jarochilandio
Bovino de la familia
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De MIguel Castillo | Corte de Caja – vie, 8 may 2015
Imágenes tomadas de Twitter
Sea honesto y responda. Cuando ve una imagen así, ¿lo primero que vio fue al candidato? Si su respuesta es afirmativa déjeme felicitarlo por anteponer sus responsabilidades ciudadanas e ir directo a discernir cuál será ese candidato que junto a su rostro ofrece oportunidades para todos.
Pero si no fue así tampoco se le puede culpar, después de todo, llaman la atención las delicias culinarias provenientes del mar que al fondo se aprecian así como el acomodo sistemático de productos de abarrotes en los anaqueles de una de las fotos. Ah, y por supuesto, sorprende también el asombroso equilibrio para pararse en una escalera de esta mujer con ese estilo de calzado, todos ellos elementos que sin duda y de manera inevitable robaron su atención.
La propaganda en cuestión es del candidato a presidente municipal de Zapopan, Jalisco, Salvador Rizo, representando, como es evidente, a la coalición del PRI/PVEM, y quien ejemplifica lo que está sucediendo con todos aquellos contendientes que buscan un hueso en estas elecciones, es decir, llaman nuestra atención a toda costa sin tomar en cuenta que de la forma en que lo hacen todo vemos, menos el producto que están vendiendo, o sea, a ellos mismos.
Justo a la mitad de estas campañas electorales que aunque sean más cortas se perciben como eternas, uno se pregunta ¿sirve realmente tener un periodo de promoción de candidatos si en realidad con sus estrategias nadie se fija en lo que proponen, en sus perfiles, sus antecedentes, logros y fracasos?
Si tomamos en cuenta que lo que más ha destacado en estas elecciones son las increíbles barbaridades que hacen, dicen o ilustran estos aspirantes (sin distinción de colores, porque nadie se salva), a veces a un nivel insólito, y que todo este show vodevil no lo pagan ellos mismos, sino con recursos que vienen de la bolsa de todos nosotros, tenemos entonces que por 60 días habremos de pagar un espectáculo bastante caro y sumamente malo.
Porque así que digamos que se esfuerzan mucho para ganar nuestro voto, pues como que les falta ganas, porque mientras unos destacan por buscar dobles dando premios de hasta 40 mil pesos para que lo representen porque no les da tiempo de hacer su chamba, otros hasta se enojan porque la multitud es escasa en sus actos de campaña y eso no se vale, sobre todo si antes les pavimentaron calles y les dieron cuanta cosa se les ocurrió. No es que se los cobren, pero como que uno esperaría esa reciprocidad para no hacer el ridículo hablándole solo a su tía y no romper con el precioso encanto del acarreo.
También están los que a la hora de la hora los engaña el subconsciente y terminan diciendo que quien financia su campaña es el crimen organizado y a las pruebas se remiten.
Y así, cuando piensa que no puede haber nada más horroroso llega alguien haciendo un cover de una popular canción de Calle 13 logrando que le digamos que sí lo aceptamos como gobernador, pero que por el amor de Dios, ya se calle.
¿Lo nota? Les pagamos a estos tipos para que nos hagan reír con sus ridiculeces por 60 días (y para colmo nos eliminan a Lagrimita de la contienda), siendo que por ese costo preferiríamos que el INE nos diera a todos un centro de entretenimiento, un viaje o boletos para el concierto de Juaga, que para el caso, tendrá los mismos e inútiles efectos de decidir por quién votaremos, pero lo disfrutaríamos más. Pero creo que aún con todo esto no alcanza a dimensionar por cuánto lo están asaltando. Bueno, pues ahí le va.
Para estas elecciones, el Consejo General del INE aprobó un monto de financiamiento público para el sostenimiento de actividades ordinarias permanentes, gastos de campaña y actividades específicas de los partidos por un total de cinco mil 356 millones 771 mil 247 pesos. Aaaah, ¿verdad que si duele? En esta vida nada es gratis.
Imagen tomada de Twitter
Pero la culpa la tiene usted y nada más usted por no cumplir con lo que les corresponde.
En un mundo ideal usted tendría que buscar y enterarse quién quiere que lleve las riendas de su demarcación, estado, país o peor aún, quién quiere que lo represente durante tres años para tomar decisiones que ahora lo tienen pagando impuestos que usted jamás hubiera aceptado ni en sus sueños más lúdicos. O dígame, ¿usted escoge a su vecino más chistoso o a la vecina más guapa para darle un poder notarial total para hacer los trámites de escrituración de su casa? ¿No? Pues eso es lo que hacemos en cada elección.
Así, sin necesidad de campañas, uno tendría que enterarse, primero que nada, quiénes diablos son los candidatos que nos corresponde elegir (le apuesto que no sabe los nombres de los aspirantes a diputados que lo ‘representarían’ a nivel local ni federal, por más que le pongan su cara en cada esquina), para después buscar sus perfiles (¿de qué sirve el internet entonces?) propuestas y experiencia.
Imagen tomada de Twitter
La cosa debería ser al revés, que el interés viniera de usted, lo que nos llevaría al maravilloso mundo de cero spots en radio y televisión, viendo realmente de qué lado masca la iguana, porque, qué sería del Partido Verde sin sus odiosos promocionales que sin embargo todo mundo identifica.
Por un lado usted debe entender que algo más que el sueldo es lo que buscan esta turba de políticos, porque de otra forma, ¿quién quiere un trabajo donde con nadie queda bien y todos lo critican mientras un grupo lo está friegue y friegue nomás para hacerle quedar mal?
Más allá de vivir del sueldo, lo que nos han demostrado cada uno de los funcionarios electos (con sus escasísimas excepciones) es que ellos no piden que les den, sino que los pongan donde hay, para a través de ahí hacer relaciones y utilizar el poder en beneficio propio y de quien más le convenga.
Imagen tomada de Twitter
Viendo esto, la elección de un candidato debería ser tan delicada como la compra de una casa, la selección de una pareja o la decisión de tener un hijo. Y si así a veces nos va como en feria, entonces no es de extrañar lo que nos pasa con un recinto legislativo lleno de personas elegidas al alimón.
Por ejemplo, usted cuando compra un carro primero se deja impresionar por la vista, es cierto, pero después quiere tocarlo, probarlo, y si es un comprador inteligente cotejará las diferentes opciones. Y si le sale mal, pobre de esa marca porque no se cansará de hablar mal de ella y por supuesto no volverá a comprarla, porque incauto puede que sea pero tarugo no.
Imagen tomada de Twitter
Entonces, ¿por qué permite que le vendan lo mismo una y otra vez y a pesar de todo lo sigue comprando, aún cuando no dio resultado? Porque seamos honestos, usted ya lo tiene definido, no votará por el mejor hombre o mujer, votará por el color que más le guste o simplemente evitará el que tanto detesta pero no por eliminación crítica sino por puro sentimiento (o resentimiento).
La chica que cuelga las lonas de Chava Rizo puede que llame mucho la atención, pero eso no hará votar a unos por él ni tampoco causará la aversión de otros. A estas alturas ya ni indecisos hay, pues el país se divide entre los que no votarán y los que sí, y estos últimos ya saben por quién lo harán, así sin análisis, sin que mellen las acusaciones, los balconeos, las ridiculeces en cada video. Si lo anterior es así, ¿para qué queremos campañas si de nada sirven? Porque viéndolo bien, en términos prácticos, ese cartel termina siendo el más caro del mundo, y todo porque contiene algo que no queremos reconocer: la indiferencia de todos ante este tremendo desfalco.
Fuente

Imágenes tomadas de Twitter
Sea honesto y responda. Cuando ve una imagen así, ¿lo primero que vio fue al candidato? Si su respuesta es afirmativa déjeme felicitarlo por anteponer sus responsabilidades ciudadanas e ir directo a discernir cuál será ese candidato que junto a su rostro ofrece oportunidades para todos.
Pero si no fue así tampoco se le puede culpar, después de todo, llaman la atención las delicias culinarias provenientes del mar que al fondo se aprecian así como el acomodo sistemático de productos de abarrotes en los anaqueles de una de las fotos. Ah, y por supuesto, sorprende también el asombroso equilibrio para pararse en una escalera de esta mujer con ese estilo de calzado, todos ellos elementos que sin duda y de manera inevitable robaron su atención.
La propaganda en cuestión es del candidato a presidente municipal de Zapopan, Jalisco, Salvador Rizo, representando, como es evidente, a la coalición del PRI/PVEM, y quien ejemplifica lo que está sucediendo con todos aquellos contendientes que buscan un hueso en estas elecciones, es decir, llaman nuestra atención a toda costa sin tomar en cuenta que de la forma en que lo hacen todo vemos, menos el producto que están vendiendo, o sea, a ellos mismos.
Justo a la mitad de estas campañas electorales que aunque sean más cortas se perciben como eternas, uno se pregunta ¿sirve realmente tener un periodo de promoción de candidatos si en realidad con sus estrategias nadie se fija en lo que proponen, en sus perfiles, sus antecedentes, logros y fracasos?
Si tomamos en cuenta que lo que más ha destacado en estas elecciones son las increíbles barbaridades que hacen, dicen o ilustran estos aspirantes (sin distinción de colores, porque nadie se salva), a veces a un nivel insólito, y que todo este show vodevil no lo pagan ellos mismos, sino con recursos que vienen de la bolsa de todos nosotros, tenemos entonces que por 60 días habremos de pagar un espectáculo bastante caro y sumamente malo.
Porque así que digamos que se esfuerzan mucho para ganar nuestro voto, pues como que les falta ganas, porque mientras unos destacan por buscar dobles dando premios de hasta 40 mil pesos para que lo representen porque no les da tiempo de hacer su chamba, otros hasta se enojan porque la multitud es escasa en sus actos de campaña y eso no se vale, sobre todo si antes les pavimentaron calles y les dieron cuanta cosa se les ocurrió. No es que se los cobren, pero como que uno esperaría esa reciprocidad para no hacer el ridículo hablándole solo a su tía y no romper con el precioso encanto del acarreo.
También están los que a la hora de la hora los engaña el subconsciente y terminan diciendo que quien financia su campaña es el crimen organizado y a las pruebas se remiten.
Y así, cuando piensa que no puede haber nada más horroroso llega alguien haciendo un cover de una popular canción de Calle 13 logrando que le digamos que sí lo aceptamos como gobernador, pero que por el amor de Dios, ya se calle.
¿Lo nota? Les pagamos a estos tipos para que nos hagan reír con sus ridiculeces por 60 días (y para colmo nos eliminan a Lagrimita de la contienda), siendo que por ese costo preferiríamos que el INE nos diera a todos un centro de entretenimiento, un viaje o boletos para el concierto de Juaga, que para el caso, tendrá los mismos e inútiles efectos de decidir por quién votaremos, pero lo disfrutaríamos más. Pero creo que aún con todo esto no alcanza a dimensionar por cuánto lo están asaltando. Bueno, pues ahí le va.
Para estas elecciones, el Consejo General del INE aprobó un monto de financiamiento público para el sostenimiento de actividades ordinarias permanentes, gastos de campaña y actividades específicas de los partidos por un total de cinco mil 356 millones 771 mil 247 pesos. Aaaah, ¿verdad que si duele? En esta vida nada es gratis.

Imagen tomada de Twitter
Pero la culpa la tiene usted y nada más usted por no cumplir con lo que les corresponde.
En un mundo ideal usted tendría que buscar y enterarse quién quiere que lleve las riendas de su demarcación, estado, país o peor aún, quién quiere que lo represente durante tres años para tomar decisiones que ahora lo tienen pagando impuestos que usted jamás hubiera aceptado ni en sus sueños más lúdicos. O dígame, ¿usted escoge a su vecino más chistoso o a la vecina más guapa para darle un poder notarial total para hacer los trámites de escrituración de su casa? ¿No? Pues eso es lo que hacemos en cada elección.
Así, sin necesidad de campañas, uno tendría que enterarse, primero que nada, quiénes diablos son los candidatos que nos corresponde elegir (le apuesto que no sabe los nombres de los aspirantes a diputados que lo ‘representarían’ a nivel local ni federal, por más que le pongan su cara en cada esquina), para después buscar sus perfiles (¿de qué sirve el internet entonces?) propuestas y experiencia.

Imagen tomada de Twitter
La cosa debería ser al revés, que el interés viniera de usted, lo que nos llevaría al maravilloso mundo de cero spots en radio y televisión, viendo realmente de qué lado masca la iguana, porque, qué sería del Partido Verde sin sus odiosos promocionales que sin embargo todo mundo identifica.
Por un lado usted debe entender que algo más que el sueldo es lo que buscan esta turba de políticos, porque de otra forma, ¿quién quiere un trabajo donde con nadie queda bien y todos lo critican mientras un grupo lo está friegue y friegue nomás para hacerle quedar mal?
Más allá de vivir del sueldo, lo que nos han demostrado cada uno de los funcionarios electos (con sus escasísimas excepciones) es que ellos no piden que les den, sino que los pongan donde hay, para a través de ahí hacer relaciones y utilizar el poder en beneficio propio y de quien más le convenga.

Imagen tomada de Twitter
Viendo esto, la elección de un candidato debería ser tan delicada como la compra de una casa, la selección de una pareja o la decisión de tener un hijo. Y si así a veces nos va como en feria, entonces no es de extrañar lo que nos pasa con un recinto legislativo lleno de personas elegidas al alimón.
Por ejemplo, usted cuando compra un carro primero se deja impresionar por la vista, es cierto, pero después quiere tocarlo, probarlo, y si es un comprador inteligente cotejará las diferentes opciones. Y si le sale mal, pobre de esa marca porque no se cansará de hablar mal de ella y por supuesto no volverá a comprarla, porque incauto puede que sea pero tarugo no.

Imagen tomada de Twitter
Entonces, ¿por qué permite que le vendan lo mismo una y otra vez y a pesar de todo lo sigue comprando, aún cuando no dio resultado? Porque seamos honestos, usted ya lo tiene definido, no votará por el mejor hombre o mujer, votará por el color que más le guste o simplemente evitará el que tanto detesta pero no por eliminación crítica sino por puro sentimiento (o resentimiento).
La chica que cuelga las lonas de Chava Rizo puede que llame mucho la atención, pero eso no hará votar a unos por él ni tampoco causará la aversión de otros. A estas alturas ya ni indecisos hay, pues el país se divide entre los que no votarán y los que sí, y estos últimos ya saben por quién lo harán, así sin análisis, sin que mellen las acusaciones, los balconeos, las ridiculeces en cada video. Si lo anterior es así, ¿para qué queremos campañas si de nada sirven? Porque viéndolo bien, en términos prácticos, ese cartel termina siendo el más caro del mundo, y todo porque contiene algo que no queremos reconocer: la indiferencia de todos ante este tremendo desfalco.
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