tato
Bovino maduro
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- #1
Este tema lo coloco para los que ya no quieren masturbarse, en especial va dirigido a los cristianos. Pero hay libertad en los comentarios.
Testimonio:
1. Seguí tomando en serio la oración.
Es muy común llegar a desanimarnos cuando oramos y no vemos respuesta de inmediato a nuestras peticiones. No obstante, debemos recordar que Jesús enseñó acerca de la importancia de ser persistentes en la oración, de no claudicar (Lucas 18:1). Por aparte, él también nos enseñó que debemos pedirle a Dios su protección de las tentaciones (Mateo 6:13; Mateo 26:41). De esta forma, si persistís en la oración, suplicando no caer en tentación, estarás orando conforme a la voluntad de Dios, y eso quiere decir ¡que él ciertamente te responderá! (I Juan 5:14,15).
2. Busca ayuda de un confidente.
Como has visto, luchando solo es muy difícil ganar las batallas sexuales. Seremos más fuertes y tendremos mejor apoyo cuando contemos con alguien espiritualmente maduro a nuestro lado. Te animo a que lo antes posible hables de esta batalla con una persona en quien puedas confiar, para que te apoye en oración y sobre todo para que le rindas cuentas de tus peleas y victorias (Santiago 5:16). Tendrás que encontrar a alguien que no luche con esta misma debilidad, para que te pueda fortalecer. Deberá ser una persona con quien vas a poder hablar con toda transparencia (al principio esto nos da mucha vergüenza, pero es mejor pasar ese momento de pena y no seguir derrotados). Y sobre todo, deberá ser una persona que te recuerde los principios bíblicos para salir adelante. Quizás a primera vista no encuentres a alguien perfecto que califique con todas estas características. Te animo a buscar detenidamente, porque estoy seguro que Dios proveerá a alguien. Recuerda que no es bueno atravesar las luchas de la vida en soledad (Eclesiastés 4:10).
3. Limpia tu mente.
Dios nos ha creado como seres sexuales, por lo que es normal tener deseos y satisfacerlos. No obstante, nuestra naturaleza pecaminosa nos ha llevado a expresar y satisfacer equivocadamente nuestras necesidades. Hemos buscado en la pornografía (entre otras cosas) la satisfacción no de nuestra lujuria, percibiendo una comprensión totalmente equivocada de lo que significa la sexualidad dada por Dios. Por lo tanto si alimentamos nuestro sistema con información errónea, el resultado será siempre el erróneo. Si alimentamos nuestra mente con sexualidad pervertida (que por cierto es muy agradable a la carne), ¿qué sentido tiene preguntarnos después por qué nos cuesta tanto lidiar con la masturbación? Más bien debemos huir de las fuentes que alimentan pecaminosamente nuestro sistema, para que no nos inciten a caer (I Corintios 10:12). Tenés que decidir alejarte y deshacerte de cualquier estimulante para tu lujuria. Debes morir al pecado, aunque el pecado aún no ha muerto en vos.
4. Suma diariamente pequeñas victorias.
La única forma en que vas a lograr vivir meses y años firme en tu sexualidad, es que logres andar firme días y semanas. Las victorias se forman de las decisiones diarias. Cada mañana proponte delante de Dios vivir un día en santidad, honrarle con tu sexualidad (cueste lo que cueste), entregarle tu cuerpo en sacrificio (Romanos 12:1). Desarrolla el firme propósito de orar por tu lucha con el pecado, de ser fiel en rendirle cuentas a tu confidente, de mantenerte a millas de distancia de cualquier material o pensamiento sugestivo. Entrégate por completo cada día a Dios y llénate de la Palabra para que podas pelear y vencer (Efesios 6:13-17).
Dios desea que desarrolles una vida exitosa en tu sexualidad (I Tesalonicenses 4:1-8). Su mejor deseo es protegerte de la desgracia, la atadura, el dolor del pecado; ¡él quiere que seas completamente exitoso! Por ello, lo mejor que puedes hacer es obedecer sus principios para vivir tu sexualidad sin remordimientos (Salmos 119:45).
Post original https://revolucionj.wordpress.com/2011/09/01/ya-no-quiero-masturbarme/
Testimonio:
…pero me está costando demasiado. Muchas veces le he pedido a Dios ayuda, y siempre le prometo que no lo volveré a hacer, pero siempre vuelvo a caer. ¡No sé que hacer! Me siento muy mal por fallarle a Dios, y me siento como esclavo de este pecado. ¿Qué debo hacer? ¿Qué pasos debo seguir para dejar la masturbación?
Quiero agradecerte por tanta sinceridad en lo que expresas. No siempre es fácil hablar acerca de las luchas que tenemos con nuestra sexualidad; generalmente nos sentimos tan avergonzados y sucios que tratamos de arreglar nosotros mismos el problema. Pero creo que estas situaciones son tan complejas, tan profundas que siempre requieren ayuda de alguien más. Por eso, quiero sugerirte una estrategia de cuatro pasos para salir adelante.
1. Seguí tomando en serio la oración.
Es muy común llegar a desanimarnos cuando oramos y no vemos respuesta de inmediato a nuestras peticiones. No obstante, debemos recordar que Jesús enseñó acerca de la importancia de ser persistentes en la oración, de no claudicar (Lucas 18:1). Por aparte, él también nos enseñó que debemos pedirle a Dios su protección de las tentaciones (Mateo 6:13; Mateo 26:41). De esta forma, si persistís en la oración, suplicando no caer en tentación, estarás orando conforme a la voluntad de Dios, y eso quiere decir ¡que él ciertamente te responderá! (I Juan 5:14,15).
2. Busca ayuda de un confidente.
Como has visto, luchando solo es muy difícil ganar las batallas sexuales. Seremos más fuertes y tendremos mejor apoyo cuando contemos con alguien espiritualmente maduro a nuestro lado. Te animo a que lo antes posible hables de esta batalla con una persona en quien puedas confiar, para que te apoye en oración y sobre todo para que le rindas cuentas de tus peleas y victorias (Santiago 5:16). Tendrás que encontrar a alguien que no luche con esta misma debilidad, para que te pueda fortalecer. Deberá ser una persona con quien vas a poder hablar con toda transparencia (al principio esto nos da mucha vergüenza, pero es mejor pasar ese momento de pena y no seguir derrotados). Y sobre todo, deberá ser una persona que te recuerde los principios bíblicos para salir adelante. Quizás a primera vista no encuentres a alguien perfecto que califique con todas estas características. Te animo a buscar detenidamente, porque estoy seguro que Dios proveerá a alguien. Recuerda que no es bueno atravesar las luchas de la vida en soledad (Eclesiastés 4:10).
3. Limpia tu mente.
Dios nos ha creado como seres sexuales, por lo que es normal tener deseos y satisfacerlos. No obstante, nuestra naturaleza pecaminosa nos ha llevado a expresar y satisfacer equivocadamente nuestras necesidades. Hemos buscado en la pornografía (entre otras cosas) la satisfacción no de nuestra lujuria, percibiendo una comprensión totalmente equivocada de lo que significa la sexualidad dada por Dios. Por lo tanto si alimentamos nuestro sistema con información errónea, el resultado será siempre el erróneo. Si alimentamos nuestra mente con sexualidad pervertida (que por cierto es muy agradable a la carne), ¿qué sentido tiene preguntarnos después por qué nos cuesta tanto lidiar con la masturbación? Más bien debemos huir de las fuentes que alimentan pecaminosamente nuestro sistema, para que no nos inciten a caer (I Corintios 10:12). Tenés que decidir alejarte y deshacerte de cualquier estimulante para tu lujuria. Debes morir al pecado, aunque el pecado aún no ha muerto en vos.
4. Suma diariamente pequeñas victorias.
La única forma en que vas a lograr vivir meses y años firme en tu sexualidad, es que logres andar firme días y semanas. Las victorias se forman de las decisiones diarias. Cada mañana proponte delante de Dios vivir un día en santidad, honrarle con tu sexualidad (cueste lo que cueste), entregarle tu cuerpo en sacrificio (Romanos 12:1). Desarrolla el firme propósito de orar por tu lucha con el pecado, de ser fiel en rendirle cuentas a tu confidente, de mantenerte a millas de distancia de cualquier material o pensamiento sugestivo. Entrégate por completo cada día a Dios y llénate de la Palabra para que podas pelear y vencer (Efesios 6:13-17).
Dios desea que desarrolles una vida exitosa en tu sexualidad (I Tesalonicenses 4:1-8). Su mejor deseo es protegerte de la desgracia, la atadura, el dolor del pecado; ¡él quiere que seas completamente exitoso! Por ello, lo mejor que puedes hacer es obedecer sus principios para vivir tu sexualidad sin remordimientos (Salmos 119:45).
Post original https://revolucionj.wordpress.com/2011/09/01/ya-no-quiero-masturbarme/