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Una Reyna en Monterrey

javish

Bovino maduro
Desde
22 Oct 2005
Mensajes
290
De unos meses para acá mi trabajo consiste en viajar constantemente, uno de eso lugares a los que viajo seguido es a Monterrey, una bella ciudad llena de hermosas mujeres con ese acento peculiar que me encanta y les da un toque especial, mucho más sexy.

Es común ver en la Macroplaza a muchas bellas mujeres de todas edades siempre ligeras de ropa debido al intenso calor, me encanta pasearme por ahí y ver aquel magnífico desfile de escotes, shorts ajustados, minifaldas y demás prendas que potencian los atributos de cada mujer.

Llegué la mañana del martes tomé un taxi del aeropuerto directo al municipio de Juárez, el propósito del viaje consistía en visitar algunos planteles de Conalep y supervisar una actividad que se realizó con los alumnos de la institución, la llegada fue un tanto complicada pues el primer plantel estaba un poco retirado de las vías primarias de comunicación, al llegar y entrar al salón donde ya iniciaba la actividad arrebató mi atención las hermosas jovencitas que formaban parte de clase, simplemente perfectas, recién culminando su desarrollo adolescente, delgadas con una hermosa cintura, hermosas tetas y culos redondos y respingones, aunque trate de controlarme y ser lo más profesional posible, estoy seguro que más de una notó mi mirada lujuriosa pues me sonreían tímidamente, mientras yo me las imaginaba recibiendo un enorme chorro de leche en sus lindas y tiernas caras.

Fue en el primer salón donde conocí a Reyna, ella es una mujer madura oriunda de Monterrey asignada para acompañarme ese día en las visitas programadas a ese y otro plantel de Conalep, yo calculo que Reyna tendrá unos 40 años, güera de rancho, unas generosas tetas y un buen culo característico de las mujeres de talla grande, me presenté con ella, charlamos un poco y supervisamos que la actividad ocurriera sin ningún contratiempo.

Recién terminó la actividad nos trasladamos juntos a la segunda parada en el municipio de Cadereyta tomamos un taxi y seguimos conversando de meras trivialidades, al llegar al segundo plantel la dinámica fue la misma con la diferencia que había considerablemente menos mujeres que en el primero, cosa que me desanimó un poco, sobretodo porque en el salón donde estábamos solo había cuatro lindas chicas y diez chavos, no pude evitar dejar volar mi imaginación y pensar lo que esos diez chavos y yo le haríamos a esas lindas jovencitas de cuerpos ardientes y bien formados.

Al terminar la jornada nos dispusimos a ir nuevamente al centro de Monterrey, me comentó que tenía hambre por lo que le ofrecí comer con ella en un restaurante cercano, pedimos unos burritos y refresco para acompañar, a lo largo de la comida me contó sobre su vida y lo mal que le ha ido en al amor durante los últimos 20 años, pues ninguna de sus tres relaciones dio los frutos que ellas esperaba, como toda charla típica traté de consolarla y hacerla sentir bien, le dije que aún es un perfecto momento para encontrar el amor y esas cosas que uno dice cuando no sabe más que decir.

Terminamos la comida y aún era temprano por lo que decidimos pedir un par de cervezas para aminorar el calor y refrescarnos un poco, pronto ese par de cervezas se convirtieron en tres pares y poco a poco aumentaban las risas, los comentarios subidos de tono y la confianza entre los dos.

¿Tienes novia? Preguntó, yo le respondí que sí, sabiendo que esa respuesta anularía mis probabilidades de desquitar mi calentura con aquella madurita que entre cerveza y cerveza cada vez la veía mejor, sin embargo, sorpresivamente me siguió preguntando sobre ella y en particular sobre aspectos sexuales.

¿Cómo es ella? yo contesté con toda sinceridad, mi novia es joven y muy bonita, mide alrededor de 1.60, su cabello es de color negro lacio y sedoso, me encanta acariciarlo y sentirlo entre mis dedos, tiene una piel muy suave un hermoso trasero y sobre todo unas enormes tetas que me vuelven loco desde el primer día que las vi.

Ella se echó a reír y me dijo que pensara en otra cosa, que mi novia estaba muy lejos y que no me iba a poder amamantar en un par de días, ella me amamanta y yo le doy su leche, respondí riendo también.

¿cada cuando cogen? A lo que respondí que cada vez que nos vemos pues aun no vivimos juntos, pero 3 o 4 veces por semana seguro si lo hacemos, ella es súper caliente y le encanta que le de verga todo el tiempo, siempre trato de que ella tenga dos o tres orgasmos antes de yo poder explotar.

“Wow, se ve que la tienes bien atendida y tú te ves súper jarioso si bien que vi como veías a las muchachas en las escuelas que visitamos” respondió.

Le dije que seguramente ella también se prendió con tato muchacho joven y guapo a lo que me respondió con un guiño.

Y ¿tú? ¿Hace cuanto que no te dan lechita?, pregunté.

Contestó de manera pícara: “Uy pues ya hasta estoy descalcificada seguramente”.
 
Terminamos de comer y beber y nos dispusimos a volver al centro de Monterrey, buscamos tomar un taxi pero debido al nulo éxito tuvimos que abordar un camión que nos llevara a nuestro destino, el viaje fue corto y durante el camino seguimos la charla de cosas triviales.

Llegamos a la terminal de autobuses me dio instrucciones para llegar al hotel en el que me hospedaría y nos despedimos con un beso en la mejilla, sin pensarlo, sin quererlo y sin siquiera planearlo de mi boca salió un: “quieres venir conmigo, podemos ir a dar una vuelta por la Macroplaza”, sus ojos se iluminaron y asintió con la cabeza, tomamos un taxi y llegamos al hotel.

Subimos a la habitación, tiré mi mochila en un rincón y me recosté un momento sobre la cama, le dije que descansáramos un par de minutos antes de ir a caminar, ella se levantó y me dijo que pasaría al baño a refrescarse un poco. Jamás imagine el regalo que ese día la vida me daría.

Pasaron como diez minutos y de repente escuché la puerta del baño abrirse, pasaron algunos segundos más para que Reyna se animara a salir, supongo fue una decisión muy difícil para ella y esos diez minutos los usó para reflexionar profundamente sobre lo que tenía planeado hacer.

Salió del baño con las tetas descubiertas, sosteniéndolas con ambas manos, me miró y me dijo: “ahora si papi, para que te termines de criar y no te hagan falta estos días”, me levante intempestivamente a succionar aquellos grandes pedazos de carne redondos y todavía firmes, a pesar de la edad, con grandes pezones rozados y erectos pidiendo a gritos ser chupados, lamidos y mordidos. Definitivamente las tetas han sido, son y serán mi debilidad.

Le mamé las tetas como si no hubiera mañana, lo hacía desesperadamente, mi lengua jugaba con sus pezones, las apretaba a tal grado de poder lamer los dos pezones al mismo tiempo, ella gemía y pedía más, la tumbé en la cama y salvajemente la despojé de sus zapatos y su pantalón, de repente y frente a mí, quedo a la vista una hermosa tanga de color negro como si se la hubiera puesto especialmente para mí, debajo de ella se asomaba una linda vagina color rosada, completamente lampiña y deliciosa, hice a un lado la tanga y comencé a lamer ese manjar delicioso, pronto mi lengua se introducía más y más, rozaba su clítoris con mi lengua mientras un dedo exploraba la entrada de aquella puchita deliciosa.

Seguí mamando y jugando con mi dedo intensificando mis movimientos poco a poco, sus gemidos me hacían saber que aquel ejercicio era placentero para mi Reyna pues gritaba:

“Así cabrón, devórame toda, que delicia de lengua”

Estuve tentado a embestirla de un momento a otro, pero me contuve y decidí regalarle su primer orgasmo con mi lengua, el cuál no tardó en llegar inmerso en una ola de gemidos, gritos y fluidos, los cuales intenté no desperdiciar y consumirlos todos pues su sabor me encantó. Se desvaneció sobre la cama un par de minutos, solo atiné a recostarme a un lado de ella recorrer su cuerpo con mi mano y sentir los estragos de su orgasmo.

Pasaron algunos minutos sin que me dijera nada, la deje disfrutar cada momento hasta que por cuenta propia se repusiera, de pronto, sentí su mano recorrer mi entrepierna y sobar mi verga por encima del pantalón, la cual seguía súper erecta, bruscamente bajó mi cremallera y de manera desesperada sacó mi verga hasta que por fin la tuvo entre sus manos.

“Creo que por fin tendré mi lechita” exclamó.

Comenzó a masturbarme con sus manos, su técnica era buena y se notaba práctica en aquellos movimientos, tomaba mi pene y lo jalaba de arriba hacia abajo, intermitentemente con su dedo acariciaba mi glande.

¿quieres leche? Pregunté, asintió con la cabeza y contesté: “vas a tener que mamar”.

Sin pensarlo dos veces comenzó una rica mamada, empezando por los huevos, recorriendo el tronco hasta llegar a la punta, me excitó mucho ver como se la comía toda y no conforme con eso constantemente la escupía para estar bien lubricada, el ruido de cómo se atragantaba con ella era simplemente hermoso, comenzó a usar sus tetas, tomo mi pene y lo restregó contra ellas, fue exquisito el roce de mi glande con sus pezones rosas, duros e hinchados.

Tomo mi verga y la puso en medio de aquel par de melones, con una de sus manos las sujeto para que mi miembro quedará atrapado entre ellas, comenzó un suave movimiento de arriba abajo emulando el clásico movimiento del mete saca vaginal, eventualmente sacaba la lengua para probar la punta de mi verga, sentí la necesidad imperiosa de correrme y explotar sobre su cara y esos generosos pechos, sin embargo, como pude me contuve y la tumbe sobre la cama, completamente desnuda la admire por un momento, me acerque a ella para besarla intensamente, juguetear con su lengua y dedear aquella panochita caliente y mojada.

¿Traes condones?, obvio le dije que no, que nunca me imaginé la oportunidad que tendría, la verdad estaba tan caliente que no me importó y aunque a ella no le hizo mucha gracia tampoco opuso mucha resistencia, me coloque sobre ella besando sus labios y su cuello con mi herramienta en la entrada de su rajita, comencé restregándosela poco a poco sin meterla completamente, noté como eso la excito mucho pues comencé a sentir una mayor humedad, sin previo aviso la metí toda de un solo jalón, ella gritó de placer y comencé a embestirla de una manera salvaje, me encantó sentirla retorcerse, el contacto directo de mi pene con su vagina, sentir la combinación de sus jugos con los míos.

¡Eres mi puta! De ahora en adelante serás mi puta y cada vez que venga tendré todo esto solo para mí, le dije entre embestida y embestida a lo que solo respondía con gemidos y jadeos, la voltee y la puse en posición de perrito para admirar ese hermoso culo y comencé a penetrarla tomado su cintura para lograr un penetración más profunda.

“Soy tu perra papi, ensártame toda, dame esa pinga bien parada, hazme vibrar” repetía una y otra vez. Anunció un segundo orgasmo “Otro, Otro, ahí voy” por lo que aceleré el movimiento de mi cuerpo y sentí nuevamente la intensidad de su orgasmo, se tumbó en la cama y a diferencia de la primera vez no la deje descansar, con brusquedad metí mi verga en su boca y comencé a cogerla, esta vez no aguantaría mucho más mi venida, cuando me sentí a punto de explotar saque mi pito de su boca y un gran chorro de leche inundo su cara y parte de su pecho, ella lamió todo el esperma que pudo.

Nos quedamos recostados sin decir nada por un momento, casi estoy seguro que dormitamos algunos minutos, al reincorporarnos me besó y tomamos un baño cada quien por separado, nos vestimos y salimos a nuestro paseo por la Macroplaza.

“Pensé que me los echarías adentro” comentó, apenas empezamos, pensé.
 
Nos quedamos recostados sin decir nada por un momento, casi estoy seguro que dormitamos algunos minutos, al reincorporarnos me besó y tomamos un baño cada quien por separado, nos vestimos y salimos a nuestro paseo por la Macroplaza.

“Pensé que me los echarías adentro” comentó, apenas empezamos, pensé.

Interesante Relato..!! seria excelente que agregaras fotos de la preciosa madurita..!! jejejeje ;)
 
Gracias Impersonator, ésta vez no tomé fotos pero pronto visitaré a mi madurita deliciosa.
 
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