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Trump: “Dejaremos que el Obamacare fracase”

jarochilandio

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Erica Werner y Alan Fram
Retomado por Yahoo Noticias
18 de julio de 2017


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El presidente Donald Trump en un evento para promocionar la manufactura nacional en la Casa Blanca en Washington el 17 de julio del 2017. (AP Photo/Alex Brandon)


WASHINGTON (AP) — El presidente Donald Trump declaró el martes que es momento de “dejar que el Obamacare fracase” después de que el nuevo plan de salud republicano se vino abajo en el Senado, un duro fracaso para el mandatario, el líder republicano Mitch McConnell y un partido que durante años ha prometido abolir la ley de salud.

En una sorpresiva serie de sucesos, algunos senadores republicanos le dieron la espalda a McConnell y a Trump por tercera ocasión consecutiva, negándoles sus votos para que prosiguieran con su plan de repeler por completo el Obamacare. Esta vez, fueron tres republicanas las que asestaron el golpe mortal: Susan Collins de Maine, Lisa Murkowski de Alaska y Shelley Moore Capito de Virginia Occidental.

Las tres habían sido excluidas del grupo inicial de McConnell para trabajar en la ley de salud, compuesto sólo por varones.

McConnell, quien solamente podía darse el lujo de perder dos votos en el Senado estrechamente dividido, había optado por una propuesta para únicamente repeler la ley anterior después de que el lunes fue rechazada una medida previa para derogar y reemplazar el Obamacare. Eso se dio después de que el mes pasado fracasara una propuesta inicial.

Las derrotas sucesivas dejan en claro que, a pesar de siete años de promesas para derogar la Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible del expresidente Barack Obama, aparentemente los republicanos no pueden cumplirlas. De todas formas, McConnell insistió que proseguirá con una votación sobre su medida para revocar la ley, un plan que entraría en vigor en dos años, con la promesa de trabajar — junto con los demócratas — por reemplazarla mientras tanto.

La votación para impulsar el proyecto de ley se llevará a cabo la próxima semana, anunció McConnell el martes por la tarde. Parece destinada a fracasar, pero los líderes republicanos quieren que los legisladores den su opinión públicamente sobre el asunto y sigan adelante con otras cosas en su agenda.

En la Casa Blanca, Trump pareció reconocer la derrota, al menos por el momento, al tiempo que insistió en que él no es el culpable.

“Creo que probablemente estamos en la posición en la que simplemente dejaremos que el Obamacare fracase”, señaló el presidente. “No nos responsabilizaremos de él. No me voy a responsabilizar de él. Les aseguro que los republicanos no se van a responsabilizar de él. Dejaremos que el Obamacare fracase y entonces los demócratas se nos acercarán y nos preguntarán ‘¿Cómo lo arreglamos?’”

A pesar de los problemas de la ley actual, la mayoría de los expertos de salud no creen que corra un riesgo inminente de fracaso absoluto, y está lejos de garantizarse la cooperación de los demócratas para hacerle modificaciones a esa ley.

Tampoco luce factible que los republicanos puedan eludir la responsabilidad de los problemas con la ley y el sistema de atención de salud en general, ahora que cuentan con el control de la Cámara de Representantes, el Senado y la Casa Blanca, en parte por la fuerte campaña que montaron en contra de la ley actual.

“Parecen tener esta idea de que pueden ser el partido de mayoría, y contar con el control de la Casa Blanca, y no ser responsables de derribar el sistema de salud”, dijo el senador demócrata Dick Durbin. “No es así como funciona”.

Al preguntársele cómo justificaría ante los votantes el fracaso republicano en el tema de la ley de salud, McConnell respondió: “Bueno, tenemos un nuevo juez en la Corte Suprema”, una insinuación de que la nula acción con respecto a la ley de salud será perdonada debido a ese éxito, así como el desmantelamiento de algunas regulaciones.

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Los periodistas de The Associated Press Stephen Ohlemacher, Richard Lardner y Mary Clare Jalonick contribuyeron con este despacho.



Fuente


Y que hayan sido tres mujeres quienes le negaran SU CAPRICHO le ha de haber QUEMADO su espíritu de MACHO ALFA hasta al tuétano. Y qué decir de los secuaces del Patán mayor, los repúblicanos (los machos) de la Cámara de Representantes, que hasta las habían EXCLUÍDO para trabajar en la ley de salud. ¿Así o más MACHISTA? Típico modelito del ANIMAL que despacha en la Casa Blanca.

Como ya vió que una cosa es andar de bocón en campaña, creerse "la papá de los pollitos", y otra, muy diferente la política, pues mejor sigue con sus bufonadas y declara que hay “dejar que el Obamacare fracase”. Y si no fracasa, pues dirá que es mentira, porque SUS INFORMACIONES dirán que sí, y que todo lo demás son FAKE NEWS.

Lo que si ya es cínico en extremo son las declaraciones de su pelele, el líder republicano Mitch McConnell: “Bueno, tenemos un nuevo juez en la Corte Suprema”, una insinuación de que la nula acción con respecto a la ley de salud será perdonada debido a ese éxito (como si para los votantes el que el patrón tenga un titerito en la Suprema Corte les dijera mucho acerca de lo bueno que es para cumplirles las promesas que les hizo, ninguna de la cuales fue esa). O sea, “tenemos un palero del patrón en la Suprema Corte” (lo cual ya les dió sus primeros "resultados" al pasar las restricciones migratorias xenófobas del Pelochas, vetado por todas las otras instancias legales). Y eso que se supone que cosas así NO PASAN en el país "modelo" de "¿democracia?", "transparencia", "legalidad" y "rectitud". ¡BIENVENIDOS AL TERCER MUNDO GRINGUITOS!
 
Por qué fracasó estrepitosamente el plan de reforma de salud de Donald Trump

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Jesús del Toro
18 de julio de 2017


Nuevamente, la iniciativa de salud impulsada por Donald Trump y el liderazgo legislativo republicano, en este caso en el Senado, fracasó estrepitosamente al no lograr el consenso suficiente entre los miembros de su propia bancada.

Las razones de esta derrota pueden dividirse en tres grandes rubros: la enorme complejidad del sistema de salud estadounidense, lo que hace muy difícil lograr un balance que a la vez satisfaga a moderados y conservadores tanto en lo práctico como en lo ideológico; la profunda impopularidad que la iniciativa padece entre los ciudadanos, sobre todo porque millones perderían su cobertura médica, lo que frena a muchos legisladores a apoyarla so pena de ser castigados electoralmente; y la obstinación y ego de Trump y ciertos líderes republicanos que pretendían a toda costa avanzar en una agenda que, más que construir hacia el futuro, parecía sólo interesada en instrumentalizar la destrucción del legado de la administración de Barack Obama.

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El plan de reforma de salud del presidente Donald Trump y el líder senatorial Mitch McConnell fracasó por falta de consenso entre los senadores republicanos. (AP)


Este nuevo gran fracaso (el primero se dio en la Cámara de Representantes, que falló en su primer intento de aprobar una iniciativa en materia de salud y luego avaló una segunda versión en una suerte de victoria pírrica, pues el Senado optó por plantear una iniciativa por su cuenta) sepulta la posibilidad de lograr una reforma al sistema que acompañe a la abolición de la ley vigente (conocida como Obamacare) y es un serio revés a la imagen y agenda de Trump. También es una sacudida para el líder senatorial Mitch McConnell, que no pudo lograr los votos suficientes entre su propia bancada.

Todo pese a que la abolición y el reemplazo de Obamacare han sido objetivos declarados, incluso con estridencia, por el Partido Republicano durante más de siete años y uno de los ejes del discurso de la pasada campaña electoral tanto a escala presidencial como legislativa.

Pero la realidad ha sido más fuerte, y al parecer los republicanos toparon con la pared del sentir ciudadano, de sus propios desencuentros ideológicos y de los tiempos político-legislativos en ciernes.

En primer lugar, los impulsores de la fallida iniciativa subestimaron la popularidad de varios preceptos clave de Obamacare que estaban marcados para ser reducidos o a eliminados: la cobertura de enfermedades preexistentes, el alcance de Medicaid y las protecciones para que las personas enfermas, de mayor edad o de menores recursos no perdieran su cobertura asequible. La presión ciudadana que enfrentaron varios senadores para que no se perdieran esas posibilidades tuvo su efecto.

En ese contexto, en la opinión pública sentó muy mal que esa iniciativa implicara que millones perdieran su cobertura mientras que, al mismo tiempo, reducía impuestos a los más ricos (recursos que Obamacare canaliza para mitigar el costo de los seguros de las personas de menores ingresos) y eliminaba déficit a costa de desmantelar un servicio social fundamental (Medicaid) para enormes grupos poblacionales.

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El no del centro. La senadora republicana por Maine, Susan Collins, se opuso a la iniciativa de reforma de salud porque desmantelaba importantes protecciones y eliminaba cobertura para amplios grupos sociales. (AP)


Por añadidura, la iniciativa puso al Partido Republicano en una suerte de tablita inestable: para los moderados era demasiado radical en su desmantelamiento de protecciones sociales y para los de la extrema derecha era demasiado débil por mantener subsidios y restricciones y no reducir suficientemente impuestos. Eso hizo que perdiera respaldo en el centro y en la derecha a la vez, lo que de entrada volvía difícil lograr los 50 votos (de 52 senadores republicanos) necesarios para aprobarla. Esa pugna interna, dado que todos los senadores demócratas estaban en contra de la iniciativa, a la postre canceló la posibilidad de aprobarla.


Y no todo fue cálculo frío: muchos senadores, de uno y otro lado de la bancada republicana, consideraron que no podían votar en conciencia por una iniciativa que afectaría rudamente a sus comunidades o que no satisficiera todos los principios de su código ético-ideológico.

Incluso el último arrebato desesperado de Trump y McConnell, aprobar una abolición de Obamacare pero posponer sin fecha específica una reforma al sistema de salud, parece no tener viabilidad por la oposición de varios senadores republicanos, que consideran que tal situación sólo ahondaría el caos. Lavaría la cara ideológica de ciertos líderes pero no garantizaría mejora a la actual crisis del sistema de salud y sería igualmente impopular. Con todo, parece que Trump y el liderazgo republicano optarán por esa vía in extremis, aunque hasta el momento el resultado más probable sería una nueva derrota.

Algo grave para un presidente, Trump, que ha construido su imagen con las nociones de que es un gran negociador y un ganador (algo que en este caso ha resultado lo contrario) y para un liderazgo republicano que ha tenido que morder el veneno de su propia propaganda (el rechazo a ultranza de Obamacare) ante una realidad diferente.

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El no de la derecha. El senador Mike Lee, republicano de Utah, fue uno de los que se opuso a la iniciativa de reforma de salud del Senado por considerar que no recortaba suficientemente impuestos y mantenía demasiados esquemas de Obamacare. (AP)

[CONTINUA EN LA SIGUIENTE ENTRADA]
 
[CONTINUA DE LA ANTERIOR ENTRADA]

Y aunque no sería la causa sustantiva, analistas consideran que los recientes escándalos de Trump, sobre todo el de los vínculos sospechosos de su hijo, su yerno y otras importantes figuras de su entorno con personajes vinculados al régimen de Rusia, mermaron su capacidad de interlocución y de incidir más profundamente en el debate senatorial.

Ciertamente, el actual sistema de salud en Estados Unidos requiere ajustes, pues sufre de importantes problemas, sobre todo costos de pólizas crecientes y reducción drástica (incluso desaparición) de opciones en ciertos estados y mercados de seguros.

Pero la realidad política y social, con todo, le han pasado factura a Trump, quien de afirmar que la abolición y reemplazo de Obamacare era algo fácil y que se haría rápido ha pasado ahora a decir que se siente desilusionado por el fracaso y que se debe dejar que Obamacare se derrumbe para, en su lógica, hacer patente su debacle y la urgencia de abolirla y reemplazarla en sus términos.

Lo dicho por Trump sugiere, además, que él cree que dejar que Obamacare se colapse hará que demócratas participen en la reforma del sistema. Pero no en un afán de negociación bipartidista (como, en realidad, convendría en este caso) sino con la expectativa de que la desesperación ante ese posible derrumbe haga rendir la oposición de algunos demócratas, los suficientes para compensar a los republicanos recalcitrantes.


(pinchar en la imagen para ir al hilo base del twitt)


Pero la posibilidad de atraerse a algunos demócratas luce también un tanto ilusoria, primero porque los demócratas están gozando el momento y no parecen dispuestos a venderse por un plato de lentejas (ellos tienen también sus propia ideología y su propia obstinación) y porque, pese al discurso republicano, el sistema de Obamacare no está inevitablemente en proceso de colapsarse a escala general y, en cierta medida, algunas de sus fallas son producto de decisiones del propio gobierno de Trump (como su reticiencia a reembolsar a las aseguradores los llamados “subsidios de costo compartido”).

En contrapartida, en algunas situaciones la administración no requiere eliminar la ley para hacerle ajustes a su modo, aunque esto desde luego no tenga el brillo político de “abolir y reemplazar” Obamacare.

Finalmente, los tiempos políticos y legislativos parecen estarse agotando y eso pesa en el actual debate. En septiembre el Congreso deberá afrontar deliberaciones y votaciones de enorme trascendencia, como las del presupuesto federal y el tope del endeudamiento público, y por ello resultaba crucia, en el interés republicano, tener la reforma de salud resuelta para apalancar con ella cuestiones fiscales, de gasto y de deuda.

Pero se ha comentado que, sin un consenso al respecto, mantener abierto el debate sobre abolir y reemplazar Obamacare introduciría ruido y tensiones adicionales a esas otras negociaciones de peso.

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Mitch McConell, líder de la mayoría republicana en el Senado, buscará lograr una abolición de Obamacare a secas, posponiendo la reforma del sistema. Pero esa posibilidad podría ser su segunda derrota al hilo, pues no tendría actualmente los votos para aprobar ese esquema. (AP)


Y, finalmente, el calendario electoral también aportó su veredicto: a principios de 2018, y en algunos casos antes, comenzarán las campañas con miras a las elecciones legislativas. Y algunos republicanos, sobre todo en el Senado, podrían perder su reelección si dan un aval a la actual iniciativa de salud. Otros, en contrapartida, podrían enfrentar reproches de su electorado de derecha por no haber sido capaces de deshacerse a cabalidad de Obamacare. Esos cálculos parecen haber tenido ya un efecto en el freno a la iniciativa senatorial y mientras más tiempo pase (y más cerca se esté del día de la elección) mayor será su posible peso.

Trump, con todo, aún no da el caso por perdido y ha dicho que su plan no está muerto, pero que no se cristalizará tan rápido como esperaba. La espera, con todo, puede resultar larga. Y la única opción para recortarla de modo constructivo parece ser una negociación bipartidista amplia.


Fuente



Total que NEGOCIATOR terminó siendo una chinampina. Queda demostrado que si su imperio no se ha ido al caño no es porque él sea muy bueno para los negocios (de hecho cada vez que mete las narices el resultado es... una demanda en su contra), sino porque quienes trabajan para él dirigiéndolo son más aptos. Lamentablemente siendo él el presidente, y sus secuaces (igual de funestos) en las cámaras no menos malos negociadores (años sin poder echar para atrás el Obamacare), el resultado es que no hay quien haga BIEN la chamba por ellos. ¡Lástima Margarito!

Me morí de la risa con el twitt del EmperaTrump:

We will return!

No sé porqué me recordó al Imperio en La Guerra de las Galaxias ¿Así o más melodramático? Sigue en su mundo del Reality Show.
 
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