Dragut
Bovino de alcurnia
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Vae Victis
... o lo que es lo mismo ¡Ay de los vencidos!
La primera imagen que tuvimos de él, ya derrotado, era la de un hombre aturdido que miraba las enguantadas manos del marine que le expurgaba los piojos de la barba y le examinaba la dentadura como si de un caballo (un caballo viejo y acabado) se tratara. Después nos lo mostraron en calzoncillos. En realidad, un tipo en calzoncillos sólo resulta ridículo si además conserva puestos los calcetines y ciertamente, si no estuviéramos ante una vejación a un prisionero de guerra y ante una clara vulneración de los Acuerdos de Ginebra, quizás hasta podría resultar gracioso.
Sadam Hussein, el malo malísimo del mundo mundial (ya sabemos que a los gringos, invadidos siempre por ese maniqueísmo infantil, hay que ponerles en las películas las cosas muy fáciles y muy elementales: los malos muy malos y los buenos muy buenos; si no, se arman un lío) se sentó por fin en el banquillo de los acusados.
Pero en esta ocasión, nuestra vieja amiga, la Justicia, no sólo se ha arrancado la venda de los ojos sino que ha soltado la balanza para poder sujetar la espada con ambas manos.
LOS CARGOS
-Los cargos son siete, como siete pecados capitales que pendían sobre su efímera cabeza: Sadam comenzó su carrera criminal allá en 1974 cuando, para ascender a jefe del Partido Baas, fue liquidando a cuanto lider religioso, suní o chií, se le opusiera. Este de las purgas políticas se convertiría en su principal pasatiempo durante los siguientes 30 años y tendrían su momento estelar cuando en 1983, las fuerzas de seguridad iraquíes (comandadas por el propio Hussein) rodearon a unos 8.000 hombres y niños de la secta kurda Barzani en venganza por alinearse al Partido Democrático de Kurdistán con Teherán durante la guerra entre Irán e Irak en 1980-88. Se cree que todos murieron.
-Le cogió pues el gusto a eso de masacrar kurdos y se calcula que 180.000 personas de esta etnia desaparecieron, o bien porque fueron asesinadas o porque se vieron abocadas a huir de su lugar de residencia y vivir en la clandestinidad. Dentro de este episodio cabe recordar el ataque con armas químicas a la población de Hajbala, en 1988, tras lo cual el pueblo kurdo iraquí, o al menos los que aún no estaban bajo tierra, comenzó un éxodo masivo hacia los países vecinos.
- Se queda sin kurdos, el pobre Sadam y como nada mejor que demonizar a algún colectivo para mantener ocupado al pueblo, la emprende con los chiíes. Pero éstos, pronto huyen hacia el sur (Irán) como hicieran los kurdos hacia el norte (Turquía). Así
que la emprende con un país vecino que no tiene la capacidad bélica del tradicional enemigo iraní: Kuwait. Y es aquí donde termina la historia... o donde empieza. Un error de cálculo el considerar que para los gringos el petróleo tiene el mismo valor que la sangre, porque para el stablishment da igual que se derramen toneladas de sangre kurda, pero no consentirán que deje de fluir una sola gota de oro negro.
EL TRIBUNAL
Sadam fue juzgado por un tribunal especial iraquí, lo cual viene a significar que los ratones estuvieron juzgando al gato. Podría pensarse que Mr. Bush, como hiciera Pilatos, prefiriera lavarse las manos (con sangre y petróleo) y dejar que los iraquíes fueran quienes dejaran caer la espada sobre la cabeza del dictador.
Otra alternativa era que fuera juzgado por un tribunal militar estadounidense, un nuevo Nuremberg; pero eso podría dar pie a malas interpretaciones. Alguien incluso podría pensar que los EEUU se meten en los asuntos internos de otros países soberanos.
La pregunta que de inmediato se nos viene a la cabeza es ¿Por qué no fue juzgado por la Corte Internacional de la Haya? ¿O por el Tribunal Penal Internacional de Roma?. La respuesta es que quizás si hubiera sido juzgado por un tribunal con mínimos visos de imparcialidad, hubieran salido a la luz determinados aspectos que no interesen en demasía a los EEUU. Como por ejemplo, de dónde sacó Sadam las armas químicas con las que asesinó a los habitantes de Hajbala. Quizás a estas razones, y otras que preferimos no imaginar, atienda el que Tío Sam sea el principal opositor a la formación de organismos imparciales de jurisdicción internacional.
CONCLUSIONES
- Con la muerte de Sadam, ha quedado abierta para siempre en Iraq la zanja que separa a chiíes de suníes, una zanja que ambas facciones están prestas a llenar de muertos en lo que ya puede considerarse una guerra civil abierta y sin cuartel. Debemos, en ese sentido, aplaudir la clarividencia de Bush al señalar que la condena del sátrapa “fue un día histórico para Iraq”
- Así pues, el mensaje ha sido lanzado a todos los dictadorzuelos genocidas y asesinos del planeta: ninguno quedará impune... a menos que mantenga buenas relaciones con los EEUU.
- Para los que no quieran seguir este consejo, piensen que el crimen no está en iniciar una guerra... sino en perderla. Al fin y al cabo, como decía Virgilio (Eneida, 2, 354) " La única salvación que tienen los vencidos es no esperar ninguna salvación"
Abrazotes.
... o lo que es lo mismo ¡Ay de los vencidos!
La primera imagen que tuvimos de él, ya derrotado, era la de un hombre aturdido que miraba las enguantadas manos del marine que le expurgaba los piojos de la barba y le examinaba la dentadura como si de un caballo (un caballo viejo y acabado) se tratara. Después nos lo mostraron en calzoncillos. En realidad, un tipo en calzoncillos sólo resulta ridículo si además conserva puestos los calcetines y ciertamente, si no estuviéramos ante una vejación a un prisionero de guerra y ante una clara vulneración de los Acuerdos de Ginebra, quizás hasta podría resultar gracioso.
Sadam Hussein, el malo malísimo del mundo mundial (ya sabemos que a los gringos, invadidos siempre por ese maniqueísmo infantil, hay que ponerles en las películas las cosas muy fáciles y muy elementales: los malos muy malos y los buenos muy buenos; si no, se arman un lío) se sentó por fin en el banquillo de los acusados.
Pero en esta ocasión, nuestra vieja amiga, la Justicia, no sólo se ha arrancado la venda de los ojos sino que ha soltado la balanza para poder sujetar la espada con ambas manos.
LOS CARGOS
-Los cargos son siete, como siete pecados capitales que pendían sobre su efímera cabeza: Sadam comenzó su carrera criminal allá en 1974 cuando, para ascender a jefe del Partido Baas, fue liquidando a cuanto lider religioso, suní o chií, se le opusiera. Este de las purgas políticas se convertiría en su principal pasatiempo durante los siguientes 30 años y tendrían su momento estelar cuando en 1983, las fuerzas de seguridad iraquíes (comandadas por el propio Hussein) rodearon a unos 8.000 hombres y niños de la secta kurda Barzani en venganza por alinearse al Partido Democrático de Kurdistán con Teherán durante la guerra entre Irán e Irak en 1980-88. Se cree que todos murieron.
-Le cogió pues el gusto a eso de masacrar kurdos y se calcula que 180.000 personas de esta etnia desaparecieron, o bien porque fueron asesinadas o porque se vieron abocadas a huir de su lugar de residencia y vivir en la clandestinidad. Dentro de este episodio cabe recordar el ataque con armas químicas a la población de Hajbala, en 1988, tras lo cual el pueblo kurdo iraquí, o al menos los que aún no estaban bajo tierra, comenzó un éxodo masivo hacia los países vecinos.
- Se queda sin kurdos, el pobre Sadam y como nada mejor que demonizar a algún colectivo para mantener ocupado al pueblo, la emprende con los chiíes. Pero éstos, pronto huyen hacia el sur (Irán) como hicieran los kurdos hacia el norte (Turquía). Así
que la emprende con un país vecino que no tiene la capacidad bélica del tradicional enemigo iraní: Kuwait. Y es aquí donde termina la historia... o donde empieza. Un error de cálculo el considerar que para los gringos el petróleo tiene el mismo valor que la sangre, porque para el stablishment da igual que se derramen toneladas de sangre kurda, pero no consentirán que deje de fluir una sola gota de oro negro.
EL TRIBUNAL
Sadam fue juzgado por un tribunal especial iraquí, lo cual viene a significar que los ratones estuvieron juzgando al gato. Podría pensarse que Mr. Bush, como hiciera Pilatos, prefiriera lavarse las manos (con sangre y petróleo) y dejar que los iraquíes fueran quienes dejaran caer la espada sobre la cabeza del dictador.
Otra alternativa era que fuera juzgado por un tribunal militar estadounidense, un nuevo Nuremberg; pero eso podría dar pie a malas interpretaciones. Alguien incluso podría pensar que los EEUU se meten en los asuntos internos de otros países soberanos.
La pregunta que de inmediato se nos viene a la cabeza es ¿Por qué no fue juzgado por la Corte Internacional de la Haya? ¿O por el Tribunal Penal Internacional de Roma?. La respuesta es que quizás si hubiera sido juzgado por un tribunal con mínimos visos de imparcialidad, hubieran salido a la luz determinados aspectos que no interesen en demasía a los EEUU. Como por ejemplo, de dónde sacó Sadam las armas químicas con las que asesinó a los habitantes de Hajbala. Quizás a estas razones, y otras que preferimos no imaginar, atienda el que Tío Sam sea el principal opositor a la formación de organismos imparciales de jurisdicción internacional.
CONCLUSIONES
- Con la muerte de Sadam, ha quedado abierta para siempre en Iraq la zanja que separa a chiíes de suníes, una zanja que ambas facciones están prestas a llenar de muertos en lo que ya puede considerarse una guerra civil abierta y sin cuartel. Debemos, en ese sentido, aplaudir la clarividencia de Bush al señalar que la condena del sátrapa “fue un día histórico para Iraq”
- Así pues, el mensaje ha sido lanzado a todos los dictadorzuelos genocidas y asesinos del planeta: ninguno quedará impune... a menos que mantenga buenas relaciones con los EEUU.
- Para los que no quieran seguir este consejo, piensen que el crimen no está en iniciar una guerra... sino en perderla. Al fin y al cabo, como decía Virgilio (Eneida, 2, 354) " La única salvación que tienen los vencidos es no esperar ninguna salvación"
Abrazotes.
