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Bovino adicto
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- 27 Oct 2008
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Las niñas llegaron a Tlapa de Comonfort, Guerrero, un jueves por la tarde. Las acompañaba Cayetano, un indígena tlapaneco de la comunidad de Ixtlahuarroja, quien las había encontrado y rescatado días antes. Esperanza y Erminia, de 14 y 15 años de edad, fueron engañadas, separadas de sus padres, y vendidas a dos familias de otra comunidad indígena. Cada uno de sus compradores pagó 40 mil pesos a la intermediaria.
Entre octubre y noviembre de 2008, una señora de nombre Catalina les ofreció a ellas dos y a una tercera niña —la hija de Cayetano— empleo en Cuernavaca. Mediante engaños las llevó a la comunidad de Cuba Libre, Guerrero, donde se las entregó a Braulio S. y Florencia G., quienes les dijeron que a partir de entonces trabajarían en dos casas distintas. Pasados varios días, Esperanza y Erminia exigieron a sus supuestos patrones sus salarios; querían regresar con sus padres. La respuesta fue contundente: no podían irse porque les pertenecían. “Ya las habían comprado”.
Durante seis meses ambas tuvieron que realizar trabajos domésticos en condiciones de esclavitud. Además, fueron abusadas sexualmente. Erminia fue violada y golpeada con regularidad por el hombre que la compró, un comerciante de más de 40 años. Casado. Esperanza fue entregada a uno de los hijos de su comprador, un niño de 15 años, para servicios personales y sexuales.
Después de que su hija Flora desapareció, Cayetano emprendió una búsqueda incansable por todos los pueblos de Guerrero. Al llegar a Cuba Libre se enteró que había algunas niñas “fuereñas” trabajando en la zona, y aunque no encontró a Flora, localizó a las amigas de su hija, Erminia y Esperanza, y dio aviso al comisario municipal.
El comisario citó a los compradores de las niñas y a la señora Florencia, su vendedora. Los compradores manifestaron que ya habían pagado por ellas, por lo que se oponían a que sus padres se las llevaran. Para dar una solución al problema, vendedora y comprador firmaron un acta, que fue sellada por la Comisaría Municipal, en donde se asienta que Florencia devolvía la cantidad de 40 mil pesos a Facundo “por el motivo de una muchacha”.* El acta también refiere que ambos quedaron conformes. Fue hasta después de la transacción que los compradores aceptaron devolver las niñas a sus padres.
Cayetano y los familiares de las niñas buscaron ayuda en el Centro de Derechos Humanos de La Montaña “Tlachinollan”, ubicado en Tlapa de Comonfort. Se les practicaron exámenes médicos y psicológicos. Esperanza dio positivo en la prueba de embarazo. Aunque las psicólogas, provenientes de la ciudad de México, le explicaron que tenía el derecho de interrumpir el embarazo, ella pareció no entenderlo. En la región de La Montaña ser mujer significa ser madre. Esperanza estaba feliz de estar embarazada a sus 14 años; secretamente se sentía enamorada del muchacho con el que vivió cautiva por meses. En una modalidad trágica del síndrome de Estocolmo, o tal vez con plena convicción, Esperanza insistía que quería volver al lado del hombre —en realidad un niño como ella— de quien se había enamorado por primera vez para darle la buena noticia de que tendrían un hijo y formarían una familia.
Con el deseo de encontrar a la tercera niña, Cayetano y el Centro “Tlachinollan” dieron aviso a las autoridades federales y estatales. Dos agentes comenzaron formalmente su investigación, preguntando en las calles de Cuba Libre si alguien había visto a una niña indígena de unos 15 años. Las autoridades fueron incapaces de encontrar a Flora. En cambio, la perseverancia de Cayetano —indígena, analfabeta y monolingüe— dio resultados en octubre de 2009. Flora había sido violada por Braulio y vendida a una familia de Tlapa.
Después de ser rescatada, Flora regresó a vivir con su familia. Esperanza tuvo a su bebé, ahora de dos meses. Erminia se escapó de su casa y regresó con el comprador que la abusaba física y sexualmente.
Laura Aragón Castro. Politóloga. Ha laborado en organizaciones no gubernamentales de derechos humanos y en la administración pública.
* Acta de la Comisaría Municipal. Cuba Libre,
Municipio de Xalpatlahuac, Guerrero, 29 de abril de 2009.
Indígenas por 40 mil pesos... o dos cartones de cerveza:Gustavo Cortès Campa
La comisaría se denomina "Cuba Libre" (¡But of course!, diría Monsiváis) y está en el municipio de Xalpatlahuac, en La Montaña, del estado de Guerrero, zona de influencia perredista.
El documento parece sacado de la obra del eminente historiador francés Duby, La revolución del año mil, donde documenta el comienzo de la transición de la servidumbre medieval hacia la propiedad rural, pero no. Es un documento oficial, en el México del siglo XXI, con sello de la comisaría, fechado 29 de abril de 2009.
Se transcribe literal, con la puntuación y los acentos originales en el documento: "El suscrito, C. ASUNCION CRUZ ANASTACIO, comisario mpl. constl. quien actúa en forma legal. HACE CONSTAR POR. Los CC. FACUNDO SANCHEZ MUÑOZ y FLORENCIA GONZALES MARCELINO, que esto dos persona se presentarón ante la autoridad mpl. donde cada uno de ellón aclararón sus problema personales. y se hiso la terminación en esta comisaría mpal. donde vista de todos los autoridades que la señora FLORENCIA Gonzales entregó la cantidad que ella devia al C. Facundo Sanchez. Y quedarón de conforme que de aquí para adelante ya no se volvera a molestar. Que se respetará asi como manda sus derechos.
"y la cantidad que ella entregó es de 40,000,00 cuarenta mil pesos por el motivo de una muchacha, que el C. Facundo Sanchez pagó y, ya que la familia de la muchacha vino y se la llevarón.
"con esta razón el C. Facundo Sanchez recibió su dinero sin ningún interés. Y se conformo sin otro petición.
"ATENTAMENTE sufragio efectivo no reeleción C. Asuncion Cruz anastacio comisario mpal. constl."
La lucha por el multiculturalismo
Según parece del todo evidente, el asunto no tomó de sorpresa al comisario municipal de "Cuba Libre" porque quizá es algo con lo que tiene que tratar con alguna regularidad, como puede suceder con gallinas, puerquitos, becerritos. Se reintegra la cantidad pagada al comprador defraudado, éste se compromete a no reclamar nada más ni generar problemas y asunto concluido, firmado y archivado en la comisaría.
Fue un asunto estrictamente comercial, como se ha hecho durante siglos en la zona. Muchos años antes de que la gente de La Montaña conociera algo de la dominación española. Son los usos y costumbres, una parte consustancial al multiculturalismo que abogados prominentes, diputados del PRD y no pocos del PRI, literatos, actores, académicos e intelectuales residentes en La Condesa, Polanco y la Del Valle, en la capital del país, defienden ardorosamente en foros universitarios, políticos, diplomáticos y en charlas de cantinas de la avenida Masarik, de bares elegantes del Centro Histórico y cocteles en salones del hotel Nikko.
La tesis, sesudamente sustentada, es que todas las culturas del mundo son exactamente iguales, tienen el mismo valor civilizatorio, la misma calidad educativa, moral y son, por lo tanto, universales.
Pero dentro del mismo multiculturalismo hay discrepancias. Hay antropólogos, sociólogos, politólogos, poetas y periodistas quienes sostienen que eso no es cierto del todo: que sí hay culturas superiores. Y muchas de esas culturas superiores se encuentran en los pueblos indígenas de Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Veracruz, Paraguay, la Amazonia (tanto brasileña como boliviana y peruana), África y algunas poblaciones de pieles rojas de Estados Unidos y Canadá.
Los militantes del multiculturalismo son clasemedieros de diferentes países de Europa (ingresos promedio equivalentes a 50 mil pesos mensuales), Estados Unidos, Canadá y algunos pocos japoneses. Claro que los hay en el Tercer Mundo, como México, pero con un sentido, podría decirse, pragmático. Son escasísimos los mexicanos, argentinos, colombianos o chilenos que ponen de su bolsa para viajar a comunidades indígenas, regalarles despensas, medicinas, generadores de electricidad y dinero en efectivo. Son de número casi insignificante.
La inmensa mayoría de los multiculturalistas del Tercer Mundo están en Organizaciones no gubernamentales (ONG's) que chupan buen dinero a fundaciones caritativas del Primer Mundo.
Se trata de un modus vivendi muy imaginativo y astuto: viajan, se hospedan, comen, visten y se promueven como abanderados de las mejores causas de la humanidad; se lucen en entrevistas en diarios, revistas, noticiarios y programas especiales de televisión. Se asignan sueldos y viáticos muy generosos y no pierden oportunidad de sablear a cuanto adinerado se encuentran en su camino (generalmente, en cocteles, comidas de gala, seminarios, congresos, etcétera)
Los multiculturalistas se dejan ver por todos lados. Pero en La Montaña, en el estado de Guerrero, allí es literalmente imposible verlos. ¿Pero cómo? Allá no hay hoteles de cinco estrellas, Internet, cable TV, bares con coñac Cordon Bleu ni transporte con aire acondicionado y edecanes.
El comercio de muchachas en México
Dicen que todas las culturas del mundo valen igual, son igual de respetables y que es deber de todos respetar y cuidar el mantenimiento de las culturas de poblaciones vulnerables.
Pero hay gente, en esas poblaciones vulnerables, a quienes la multiculturalidad nacida en los salones de La Sorbona, de Berkeley, la UNAM y La Habana, les tiene sin cuidado.
Tal fue el caso de Cayetano, indígena tlapaneco de la comunidad de Ixtlahuarroja, Guerrero, quien se dio a la tarea de localizar y rescatar a su hija Flora, de 15 años, además de otras dos niñas, Esperanza y Herminia, de 14 y 15 años, las que engañadas, separadas de sus padres, fueron vendidas a dos familias de otra comunidad indígena, por 40 mil pesos cada una, para trabajos domésticos y esclavas sexuales. Lo normal, pues.
Cayetano se pasó más de un año tras la pista de las muchachas robadas y vendidas como esclavas, como sucedía en la Europa de hace dos mil años. No hubo periódico de izquierda, ni organización humanitaria y multiculturalista que le auxiliara. Había, de entrada, un problema: eso no sucede. Eso son calumnias imperialistas. Cayetano, seguramente, haciéndose pasar por indígena que no habla español, en realidad podría ser un agente de las fuerzas reaccionarias que atacan a Cuba, a Hugo Chávez y patrocinaron el golpe de Estado de Honduras. De seguro. Los mismos que le pagaron a Orlando Zapata para que se suicidara en Cuba. Los que le pagaron a Fariñas.
Sucedió pues que en 2008, una señora de nombre Catalina, les ofreció a Esperanza, Herminia y Flora, empleo en Cuernavaca. La oferta era tentadora. Ellas habían escuchado relatos de muchachas que en Cuernavaca, donde hay casas grandísimas, donde ganaban jugosos sueldos por servicio doméstico, con comida y día de descanso.
Pero en lugar de eso, fueron vendidas en la comisaría de "Cuba Libre", municipio de Xalpatlahuac, lugar donde las muchachas se compran como esclavas, sin sueldo, apenas algo de comida, para trabajar día y noche y además, para entretenimiento sexual de los patrones y sus hijos. Usos y costumbres, que grupos sociales y periodistas reaccionarios, como el que escribe estas líneas, tanto atacamos.
Después de varias semanas, Esperanza y Herminia exigieron a quienes suponían patrones, el sueldo que esperaban recibir y la respuesta las dejó confusas y angustiadas: "No hay sueldo, tampoco pueden regresar con sus padres, ya las compramos y son nuestra propiedad".
Por más de seis meses, las adolescentes realizaron trabajos en esclavitud lisa y llana. Herminia, comprada por un hombre de 45 años, fue violada y golpeada brutalmente, con regularidad. Esperanza fue "regalada" a un hijo de su propietario, un adolescente de 15 años, para uso sexual.
Peripecias de un detective indígena
Cayetano emprendió una odisea de más de un año, no exenta de peligros, en la búsqueda de su hija Flora. Recorrió, literalmente, todos los pueblos indígenas del estado de Guerrero –algo así como el 75 por ciento del territorio de la entidad.
Sin desánimo posible, un día llegó a "Cuba Libre" (¿Estaría patrocinado por la firma Bacardí el nombrecito?), conversando con vecinos, pudo enterarse que había unas niñas "de fuera" trabajando en alguna casa. De hecho, Cayetano se benefició de la costumbre indígena de notar de inmediato la presencia de extraños en su colectividad.
Fue así como localizó a Esperanza y Herminia y dio aviso al comisario municipal.
Con todas las formalidades del caso, el comisario citó a Florencia González, la vendedora, así como a los compradores, los que, "de acuerdo con su derecho", se negaban tajantemente a devolver a las niñas, "porque ya habían pagado por ellas". Una transacción comercial, un contrato puro y simple, un acuerdo de voluntades ¿No es así?
La discusión se elevó de tono y finalmente, las habilidades conciliadoras del comisario dieron como resultado un convenio: Florencia restituyó el dinero a Facundo y éste manifestó por escrito su conformidad.
Del "Síndrome de Estocolmo" al "Sindrome de Tlapa"
Resulta que en Tlapa de Comonfort, lugar de residencia de Cayetano y de las niñas compradas, funciona un Centro de Derechos Humanos de La Montaña "Tlachinollan", donde se les practicaron exámenes médicos y sicológicos a las rescatadas. Esperanza dio positivo en la prueba de embarazo. Las sicólogas, de la ciudad de México, informaron a la niña que tenia derecho de abortar, ella, como parece lógico, no lo entendió. En la misérrima y altamente marginada zona de La Montaña, una mujer tiene como cometido ser madre, y claro una virtual esclava del marido que le toque en suerte.
Pero lo que más escandalizó a las sicólogas chilangas es que Esperanza, además, manifestó su intención de ir a buscar al muchacho de 15 años con el que vivió cautiva. ¿Síndrome de Estocolmo? En La Montaña difícilmente se podría encontrar un símil con la cultura sueca. Esperanza, simplemente, sentía que al tener relaciones sexuales con ese jovencito, su suerte personal estaba echada. Era una mujer "usada", sin valor alguno para otro indígena soltero. O volvía son su violador o... quizá algún burdel en alguna otra ciudad.
En Oaxaca, baratitas: por uno o dos cartones de cerveza
Cayetano había logrado un éxito notable: rescató a dos niñas engañadas y vendidas como esclavas. Pero aún faltaba encontrar a su hija Flora. Aconsejado por el Centro "Tlachinollan", Cayetano y las sicólogas capitalinas dieron parte a las autoridades, federales y estatales. Según parece, a eso se redujo el apoyo del Centro de Derechos Humanos, sin recursos... y sin ganas.
Dos agentes de la policía fueron comisionados para buscar a Flora, pero no la encontraron. Y fue Cayetano, incansable, analfabeto y quien solo habla la lengua tlapaneca, en octubre de 2009, más de un año después de desaparecida, encontró a su hija... ¡En Tlapa!
Después de haber sido violada y esclavizada, Flora fue revendida a una familia de Tlapa, la tierra de Cayetano. Esperanza tuvo a su bebé y Herminia... escapó de su casa y volvió con su violador y abusador.
La saga de Cayetano y su búsqueda fue recogida por la politóloga Laura Aragón Castro, quien publicó la fotocopia del "acuerdo" en la comisaría de "Cuba Libre", entre vendedora y compradores de niñas indígenas guerrerenses, en la revista "Nexos", de donde se tomaron datos para esta nota.
Y cabe la reflexión: en Guerrero están algo caras las niñas. Se sabe que en Oaxaca, un padre que amanece crudo y sin dinero para curársela, ofrece a una de sus hijas por dos cartones de cerveza, sin problema alguno.
Son usos y costumbres. Pero cuando se comenta esto ante periodistas, académicos e intelectuales de la capital, fruncen el ceño, voltean a mirar hacia un punto distante en el café o la cantina y mascullan con aire ofendido. "¡Y sabes cuántos civiles murieron ayer en los bombardeos de la ONU en Afganistán?".
El día ocho de marzo pasado, fue "celebrado" con bombo y platillo el "Día Internacional de la Mujer", Hubo discursos doloridos por las mujeres urbanas que sufren "acoso sexual" y "sueldos más bajos que los de los hombres". Falsedades más, falsedades menos, nadie se ocupó de la suerte de las mujeres indígenas porque "su cultura vale igual que cualquiera otra cultura."
El feminismo "nice", hipócrita y bien portado. El que inventa "injusticias" en las grandes ciudades y no se da ´por enterado en qué parte del país, en qué parte del mundo, las mujeres viven en el siglo VII de la era cristiana. Y que esa atrocidad es festejada por intelectuales imbéciles, académicos idiotas y actorcillos ignorantes.
http://estrategiaeditorial.com/inde...mpa&catid=168:gustavo-cortes-campa&Itemid=942
Entre octubre y noviembre de 2008, una señora de nombre Catalina les ofreció a ellas dos y a una tercera niña —la hija de Cayetano— empleo en Cuernavaca. Mediante engaños las llevó a la comunidad de Cuba Libre, Guerrero, donde se las entregó a Braulio S. y Florencia G., quienes les dijeron que a partir de entonces trabajarían en dos casas distintas. Pasados varios días, Esperanza y Erminia exigieron a sus supuestos patrones sus salarios; querían regresar con sus padres. La respuesta fue contundente: no podían irse porque les pertenecían. “Ya las habían comprado”.
Durante seis meses ambas tuvieron que realizar trabajos domésticos en condiciones de esclavitud. Además, fueron abusadas sexualmente. Erminia fue violada y golpeada con regularidad por el hombre que la compró, un comerciante de más de 40 años. Casado. Esperanza fue entregada a uno de los hijos de su comprador, un niño de 15 años, para servicios personales y sexuales.
Después de que su hija Flora desapareció, Cayetano emprendió una búsqueda incansable por todos los pueblos de Guerrero. Al llegar a Cuba Libre se enteró que había algunas niñas “fuereñas” trabajando en la zona, y aunque no encontró a Flora, localizó a las amigas de su hija, Erminia y Esperanza, y dio aviso al comisario municipal.
El comisario citó a los compradores de las niñas y a la señora Florencia, su vendedora. Los compradores manifestaron que ya habían pagado por ellas, por lo que se oponían a que sus padres se las llevaran. Para dar una solución al problema, vendedora y comprador firmaron un acta, que fue sellada por la Comisaría Municipal, en donde se asienta que Florencia devolvía la cantidad de 40 mil pesos a Facundo “por el motivo de una muchacha”.* El acta también refiere que ambos quedaron conformes. Fue hasta después de la transacción que los compradores aceptaron devolver las niñas a sus padres.
Cayetano y los familiares de las niñas buscaron ayuda en el Centro de Derechos Humanos de La Montaña “Tlachinollan”, ubicado en Tlapa de Comonfort. Se les practicaron exámenes médicos y psicológicos. Esperanza dio positivo en la prueba de embarazo. Aunque las psicólogas, provenientes de la ciudad de México, le explicaron que tenía el derecho de interrumpir el embarazo, ella pareció no entenderlo. En la región de La Montaña ser mujer significa ser madre. Esperanza estaba feliz de estar embarazada a sus 14 años; secretamente se sentía enamorada del muchacho con el que vivió cautiva por meses. En una modalidad trágica del síndrome de Estocolmo, o tal vez con plena convicción, Esperanza insistía que quería volver al lado del hombre —en realidad un niño como ella— de quien se había enamorado por primera vez para darle la buena noticia de que tendrían un hijo y formarían una familia.
Con el deseo de encontrar a la tercera niña, Cayetano y el Centro “Tlachinollan” dieron aviso a las autoridades federales y estatales. Dos agentes comenzaron formalmente su investigación, preguntando en las calles de Cuba Libre si alguien había visto a una niña indígena de unos 15 años. Las autoridades fueron incapaces de encontrar a Flora. En cambio, la perseverancia de Cayetano —indígena, analfabeta y monolingüe— dio resultados en octubre de 2009. Flora había sido violada por Braulio y vendida a una familia de Tlapa.
Después de ser rescatada, Flora regresó a vivir con su familia. Esperanza tuvo a su bebé, ahora de dos meses. Erminia se escapó de su casa y regresó con el comprador que la abusaba física y sexualmente.
Laura Aragón Castro. Politóloga. Ha laborado en organizaciones no gubernamentales de derechos humanos y en la administración pública.
* Acta de la Comisaría Municipal. Cuba Libre,
Municipio de Xalpatlahuac, Guerrero, 29 de abril de 2009.
Indígenas por 40 mil pesos... o dos cartones de cerveza:Gustavo Cortès Campa
La comisaría se denomina "Cuba Libre" (¡But of course!, diría Monsiváis) y está en el municipio de Xalpatlahuac, en La Montaña, del estado de Guerrero, zona de influencia perredista.
El documento parece sacado de la obra del eminente historiador francés Duby, La revolución del año mil, donde documenta el comienzo de la transición de la servidumbre medieval hacia la propiedad rural, pero no. Es un documento oficial, en el México del siglo XXI, con sello de la comisaría, fechado 29 de abril de 2009.
Se transcribe literal, con la puntuación y los acentos originales en el documento: "El suscrito, C. ASUNCION CRUZ ANASTACIO, comisario mpl. constl. quien actúa en forma legal. HACE CONSTAR POR. Los CC. FACUNDO SANCHEZ MUÑOZ y FLORENCIA GONZALES MARCELINO, que esto dos persona se presentarón ante la autoridad mpl. donde cada uno de ellón aclararón sus problema personales. y se hiso la terminación en esta comisaría mpal. donde vista de todos los autoridades que la señora FLORENCIA Gonzales entregó la cantidad que ella devia al C. Facundo Sanchez. Y quedarón de conforme que de aquí para adelante ya no se volvera a molestar. Que se respetará asi como manda sus derechos.
"y la cantidad que ella entregó es de 40,000,00 cuarenta mil pesos por el motivo de una muchacha, que el C. Facundo Sanchez pagó y, ya que la familia de la muchacha vino y se la llevarón.
"con esta razón el C. Facundo Sanchez recibió su dinero sin ningún interés. Y se conformo sin otro petición.
"ATENTAMENTE sufragio efectivo no reeleción C. Asuncion Cruz anastacio comisario mpal. constl."
La lucha por el multiculturalismo
Según parece del todo evidente, el asunto no tomó de sorpresa al comisario municipal de "Cuba Libre" porque quizá es algo con lo que tiene que tratar con alguna regularidad, como puede suceder con gallinas, puerquitos, becerritos. Se reintegra la cantidad pagada al comprador defraudado, éste se compromete a no reclamar nada más ni generar problemas y asunto concluido, firmado y archivado en la comisaría.
Fue un asunto estrictamente comercial, como se ha hecho durante siglos en la zona. Muchos años antes de que la gente de La Montaña conociera algo de la dominación española. Son los usos y costumbres, una parte consustancial al multiculturalismo que abogados prominentes, diputados del PRD y no pocos del PRI, literatos, actores, académicos e intelectuales residentes en La Condesa, Polanco y la Del Valle, en la capital del país, defienden ardorosamente en foros universitarios, políticos, diplomáticos y en charlas de cantinas de la avenida Masarik, de bares elegantes del Centro Histórico y cocteles en salones del hotel Nikko.
La tesis, sesudamente sustentada, es que todas las culturas del mundo son exactamente iguales, tienen el mismo valor civilizatorio, la misma calidad educativa, moral y son, por lo tanto, universales.
Pero dentro del mismo multiculturalismo hay discrepancias. Hay antropólogos, sociólogos, politólogos, poetas y periodistas quienes sostienen que eso no es cierto del todo: que sí hay culturas superiores. Y muchas de esas culturas superiores se encuentran en los pueblos indígenas de Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Veracruz, Paraguay, la Amazonia (tanto brasileña como boliviana y peruana), África y algunas poblaciones de pieles rojas de Estados Unidos y Canadá.
Los militantes del multiculturalismo son clasemedieros de diferentes países de Europa (ingresos promedio equivalentes a 50 mil pesos mensuales), Estados Unidos, Canadá y algunos pocos japoneses. Claro que los hay en el Tercer Mundo, como México, pero con un sentido, podría decirse, pragmático. Son escasísimos los mexicanos, argentinos, colombianos o chilenos que ponen de su bolsa para viajar a comunidades indígenas, regalarles despensas, medicinas, generadores de electricidad y dinero en efectivo. Son de número casi insignificante.
La inmensa mayoría de los multiculturalistas del Tercer Mundo están en Organizaciones no gubernamentales (ONG's) que chupan buen dinero a fundaciones caritativas del Primer Mundo.
Se trata de un modus vivendi muy imaginativo y astuto: viajan, se hospedan, comen, visten y se promueven como abanderados de las mejores causas de la humanidad; se lucen en entrevistas en diarios, revistas, noticiarios y programas especiales de televisión. Se asignan sueldos y viáticos muy generosos y no pierden oportunidad de sablear a cuanto adinerado se encuentran en su camino (generalmente, en cocteles, comidas de gala, seminarios, congresos, etcétera)
Los multiculturalistas se dejan ver por todos lados. Pero en La Montaña, en el estado de Guerrero, allí es literalmente imposible verlos. ¿Pero cómo? Allá no hay hoteles de cinco estrellas, Internet, cable TV, bares con coñac Cordon Bleu ni transporte con aire acondicionado y edecanes.
El comercio de muchachas en México
Dicen que todas las culturas del mundo valen igual, son igual de respetables y que es deber de todos respetar y cuidar el mantenimiento de las culturas de poblaciones vulnerables.
Pero hay gente, en esas poblaciones vulnerables, a quienes la multiculturalidad nacida en los salones de La Sorbona, de Berkeley, la UNAM y La Habana, les tiene sin cuidado.
Tal fue el caso de Cayetano, indígena tlapaneco de la comunidad de Ixtlahuarroja, Guerrero, quien se dio a la tarea de localizar y rescatar a su hija Flora, de 15 años, además de otras dos niñas, Esperanza y Herminia, de 14 y 15 años, las que engañadas, separadas de sus padres, fueron vendidas a dos familias de otra comunidad indígena, por 40 mil pesos cada una, para trabajos domésticos y esclavas sexuales. Lo normal, pues.
Cayetano se pasó más de un año tras la pista de las muchachas robadas y vendidas como esclavas, como sucedía en la Europa de hace dos mil años. No hubo periódico de izquierda, ni organización humanitaria y multiculturalista que le auxiliara. Había, de entrada, un problema: eso no sucede. Eso son calumnias imperialistas. Cayetano, seguramente, haciéndose pasar por indígena que no habla español, en realidad podría ser un agente de las fuerzas reaccionarias que atacan a Cuba, a Hugo Chávez y patrocinaron el golpe de Estado de Honduras. De seguro. Los mismos que le pagaron a Orlando Zapata para que se suicidara en Cuba. Los que le pagaron a Fariñas.
Sucedió pues que en 2008, una señora de nombre Catalina, les ofreció a Esperanza, Herminia y Flora, empleo en Cuernavaca. La oferta era tentadora. Ellas habían escuchado relatos de muchachas que en Cuernavaca, donde hay casas grandísimas, donde ganaban jugosos sueldos por servicio doméstico, con comida y día de descanso.
Pero en lugar de eso, fueron vendidas en la comisaría de "Cuba Libre", municipio de Xalpatlahuac, lugar donde las muchachas se compran como esclavas, sin sueldo, apenas algo de comida, para trabajar día y noche y además, para entretenimiento sexual de los patrones y sus hijos. Usos y costumbres, que grupos sociales y periodistas reaccionarios, como el que escribe estas líneas, tanto atacamos.
Después de varias semanas, Esperanza y Herminia exigieron a quienes suponían patrones, el sueldo que esperaban recibir y la respuesta las dejó confusas y angustiadas: "No hay sueldo, tampoco pueden regresar con sus padres, ya las compramos y son nuestra propiedad".
Por más de seis meses, las adolescentes realizaron trabajos en esclavitud lisa y llana. Herminia, comprada por un hombre de 45 años, fue violada y golpeada brutalmente, con regularidad. Esperanza fue "regalada" a un hijo de su propietario, un adolescente de 15 años, para uso sexual.
Peripecias de un detective indígena
Cayetano emprendió una odisea de más de un año, no exenta de peligros, en la búsqueda de su hija Flora. Recorrió, literalmente, todos los pueblos indígenas del estado de Guerrero –algo así como el 75 por ciento del territorio de la entidad.
Sin desánimo posible, un día llegó a "Cuba Libre" (¿Estaría patrocinado por la firma Bacardí el nombrecito?), conversando con vecinos, pudo enterarse que había unas niñas "de fuera" trabajando en alguna casa. De hecho, Cayetano se benefició de la costumbre indígena de notar de inmediato la presencia de extraños en su colectividad.
Fue así como localizó a Esperanza y Herminia y dio aviso al comisario municipal.
Con todas las formalidades del caso, el comisario citó a Florencia González, la vendedora, así como a los compradores, los que, "de acuerdo con su derecho", se negaban tajantemente a devolver a las niñas, "porque ya habían pagado por ellas". Una transacción comercial, un contrato puro y simple, un acuerdo de voluntades ¿No es así?
La discusión se elevó de tono y finalmente, las habilidades conciliadoras del comisario dieron como resultado un convenio: Florencia restituyó el dinero a Facundo y éste manifestó por escrito su conformidad.
Del "Síndrome de Estocolmo" al "Sindrome de Tlapa"
Resulta que en Tlapa de Comonfort, lugar de residencia de Cayetano y de las niñas compradas, funciona un Centro de Derechos Humanos de La Montaña "Tlachinollan", donde se les practicaron exámenes médicos y sicológicos a las rescatadas. Esperanza dio positivo en la prueba de embarazo. Las sicólogas, de la ciudad de México, informaron a la niña que tenia derecho de abortar, ella, como parece lógico, no lo entendió. En la misérrima y altamente marginada zona de La Montaña, una mujer tiene como cometido ser madre, y claro una virtual esclava del marido que le toque en suerte.
Pero lo que más escandalizó a las sicólogas chilangas es que Esperanza, además, manifestó su intención de ir a buscar al muchacho de 15 años con el que vivió cautiva. ¿Síndrome de Estocolmo? En La Montaña difícilmente se podría encontrar un símil con la cultura sueca. Esperanza, simplemente, sentía que al tener relaciones sexuales con ese jovencito, su suerte personal estaba echada. Era una mujer "usada", sin valor alguno para otro indígena soltero. O volvía son su violador o... quizá algún burdel en alguna otra ciudad.
En Oaxaca, baratitas: por uno o dos cartones de cerveza
Cayetano había logrado un éxito notable: rescató a dos niñas engañadas y vendidas como esclavas. Pero aún faltaba encontrar a su hija Flora. Aconsejado por el Centro "Tlachinollan", Cayetano y las sicólogas capitalinas dieron parte a las autoridades, federales y estatales. Según parece, a eso se redujo el apoyo del Centro de Derechos Humanos, sin recursos... y sin ganas.
Dos agentes de la policía fueron comisionados para buscar a Flora, pero no la encontraron. Y fue Cayetano, incansable, analfabeto y quien solo habla la lengua tlapaneca, en octubre de 2009, más de un año después de desaparecida, encontró a su hija... ¡En Tlapa!
Después de haber sido violada y esclavizada, Flora fue revendida a una familia de Tlapa, la tierra de Cayetano. Esperanza tuvo a su bebé y Herminia... escapó de su casa y volvió con su violador y abusador.
La saga de Cayetano y su búsqueda fue recogida por la politóloga Laura Aragón Castro, quien publicó la fotocopia del "acuerdo" en la comisaría de "Cuba Libre", entre vendedora y compradores de niñas indígenas guerrerenses, en la revista "Nexos", de donde se tomaron datos para esta nota.
Y cabe la reflexión: en Guerrero están algo caras las niñas. Se sabe que en Oaxaca, un padre que amanece crudo y sin dinero para curársela, ofrece a una de sus hijas por dos cartones de cerveza, sin problema alguno.
Son usos y costumbres. Pero cuando se comenta esto ante periodistas, académicos e intelectuales de la capital, fruncen el ceño, voltean a mirar hacia un punto distante en el café o la cantina y mascullan con aire ofendido. "¡Y sabes cuántos civiles murieron ayer en los bombardeos de la ONU en Afganistán?".
El día ocho de marzo pasado, fue "celebrado" con bombo y platillo el "Día Internacional de la Mujer", Hubo discursos doloridos por las mujeres urbanas que sufren "acoso sexual" y "sueldos más bajos que los de los hombres". Falsedades más, falsedades menos, nadie se ocupó de la suerte de las mujeres indígenas porque "su cultura vale igual que cualquiera otra cultura."
El feminismo "nice", hipócrita y bien portado. El que inventa "injusticias" en las grandes ciudades y no se da ´por enterado en qué parte del país, en qué parte del mundo, las mujeres viven en el siglo VII de la era cristiana. Y que esa atrocidad es festejada por intelectuales imbéciles, académicos idiotas y actorcillos ignorantes.
http://estrategiaeditorial.com/inde...mpa&catid=168:gustavo-cortes-campa&Itemid=942