jarochilandio
Bovino de la familia
- Desde
- 14 Mar 2010
- Mensajes
- 6.207
- Tema Autor
- #1
Jorge Carrasco Araizaga
10 Julio, 2018
Diego Valadés. Advertencia. Foto: Eduardo Miranda
Para el constitucionalista Diego Valadés, la tarea que deberá afrontar AMLO al frente de la Presidencia será la de construir un Estado democrático limpio; sin embargo, acota, su ejemplo personal no será suficiente, pues el hecho de tener mayoría en el Congreso hace correr el riesgo de que todo el sistema sustituya la corrupción por la arbitrariedad.
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Andrés Manuel López Obrador tendrá que trascenderse a sí mismo. Como el próximo presidente de México, con un liderazgo social y político fuera de duda, tiene las condiciones para ser exitoso en su gestión. El riesgo es que, víctima de su triunfo, termine por restaurar el presidencialismo hegemónico.
Es la lectura de Diego Valadés –constitucionalista especializado en el ejercicio del poder y sus formas de control– sobre el triunfo de López Obrador en las elecciones del domingo 1. El conteo final le dio al fundador de Morena 53.18% de los votos, el porcentaje más alto obtenido por un candidato presidencial desde los ochenta, cuando el PRI tenía el control del poder político.
Y añade que la mayoría que tendrá en el Congreso le podrá ayudar para su gobierno de corte social. Quiere pasar a la historia y puede hacer de esa ventaja legislativa la avenida para controlar a quienes ejercen el poder y se corrompen. Pero no se trata de sustituir la corrupción por la arbitrariedad, sino de crear instrumentos políticos de control que incluyan a los gobiernos estatales y locales. Es la oportunidad de la izquierda, la misma oportunidad que en años recientes tuvo y desperdició la derecha.
En su opinión, México votó ahora por la izquierda. No como una mera reacción circunstancial. Fue una clara decisión de buscar un gobierno con orientación social. Eso es un mérito del líder, pero también de la sociedad.
Lo que le toca al siguiente gobierno es que México logre, por fin, la construcción de un Estado democrático en la que el ejemplo personal no basta. De no avanzar en eso, el desencanto será generalizado, agrega.
Crear instituciones
Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM y autor de Constitución y democracia, El control del poder y La parlamentarización de los sistemas presidenciales, entre otros títulos, Valadés asegura que México decidió girar a la izquierda, más allá de la valoración del gobierno saliente de Enrique Peña Nieto.
Apoyado en los estudios demoscópicos de Consulta Mitofsky, refiere que en 2014, cuando el actual presidente tenía 48% de aprobación, López Obrador ya contaba con 30% de la orientación del voto. Y cuando Peña Nieto bajó a 17%, el líder de Morena se sostuvo en sus números y siguió creciendo durante todo el proceso electoral.
“El rechazo al presidente de la República no condicionó la respuesta electoral. Lo que pasó es que hubo malos candidatos y propuestas ininteligibles, dispersas o que no sintonizaron con lo que la sociedad está esperando”, dice en entrevista.
“Si se cree que todo es imputable a una reacción antigubernamental, se está subvalorando la vocación y decisión social, casi diría socialista –aunque nadie utilizó esa palabra– que tenemos en el país. No se nos debe minusvalorar a los mexicanos. Quisimos tener un gobierno de izquierda. Unos son francamente socialistas. Otros somos sencillamente socialdemócratas.”
–Pero la violencia y la corrupción pesaron en el ánimo electoral…
–Sin duda fueron catalizadores, pero el hecho real es que hay una fuerte corriente de pensamiento social. Esto no se debe subestimar. En 1917 México también hizo una Constitución correspondiente a una revolución social. No fue sólo una reacción a una dictadura. Tenemos que valorarnos a nosotros mismos.
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, de la Academia Mexicana de la Lengua y de El Colegio de Sinaloa, abunda: “Es un mérito de nosotros, como sociedad, haber apoyado a un liderazgo social, pues no se puede ignorar que el próximo presidente estuvo 12 años en campaña, siempre con el tema social. Si no entendemos eso como gobernados y no lo entiende el propio presidente virtualmente electo, nos vamos a equivocar todos.
“Tenemos derecho a esperar un gobierno que responda a las expectativas sociales y que sea un gobierno de orientación socialdemócrata. Eso quiere decir políticas públicas orientadas a la satisfacción de las necesidades sociales y principios de gobierno regidas por estándares democráticos.”
–En el caso de las políticas sociales no hay duda, pero, ¿cómo no abusar del poder que tendrá?
–Cuando asuma el cargo contará con una mayoría congresual para instrumentar sus políticas públicas. Pero esa mayoría también representa un riesgo para él y para el país. Tenemos una tradición de autoritarismo, de ejercicio hegemónico del poder y de prácticas arbitrarias. No dudo que podrá contener, con su propio ejemplo y con algunas políticas que implante, el fenómeno de la corrupción. Pero sería terrible sustituir la corrupción por la arbitrariedad. Podríamos tener un gobierno honesto, pero no uno arbitrario.
“Tiene que valorar que cuenta con una mayoría, pero no debe traducirse en una mayoría descontrolada o incontrolable. Descontrolada, que haga cosas que no correspondan al interés democrático, e incontrolable porque un solo hombre, aun cuando tenga muy buenos colaboradores en su gabinete y sus secretarios tengan a su vez buenas segundas manos, no puede contener el apetito de poder y los desbordamientos arbitrarios de la estructura política y burocrática. Su tarea es nada menos que crear instituciones de un verdadero Estado democrático. Y ahí ya no basta el ejemplo personal. Requiere de un diseño institucional”.
[CONTINUA EN LA SIGUIENTE ENTRADA]