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Violeta, yo y su ginecologo.. y la enfermera

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Becerro
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29 Jun 2013
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Normalmente no acompaño a Violeta, así se llama mi chica, al ginecólogo,

pero aquella vez me pidió que fuera, así que la acompañé.

Llegamos allí y al poco rato hicieron pasar a Violeta a la consulta, yo me

quede esperándola leyendo una revista. Pasados unos cinco minutos, la

enfermera me dijo que pasara a la consulta, el doctor me quería preguntar

algo. Pasé y me encontré al doctor y a Violeta sentados a los lados de una

mesa, yo me senté en una silla que quedaba libre. El ginecólogo tendría

unos 35 años era alto y se notaba que se cuidaba el cuerpo, era un hombre

atractivo.

Nada más sentarme el doctor me dijo que Violeta le había contado que

últimamente notaba una sensación rara cuando la penetraba y ella se

preguntaba si era posible que fuera porque yo tengo la poya bastante

gorda.

El doctor creía que eso seguramente no fuera así pero quería examinarnos a

los dos. Le dijo a Violeta que se desnudara de cintura para abajo y se

tumbara en la silla ginecológica, Violeta lo hizo aunque yo notaba una

expresión rara en su cara, una cierta sonrisa picara.

Al lado de la silla ginecológica había un pequeño taburete donde se sentó

el médico, nada más sentarse entre las piernas de Violeta, miró a la

enfermera, una chica de unos veinte años, bajita morena de pelo pero con

la piel muy pálida y unas tetas bastante grandes, que estaba en un lado de

la consulta preparando el instrumental y le pidió otro taburete y me dijo

que me sentara yo allí.

Estábamos los dos sentados entre las piernas de Violeta, mirando su coño

recién rasurado, yo oía su respiración un poco entrecortada, yo pensé que

parecía estar excitada, pero lo más seguro seria que estuviera

tensa por la situación. Aunque al mirar su coño ví entre sus labios que

estaba un poco húmeda.

Allí estábamos el ginecólogo y yo frente al coño de Violeta, yo

preguntándome si realmente estaba excitada como parecía, y la enfermera

trajo un carrito con el instrumental. El ginecólogo me dijo que estaba

casi seguro que esa sensación rara era psicológica porque por muy gorda

que tuviera la poya, seguro que cabria perfectamente y para demostrármelo

cogió un especulo, se lo metió a Violeta por el coño y lo abrió. Violeta

aspiro como si se asustara, yo le pregunté si estaba bien, y en un susurro

me dijo que muy bien.

El ginecólogo dijo que podía ser un problema de lubricación. Aunque veía

que Violeta se humedecía con bastante facilidad, era evidente, su coño

empezaba a gotear.

De todas maneras, dijo, quería hacer un experimento, así que se puso

vaselina en uno de sus dedos y empezó a frotar suavemente el

clítoris de Violeta, ella, al instante empezó a respirar más rápido y note

como se le contraían los músculos de las piernas. Yo la mire a la cara,

ella tenia el cuello muy rojo, eso es una señal de que estaba muy excitada

y los pezones se le notaban durísimos a través de la camisa.

El doctor me dijo que quería que Violeta se excitara todo lo que pudiera

para ver como reaccionaba su cuerpo, dejo de tocarle el clítoris y me dijo

que lo mejor seria que lo hiciera yo, pero con la lengua, yo se que eso a

Violeta le encanta y a mi me apasiona hacérselo, así que me puse a

chuparle suavemente el clítoris, con la punta de la lengua, absorbiendo un

poco, al tener el especulo metido, mi acceso a su coño era perfecto, mi

lengua podía llegar a cualquier sitio. Y eso es lo que me pidió el medico,

me dio un golpe en un hombro y yo saque la cabeza de entre las piernas de

Violeta, con la boca llena de sus jugos, al levantar la cabeza vi la cara

de Violeta enrojecida por la excitación, la enfermera le había metido las

manos por debajo de la camisa y le pellizcaba los pezones. El medico me

dijo que intentara llegar a su punto G con la lengua, que pegara la boca

todo lo posible a so coño, sacara la lengua y la subiera hasta encontrar

ese botón un poco durito. Así lo hice, al principio no lo encontraba,

movía mi lengua por el coño de Violeta, arriba, abajo, lo recorría entero,

el doctor me dijo que seria más fácil si le metía un dedo en el culo, se

puso un poco de vaselina en un dedo y suavemente le metió un dedo. Violeta

tenia espasmos de placer por todo el cuerpo, yo le masajeaba el punto G y

el clítoris con mi lengua, el ginecólogo, sacaba y metía uno de sus dedos

en su culo y la enfermera acariciaba sus pechos, Violeta tuvo un orgasmo

sonoro y muy húmedo, sus piernas temblaban sobre lo estribos de la silla,

jadeaba su camisa estaba húmeda de sudor yo note con mi lengua los

espasmos de su coño, su humedad.

Pensé que aquello seria todo, pero el doctor me dijo que ahora habría que

hacer algún experimento conmigo, la enfermera me dijo que me quitara los

pantalones, aunque ella ya me estaba desabrochando, me miro la poya, ya

muy crecida, y le pregunto a Violeta si eso era todo, Violeta sin decir

nada, me agarro la poya, se la metió en la boca y empezó a chupármela como

nunca lo había hecho.

Mire al doctor y vi que me había tomado el relevo en el coño de Violeta,

notaba a Violeta excitadísima, mientras ella chupaba, yo le desabroche la

camisa y empecé a tocar, chupar, acariar, morder sus pechos.

Las cosas pasaban muy rápido y muy despacio a la vez, Violeta estaba

sentada en la silla ginecológica con las piernas abiertas mientras me

chupaba la poya y yo chupaba sus pechos, entre sus piernas estaba el

ginecólogo lamiendo su coño y con su poya dentro de la boca de la

enfermera, que se había quitado la bata, no llevaba nada debajo y tenia

tres dedos que movía frenéticamente dentro de su coño.

Al doctor finalmente le pareció que yo tenia una buena erección así que le

quitó el especulo a Violeta y me dijo que la penetrara, yo le obedecí, mi

poya entro perfectamente, Violeta suspiró. El ginecólogo hizo que la

enfermera se sacara su poya de la boca y se levantara para vigilar el

experimento, mientras el metía su poya en la boca de Violeta que la

recibió con entusiasmo. La silla ginecológica es perfecta para follar, yo

embestía a Violeta, los dos estábamos excitadísimos, la enfermera se

encargaba de que no faltara lubricación, a veces chupándome la poya otras

chupando el coño de Violeta.

Violeta tubo dos o tres orgasmos antes de que yo me corriera dentro de su

coño y el ginecólogo dentro de su boca.

Nos encontrábamos agotados de tanta excitación, y Violeta y yo nos

sentamos en un sillón que tenia en la consulta, ya esperando para

vestirnos e irnos, viendo como la enfermera recogía desnuda las cosas. El

doctor nos dijo que esperáramos un momento que nos quería enseñar una

cosa. Hizo subirse a la enfermera a la silla, primero le metió un especulo

y lo abrió, luego con una especie de pinza le atrapo el clítoris, así

atrapado se lo empezó a chupar, la enfermera se retorcía de placer, poco a

poco iba abriendo más el especulo, al final se lo quitó y metió su mano

dentro de ella, tuvo un orgasmo increíble. Violeta y yo les mirábamos

mientras nos masturbábamos mutuamente.

A partir de ese día voy a acompañar a Violeta siempre al ginecólogo.
 
Excelentisimo relato amigo, parece que continuara, pero que gran fantasia, ojala asi me pasara
 
No me canso de leer este relato, es el mejor que he leido y cada que lo leo me pone al 100, me imagino esa escena
 
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