Aunque esta informacion que pondre no tiene nada que ver con algo Sobrenatural la pongo para complementar la informacion, a ver que les parece
El narco, atrás del caso Narezo
por: Ariel Velázquez
150 kilos de coca y 7 millones de pesos, el móvil
El auténtico móvil del multihomicidio de la familia Narezo Loyola y sus dos empleadas domésticas fueron 150 kilos de cocaína y 7 millones de pesos que le robaron a un narcotraficante de Nuevo León cuya identidad no ha sido revelada.
Por consiguiente, tan frágil como el vidrio parece la versión oficial de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal: Los asesinos entraron a la casa de Tlalpan con el único fin de robar pero, al encontrarse a las siete personas, las asesinaron.
El caso Narezo se debate entre numerosas contradicciones. Hay más preguntas que respuestas.
Fuentes policiacas bien informadas, consultadas por Bajo Palabra, revelan que el policía federal Gerardo Magaña; su sobrino, el multihomicida Orlando Magaña Dorantes; el testigo sobreviviente Juan Pablo Quintana Calles y Ricardo Narezo Loyola, hijo de Ricardo José Narezo Benavides, vestidos con uniformes negros como si estuvieran realizando un operativo, acudieron a una casa de Coyoacán a robar la droga, que escondieron en el taller de la familia victimada.
El cargamento sería enviado a Nuevo Laredo, Tamaulipas.
De acuerdo con nuestros informantes, Ricardo José Narezo Benavides, quien contaba con 59 años de edad, adaptaba automóviles de lujo para ocultar la cocaína y, así disimulada, introducirla a Estados Unidos en la frontera antes referida.
Esa tarea le resultaría fácil a Narezo Benavides, quien durante años se dedicó a restaurar vehículos de colección.
Otros dos miembros de la banda, conocidos como El Zindy y El Charly, también participaron en el robo del cargamento de droga, mismo que la familia Narezo intentó hacer perdedizo.
De resultar verídica esta hipótesis, los investigadores entenderían la saña que emplearon los asesinos. Las víctimas fueron torturadas para que dijeran dónde estaba la cocaína.
Asimismo, se asegura que la mafia de las drogas obligó a Jorge Magaña Vázquez, excomandante de la policía federal, a entregar a su hijo Orlando para frenar las investigaciones sobre un cargamento “extraviado” de 150 kilos de cocaína.
Parte del alijo fue cargado en un automóvil Jetta, al que se le sustrajo el asiento trasero para acomodar la droga.
De la misma forma, se dice que el “cómplice” Jorge Esteban es un enviado del narco colombiano, el cual tenía la orden de aplicarle a toda la familia Narezo la corbata colombiana. Es decir, degollarlos por no cumplir con lo pactado.
Según testimonios de vecinos hechos a esta revista, los Narezo tenían en su casa una importante colección de obras de arte, que incluía cuadros originales de pintores famosos (entre otros, de Van Gogh y Picasso). Se considera que los ingresos económicos de Ricardo José Narezo Benavides como restaurador de autos de colección, no eran tan elevados como para permitirle la adquisición de tan valiosas piezas artísticas.
Inocencia y dolo
El procurador Bernardo Bátiz Vázquez y el director de la Policía Judicial capitalina, Damián Canales Mena, han dejado mucho que desear. Bátiz, por su inocencia, y Canales Mena porque seguramente, se dice, maneja este caso con una doble intención.
Una afirmación sin duda razonable: El comandante encargado de la investigación es Rafael Tuxpan Texcocano, al parecer íntimo amigo de Jorge Magaña Vázquez, padre de Orlando, el presunto autor material de los asesinatos.
Inclusive se comenta que el multihomicida pudo haber asesinado a su cómplice, Jorge Esteban.
También se dice que el único sobreviviente de la matanza, Juan Pablo Quintana Calles, pudiera estar involucrado. De ser así, estaría ocultando información. En todo caso, es difícil creer que Orlando y Jorge Esteban, solos, hayan matado a los cinco miembros de la familia y a las dos trabajadoras domésticas. Nuestros informantes piensan que por lo menos cuatro sujetos participaron en la carnicería.
Tampoco es lógica la versión oficial de que Ricardo Narezo Loyola, de 20 años, en compañía de Orlando Magaña fue a recoger a su hermanita Diana de diez años a una fiesta, para regresar a que los asesinara Orlando. El joven hubiera tenido la oportunidad de ponerse a salvo con Diana y avisar a la policía que sus padres y la otra hermana se encontraban en peligro.
Miente la PGJDF
Un dato por demás relevante es que el comandante de la Fiscalía de Asuntos Especiales, Ignacio Perales, quien tuvo el mismo grado en la Policía Judicial Federal, a solicitud de Angélica Dorantes, madre del multihomicida, pasó a recoger a Orlando en un hotel de la ciudad de Puebla, para entregarlo en la ciudad de México a la Fiscalía de Homicidios de la Procuraduría capitalina.
De entrada, la Procuraduría miente cuando dice que Orlando fue arrestado. La verdad es que lo entregó su familia.
Otro dato que despierta aún más suspicacias es el de que los tíos del homicida, Pedro y Gerardo Magaña Vázquez, conocidos como Los Hermanos La Maña, quienes están adscritos a la Subdelegación Metropolitana de la Agencia Federal de Investigación (AFI), no asisten a la oficina por órdenes de su superior, el comandante Rafael Contreras.
El homicidio múltiple que conmovió a la sociedad ocurrió en la casa número 186 de la calle de Cuitláhuac, colonia Toriello Guerra, perímetro de Tlalpan, la noche del pasado 15 de noviembre. Desde entonces han ingresado al inmueble policías y peritos, así como otras personas que afanosamente buscan el clavo, como en el argot del hampa se dice a los escondites. En este caso, al sitio donde Ricardo Narezo padre pudo haber ocultado una importante cantidad de estupefacientes, principalmente cocaína, y miles de dólares.
Incluso, en días posteriores al homicidio amaneció la casa con las luces prendidas.
Y había un zapato en la entrada de la residencia.
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Conforme a diversas versiones policiacas, Narezo padre pudo haber utilizado varios autos para introducir droga a Estados Unidos o, en su defecto, usar los automóviles de colección que restauraba para traer a México cientos de miles de dólares, producto de actividades ilícitas.
Sobre la “desaparición” del “único” cómplice, Jorge Esteban, existen tres hipótesis:
1. Es un invento del multihomicida Orlando Magaña.
2. El padre y los tíos de Orlando asesinaron a Jorge Esteban.
3. El presunto colombiano huyó a Sudamérica.
El juez 61 penal del fuero común adscrito al Reclusorio Oriente, Rogelio Antolín Magos Morales, quien el 5 de diciembre pasado le dictó el auto de formal prisión a Orlando Magaña Dorantes, deberá profundizar en la investigación, ya que vecinos de la colonia Torriello Guerra aseguran que el inculpado es un asiduo consumidor de drogas.
Otro dato: La cinta canela que llevaban consigo Orlando y su o sus cómplices tenía como objetivo evidente el de maniatar a las víctimas y, así, asesinarlas con facilidad.
Por tanto, nunca tuvieron el propósito de cometer un simple robo.
También llama la atención la saña empleada por los asesinos en contra de los Narezo.
Al respecto, el director del Servicio Médico Forense, José Ramón Fernández Cáceres, afirmó que nunca había visto crímenes tan violentos.
Entretextos
-- Jorge Esteban, un enviado del narco colombiano. Tenía la orden de aplicarle a los Narezo la corbata colombiana: Degollarlos por incumplir un pacto.
-- Ricardo Narezo padre adaptaba autos de lujo para ocultar la coca e introducirla a EU.
-- La mafia obligó a Jorge Magaña Vázquez a entregar a su hijo Orlando para frenar las pesquisas sobre 150 kilos de droga
http://esp.mexico.org/revistas/index.php?idrevista=76&idarticulo=334