Pues ni tan absurdo, porque es una ilustración fácil de cómo nuestra percepción del color se ve ampliamente influida por la cantidad y tipo de luz que hay en una fotografía, y por la manera en que la corteza cerebral procesa la misma. Vamos, que ilustra que aunque no caigamos en cuenta, muchas cosas que ves, tu amigo de al lado las está viendo en otro color, solamente que no se dan cuenta.