pesas pueden provocar el inesperado efecto del clímax, sin embargo una máquina, la 'silla del Capitán' (una especie de bastidor con apoyabrazos en el que los pies cuelgan y el ejercicio consiste en levantar varias veces las rodillas hacia el pecho o en un ángulo de 90° con el cuerpo), es la que proporciona, según el estudio, los mejores momentos.
En encuestas con mujeres entre 18 y 63 años de edad (la mayoría casadas o con pareja), 124 afirmaron haber experimentado orgasmos inducidos por el ejercicio (EIO) y 246 placer sexual inducido por el ejercicio (EISP), sin llegar hasta el final. Incluso cuatro de cada diez manifestaron haber experimentado estas sensaciones en más de diez ocasiones, la mayoría sin fantasear sexualmente ni pensando en alguien; más de la mitad hacían abdominales, otras levantaban pesas (26.5%), hacían yoga (20%), montaban en bicicleta (15.8%), corrían (13.2%) o simplemente caminaban (9.6%).
"Estos datos son interesantes porque sugieren que el orgasmo no es necesariamente un evento sexual, y también pueden enseñarnos más acerca de los procesos corporales detrás de las experiencias de las mujeres", afirma Debby Herbenick, codirectora del Centro para la Promoción de la Salud Sexual en la UI.
Los mecanismos de este fenómeno, llamado 'coregasm', y que asocia al orgasmo con los ejercicios para los músculos abdominales, aún son poco claros y hacen falta más investigaciones para conocer sus factores desencadenantes. Aunque se desconoce qué tan común es, en sólo cinco semanas los científicos encontraron a 370 mujeres a quienes el gimnasio las hace sentir muy bien.
Última edición por un moderador: