Miedo

Turboglitch

Bovino maduro
#1
Habíamos planeado pasar las fiestas de un pueblito en Zacatecas, brothers, compas de farra, en platicas de borracherras hablamos de fantasmas, espectros y aparecidos, todo normal; un brother nos invitó a su pueblacho, sui tierra natal.
Siempre nos platicaba de que allá había un espectro, con su tía, "una mamada", le replicaba el "Zuz", el más "macho" de nosotros, pobrecito, después demostró su valentía.
Llegamos a la casa de mi compa, casa grande, cocina, cruzando el pario.
La fiesta, en otro lugar.
Fuímos a una fiesta de XV años, todo normal, excelente diría yo, tomamps, disfrutamos, conocimos chavas, y llegó la hora de hora de irnos a donde nos quedariamos.
Yo tomo alcohol muy poco, por lo mismo preferí ir a dormir.
Entrada la noche oí gritos, portazos y...
-Qué chingaos les pasa!?...Dejen dormir!!!
-Tengo miedo carnal -Dijo el Zuz -Lleno de pavor
Tenía una mirada desesperada,con un miedo que daba gracia.
-El fantasma !- gritó otro por allá.
-Puta madre, cuantas putas veces les he dicho que esas mamadas no existen, a ver, diganme, que chingados les pasó?
-En la cocina, esta " el muerto", "el espanto", ...- decían con palabras ininteligibles, revueltas, pero con miedo...
 

Turboglitch

Bovino maduro
#7
... era miedo, miedo a no saber que pasaba, todos hablaban alto, gritaban, sus caras no se miraban igual a lo común, y por común me refiero a verlos seguido en condiciones normales, aparte, me habían despertado y también pensé que me estaban jugando una broma... estaba encabronado.
Como el Zuz era el que normalmente se comportaba "muy valiente" fué a quién me dirigí hablando fuerte, pues toda la situación era un verdadero desmadre.
-Qué pasó carnal?, -Pregunté dandole valor con mis palabras y no haciendo caso a los demás para que dejaran de hablar.
-Wey, en la cocinita nos acaba de pasar algo bien culero, no mames, estabamos platicando cuando...
En eso llegaron los parientes de Juan, que es el nombre de mi brother que nos invitó a la fiesta, su tía, la hermana de su tía, su tío, su abuelita y sus 3 hijos, el mayor de 14 años,
Debo aclarar que nosotros llegamos a Zacatecas un día antes de la fiesta, en viernes como a las 5 pm, para ser más preciso.
Estando en el pequeño recibidor, la tía de mi bro, una señora como de 45 años nos dijo.
-Si van a cenar, de una vez, pues a nadie de aquí nos gusta estar tarde en la cocina y menos de noche...
-Y eso? -Pregunté.
-La cocina no tiene foco, se funden rápido, usamos velas, el muertito... -contestó- ...se molesta...
Busqué la mirada de los parientes de Juan, se incomodaron, no supe entonces el porqué de su reacción, después lo comprendí.
Era MIEDO.
Pensé: "que mamada, lo que es no saber...", me había enfrentado a situaciones "tenebrosas" y "siempre" había salido avante, todo "siempre" tuvo una explicación razonable, no científica, razonable, no había porque temer jamás, podía afirmar con certeza que los fantasmas, espectros y cosas de ultratumba no existían pues "siempre" con razonamientos lógicos, había una explicación, no sin ponerme un poco nervioso, incluso aguantando bromas de mis compas que al verme sereno, trataban de hacerme titubear haciendome bromas cuando de demostrar entereza se trataba.
Como decía, llegaron los parientes de Juan y creyeron que estabamos peleando una borrachera.
-Tranquilos!, por qué pelean?
-Señora. el espectro nos espantó en la cocinita...!
Nuevamente, como si les dieran cuerda, todos volvieron a hablar a lo pendejo, no se entendía ni madre, igual la tía, el tío, ¡todos!, eso sí, entre "se movieron los trastes", "se apagaron las velas", "les dije que de noche en la cocinita...", " tú ya sabías Juan"...
-¡Chingada madre!, ¡Cállense!, ¡pinche Zuz, das pena!, y te sentías muy chingón!, -grité- me hicieron caso, pero no porque gritara, la verdad tenían miedo, pero era miedo a que eso que estaba en la cocinita, "oyera", me miraban con un chingado miedo, me envalentoné y les dije:
-¡Ya le he dicho el chingo de veces que esas son pendejadas!, ¡¿Cómo ven que ahorita les demuestro que esas mamadas no existen!?, orita mismo me quedo a dormir en la cocina, a ver, Zuz, tú también, les vamos a demostrar que eso no existe...
El Zuz ni respondió, se llenó de pánico, y se escondió atras de otro bro.
Pero ahora volvieron a hablar los parientes de Juan.
"No vayas", "es real", "te va a espantar"...
-¡Esas mamadas no existen" - ya estaba agarrando mi bolsa de dormir que había sacado desde que regresamos de la fiesta y cruzando como 7 metros de patio me dirigí con mi "cama" a la mentada cocinita, ¡ja,ja,ja, me sentía muy chingón...!
A diferencia de la "casa" que estaba construida de tabicón, la cocinita era de adobe, colgados en las paredes, trastes de barro, tazas, jarros, jarrones, ollas y trasteros rústicos había una estufita de leña, al centro, la mesa de madera, velas tiradas en el suelo de tierra, unos platos, algo de comida y jarros rotos en el piso, "seguro son de ellos"-pensé-, con seis sillas de esas que parecen de tiro maya, tejidas con bejuco, tule, mimbre, o algo así, era lo que podía distinguir con ayuda de la poca luz de la luna que se filtró al abrir la puertita de madera y mi encendedor, poco me importo que desde la "casa" me estuvieran hablando, tenía plena confianza, como dije, todo tenía una explicación, medio limpié el piso, cerré la puerta y la atranqué con un tronco que estaba atrás de la puerta quizá era para eso..
Hice la mesa hacia un lado, sillas, amontonadas, "hice" mi cama, me dispuse a dormir.
Pensaba: "Me voy a burlar de estos weyes mañana", "bola de cobardes", "ja,ja,ja, cómo me voy a divertir..."
Estaba semioscuro, la puerta eran unas tablas verticales unidas, y entre las uniones, se filtraba un poco de luz de luna.
Primero sentí como si alguien me estuviera mirando fijamente y giré la mirada hacía una silla vacía, que estaba a mi derecha, juraría que rechinó como si alguien se acomodara al reclinarse, les aseguro que en seguida sentí una respiración y una corriente de aire del lado contrario, respiración, los bellos de mi nunca, se me erizaron, una presencia, no estaba solo, mi cara, la sentía caliente, escuché un zumbido "piiiiiiiiiiii", no puede ser, estaba perdiendo el control, "tranquilo", me dije sacando valor quien sabe de donde, "calma", y volteé a ver de donde provenía la "respiración", sentí alivio ver que dicha respiración venía de la puerta, incluso ví una sombra que se movía por fuera.
- Estos weyes me quieren espantar, pero se la van a pelar.-me tranquilicé- Quise decir algo y... ¡No pude!,
-¡Puta madre, no me puedo mover!, -¡Putos esfuerzos para moverme y no podía, no podía! Tenía los ojos abiertos.
Nuevamente me comencé a alterar, pero recordé lo del "mal del sueño":
"Por posturas incomodas, cansancio, u otras alteraciones, el cuerpo busca un reposo..."
-¡¡¡Se van a la verga esos putos especialistas, el sueño mis huevos!!!, ¡¡¡No me podía mover y me estaba llenando de pánico!!!
Me quejaba, claramente les gritaba a los de la casa, que me ayudaran, pero ni madre, estaba solo y no podía ni hablar, ni moverme...
Otra vez el zumbido, ¡piiiiii! seguido de un quejido,
-¡Aaaaaaaah!
Me cae de madre que se escucho una voz pastosa, rasposa, gruesa y con ECO.
Era afuera, alguien quería entrar, escuchaba como se movía la puerta y creí que me habían escuchado y venían en mi auxilio, "¡puta madre, si pudiera moverme y abrir!", había yo atrancado la puerta por dentro.
Más quejidos, eco, voz rasposa, maldito zumbido no me deja oir bien, ¡se abrió la puerta!.
Un fuerte viento se metió, no estaba soñando, el quejido estaba bien alto, un viento, como remolino se había metido, mucho ruido, alguien entró a la cocina, parecía metal, era frío, sentí que me levantó fácilmente y no me podía mover, recobré mis movimientos en el patio en la tierra, me incorporé pesadamente pero rápido y corrí hacia la casa.
-¡Abranme, äbranme, ese maldito tiene una fuerza descomunal"
No pude dormir, miraba y miraba hacia la cocina desde una rendija, ni pensar en ir a mear.
Volví a sentir una mirada y nuevamente mi nuca se erizo, volteé y era uno de mis amigos mirandome, me dijo:
-Estaba mirando, saliste volando y caíste, tengo miedo...
-Yo también.
El siguiente año fueron pesadillas y pensar y pensar en lo ocurrido.
Creo que los psiquiatras son cobardes PUES LOS HE PUESTO EN JAQUE.
Mis amigos no querían hablar de lo ocurrido.
Convencí a uno.
-Estabamos cenando, traíamos el pomo, unas cubas, escuchamos un quejido adentro de la cocina, bien culero, se cayeron unos jarros, se metió un remolino y se apagaron las velas, y alguien gritaba bien gacho, salimos corriendo, ya ves, eramos ocho weyes y todavía tenemos MIEDO.
 
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