No es por hacerme el macho ni mucho menos, pero nunca he llorado por un ruptura amorosa, quizá algún día me llegue.
Pero; me fascina ponerme en los pies del que canta la cancion y entender el dolor.
Cuando estoy pedo, agarro la rockola y pongo, entre otras:
- Ojalá, que nos valla bonito...