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- #1
Normalmente no acompaño a Violeta, así se llama mi chica, al ginecólogo,
pero aquella vez me pidió que fuera, así que la acompañé.
Llegamos allí y al poco rato hicieron pasar a Violeta a la consulta, yo me
quede esperándola leyendo una revista. Pasados unos cinco minutos, la
enfermera me dijo que pasara a la consulta, el doctor me quería preguntar
algo. Pasé y me encontré al doctor y a Violeta sentados a los lados de una
mesa, yo me senté en una silla que quedaba libre. El ginecólogo tendría
unos 35 años era alto y se notaba que se cuidaba el cuerpo, era un hombre
atractivo.
Nada más sentarme el doctor me dijo que Violeta le había contado que
últimamente notaba una sensación rara cuando la penetraba y ella se
preguntaba si era posible que fuera porque yo tengo la poya bastante
gorda.
El doctor creía que eso seguramente no fuera así pero quería examinarnos a
los dos. Le dijo a Violeta que se desnudara de cintura para abajo y se
tumbara en la silla ginecológica, Violeta lo hizo aunque yo notaba una
expresión rara en su cara, una cierta sonrisa picara.
Al lado de la silla ginecológica había un pequeño taburete donde se sentó
el médico, nada más sentarse entre las piernas de Violeta, miró a la
enfermera, una chica de unos veinte años, bajita morena de pelo pero con
la piel muy pálida y unas tetas bastante grandes, que estaba en un lado de
la consulta preparando el instrumental y le pidió otro taburete y me dijo
que me sentara yo allí.
Estábamos los dos sentados entre las piernas de Violeta, mirando su coño
recién rasurado, yo oía su respiración un poco entrecortada, yo pensé que
parecía estar excitada, pero lo más seguro seria que estuviera
tensa por la situación. Aunque al mirar su coño ví entre sus labios que
estaba un poco húmeda.
Allí estábamos el ginecólogo y yo frente al coño de Violeta, yo
preguntándome si realmente estaba excitada como parecía, y la enfermera
trajo un carrito con el instrumental. El ginecólogo me dijo que estaba
casi seguro que esa sensación rara era psicológica porque por muy gorda
que tuviera la poya, seguro que cabria perfectamente y para demostrármelo
cogió un especulo, se lo metió a Violeta por el coño y lo abrió. Violeta
aspiro como si se asustara, yo le pregunté si estaba bien, y en un susurro
me dijo que muy bien.
El ginecólogo dijo que podía ser un problema de lubricación. Aunque veía
que Violeta se humedecía con bastante facilidad, era evidente, su coño
empezaba a gotear.
De todas maneras, dijo, quería hacer un experimento, así que se puso
vaselina en uno de sus dedos y empezó a frotar suavemente el
clítoris de Violeta, ella, al instante empezó a respirar más rápido y note
como se le contraían los músculos de las piernas. Yo la mire a la cara,
ella tenia el cuello muy rojo, eso es una señal de que estaba muy excitada
y los pezones se le notaban durísimos a través de la camisa.
El doctor me dijo que quería que Violeta se excitara todo lo que pudiera
para ver como reaccionaba su cuerpo, dejo de tocarle el clítoris y me dijo
que lo mejor seria que lo hiciera yo, pero con la lengua, yo se que eso a
Violeta le encanta y a mi me apasiona hacérselo, así que me puse a
chuparle suavemente el clítoris, con la punta de la lengua, absorbiendo un
poco, al tener el especulo metido, mi acceso a su coño era perfecto, mi
lengua podía llegar a cualquier sitio. Y eso es lo que me pidió el medico,
me dio un golpe en un hombro y yo saque la cabeza de entre las piernas de
Violeta, con la boca llena de sus jugos, al levantar la cabeza vi la cara
de Violeta enrojecida por la excitación, la enfermera le había metido las
manos por debajo de la camisa y le pellizcaba los pezones. El medico me
dijo que intentara llegar a su punto G con la lengua, que pegara la boca
todo lo posible a so coño, sacara la lengua y la subiera hasta encontrar
ese botón un poco durito. Así lo hice, al principio no lo encontraba,
movía mi lengua por el coño de Violeta, arriba, abajo, lo recorría entero,
el doctor me dijo que seria más fácil si le metía un dedo en el culo, se
puso un poco de vaselina en un dedo y suavemente le metió un dedo. Violeta
tenia espasmos de placer por todo el cuerpo, yo le masajeaba el punto G y
el clítoris con mi lengua, el ginecólogo, sacaba y metía uno de sus dedos
en su culo y la enfermera acariciaba sus pechos, Violeta tuvo un orgasmo
sonoro y muy húmedo, sus piernas temblaban sobre lo estribos de la silla,
jadeaba su camisa estaba húmeda de sudor yo note con mi lengua los
espasmos de su coño, su humedad.
Pensé que aquello seria todo, pero el doctor me dijo que ahora habría que
hacer algún experimento conmigo, la enfermera me dijo que me quitara los
pantalones, aunque ella ya me estaba desabrochando, me miro la poya, ya
muy crecida, y le pregunto a Violeta si eso era todo, Violeta sin decir
nada, me agarro la poya, se la metió en la boca y empezó a chupármela como
nunca lo había hecho.
Mire al doctor y vi que me había tomado el relevo en el coño de Violeta,
notaba a Violeta excitadísima, mientras ella chupaba, yo le desabroche la
camisa y empecé a tocar, chupar, acariar, morder sus pechos.
Las cosas pasaban muy rápido y muy despacio a la vez, Violeta estaba
sentada en la silla ginecológica con las piernas abiertas mientras me
chupaba la poya y yo chupaba sus pechos, entre sus piernas estaba el
ginecólogo lamiendo su coño y con su poya dentro de la boca de la
enfermera, que se había quitado la bata, no llevaba nada debajo y tenia
tres dedos que movía frenéticamente dentro de su coño.
Al doctor finalmente le pareció que yo tenia una buena erección así que le
quitó el especulo a Violeta y me dijo que la penetrara, yo le obedecí, mi
poya entro perfectamente, Violeta suspiró. El ginecólogo hizo que la
enfermera se sacara su poya de la boca y se levantara para vigilar el
experimento, mientras el metía su poya en la boca de Violeta que la
recibió con entusiasmo. La silla ginecológica es perfecta para follar, yo
embestía a Violeta, los dos estábamos excitadísimos, la enfermera se
encargaba de que no faltara lubricación, a veces chupándome la poya otras
chupando el coño de Violeta.
Violeta tubo dos o tres orgasmos antes de que yo me corriera dentro de su
coño y el ginecólogo dentro de su boca.
Nos encontrábamos agotados de tanta excitación, y Violeta y yo nos
sentamos en un sillón que tenia en la consulta, ya esperando para
vestirnos e irnos, viendo como la enfermera recogía desnuda las cosas. El
doctor nos dijo que esperáramos un momento que nos quería enseñar una
cosa. Hizo subirse a la enfermera a la silla, primero le metió un especulo
y lo abrió, luego con una especie de pinza le atrapo el clítoris, así
atrapado se lo empezó a chupar, la enfermera se retorcía de placer, poco a
poco iba abriendo más el especulo, al final se lo quitó y metió su mano
dentro de ella, tuvo un orgasmo increíble. Violeta y yo les mirábamos
mientras nos masturbábamos mutuamente.
A partir de ese día voy a acompañar a Violeta siempre al ginecólogo.
pero aquella vez me pidió que fuera, así que la acompañé.
Llegamos allí y al poco rato hicieron pasar a Violeta a la consulta, yo me
quede esperándola leyendo una revista. Pasados unos cinco minutos, la
enfermera me dijo que pasara a la consulta, el doctor me quería preguntar
algo. Pasé y me encontré al doctor y a Violeta sentados a los lados de una
mesa, yo me senté en una silla que quedaba libre. El ginecólogo tendría
unos 35 años era alto y se notaba que se cuidaba el cuerpo, era un hombre
atractivo.
Nada más sentarme el doctor me dijo que Violeta le había contado que
últimamente notaba una sensación rara cuando la penetraba y ella se
preguntaba si era posible que fuera porque yo tengo la poya bastante
gorda.
El doctor creía que eso seguramente no fuera así pero quería examinarnos a
los dos. Le dijo a Violeta que se desnudara de cintura para abajo y se
tumbara en la silla ginecológica, Violeta lo hizo aunque yo notaba una
expresión rara en su cara, una cierta sonrisa picara.
Al lado de la silla ginecológica había un pequeño taburete donde se sentó
el médico, nada más sentarse entre las piernas de Violeta, miró a la
enfermera, una chica de unos veinte años, bajita morena de pelo pero con
la piel muy pálida y unas tetas bastante grandes, que estaba en un lado de
la consulta preparando el instrumental y le pidió otro taburete y me dijo
que me sentara yo allí.
Estábamos los dos sentados entre las piernas de Violeta, mirando su coño
recién rasurado, yo oía su respiración un poco entrecortada, yo pensé que
parecía estar excitada, pero lo más seguro seria que estuviera
tensa por la situación. Aunque al mirar su coño ví entre sus labios que
estaba un poco húmeda.
Allí estábamos el ginecólogo y yo frente al coño de Violeta, yo
preguntándome si realmente estaba excitada como parecía, y la enfermera
trajo un carrito con el instrumental. El ginecólogo me dijo que estaba
casi seguro que esa sensación rara era psicológica porque por muy gorda
que tuviera la poya, seguro que cabria perfectamente y para demostrármelo
cogió un especulo, se lo metió a Violeta por el coño y lo abrió. Violeta
aspiro como si se asustara, yo le pregunté si estaba bien, y en un susurro
me dijo que muy bien.
El ginecólogo dijo que podía ser un problema de lubricación. Aunque veía
que Violeta se humedecía con bastante facilidad, era evidente, su coño
empezaba a gotear.
De todas maneras, dijo, quería hacer un experimento, así que se puso
vaselina en uno de sus dedos y empezó a frotar suavemente el
clítoris de Violeta, ella, al instante empezó a respirar más rápido y note
como se le contraían los músculos de las piernas. Yo la mire a la cara,
ella tenia el cuello muy rojo, eso es una señal de que estaba muy excitada
y los pezones se le notaban durísimos a través de la camisa.
El doctor me dijo que quería que Violeta se excitara todo lo que pudiera
para ver como reaccionaba su cuerpo, dejo de tocarle el clítoris y me dijo
que lo mejor seria que lo hiciera yo, pero con la lengua, yo se que eso a
Violeta le encanta y a mi me apasiona hacérselo, así que me puse a
chuparle suavemente el clítoris, con la punta de la lengua, absorbiendo un
poco, al tener el especulo metido, mi acceso a su coño era perfecto, mi
lengua podía llegar a cualquier sitio. Y eso es lo que me pidió el medico,
me dio un golpe en un hombro y yo saque la cabeza de entre las piernas de
Violeta, con la boca llena de sus jugos, al levantar la cabeza vi la cara
de Violeta enrojecida por la excitación, la enfermera le había metido las
manos por debajo de la camisa y le pellizcaba los pezones. El medico me
dijo que intentara llegar a su punto G con la lengua, que pegara la boca
todo lo posible a so coño, sacara la lengua y la subiera hasta encontrar
ese botón un poco durito. Así lo hice, al principio no lo encontraba,
movía mi lengua por el coño de Violeta, arriba, abajo, lo recorría entero,
el doctor me dijo que seria más fácil si le metía un dedo en el culo, se
puso un poco de vaselina en un dedo y suavemente le metió un dedo. Violeta
tenia espasmos de placer por todo el cuerpo, yo le masajeaba el punto G y
el clítoris con mi lengua, el ginecólogo, sacaba y metía uno de sus dedos
en su culo y la enfermera acariciaba sus pechos, Violeta tuvo un orgasmo
sonoro y muy húmedo, sus piernas temblaban sobre lo estribos de la silla,
jadeaba su camisa estaba húmeda de sudor yo note con mi lengua los
espasmos de su coño, su humedad.
Pensé que aquello seria todo, pero el doctor me dijo que ahora habría que
hacer algún experimento conmigo, la enfermera me dijo que me quitara los
pantalones, aunque ella ya me estaba desabrochando, me miro la poya, ya
muy crecida, y le pregunto a Violeta si eso era todo, Violeta sin decir
nada, me agarro la poya, se la metió en la boca y empezó a chupármela como
nunca lo había hecho.
Mire al doctor y vi que me había tomado el relevo en el coño de Violeta,
notaba a Violeta excitadísima, mientras ella chupaba, yo le desabroche la
camisa y empecé a tocar, chupar, acariar, morder sus pechos.
Las cosas pasaban muy rápido y muy despacio a la vez, Violeta estaba
sentada en la silla ginecológica con las piernas abiertas mientras me
chupaba la poya y yo chupaba sus pechos, entre sus piernas estaba el
ginecólogo lamiendo su coño y con su poya dentro de la boca de la
enfermera, que se había quitado la bata, no llevaba nada debajo y tenia
tres dedos que movía frenéticamente dentro de su coño.
Al doctor finalmente le pareció que yo tenia una buena erección así que le
quitó el especulo a Violeta y me dijo que la penetrara, yo le obedecí, mi
poya entro perfectamente, Violeta suspiró. El ginecólogo hizo que la
enfermera se sacara su poya de la boca y se levantara para vigilar el
experimento, mientras el metía su poya en la boca de Violeta que la
recibió con entusiasmo. La silla ginecológica es perfecta para follar, yo
embestía a Violeta, los dos estábamos excitadísimos, la enfermera se
encargaba de que no faltara lubricación, a veces chupándome la poya otras
chupando el coño de Violeta.
Violeta tubo dos o tres orgasmos antes de que yo me corriera dentro de su
coño y el ginecólogo dentro de su boca.
Nos encontrábamos agotados de tanta excitación, y Violeta y yo nos
sentamos en un sillón que tenia en la consulta, ya esperando para
vestirnos e irnos, viendo como la enfermera recogía desnuda las cosas. El
doctor nos dijo que esperáramos un momento que nos quería enseñar una
cosa. Hizo subirse a la enfermera a la silla, primero le metió un especulo
y lo abrió, luego con una especie de pinza le atrapo el clítoris, así
atrapado se lo empezó a chupar, la enfermera se retorcía de placer, poco a
poco iba abriendo más el especulo, al final se lo quitó y metió su mano
dentro de ella, tuvo un orgasmo increíble. Violeta y yo les mirábamos
mientras nos masturbábamos mutuamente.
A partir de ese día voy a acompañar a Violeta siempre al ginecólogo.