¿Cual rebelion en la granja?

Volta

Bovino maduro
#1
comparto con ustedes, compañeros, una reflexion del valedor tomas mojarras:


¿Cuál rebelión en la granja?

El gallinero hierve de sol. Y allá van, y acá vienen, de la cerca de alambre a los comederos, a los nidales, a los bebederos. La prieta, la búlica, la variada ¡Cócorocó!, un cacareo escandaloso, y uno más, y otro. Las ponedoras depositaban su huevín en el nido. ¡Cócorocó! La parda, tras el esfuerzo, bebe agua a picotazos. La prieta (jadeos, engrifar de plumas, las zancas despatarradas) pasó por el trance esforzado y jalaba aire. La vareada dirigíase al nido ya con el suyo en la puerta. Un esfuerzo, un jadear, y achaparrarse, abrir ojos, pico, todo. ¡Cócorocó! Y así la pinta y las varias más. En la pileta, a la sombra del pirul, a reponerse del esfuerzo. Pero ahí estuvo el problema: en los cócorocós, porque al escándalo…
La pandilla de gallos se dejó venir. De los comederos, que casi nunca abandonan, viniéronse sobre los huevos. Gallitos jóvenes, fachendosos, cresta arriscada y prevenido el espolón, pisando fuerte se dejan venir al banquete; ventajistas que no fueran, han dado en tragarse todos los huevos. Véanlos llegar con su porte alardoso. Oigan su kikirikí amalditado; adviertan los picos atrabiliarios, que a piquetazos van despanzurrando nidales, picoteando yemas, desgarrando claras. Ya después, el naufragio de los cascarones. Las pollas, a media voz: “Diablos de abusones y ventajistas, aprovechados de la ocasión. Como nos ven mansitas…”
Ah, ¿conque motín a bordo? Y por que se mire quién manda en el gallinero los atrabiliarios se dejan venir contra las rezongonas, y ándenle; qué desastre de plumas, ahogos, jadeos, cuadriles despernancados. La búlica, la vareada, la pollita todavía, soportan una vez más, en tensión las zancas, el jineteo de los abusones. ¡Oh, ay, uf, agh, puf!
Silencio. Los espolones tornan al comedero. Entre espasmos y sacudidas las pollas: “punta de atrabiliarios; se apropian de los comederos, se tragan nuestros blanquillos, y qué modo de violar a la que proteste…”
- Yo hasta herniada quedé con la sacudida, ¿tú crees? No había agarrado resuello después del huevo, cuándo échate encima todo el peso de los otros huevos, o sea los del pinto, y qué clase de meneos y sacudidas, pa su…
- No, y los espolones del giro, de este grandor. Sentí que estaba malpariendo un huevo de yema cuata. Como me fue agarrar cansada…
Válganme. Oigan allá, en los comederos, el claridoso kikirikí, pregón de los desbozalados. Al escucharlos la gallina blanca, polla todavía, de pronto no puede más, y recogiendo con el pico una de las plumas desprendidas del ala, bajo el ala cobija la cabeza y se echa a llorar, y su llanto contagia a las otras: un mar océano de reniegos, de lágrimas, de imprecaciones; que gallos aborrecidos, que violadores, que gallos impostores, ilegítimos, y así nos han aumentado los impuestos y el número de los huevines que debemos poner…
El búho, parado en lo más alto de la más alta rama del más alto eucalipto de la granja avícola:
- Eso. A llorar como gallinas. Los gallos son unos cuantos, y ustedes millones. Ustedes son las de los huevos, pero huevos de qué les sirven, si se rehusan a pensar, y así crear estrategias con qué enfrentar con éxito a los gallitos sobrones, comenzando por el impostor. ¿Cuánto tiempo todavía se la van a pasar renegando, lamentándose y lloriqueando por las tropelías de los atrabiliarios? ¡A pensar, a la autocrítica, a la creación de estrategias para las que los gallos aún no sinteticen el correspondiente antídoto…!
Ellas moviéndola, o sea la testa, y pelándolos, o sea los ojos. ¿Y el güey ése? ¿Quién lo invitó, qué hace aquí, que no nos deja lamentarnos a gusto como Dios manda? (Dios…)
 
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