Danya Karina
Bovino maduro
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- 25 Mar 2008
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UNA FANTASIA CUMPLIDA. “el antecedente” (primera parte)
Quizás algunos chicos sientan que mi historia empieza de una manera, que al menos yo como mujer, no he leído en las historias que escriben los hombres, pero las chicas entenderán perfectamente que las cosas previas que relato aquí, son parte de toda aquella magia y detalles que nos orillan de manera irremediable al fuego a nosotras, esos preámbulos y detalles que muchas veces olvidan los hombres, y que cuando ocurren sin planearse como en este caso, nos llevan a nosotras a reaccionar de manera por demás interesante para los hombres, y por supuesto, interesante para nosotras mismas y a consumirnos el llamas que no sabíamos que se desatarían de esa manera o con esa persona.
Tengo en la actualidad 24 años de edad, pero esto que les cuento me paso un par de meses antes de cumplir los 19 años.
A los pocos años de cumplir los 18 mi mente y mis hormonas me tenían en un estado de enfrentamiento con mi madre y con mis hermanas, pero sobre todo me sentía poco agraciada en cuanto a lo físico. En realidad no soy muy alta mido 1 54, mis senos son medianos, tirando un poco a pequeños, y tengo ojos de color y piel blanca, pero ningún hombre que a mí me llenaba el ojo, parecía interesarle, además de que yo sentía que mi mamá pensaba en mi como la menos agraciada de sus otras hijas, en cuanto a mi papá, el en realidad estaba muy inmerso en el trabajo y era un poco chapado a la antigua, las cosas de sus hijas eran asuntos de mi madre, por lo que no intervenía demasiado.
Cuando a los dos meses después de cumplir los 18, conocí un chavo de 24 años que me hizo sentir bonita y que le gustaba a alguien que a mí me gustara. Aun a esas alturas, yo no había tenido ningún tipo de experiencia sexual, aunque si sabía exactamente de qué se trataba, por lo que cuando me, fácilmente me convenció y tuve relaciones con él, y aunque no fue lo que yo esperaba, tampoco fue malo, aunque si algo doloroso, pero lo más decepcionante fue que su plática y sus modos no acababan de convencerme, de alguna manera lo sentía inmaduro y con poco deseo de superarse, y eso termino por desencantarme de él.
Lo mismo ocurrió con otros dos chavos en el transcurso de los siguientes meses, en los que descubrí lo agradable del sexo, pero interiormente no me sentía como que funcionara por completo la experiencia como algo que me hiciera crecer, y solo me quedaba la sensación de que las cosas sucedían casi como por accidente.
Faltaba un mes para cumplir mis 19 años cuando me encontré a un hombre que había sido mi maestro cuando estaba en la preparatoria y estaba yo en mis 17 años, pero ahora trabajaba como gerente de una constructora. En los tiempos de la preparatoria, teníamos charlas muy agradables y siempre platicábamos de temas muy variados sobre música, libros, películas, etc. y pasaba yo ratos largos en esas pláticas a la salida de la escuela, ya que no soy de las que les gusta la música de tipo popular, por lo que no con cualquier chavo hablaba tan agradablemente.
En ese tiempo el tenia 40 años y aunque no es delgado, tampoco es gordo, pero a mí nunca me han gustado las personas delgadas, ¡comparado conmigo él es bastante alto ya que mide más de 1.80! , pero las platicas siempre fueron divertidas pero muy formales y respetuosas de su parte y de la mía.
Regresando a el párrafo anterior en que me faltaba un mes para cumplir mis 19, me lo encontré en un centro comercial en el que estaba yo buscando un libro para leer y el estaba en el mismo departamento con las mismas intenciones, por lo que nos encontramos y después de que me dijo que estaba guapísima, y preguntarme un poco sobre mí y yo sobre él, nos dirigimos a la caja para pagar el libro que cada quien había escogido, al llegar a la caja, tomo mi libro y lo paso junto con el de el pagando los dos, y aunque yo me apene, la verdad no presente mucha resistencia a su detalle, ya que el libro que había tomado yo del aparador, no era para nada barato, y había ahorrado por un par de quincenas para comprarlo, ya que estaba de moda y su precio se disparaba.
Cuando salíamos de la tienda me pregunto si me gustaría acompañarlo a tomar un café a lo cual yo acepte, me sentí ligeramente comprometida por el detalle del libro, por lo que accedí de manera inmediata, aparte que ya presentía una buena platica como en tiempos pasados sobre los temas que me gustaban, así que nos dirigimos a su auto y me encanto el tipo de vehículo, que no se mucho de ellos pero aunque no completamente nuevo, si se notaba lujoso, además al llegar al auto, primero me abrió la puerta a mí y me ayudo a subirme, esos tipos de detalles ya se han olvidado mucho en los chavos de hoy por esa falsa creencia de la igualdad femenina.
Me llevo a un lobby de un hotel que tenía un café precioso con mesas debajo de sombrillas decoradas con unos juegos de luces sobre la misma mesa que las hacia lucir muy elegantes. Cuando nos llevo el mesero la carta de bebidas y al ver mi confusión con la misma, me pregunto si deseaba el café o quería otra cosa, por lo que le dije que el café y me pregunto si me permitía ordenar por él, a lo que asentí con una inclinación de cabeza y un pequeño color rojo de pena por no saber qué hacer.
Para no extenderme en este punto, el ordeno por mí, como si supiera exactamente lo que me gustaría, y me di cuenta de la facilidad y soltura que tenia para desenvolverse, no lucia como los chavos que había conocido yo anteriormente, era muy distinto, además de que tenia mas canas el los costados de su cabeza que lo hacían lucir distinto y sin darme real cuenta, tomaba mi mano frecuentemente al platicar y me sentía demasiado cómoda con él y con la situación. Todos los detalles producían en mi mas que admiración, aunado a que aparte de la plática tan agradable y de su manera de tratarme, se la paso haciendo elogios a mi persona y a mis ojos, por lo que me sentía agradablemente admirada y de una forma distinta.
Ateniéndome a la confianza de conocerlo de tiempo atrás, le pregunte si no tendría un trabajo en donde él trabajaba, ya que tenía un par de días que había dejado de trabajar, a lo que me contesto negativamente, pero le hablo a una persona y me concertó una cita al día siguiente para una entrevista de trabajo y quedamos de vernos al día siguiente para el llevarme a la cita con su amigo y nos despedimos, no sin antes llevarme a mi casa, dejándome a un par de cuadras de la misma ya que yo no quería que mi mamá me fuera a ver llegar con un señor de esa edad y me hiciera preguntas incomodas.
Al día siguiente, nos habíamos quedado de ver a la una de la tarde ya que la cita era a la 13:30, llegando yo muy arreglada con media hora de adelanto al lugar en que quedamos de vernos, llevaba yo un vestido de flores pequeñas con la falda ligeramente entubada y apenas uno par de dedos arriba de la rodilla y con un escote en V algo profundo, pero como soy de senos no muy grandes no se veía escandaloso, completando mi atuendo con puse unas sandalias de tacón del 12, para no verme tan pequeña.
Cuando llegamos a la cita, solo me dio su tarjeta y yo pase sola a la oficina donde me entrevistaría con su amigo, esperándome él en el estacionamiento del edificio. La entrevista fue solo un formulismo y me dieron el trabajo, al cual me tendría que presentar al día siguiente con mis papeles para iniciar. Yo estaba supercontenta del trabajo ya que mis anteriores trabajos habían sido en lugares comunes por decirlo de alguna manera, y el que acababan de darme por culpar de mi amigo, era de recepcionista en un despacho de arquitectos, estaba encantada de su facilidad para solucionar las cosas.
Cuando llegue al estacionamiento el me esperaba abajo del carro, por lo que cuando lo vi corrí a abrazarlo de manera más que efusiva y le di un sonoro beso en la mejilla. Nos subimos al carro y me invito a comer, porque dedujo que por el horario yo estaba con hambre, ya que la entrevista duro casi 45 minutos y ya darían las 3 de la tarde en unos minutos, por lo que me llevo a un restaurante de comida japonesa, en la que al igual que ayer en el café del hotel, el se encargo de ordenar por los dos, disfrutando de la comida y de un par de cócteles y de su interés en cómo me había ido en la entrevista y si me gustaba el lugar donde trabajaría, ofreciéndome también una carta de recomendación para completar los papeles que necesitaba juntar para mi alta en el trabajo.
Cuando terminamos de comer, me ofreció llevarme a mi casa a lo que acepte, pero estaba encantada con él, su manera de arreglarme las cosas, su manera de verme que me hacía sentirme admirada e incluso deseada, sin llegar a ese tipo de miradas que desnudan de manera incomoda y que todas conocemos. Por lo que cuando me subí al carro y me trate de poner el cinturón, y por culpa de los cocteles y de no conocer bien su auto no podía enganchar el seguro, se acerco a mi desde su asiento acomodando mi cinturón, y sin saber exactamente por qué, cuando vi sus labios gruesos tan cerca de mi cuando me ayudaba, lo tome con mi mano de su nuca y lo jale de mi besándolo de manera apasionada, casi automáticamente mis hormonas aceleraron su velocidad en mi sangre y armándome de valor le dije que aun no quería ir a mi casa, que prefería estar más rato con él en un lugar más intimo, besándolo nuevamente para que entendiera a que me refería.
Ligeramente extrañado por mi arrebato, pero respondiendo a mi beso de manera más que cortes, me pregunto sobre que tan intimo prefería yo el lugar, a lo que le conteste, se que tu sabrás que tipo de lugar seria el adecuado, al tiempo que mi dedo acariciaba el contorno de sus labios y lo volvía a besar de una manera más sugestiva, arrancando el vehículo después de estar besándonos por más de cinco minutos en el estacionamiento del restaurant.
Arranco el auto, puso un disco de Jazz y tomo el periférico. En las platicas con algunas amigas, siempre salen a relucir las aventuras sexuales que “nos cuentan otras amigas” sobre los lugares a donde van a tranquilizar las hormonas, en los que forzosamente aparecen los moteles como algunas alternativas, aparte de los miradores, los carros o la habitación de la casa de alguno de ellos, pero aunque había visto varios moteles de paso desde afuera, ya que los chicos con los que había estado lo hicimos en lugares poco formales por no decir románticos ni algo parecido.
Cuando llegamos a el lugar que había escogido el, me costó trabajo reconocer que se trataba de un motel de paso, ya que no aparentaba lo sórdido y escabroso de otros que yo había visto por fuera, de hecho, de no haber entrado en esta ocasión ahí, nunca me habría dado cuenta que era ese tipo de lugar por el nombre y la apariencia.
Pidió por un interfono una suite con Jacuzzi y nos dieron un numero de habitación, siendo estas unos pequeños bungalós independientes, con un pequeño jardín entre uno y otro, cuando llegamos al que le habían indicado, metió el auto en el espacio de estacionamiento que le correspondía a la suite y automáticamente se cerró un portón eléctrico detrás de nosotros, encendiéndose las luces de la suite de manera automática, se bajo del auto y lo rodeo para abrirme la puerta y ayudarme a bajar del mismo y nos dirigimos a las escaleras que nos llevarían a la parte de arriba, que era donde estaba en si la suite, empezando yo a subir las escaleras y el detrás de mi hasta que llegamos a la puerta abriéndola él y pasando yo por delante. Pero antes de cruzar y estando el aun en el escalón de abajo del de la puerta, me voltee hacia él y nos besamos, empezando él a acariciar mis piernas y muslos subiendo su mano bajo mi vestido mientras con la otra me tomaba de la cintura y me pegaba hacia con él, apretándose mis pechos a su pecho, y su mano bajo mi falda, llegaba a mis sentaderas, al tiempo que me preguntaba si había escogido bien el lugar para pasar más rato juntos, a lo que quite su mano de debajo de mi falda y tomando la que me rodeaba la cintura con la mía, lo tome hice pasar a la suite, al tiempo que le decía, “descúbrelo tú” y cerré la puerta detrás de nosotros.
Quizás algunos chicos sientan que mi historia empieza de una manera, que al menos yo como mujer, no he leído en las historias que escriben los hombres, pero las chicas entenderán perfectamente que las cosas previas que relato aquí, son parte de toda aquella magia y detalles que nos orillan de manera irremediable al fuego a nosotras, esos preámbulos y detalles que muchas veces olvidan los hombres, y que cuando ocurren sin planearse como en este caso, nos llevan a nosotras a reaccionar de manera por demás interesante para los hombres, y por supuesto, interesante para nosotras mismas y a consumirnos el llamas que no sabíamos que se desatarían de esa manera o con esa persona.
Tengo en la actualidad 24 años de edad, pero esto que les cuento me paso un par de meses antes de cumplir los 19 años.
A los pocos años de cumplir los 18 mi mente y mis hormonas me tenían en un estado de enfrentamiento con mi madre y con mis hermanas, pero sobre todo me sentía poco agraciada en cuanto a lo físico. En realidad no soy muy alta mido 1 54, mis senos son medianos, tirando un poco a pequeños, y tengo ojos de color y piel blanca, pero ningún hombre que a mí me llenaba el ojo, parecía interesarle, además de que yo sentía que mi mamá pensaba en mi como la menos agraciada de sus otras hijas, en cuanto a mi papá, el en realidad estaba muy inmerso en el trabajo y era un poco chapado a la antigua, las cosas de sus hijas eran asuntos de mi madre, por lo que no intervenía demasiado.
Cuando a los dos meses después de cumplir los 18, conocí un chavo de 24 años que me hizo sentir bonita y que le gustaba a alguien que a mí me gustara. Aun a esas alturas, yo no había tenido ningún tipo de experiencia sexual, aunque si sabía exactamente de qué se trataba, por lo que cuando me, fácilmente me convenció y tuve relaciones con él, y aunque no fue lo que yo esperaba, tampoco fue malo, aunque si algo doloroso, pero lo más decepcionante fue que su plática y sus modos no acababan de convencerme, de alguna manera lo sentía inmaduro y con poco deseo de superarse, y eso termino por desencantarme de él.
Lo mismo ocurrió con otros dos chavos en el transcurso de los siguientes meses, en los que descubrí lo agradable del sexo, pero interiormente no me sentía como que funcionara por completo la experiencia como algo que me hiciera crecer, y solo me quedaba la sensación de que las cosas sucedían casi como por accidente.
Faltaba un mes para cumplir mis 19 años cuando me encontré a un hombre que había sido mi maestro cuando estaba en la preparatoria y estaba yo en mis 17 años, pero ahora trabajaba como gerente de una constructora. En los tiempos de la preparatoria, teníamos charlas muy agradables y siempre platicábamos de temas muy variados sobre música, libros, películas, etc. y pasaba yo ratos largos en esas pláticas a la salida de la escuela, ya que no soy de las que les gusta la música de tipo popular, por lo que no con cualquier chavo hablaba tan agradablemente.
En ese tiempo el tenia 40 años y aunque no es delgado, tampoco es gordo, pero a mí nunca me han gustado las personas delgadas, ¡comparado conmigo él es bastante alto ya que mide más de 1.80! , pero las platicas siempre fueron divertidas pero muy formales y respetuosas de su parte y de la mía.
Regresando a el párrafo anterior en que me faltaba un mes para cumplir mis 19, me lo encontré en un centro comercial en el que estaba yo buscando un libro para leer y el estaba en el mismo departamento con las mismas intenciones, por lo que nos encontramos y después de que me dijo que estaba guapísima, y preguntarme un poco sobre mí y yo sobre él, nos dirigimos a la caja para pagar el libro que cada quien había escogido, al llegar a la caja, tomo mi libro y lo paso junto con el de el pagando los dos, y aunque yo me apene, la verdad no presente mucha resistencia a su detalle, ya que el libro que había tomado yo del aparador, no era para nada barato, y había ahorrado por un par de quincenas para comprarlo, ya que estaba de moda y su precio se disparaba.
Cuando salíamos de la tienda me pregunto si me gustaría acompañarlo a tomar un café a lo cual yo acepte, me sentí ligeramente comprometida por el detalle del libro, por lo que accedí de manera inmediata, aparte que ya presentía una buena platica como en tiempos pasados sobre los temas que me gustaban, así que nos dirigimos a su auto y me encanto el tipo de vehículo, que no se mucho de ellos pero aunque no completamente nuevo, si se notaba lujoso, además al llegar al auto, primero me abrió la puerta a mí y me ayudo a subirme, esos tipos de detalles ya se han olvidado mucho en los chavos de hoy por esa falsa creencia de la igualdad femenina.
Me llevo a un lobby de un hotel que tenía un café precioso con mesas debajo de sombrillas decoradas con unos juegos de luces sobre la misma mesa que las hacia lucir muy elegantes. Cuando nos llevo el mesero la carta de bebidas y al ver mi confusión con la misma, me pregunto si deseaba el café o quería otra cosa, por lo que le dije que el café y me pregunto si me permitía ordenar por él, a lo que asentí con una inclinación de cabeza y un pequeño color rojo de pena por no saber qué hacer.
Para no extenderme en este punto, el ordeno por mí, como si supiera exactamente lo que me gustaría, y me di cuenta de la facilidad y soltura que tenia para desenvolverse, no lucia como los chavos que había conocido yo anteriormente, era muy distinto, además de que tenia mas canas el los costados de su cabeza que lo hacían lucir distinto y sin darme real cuenta, tomaba mi mano frecuentemente al platicar y me sentía demasiado cómoda con él y con la situación. Todos los detalles producían en mi mas que admiración, aunado a que aparte de la plática tan agradable y de su manera de tratarme, se la paso haciendo elogios a mi persona y a mis ojos, por lo que me sentía agradablemente admirada y de una forma distinta.
Ateniéndome a la confianza de conocerlo de tiempo atrás, le pregunte si no tendría un trabajo en donde él trabajaba, ya que tenía un par de días que había dejado de trabajar, a lo que me contesto negativamente, pero le hablo a una persona y me concertó una cita al día siguiente para una entrevista de trabajo y quedamos de vernos al día siguiente para el llevarme a la cita con su amigo y nos despedimos, no sin antes llevarme a mi casa, dejándome a un par de cuadras de la misma ya que yo no quería que mi mamá me fuera a ver llegar con un señor de esa edad y me hiciera preguntas incomodas.
Al día siguiente, nos habíamos quedado de ver a la una de la tarde ya que la cita era a la 13:30, llegando yo muy arreglada con media hora de adelanto al lugar en que quedamos de vernos, llevaba yo un vestido de flores pequeñas con la falda ligeramente entubada y apenas uno par de dedos arriba de la rodilla y con un escote en V algo profundo, pero como soy de senos no muy grandes no se veía escandaloso, completando mi atuendo con puse unas sandalias de tacón del 12, para no verme tan pequeña.
Cuando llegamos a la cita, solo me dio su tarjeta y yo pase sola a la oficina donde me entrevistaría con su amigo, esperándome él en el estacionamiento del edificio. La entrevista fue solo un formulismo y me dieron el trabajo, al cual me tendría que presentar al día siguiente con mis papeles para iniciar. Yo estaba supercontenta del trabajo ya que mis anteriores trabajos habían sido en lugares comunes por decirlo de alguna manera, y el que acababan de darme por culpar de mi amigo, era de recepcionista en un despacho de arquitectos, estaba encantada de su facilidad para solucionar las cosas.
Cuando llegue al estacionamiento el me esperaba abajo del carro, por lo que cuando lo vi corrí a abrazarlo de manera más que efusiva y le di un sonoro beso en la mejilla. Nos subimos al carro y me invito a comer, porque dedujo que por el horario yo estaba con hambre, ya que la entrevista duro casi 45 minutos y ya darían las 3 de la tarde en unos minutos, por lo que me llevo a un restaurante de comida japonesa, en la que al igual que ayer en el café del hotel, el se encargo de ordenar por los dos, disfrutando de la comida y de un par de cócteles y de su interés en cómo me había ido en la entrevista y si me gustaba el lugar donde trabajaría, ofreciéndome también una carta de recomendación para completar los papeles que necesitaba juntar para mi alta en el trabajo.
Cuando terminamos de comer, me ofreció llevarme a mi casa a lo que acepte, pero estaba encantada con él, su manera de arreglarme las cosas, su manera de verme que me hacía sentirme admirada e incluso deseada, sin llegar a ese tipo de miradas que desnudan de manera incomoda y que todas conocemos. Por lo que cuando me subí al carro y me trate de poner el cinturón, y por culpa de los cocteles y de no conocer bien su auto no podía enganchar el seguro, se acerco a mi desde su asiento acomodando mi cinturón, y sin saber exactamente por qué, cuando vi sus labios gruesos tan cerca de mi cuando me ayudaba, lo tome con mi mano de su nuca y lo jale de mi besándolo de manera apasionada, casi automáticamente mis hormonas aceleraron su velocidad en mi sangre y armándome de valor le dije que aun no quería ir a mi casa, que prefería estar más rato con él en un lugar más intimo, besándolo nuevamente para que entendiera a que me refería.
Ligeramente extrañado por mi arrebato, pero respondiendo a mi beso de manera más que cortes, me pregunto sobre que tan intimo prefería yo el lugar, a lo que le conteste, se que tu sabrás que tipo de lugar seria el adecuado, al tiempo que mi dedo acariciaba el contorno de sus labios y lo volvía a besar de una manera más sugestiva, arrancando el vehículo después de estar besándonos por más de cinco minutos en el estacionamiento del restaurant.
Arranco el auto, puso un disco de Jazz y tomo el periférico. En las platicas con algunas amigas, siempre salen a relucir las aventuras sexuales que “nos cuentan otras amigas” sobre los lugares a donde van a tranquilizar las hormonas, en los que forzosamente aparecen los moteles como algunas alternativas, aparte de los miradores, los carros o la habitación de la casa de alguno de ellos, pero aunque había visto varios moteles de paso desde afuera, ya que los chicos con los que había estado lo hicimos en lugares poco formales por no decir románticos ni algo parecido.
Cuando llegamos a el lugar que había escogido el, me costó trabajo reconocer que se trataba de un motel de paso, ya que no aparentaba lo sórdido y escabroso de otros que yo había visto por fuera, de hecho, de no haber entrado en esta ocasión ahí, nunca me habría dado cuenta que era ese tipo de lugar por el nombre y la apariencia.
Pidió por un interfono una suite con Jacuzzi y nos dieron un numero de habitación, siendo estas unos pequeños bungalós independientes, con un pequeño jardín entre uno y otro, cuando llegamos al que le habían indicado, metió el auto en el espacio de estacionamiento que le correspondía a la suite y automáticamente se cerró un portón eléctrico detrás de nosotros, encendiéndose las luces de la suite de manera automática, se bajo del auto y lo rodeo para abrirme la puerta y ayudarme a bajar del mismo y nos dirigimos a las escaleras que nos llevarían a la parte de arriba, que era donde estaba en si la suite, empezando yo a subir las escaleras y el detrás de mi hasta que llegamos a la puerta abriéndola él y pasando yo por delante. Pero antes de cruzar y estando el aun en el escalón de abajo del de la puerta, me voltee hacia él y nos besamos, empezando él a acariciar mis piernas y muslos subiendo su mano bajo mi vestido mientras con la otra me tomaba de la cintura y me pegaba hacia con él, apretándose mis pechos a su pecho, y su mano bajo mi falda, llegaba a mis sentaderas, al tiempo que me preguntaba si había escogido bien el lugar para pasar más rato juntos, a lo que quite su mano de debajo de mi falda y tomando la que me rodeaba la cintura con la mía, lo tome hice pasar a la suite, al tiempo que le decía, “descúbrelo tú” y cerré la puerta detrás de nosotros.