marco_macf
Bovino adicto
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El 21 de octubre de 2015, a las 16:29 horas, Marty McFly sale de un callejón cercano al downtown de Hill Valley, California. Es un viajero en el tiempo que procede de 1985 en la cinta de culto Volver al Futuro. Para conmemorar este hecho, rehice la historia... Si Marty McFly fuera chilango, así sería Volver al Futuro. El DeLorean en el estacionamiento de Santa Fe
Emmett Brown probaba su máquina del tiempo en el estacionamiento de Centro Santa Fe y le contó a Marty McFly que, antes, ese terreno era un relleno sanitario (un basurero, pues). Después fue abatido por un grupo de sicarios enviados por el Chapo debido a que no les construyó la perforadora de tierra con silenciador que le habían encargado.
La máquina del tiempo era un DeLorean, porque era un auto con clase (aunque en algún momento pensó en hacerla con un Vocho verde, pero desistió cuando no pasó la verificación); sin embargo, el tablero era touch y obedecía comandos de voz de Siri, por lo que se trababa a cada rato, solía malentender las órdenes y dejaba de funcionar intempestivamente.
Al escapar de los sicarios a bordo de la máquina del tiempo, Marty viajó accidentalmente 30 años en el pasado, es decir, a 1985. Llegó a un campamento de pepenadores, quienes amenazarían con quitarle las piezas eléctricas al DeLorean, pero después alguien dijo que podían vender en una buena lana el aluminio de su carrocería. Tras un forcejeo, nuestro héroe logró escapar.
La Condesa en 1985
Marty estaba tan nervioso conduciendo a casa que no notó que el tránsito de Constituyentes avanzaba atípicamente fluido hasta la Colonia Condesa, donde tenía su hogar, pero frenó intempestivamente al ver que en esas calles no había bares, ruido, hipsters y valet parkings, sino tienditas, casas dañadas por el terremoto reciente y edificios de departamentos en los que nadie quería vivir por miedo a sentir otro temblor en ellos. Del loft con roof garden en donde vivía con su familia, no había ni rastro, mucho menos del Starbucks que estaba en la planta baja.
En eso estaba cuando se descompuso el DeLorean, el cual tuvo que dejar estacionado en uno de los cientos de lugares libres, sin parquímetros y sin franeleros que había y caminó varias calles mientras veía edificios derruidos con ventanas rotas de las que salían cortinas y escombros.
Llegó a un Sanborns, donde tomó un ejemplar de Novedades en donde descubrió que estaba en 1985. Corrió a buscar en el directorio blanco al Doc, pero se sorprendió de que los teléfonos no funcionaban con tarjetas, sino con monedas de denominaciones diferentes a las que él traía en el bolsillo. Le pidió regalada una al señor que cuidaba los baños.
Después, pasó un momento al restaurante y pidió una Pepsi Light, pero le dieron un Tab porque era lo único que tenían sin azúcar. Ahí descubrió que en la mesa de junto estaba su papá, que era molestado por unos abusones que se fueron pronto. Tras cruzar algunas palabras con él (entre ellas, una explicación de Marty sobre lo que significaba la palabra “bullying”), decidió seguirlo para ver a dónde iba, pero por razones desconocidas terminó atropellado por un Ruta 100 y perdió el conocimiento.
Hola, “ipone”
En el lugar fue atendido por una bella y sensual chica que vestía mallones y una camiseta ancha, además de que estaba peinada con los cabellos parados y llenos de gel. Cuando Marty despertó en la casa de ella (su papá era conductor del Ruta 100 y decidió llevárselo antes de que llegara la patrulla), descubrió que se trataba de su madre, quien lo llamaba “ipone”, debido a que ese era el nombre que estaba grabado en una extraña y muy delgada calculadora que llevaba en el bolsillo.
Contra su voluntad, Marty se quedó a cenar en casa de su futura madre y, mientras veían en la televisión el noticiario “24 Horas” les dijo: “¿Ese programa es repetido? ¡Porque Jacobo se murió hace tres meses!”. Se dio cuenta de que lo que decía no tenía sentido en 1985 y mejor guardó silencio.
Preguntó por la calle en la que, según las páginas blancas del directorio, vivía el Doc, y cuando le respondieron, exclamó: “Eso es por San Antonio, donde empieza el segundo piso”. Pero la respuesta que recibió fue: “¿El segundo piso de qué?”.
Cuando Marty encontró al Doc, que vivía en una tranquila calle de San Pedro de los Pinos, tuvo que convencerlo de que venía del futuro, pero a Brown no le pareció novedad cuando, a la pregunta de “¿quién es el Presidente en 1985?”, McFly le respondió: “¡Es alguien del PRI!”.
Total que Marty convenció al Doc cuando le contó la anécdota de cómo había descubierto el condensador de flujo y se pusieron a pensar cómo podía ayudarle a volver al futuro con la tecnología de 1985, y le pareció buena idea conseguir un poco de plutonio con un grupo terrorista libio.
La tardeada en el Magic
Pero cuando el Doc vio que en la foto del iPhone empezaban a desaparecer los hermanos de Marty, lo mandó a la Prepa 6 para que sus papás se pudieran enamorar y besar por primera vez durante la fiesta de graduación en el Magic Circus del Toreo.
Ahí empezaron varias aventuras, como cuando Marty tuvo que visitar a su papá disfrazado de Harry Potter y ponerle en los audífonos del iPhone la canción del taxi con el fin de convencerlo de que llevara a su futura mamá a la tardeada del Magic; o como cuando el Doc quedó encantado con el estudio de televisión portátil (el iPhone, pues) y exclamó “¡su Presidente debe lucir muy bien en televisión!”.
Marty hizo un par de ridículos, como cuando hacía enrojecer al Doc tras decirle que habría una fiesta en “un antro” o como cuando no lo dejaron salir de la miscelánea porque no sabía que el envase de vidrio de la Pepsi que compró era retornable, por lo que se la debía tomar ahí mismo.
Pero el peor oso de Marty pasó en la fiesta del Magic, cuando Cristal y Acero, que era la banda que amenizaba la tarde, lo invitó al escenario a tocar y, ya más tranquilo porque sus padres se habían besado, decidió tocar una canción de Pitbull que primero prendió a la audiencia, pero luego quedó asqueada cuando el joven McFly del futuro empezó con el perreo. “A sus hijos les va a latir mucho esta música y así”, se disculpó.
De vuelta al presente
Total que el Doc, que antes se había negado a leer un mensaje que Marty le dejó en un disquete, logró que Marty volviera al año 2015.
Ya en 2015, Marty tardó hora y media en llegar a Santa Fe y llegó justo en el momento en que abatían al Doc. Pero cuando ya lo creía muerto, resulta que siempre sí había leído el mensaje del disquete en su IBM con pantalla de caracteres amarillos y esa noche decidió usar un chaleco antibalas que le salvó la vida y despistó a los sicarios.
Después, el Doc viajó al futuro y Marty descubrió que muchas cosas en su familia habían cambiado, pero justo cuando su novia había ido a visitarlo, Brown regresó del futuro para invitar a McFly a viajar en el tiempo a resolver un problema que tendría con sus hijos.
Ya en la máquina del tiempo, Marty notó que el Doc enfilaba hacía la Supervía, por lo que le preguntó si traía suficiente crédito en el TAG, a lo que el inventor respondió: “¿Supervía? A donde vamos no necesitamos… ‘Supervías’”.
FIN Y la historia sigue
Las aventuras de McFly no pararon, porque su viaje al futuro cambió el rumbo de la historia en el presente. Por ejemplo, el chavo que molestaba al papá de Marty en 1985, se volvió millonario tras apostar a que México perdería en penales contra Alemania en el Mundial del 86, pero lo que le dejó todavía más ganancias fue apostar contra el Cruz Azul durante casi 18 años seguidos.
Por cierto, cuando Marty llega a 2015, no sólo está en cartelera Tiburón 19, sino también La Risa en Vacaciones 22, con los hijos de Pedro, Pablo y Paco. Los mayores de 30 años entenderán.
Otro error hizo que el Doc regresara 100 años en el tiempo. Así que Marty tuvo que viajar a 1915 para ayudarlo, pero tuvieron que enfrentarse a un grupo de revolucionarios zapatistas (de los originales, no de los de 1994) mientras que Brown se enamoraba de una Adelita.
Finalmente, Marty volvió al presente cuando un ferrocarril que circulaba en una de las recién inauguradas vías del tren del país, empujó a la máquina del tiempo, la cual se destruyó en 2015, tras ser arrollada por un microbús.
¿Qué otras cosas pasarían si Marty McFly fuera chilango?
Emmett Brown probaba su máquina del tiempo en el estacionamiento de Centro Santa Fe y le contó a Marty McFly que, antes, ese terreno era un relleno sanitario (un basurero, pues). Después fue abatido por un grupo de sicarios enviados por el Chapo debido a que no les construyó la perforadora de tierra con silenciador que le habían encargado.
La máquina del tiempo era un DeLorean, porque era un auto con clase (aunque en algún momento pensó en hacerla con un Vocho verde, pero desistió cuando no pasó la verificación); sin embargo, el tablero era touch y obedecía comandos de voz de Siri, por lo que se trababa a cada rato, solía malentender las órdenes y dejaba de funcionar intempestivamente.
Al escapar de los sicarios a bordo de la máquina del tiempo, Marty viajó accidentalmente 30 años en el pasado, es decir, a 1985. Llegó a un campamento de pepenadores, quienes amenazarían con quitarle las piezas eléctricas al DeLorean, pero después alguien dijo que podían vender en una buena lana el aluminio de su carrocería. Tras un forcejeo, nuestro héroe logró escapar.
La Condesa en 1985
Marty estaba tan nervioso conduciendo a casa que no notó que el tránsito de Constituyentes avanzaba atípicamente fluido hasta la Colonia Condesa, donde tenía su hogar, pero frenó intempestivamente al ver que en esas calles no había bares, ruido, hipsters y valet parkings, sino tienditas, casas dañadas por el terremoto reciente y edificios de departamentos en los que nadie quería vivir por miedo a sentir otro temblor en ellos. Del loft con roof garden en donde vivía con su familia, no había ni rastro, mucho menos del Starbucks que estaba en la planta baja.
En eso estaba cuando se descompuso el DeLorean, el cual tuvo que dejar estacionado en uno de los cientos de lugares libres, sin parquímetros y sin franeleros que había y caminó varias calles mientras veía edificios derruidos con ventanas rotas de las que salían cortinas y escombros.
Llegó a un Sanborns, donde tomó un ejemplar de Novedades en donde descubrió que estaba en 1985. Corrió a buscar en el directorio blanco al Doc, pero se sorprendió de que los teléfonos no funcionaban con tarjetas, sino con monedas de denominaciones diferentes a las que él traía en el bolsillo. Le pidió regalada una al señor que cuidaba los baños.
Después, pasó un momento al restaurante y pidió una Pepsi Light, pero le dieron un Tab porque era lo único que tenían sin azúcar. Ahí descubrió que en la mesa de junto estaba su papá, que era molestado por unos abusones que se fueron pronto. Tras cruzar algunas palabras con él (entre ellas, una explicación de Marty sobre lo que significaba la palabra “bullying”), decidió seguirlo para ver a dónde iba, pero por razones desconocidas terminó atropellado por un Ruta 100 y perdió el conocimiento.
Hola, “ipone”
En el lugar fue atendido por una bella y sensual chica que vestía mallones y una camiseta ancha, además de que estaba peinada con los cabellos parados y llenos de gel. Cuando Marty despertó en la casa de ella (su papá era conductor del Ruta 100 y decidió llevárselo antes de que llegara la patrulla), descubrió que se trataba de su madre, quien lo llamaba “ipone”, debido a que ese era el nombre que estaba grabado en una extraña y muy delgada calculadora que llevaba en el bolsillo.
Contra su voluntad, Marty se quedó a cenar en casa de su futura madre y, mientras veían en la televisión el noticiario “24 Horas” les dijo: “¿Ese programa es repetido? ¡Porque Jacobo se murió hace tres meses!”. Se dio cuenta de que lo que decía no tenía sentido en 1985 y mejor guardó silencio.
Preguntó por la calle en la que, según las páginas blancas del directorio, vivía el Doc, y cuando le respondieron, exclamó: “Eso es por San Antonio, donde empieza el segundo piso”. Pero la respuesta que recibió fue: “¿El segundo piso de qué?”.
Cuando Marty encontró al Doc, que vivía en una tranquila calle de San Pedro de los Pinos, tuvo que convencerlo de que venía del futuro, pero a Brown no le pareció novedad cuando, a la pregunta de “¿quién es el Presidente en 1985?”, McFly le respondió: “¡Es alguien del PRI!”.
Total que Marty convenció al Doc cuando le contó la anécdota de cómo había descubierto el condensador de flujo y se pusieron a pensar cómo podía ayudarle a volver al futuro con la tecnología de 1985, y le pareció buena idea conseguir un poco de plutonio con un grupo terrorista libio.
La tardeada en el Magic
Pero cuando el Doc vio que en la foto del iPhone empezaban a desaparecer los hermanos de Marty, lo mandó a la Prepa 6 para que sus papás se pudieran enamorar y besar por primera vez durante la fiesta de graduación en el Magic Circus del Toreo.
Ahí empezaron varias aventuras, como cuando Marty tuvo que visitar a su papá disfrazado de Harry Potter y ponerle en los audífonos del iPhone la canción del taxi con el fin de convencerlo de que llevara a su futura mamá a la tardeada del Magic; o como cuando el Doc quedó encantado con el estudio de televisión portátil (el iPhone, pues) y exclamó “¡su Presidente debe lucir muy bien en televisión!”.
Marty hizo un par de ridículos, como cuando hacía enrojecer al Doc tras decirle que habría una fiesta en “un antro” o como cuando no lo dejaron salir de la miscelánea porque no sabía que el envase de vidrio de la Pepsi que compró era retornable, por lo que se la debía tomar ahí mismo.
Pero el peor oso de Marty pasó en la fiesta del Magic, cuando Cristal y Acero, que era la banda que amenizaba la tarde, lo invitó al escenario a tocar y, ya más tranquilo porque sus padres se habían besado, decidió tocar una canción de Pitbull que primero prendió a la audiencia, pero luego quedó asqueada cuando el joven McFly del futuro empezó con el perreo. “A sus hijos les va a latir mucho esta música y así”, se disculpó.
De vuelta al presente
Total que el Doc, que antes se había negado a leer un mensaje que Marty le dejó en un disquete, logró que Marty volviera al año 2015.
Ya en 2015, Marty tardó hora y media en llegar a Santa Fe y llegó justo en el momento en que abatían al Doc. Pero cuando ya lo creía muerto, resulta que siempre sí había leído el mensaje del disquete en su IBM con pantalla de caracteres amarillos y esa noche decidió usar un chaleco antibalas que le salvó la vida y despistó a los sicarios.
Después, el Doc viajó al futuro y Marty descubrió que muchas cosas en su familia habían cambiado, pero justo cuando su novia había ido a visitarlo, Brown regresó del futuro para invitar a McFly a viajar en el tiempo a resolver un problema que tendría con sus hijos.
Ya en la máquina del tiempo, Marty notó que el Doc enfilaba hacía la Supervía, por lo que le preguntó si traía suficiente crédito en el TAG, a lo que el inventor respondió: “¿Supervía? A donde vamos no necesitamos… ‘Supervías’”.
FIN Y la historia sigue
Las aventuras de McFly no pararon, porque su viaje al futuro cambió el rumbo de la historia en el presente. Por ejemplo, el chavo que molestaba al papá de Marty en 1985, se volvió millonario tras apostar a que México perdería en penales contra Alemania en el Mundial del 86, pero lo que le dejó todavía más ganancias fue apostar contra el Cruz Azul durante casi 18 años seguidos.
Por cierto, cuando Marty llega a 2015, no sólo está en cartelera Tiburón 19, sino también La Risa en Vacaciones 22, con los hijos de Pedro, Pablo y Paco. Los mayores de 30 años entenderán.
Otro error hizo que el Doc regresara 100 años en el tiempo. Así que Marty tuvo que viajar a 1915 para ayudarlo, pero tuvieron que enfrentarse a un grupo de revolucionarios zapatistas (de los originales, no de los de 1994) mientras que Brown se enamoraba de una Adelita.
Finalmente, Marty volvió al presente cuando un ferrocarril que circulaba en una de las recién inauguradas vías del tren del país, empujó a la máquina del tiempo, la cual se destruyó en 2015, tras ser arrollada por un microbús.
¿Qué otras cosas pasarían si Marty McFly fuera chilango?