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Como es mi primer relato les comento que tengo 35 años, me considero bastante romántico y amoroso con las mujeres y hasta hace un par de años atrás todo en mi vida había sido responsabilidades y trabajo, pese a que soy soltero. Como tenía bastante dinero ahorrado decidí tomar unas largas vacaciones y mi idea era turistear por Europa llegando por Alemania porque tenía ganas de hacer algo distinto, ver la arquitectura con mis propios ojos y descansar un rato.
Antes de viajar mis padres contactaron a unos amigos para que me dieran alojamiento por una semana.
Al llega al aeropuerto de Frankfurt eran las 9 de la mañana, así que recorrí un poco de la ciudad y aproveché de comprar un postre dado que no me gusta llegar con las manos vacías, así que cuando llegue a la casa de mis “tíos” sólo estaba el matrimonio amigo de mis padres, dado que Stefan el hijo menor estaba en la casa de un amigo y Emma la hija mayor estaba fuera de casa por algunos días, por lo que me dejaron ocupar su dormitorio en los días que ella estuviera fuera de casa, así que deje mi maleta al costado de la cama y bajé a almorzar.
Nos sentamos a la mesa, entregué mi regalo a los dueños de casa y ellos abrieron un buen vino para acompañar la comida cuando en eso llegó Stefan. Ellos que estaban acostumbrados al estilo de vida distante del alemán, se entretuvieron conmigo porque yo compartí con ellos algunas anécdotas y en eso nos reímos bastante. Después trajeron cerveza y así entre almuerzo y sobremesa nos dieron las 6 de la tarde. A esa hora me afectó el cansancio de volar la noche anterior, el vino y la cerveza, así que salí una rato al patio trasero para bajar para respirar aire fresco y luego me fui a dormir.
Desperté 3 horas después con mucha sed, así que bajé a la cocina vestido con nada más que un bóxer y una polera. Al llegar a la cocina abrí el refrigerador y cuando me sirvo un vaso de jugo siento que alguien entra. Imaginen mi asombro cuando veo entrar a una mujer de unos 26 años, cabello color castaño claro, delgada, piernas altas, unos ojos verdes que te encandilan y encima vestida con un peto corto que se mostraba el ombligo y una especie de tanga con encaje color negro preciosa.
- Hola – me dice – mi nombre es Emma.
- Hola, soy Walter.
- Asi que tu eres el que ocupó mi dormitorio. – me dice.
- Si, lo siento mucho, pero ya mañana te lo desocupo.
- No te preocupes, tuve que volver antes de lo esperado.
Al día siguiente me levanté temprano, salí a trotar y al volver me di cuenta de que Emma era la única en casa así que la invité a tomar desayuno por ocupar su dormitorio. Ella me sonrió y aceptó. Fui rápidamente me duché y para lucir bien me puse unos jean negros, una camisa celeste a rayas y mi perfume Hugo Boss, claro que cuando ella llega yo me quedé sin palabras, es decir, venía con un vestido de una pieza color damasco que delineaba su figura, su cabello tomado como cola de caballo y unos zapatitos azules. Yo la tomé de la mano, la giré suavemente y le dije “wow, te ves preciosa”.
Tomamos desayuno juntos y ella me invitó a conocer un poco de su ciudad. A medida que avanzábamos recorrimos lugares con una arquitectura increíble y ella me explicaba un poco de la historia del lugar cuando la conocía. A medida que ella me explicaba yo contemplaba lo hermosa que era, de pómulos marcados, labios delineados, pero por sobretodo sus ojos verdes muy expresivos.
Casi llegada la hora de almuerzo pasamos en frente de una hermosa catedral con un bello jardín y cuando nos quedamos mirando la edificación abracé a Emma y aproveché la ocasión para disculparme por ocupar su dormitorio. Ella muy amable con una sonrisa me dijo que no había problema y que le encantaba lo atento y cariñoso que era con ella.
Cerca de la capilla cruzando un puente había un pequeño café, ahí almorzamos y seguimos conversando mas íntimamente. El menú estaba el alemán y no en inglés como en otros lugares, pero afortunadamente a ella le sobraba paciencia. Ya almorzando seguimos conversando, hasta que de pronto me preguntó si yo tenía polola, yo respondí que no. De ahí en adelante la noté más relajada.
Cuando llegamos a casa, había un mensaje de sus padres en el refrigerador que decía “Estamos en casa de tu abuela, saludos a Walter”, así que Emma se ofreció a cocinar algo para nosotros. En la cocina seguimos conversando cuando en eso ella me pregunta si yo he hecho alguna cena para alguna de mis parejas y yo respondí que no, que en realidad nunca había estado con alguien especial para hacerlo. Ella me dijo “hazlo para mí, yo cocino y tu decoras, será entretenido”. Fui a comprar una champaña, puse cubiertos para dos, adorné el comedor con 4 velas y ambienté con música romántica.
Emma encontró agradable comer acompañados de una rica champaña y a la luz de las velas así que terminada la comida se levantó de la mesa y sentó conmigo sobre mis rodillas. Ella me abrazó y yo la tomé suavemente por su cintura para luego subir mi mano lentamente hasta llegar a su cuello. Aun abrazados ella me dijo “me encanta tu perfume” y yo sin pensarlo le respondí “nada se compara con tu bella mirada”. Ahí me quedé mirando fijamente sus hermosos ojos hasta que ella acercó sus labios a los míos y me regaló un beso que al principio fue en los labios, dado que luego comenzó a lamerme los labios con su lengua con mucha tranquilidad hasta que de pronto puso su lengua dentro de mi boca. En ese instante mientras nos besábamos mis sentidos se concentraron en su los masajes que su lengua le daba a la mía.
Mientras ella estaba sentada sobre mí yo estaba muy excitado y mis manos pasaron de su cintura a acariciar sus piernas. Ella también se excitó porque comenzó a desabotonarme la camina y comenzó a acariciar mi torso. Con la lengua de Emma dentro de mi boca, la tome en brazos y subimos a su dormitorio en donde me sacó la camisa junto con mi jeans. Estando yo de pie ella se arrodillo y lentamente descubrió mi pene. No es por presumir, pero ella se dio cuenta que mi glande es bastante grueso y sin pensarlo se lo puso en la boca. Cuando hizo eso yo gemí de placer y Emma al darse cuenta comenzó a también a lamerme desde los testículos hasta la punta del pene para luego masturbarme con su boca de forma lenta. Luego de unos veinte minutos ella se sube a la cama y me dice “me toca a mí”. Yo me puse un preservativo inmediatamente y Emma se sacó el vestido y se puso acostada de espalda con las piernas levantadas. Al momento de penetrarla lo hice muy lentamente, a pesar de que estaba muy lubricada mi glande estaba tan hinchado que me costó un poco entrar, pero cuando entré ella gritó un poco, creo que fue una mezcla de dolor y placer. Tendida sobre la cama veía como Emma comenzaba a respirar un tanto ahogada cuando la penetraba, su cabeza iba de lado a lado de la cama en cada una de mis embestida y es que al principio fue lento, pero cuando ya la sentí mas dilatada la tomé de sus piernas y comencé a penetrarla con más fuerza, al punto que ella llevaba una mano a su pecho y con la otra tomaba fuertemente a la sábana. Ya pasados varios minutos y seguro de que estaba completamente dilatada subí sus piernas de modo que sus rodillas estuvieran más cerca de su cuerpo y con eso logré que ella tuviera su primer orgasmo y yo eyaculara.
Con una sonrisa de oreja a oreja Emma se sentó sobre sus rodillas, se acercó a mi, nos regalamos un apasionado beso y me pregunta ¿quieres más?. Yo con una erección completa fui al baño, me cambié de preservativo y me pude un poco de lubricante que ella me dio, así que cuando llegue a la cama ella se puso en “cuatro”. En esta posición también me costó penetrarla al comienzo, de hecho al principio solo entraba la punta del pene, pero con cada embestida iba penetrándola más hasta que en un momento la penetré completamente. Con mi pene totalmente dentro de su vagina Emma gemía cada vez que llegaba al fondo de ella, de hecho disfrutó tanto que ella tuvo dos orgasmos cuando la tomaba de los tobillos cada vez que la penetraba a fondo.
Luego de su tercer orgasmo ella no pudo seguir, estaba cansada, así que aprovechamos la soledad de la noche para darnos una ducha de agua caliente y dormir. Lo único malo era que pese a que quería dormir conmigo, no lo hizo por temor a sus padres, así que ese día ella recuperó su dormitorio y yo me quedé en la habitación de visitas.
Luego de mi primer encuentro con Emma tuvimos otros más y de hecho me quedé más días de los que tenía presupuestado al comienzo del viaje, pero eso ya da para otro relato. De hecho si les gusta este relato sigo escribiendo para ustedes.
Un abrazo y a disfrutar que, la vida es muy corta!!!!
Antes de viajar mis padres contactaron a unos amigos para que me dieran alojamiento por una semana.
Al llega al aeropuerto de Frankfurt eran las 9 de la mañana, así que recorrí un poco de la ciudad y aproveché de comprar un postre dado que no me gusta llegar con las manos vacías, así que cuando llegue a la casa de mis “tíos” sólo estaba el matrimonio amigo de mis padres, dado que Stefan el hijo menor estaba en la casa de un amigo y Emma la hija mayor estaba fuera de casa por algunos días, por lo que me dejaron ocupar su dormitorio en los días que ella estuviera fuera de casa, así que deje mi maleta al costado de la cama y bajé a almorzar.
Nos sentamos a la mesa, entregué mi regalo a los dueños de casa y ellos abrieron un buen vino para acompañar la comida cuando en eso llegó Stefan. Ellos que estaban acostumbrados al estilo de vida distante del alemán, se entretuvieron conmigo porque yo compartí con ellos algunas anécdotas y en eso nos reímos bastante. Después trajeron cerveza y así entre almuerzo y sobremesa nos dieron las 6 de la tarde. A esa hora me afectó el cansancio de volar la noche anterior, el vino y la cerveza, así que salí una rato al patio trasero para bajar para respirar aire fresco y luego me fui a dormir.
Desperté 3 horas después con mucha sed, así que bajé a la cocina vestido con nada más que un bóxer y una polera. Al llegar a la cocina abrí el refrigerador y cuando me sirvo un vaso de jugo siento que alguien entra. Imaginen mi asombro cuando veo entrar a una mujer de unos 26 años, cabello color castaño claro, delgada, piernas altas, unos ojos verdes que te encandilan y encima vestida con un peto corto que se mostraba el ombligo y una especie de tanga con encaje color negro preciosa.
- Hola – me dice – mi nombre es Emma.
- Hola, soy Walter.
- Asi que tu eres el que ocupó mi dormitorio. – me dice.
- Si, lo siento mucho, pero ya mañana te lo desocupo.
- No te preocupes, tuve que volver antes de lo esperado.
Al día siguiente me levanté temprano, salí a trotar y al volver me di cuenta de que Emma era la única en casa así que la invité a tomar desayuno por ocupar su dormitorio. Ella me sonrió y aceptó. Fui rápidamente me duché y para lucir bien me puse unos jean negros, una camisa celeste a rayas y mi perfume Hugo Boss, claro que cuando ella llega yo me quedé sin palabras, es decir, venía con un vestido de una pieza color damasco que delineaba su figura, su cabello tomado como cola de caballo y unos zapatitos azules. Yo la tomé de la mano, la giré suavemente y le dije “wow, te ves preciosa”.
Tomamos desayuno juntos y ella me invitó a conocer un poco de su ciudad. A medida que avanzábamos recorrimos lugares con una arquitectura increíble y ella me explicaba un poco de la historia del lugar cuando la conocía. A medida que ella me explicaba yo contemplaba lo hermosa que era, de pómulos marcados, labios delineados, pero por sobretodo sus ojos verdes muy expresivos.
Casi llegada la hora de almuerzo pasamos en frente de una hermosa catedral con un bello jardín y cuando nos quedamos mirando la edificación abracé a Emma y aproveché la ocasión para disculparme por ocupar su dormitorio. Ella muy amable con una sonrisa me dijo que no había problema y que le encantaba lo atento y cariñoso que era con ella.
Cerca de la capilla cruzando un puente había un pequeño café, ahí almorzamos y seguimos conversando mas íntimamente. El menú estaba el alemán y no en inglés como en otros lugares, pero afortunadamente a ella le sobraba paciencia. Ya almorzando seguimos conversando, hasta que de pronto me preguntó si yo tenía polola, yo respondí que no. De ahí en adelante la noté más relajada.
Cuando llegamos a casa, había un mensaje de sus padres en el refrigerador que decía “Estamos en casa de tu abuela, saludos a Walter”, así que Emma se ofreció a cocinar algo para nosotros. En la cocina seguimos conversando cuando en eso ella me pregunta si yo he hecho alguna cena para alguna de mis parejas y yo respondí que no, que en realidad nunca había estado con alguien especial para hacerlo. Ella me dijo “hazlo para mí, yo cocino y tu decoras, será entretenido”. Fui a comprar una champaña, puse cubiertos para dos, adorné el comedor con 4 velas y ambienté con música romántica.
Emma encontró agradable comer acompañados de una rica champaña y a la luz de las velas así que terminada la comida se levantó de la mesa y sentó conmigo sobre mis rodillas. Ella me abrazó y yo la tomé suavemente por su cintura para luego subir mi mano lentamente hasta llegar a su cuello. Aun abrazados ella me dijo “me encanta tu perfume” y yo sin pensarlo le respondí “nada se compara con tu bella mirada”. Ahí me quedé mirando fijamente sus hermosos ojos hasta que ella acercó sus labios a los míos y me regaló un beso que al principio fue en los labios, dado que luego comenzó a lamerme los labios con su lengua con mucha tranquilidad hasta que de pronto puso su lengua dentro de mi boca. En ese instante mientras nos besábamos mis sentidos se concentraron en su los masajes que su lengua le daba a la mía.
Mientras ella estaba sentada sobre mí yo estaba muy excitado y mis manos pasaron de su cintura a acariciar sus piernas. Ella también se excitó porque comenzó a desabotonarme la camina y comenzó a acariciar mi torso. Con la lengua de Emma dentro de mi boca, la tome en brazos y subimos a su dormitorio en donde me sacó la camisa junto con mi jeans. Estando yo de pie ella se arrodillo y lentamente descubrió mi pene. No es por presumir, pero ella se dio cuenta que mi glande es bastante grueso y sin pensarlo se lo puso en la boca. Cuando hizo eso yo gemí de placer y Emma al darse cuenta comenzó a también a lamerme desde los testículos hasta la punta del pene para luego masturbarme con su boca de forma lenta. Luego de unos veinte minutos ella se sube a la cama y me dice “me toca a mí”. Yo me puse un preservativo inmediatamente y Emma se sacó el vestido y se puso acostada de espalda con las piernas levantadas. Al momento de penetrarla lo hice muy lentamente, a pesar de que estaba muy lubricada mi glande estaba tan hinchado que me costó un poco entrar, pero cuando entré ella gritó un poco, creo que fue una mezcla de dolor y placer. Tendida sobre la cama veía como Emma comenzaba a respirar un tanto ahogada cuando la penetraba, su cabeza iba de lado a lado de la cama en cada una de mis embestida y es que al principio fue lento, pero cuando ya la sentí mas dilatada la tomé de sus piernas y comencé a penetrarla con más fuerza, al punto que ella llevaba una mano a su pecho y con la otra tomaba fuertemente a la sábana. Ya pasados varios minutos y seguro de que estaba completamente dilatada subí sus piernas de modo que sus rodillas estuvieran más cerca de su cuerpo y con eso logré que ella tuviera su primer orgasmo y yo eyaculara.
Con una sonrisa de oreja a oreja Emma se sentó sobre sus rodillas, se acercó a mi, nos regalamos un apasionado beso y me pregunta ¿quieres más?. Yo con una erección completa fui al baño, me cambié de preservativo y me pude un poco de lubricante que ella me dio, así que cuando llegue a la cama ella se puso en “cuatro”. En esta posición también me costó penetrarla al comienzo, de hecho al principio solo entraba la punta del pene, pero con cada embestida iba penetrándola más hasta que en un momento la penetré completamente. Con mi pene totalmente dentro de su vagina Emma gemía cada vez que llegaba al fondo de ella, de hecho disfrutó tanto que ella tuvo dos orgasmos cuando la tomaba de los tobillos cada vez que la penetraba a fondo.
Luego de su tercer orgasmo ella no pudo seguir, estaba cansada, así que aprovechamos la soledad de la noche para darnos una ducha de agua caliente y dormir. Lo único malo era que pese a que quería dormir conmigo, no lo hizo por temor a sus padres, así que ese día ella recuperó su dormitorio y yo me quedé en la habitación de visitas.
Luego de mi primer encuentro con Emma tuvimos otros más y de hecho me quedé más días de los que tenía presupuestado al comienzo del viaje, pero eso ya da para otro relato. De hecho si les gusta este relato sigo escribiendo para ustedes.
Un abrazo y a disfrutar que, la vida es muy corta!!!!