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Efrén Flores
junio 23, 2018
El Presidente Enrique Peña Nieto cerrará su administración sin haber frenado la crisis de inseguridad y de violencia, los altos índices de corrupción y de impunidad, y la pobreza y la desigualdad que estancan la economía y que afectan a más de la mitad de los mexicanos, refieren distintos informes de 13 organizaciones nacionales e internacionales presentados durante el actual sexenio.
Para politólogos consultados por SinEmbargo, a este panorama se suma el desgaste ocasionado por una administración “fracasada” y que, para el electorado, corrobora que el PRI opera en función de la corrupción y carece de habilidad para garantizar la gobernabilidad (estabilidad política) y la gobernanza (capacidad para gobernar).
Las causas de los principales problemas nacionales sobrepasan al actual Gobierno federal, así como sus consecuencias, estas últimas agravadas por políticas deficientes y poco integrales, y casos de negligencia política o acciones interesadas por parte de aquellos que nos representan, coinciden analistas y los resultados de varios estudios.
Ese es el panorama dibujado por instituciones como la Academia de Génova, el Centro de Estudios Espinosa Yglesias, el Centro de Investigación en Economía y Negocios, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, el Foro Económico Mundial, Human Rights Watch, the Institute for Economics and Peace, International Budget Partnership, México Cómo Vamos, Transparencia Mexicana, la Universidad de las Américas Puebla y the World Justice Project.
Ciudad de México, 23 de junio (SinEmbargo).- En poco más de cinco meses, el Presidente Enrique Peña Nieto entregará la Banda Presidencial a su sucesor. Con el acto simbólico, concluirá su administración y legará los resultados de un sexenio, que según las cifras oficiales y la información de 13 organizaciones nacionales e internacionales, son preocupantes en materia de inseguridad (violencia), corrupción y desarrollo económico (empleo).
Para politólogos consultados por SinEmbargo, el Gobierno de Peña Nieto no sólo no resolvió los problemas que prometió que acabaría, sino que empeoró la circunstancia y dejó en claro que “el problema del Partido Revolucionario Institucional [PRI] no solamente es la mala gestión o los malos resultados en materia económica, de seguridad y de combate a la corrupción”, explicó Enrique Toussaint de la Universidad de Guadalajara (UdeG).
El problemas es que, explicó, “ya quedó interiorizado, en buena parte del electorado y de la ciudadanía, que el PRI no es un partido que tenga dos o tres cuadros corruptos […] sino que, en general, la forma en que operan los gobiernos del PRI es a través de la corrupción”.
En términos generales, los analistas consultados observan una administración “desastrosa” que le va a pegar a los propios priistas “en el centro de flotación”. Y donde el principal responsable de una segunda “derrota histórica del PRI, es un propio priista”, refirió Juan Luis Hernández Avendaño, director del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Iberoamericana en Puebla.
Esta circunstancia, dicen, es beneficiosa, sobre todo, para Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Y en el paquete de responsables, además del Presidente, su partido y sus gobernadores (como los duartes en Veracruz y Chihuahua, los Moreira en Coahuila, entre otros), están también quienes en 2012 apoyaron el denominado “Pacto Por México”, que fue un acuerdo entre el PRI y los partidos Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD) para sacar adelante una serie de reformas.
Como “la medicina” dejó mucho que desear y el único que se opuso a ella fue López Obrador, explicó Toussaint, el fracaso que manchó al resto no lo tocó a él. Y si a ello sumamos, agrega, que las fallas del neoliberalismo han impulsado a los populismos –no sólo en México sino en el mundo entero–, resulta natural que la opción “antitética” que simboliza el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), salga a flote.
“Peña Nieto no entendió el mensaje [de la gente] en 2012”, que era evitar la corrupción y solucionar dos cuestiones fundamentales: la violencia y el cambio de modelo económico, “encaminado a resolver los problemas de desempleo, marginación, falta de oportunidades, educación, salud, vivienda, alimentación”, entre otros, comentó José Fernández Santillán, analista político de Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM).
Al final, sentenció Hernández Avendaño de la Ibero Puebla, la responsabilidad del Presidente fue actuar con el autoritarismo de siempre, pero sin el bienestar esperado, lo que se traduce en déficits de gobernabilidad y de gobernanza.
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