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- #1
Mi historia es verídica y me sucedío hace 3 años aproximadamete.
Todo comienza hace algún tiempo ya, la conocí en una de esas tantas fiestas que mi tía realizaba en su casa, por cumpleaños, bodas, comuniones, bautizos, etc. La primera vez que la vi he de admitir que no me pareció una mujer precisamente guapa, pero no tenía mal ver, sin embargo, cuando la vi bailar, pude ver dos buenas razones por las cuales podría valer la pena internar algo con ella. Era una mujer pequeña de estatura, tal vez 1.60 mts. morena, de pelo quebrado muy castaño y largo, algunos kilitos de mas, tal vez por eso muy afecta a hacer ejercicio, pues en ese tiempo iba a clases de zumba con mi tía, razón por la cual era invitada en las fiestas, y razón también por la cual, gozaba de un hermoso par de piernas bien torneadas con un tremendo par de nalgas, difíciles de olvidar.
En fin, ese día recuerdo que cuando ya muchos de los invitados se habían retirado o ya estaban un poco tomados me atreví a invitarla a bailar, me sorprendió que accediera sin ningún inconveniente y me motive a seguir insistiendo. Fue raro pues sus amigas de ejercicio en ese preciso momento, nos hacían burla pues decían: “uuuh como viene de soltera si baila” y cosas por el estilo, en ese momento comprendí que era casada o tenía una relación. La fiesta termino, yo me retire y solamente pude conocer su nombre ese día.
El tiempo paso, yo era muy afecto a ir a casa de mi tía, pues en ese tiempo tenía una excelente relación con mi primo y nos veíamos casi diario, razón por la cual, la encontraba también muy seguido en casa de mi tía en el desayuno o en el clásico chisme de vecinas. En esas visitas me entere que Alicia (la llamare así por razones de seguridad) también vendía zapatos por catálogo, lo cual me dio por fin un motivo para poder interactuar con ella.
Platicamos, me mostro sus catálogos y el día que encargue dos pares me dijo de manera sorpresiva, pues no era mi intensión pedírselo: “mira, te doy mi teléfono, márcame si necesitas algo mas, pero solamente a tales horas pues mi marido no se debe enterar”; en ese momento sentí que las puertas del cielo se abrieron pues ahora ya sabía que probablemente a ella yo no le era indiferente. Era raro pues se trataba de una mujer casada, con dos hijos, mayor que yo, pues en ese tiempo yo tenía 23 años y ella 31, más experiencia y una vida no muy feliz a lado de su marido, lo cual era un punto a mi favor.
Pasó un tiempo, y nos veíamos seguido en casa de mi tía pues era el único lugar seguro donde no nos podía ver el marido, quien si se enteraba era capaz de matarme y un día, no recuerdo como se dio, la invite a desayunar. Fuimos primero a caminar un largo rato, platicamos, pero he de admitir que me moría de ganas de darle un beso y de arrancarle la ropa, pues llevaba un pantalón tan ceñido que no dejaba a la imaginación las curvas de su cuerpo y en especial sus piernas y sus nalgas que me parecían primorosas.
El tiempo siguió, ella tomo la costumbre de marcar a mi casa para platicar y me pregunto un día: “¿te parezco atractiva?” lo cual me dio la llave para poder comentar ciertas cosas al respecto y con el paso del tiempo proponerle un encuentro meramente sexual a lo cual, con un poco de insistencia accedió, pues en un principio argumentaba que era casada y con hijos y que no debía hacer esas cosas, pero sólo era la pantalla, pues sé que se moría de ganas, tanto como yo, de hacer el amor.
El día tan esperado llego, nos vimos en cierta estación del metro, en la cual hay un hotel muy cercano, nos fuimos, y yo estaba bastante nervioso, pues el riesgo y la emoción estaban a tope, era mi primera vez bajo tales condiciones. Llegamos al hotel, pague la habitación y en el pasillo, no aguante mas las ganas y con mi mano, toque todo su trasero de una forma mórbida pues me encantaba su culo. Ella solo me miro con una sonrisa insinuante y un poco depravada.
Entramos a la habitación, me senté en uno de esos pequeños sillones incómodos y ella se postro sobre la cama, no hicimos nada, solo platicamos por un largo rato, y después sin esperarlo, pero si deseándolo desesperadamente, ella me dijo: “Bueno, a lo que venimos.”, se levanto de la cama, yo del sillón, nos paramos justo a mitad de la habitación y por fin nos dimos un largo y jugoso beso, donde entrelazamos nuestra lengua de manera un poco desesperada y lujuriosa. Volví a tocar sus nalgas de manera sensual sobre ese pantalón que tanto me gusto la otra vez, ella solo reía pues disfrutaba de mi manera de sentirla.
Me dijo: “bueno, deja me preparo, ponte cómodo” y ella partió hacía el baño, yo solo procedí a quitarme la camisa y los zapatos, pues me sentía un poco sofocado de la emoción. Me senté en la orilla de la cama y espere a que saliera del baño, en esos momentos, me encontraba mensajeando con una amigo y le contaba lo que estaba sucediendo, por lo que mi celular sonaba constantemente. Por fin ella salió del baño con un conjunto de encaje en color blanco muy cachondo, se acerco a mi y nos volvimos a dar un beso largo y apasionado, y por primera vez tuve la oportunidad de tocar sus nalgas sin esa tela que reduce las sensaciones. Las apreté, las acaricie, las bese; simplemente las goce. Sus piernas lucían torneadas, ágiles, hermosas. El celular seguía sonando, insistentemente.
Por fin, quite su sostén y comencé a chupar sus pezones de manera suave, rozándolos con la punta de la lengua, primero uno, después el otro, al final junte sus senos para poder chupar ambos y la recosté sobre la cama, quite su tanga con suavidad y comencé a lamer entre sus piernas, ella empezó a gemir de placer y eso me excitó mas, abrí un poco sus labios para descubrir su clítoris y comenzar a lamerlo también, entonces introducí dos dedos y comencé a meter y sacar de manera progresiva mientras lamía todo su alrededor. Mi celular volvió a sonar y me levante a contestar, estando de pie y espalda hacia ella, no note el momento en que se levanto también, se puso frente a mí y se arrodillo y me dijo: “deja eso ya, aquí tengo algo más interesante para ti” y comenzó a chupar de manera excepcional mi pene, como nunca una mujer lo había hecho, y así continuo de rodillas frente a mí, chupando como una experta.
Pasamos a la cama por fin y ella subió sobre mí, cabalgándome de manera salvaje y gimiendo llena de placer, su cabello, suelto y esponjado la hacía ver hermosa y cuando gemía me llenaba de placer a mi también, entonces comenzó a lamer todo mi cuerpo y me dijo: “Si quieres puedes terminar dentro de mí, al fin que no hay riesgo” en ese momento no lo pensé y simplemente deje ir todo mi semen dentro de ella, el cual escurría copiosamente cuando lo saco de su vagina. Entonces comenzó a chupar de nuevo mi pene de manera desesperada y me volvió a decir: “sabes algo, yo no soy nada asquerosa” dando a entender que si quería, podía terminar en su boca en cuanto yo quisiera y así fue, termine nuevamente en su boca ensuciando toda su cara y parte de su cabello.
Seguimos haciendo el amor, ahora, ella en cuatro, yo de pie al margen de la cama, recuerdo haberle dado embestidas como nunca lo he hecho de nuevo con otra mujer, pude tener todo su culo por fin a mi disposición y entero placer y no perdí la oportunidad, hice todo lo que quise con él, saque mi pene y termine sobre sus nalgas y espalda nuevamente. Me encanto ver mi imagen reflejada en el espejo, mientras le daba desde atrás, ella en cuatro gimiendo de placer.
Así fue como sucedió, le perdí el rastro después de este encuentro, aunque seguimos platicando por teléfono un tiempo. Hace poco conseguí de nuevo su número, y quedamos de volvernos a ver, pero no ha pasado nada pues me comento que ya lleva una buena relación con su marido y yo, tengo a mi novia a la cual no me gustaría traicionar.
Tengo más historias, completamente reales, las cuales, si agrada esta, seguiré poniendo.
Saludos !!!
Todo comienza hace algún tiempo ya, la conocí en una de esas tantas fiestas que mi tía realizaba en su casa, por cumpleaños, bodas, comuniones, bautizos, etc. La primera vez que la vi he de admitir que no me pareció una mujer precisamente guapa, pero no tenía mal ver, sin embargo, cuando la vi bailar, pude ver dos buenas razones por las cuales podría valer la pena internar algo con ella. Era una mujer pequeña de estatura, tal vez 1.60 mts. morena, de pelo quebrado muy castaño y largo, algunos kilitos de mas, tal vez por eso muy afecta a hacer ejercicio, pues en ese tiempo iba a clases de zumba con mi tía, razón por la cual era invitada en las fiestas, y razón también por la cual, gozaba de un hermoso par de piernas bien torneadas con un tremendo par de nalgas, difíciles de olvidar.
En fin, ese día recuerdo que cuando ya muchos de los invitados se habían retirado o ya estaban un poco tomados me atreví a invitarla a bailar, me sorprendió que accediera sin ningún inconveniente y me motive a seguir insistiendo. Fue raro pues sus amigas de ejercicio en ese preciso momento, nos hacían burla pues decían: “uuuh como viene de soltera si baila” y cosas por el estilo, en ese momento comprendí que era casada o tenía una relación. La fiesta termino, yo me retire y solamente pude conocer su nombre ese día.
El tiempo paso, yo era muy afecto a ir a casa de mi tía, pues en ese tiempo tenía una excelente relación con mi primo y nos veíamos casi diario, razón por la cual, la encontraba también muy seguido en casa de mi tía en el desayuno o en el clásico chisme de vecinas. En esas visitas me entere que Alicia (la llamare así por razones de seguridad) también vendía zapatos por catálogo, lo cual me dio por fin un motivo para poder interactuar con ella.
Platicamos, me mostro sus catálogos y el día que encargue dos pares me dijo de manera sorpresiva, pues no era mi intensión pedírselo: “mira, te doy mi teléfono, márcame si necesitas algo mas, pero solamente a tales horas pues mi marido no se debe enterar”; en ese momento sentí que las puertas del cielo se abrieron pues ahora ya sabía que probablemente a ella yo no le era indiferente. Era raro pues se trataba de una mujer casada, con dos hijos, mayor que yo, pues en ese tiempo yo tenía 23 años y ella 31, más experiencia y una vida no muy feliz a lado de su marido, lo cual era un punto a mi favor.
Pasó un tiempo, y nos veíamos seguido en casa de mi tía pues era el único lugar seguro donde no nos podía ver el marido, quien si se enteraba era capaz de matarme y un día, no recuerdo como se dio, la invite a desayunar. Fuimos primero a caminar un largo rato, platicamos, pero he de admitir que me moría de ganas de darle un beso y de arrancarle la ropa, pues llevaba un pantalón tan ceñido que no dejaba a la imaginación las curvas de su cuerpo y en especial sus piernas y sus nalgas que me parecían primorosas.
El tiempo siguió, ella tomo la costumbre de marcar a mi casa para platicar y me pregunto un día: “¿te parezco atractiva?” lo cual me dio la llave para poder comentar ciertas cosas al respecto y con el paso del tiempo proponerle un encuentro meramente sexual a lo cual, con un poco de insistencia accedió, pues en un principio argumentaba que era casada y con hijos y que no debía hacer esas cosas, pero sólo era la pantalla, pues sé que se moría de ganas, tanto como yo, de hacer el amor.
El día tan esperado llego, nos vimos en cierta estación del metro, en la cual hay un hotel muy cercano, nos fuimos, y yo estaba bastante nervioso, pues el riesgo y la emoción estaban a tope, era mi primera vez bajo tales condiciones. Llegamos al hotel, pague la habitación y en el pasillo, no aguante mas las ganas y con mi mano, toque todo su trasero de una forma mórbida pues me encantaba su culo. Ella solo me miro con una sonrisa insinuante y un poco depravada.
Entramos a la habitación, me senté en uno de esos pequeños sillones incómodos y ella se postro sobre la cama, no hicimos nada, solo platicamos por un largo rato, y después sin esperarlo, pero si deseándolo desesperadamente, ella me dijo: “Bueno, a lo que venimos.”, se levanto de la cama, yo del sillón, nos paramos justo a mitad de la habitación y por fin nos dimos un largo y jugoso beso, donde entrelazamos nuestra lengua de manera un poco desesperada y lujuriosa. Volví a tocar sus nalgas de manera sensual sobre ese pantalón que tanto me gusto la otra vez, ella solo reía pues disfrutaba de mi manera de sentirla.
Me dijo: “bueno, deja me preparo, ponte cómodo” y ella partió hacía el baño, yo solo procedí a quitarme la camisa y los zapatos, pues me sentía un poco sofocado de la emoción. Me senté en la orilla de la cama y espere a que saliera del baño, en esos momentos, me encontraba mensajeando con una amigo y le contaba lo que estaba sucediendo, por lo que mi celular sonaba constantemente. Por fin ella salió del baño con un conjunto de encaje en color blanco muy cachondo, se acerco a mi y nos volvimos a dar un beso largo y apasionado, y por primera vez tuve la oportunidad de tocar sus nalgas sin esa tela que reduce las sensaciones. Las apreté, las acaricie, las bese; simplemente las goce. Sus piernas lucían torneadas, ágiles, hermosas. El celular seguía sonando, insistentemente.
Por fin, quite su sostén y comencé a chupar sus pezones de manera suave, rozándolos con la punta de la lengua, primero uno, después el otro, al final junte sus senos para poder chupar ambos y la recosté sobre la cama, quite su tanga con suavidad y comencé a lamer entre sus piernas, ella empezó a gemir de placer y eso me excitó mas, abrí un poco sus labios para descubrir su clítoris y comenzar a lamerlo también, entonces introducí dos dedos y comencé a meter y sacar de manera progresiva mientras lamía todo su alrededor. Mi celular volvió a sonar y me levante a contestar, estando de pie y espalda hacia ella, no note el momento en que se levanto también, se puso frente a mí y se arrodillo y me dijo: “deja eso ya, aquí tengo algo más interesante para ti” y comenzó a chupar de manera excepcional mi pene, como nunca una mujer lo había hecho, y así continuo de rodillas frente a mí, chupando como una experta.
Pasamos a la cama por fin y ella subió sobre mí, cabalgándome de manera salvaje y gimiendo llena de placer, su cabello, suelto y esponjado la hacía ver hermosa y cuando gemía me llenaba de placer a mi también, entonces comenzó a lamer todo mi cuerpo y me dijo: “Si quieres puedes terminar dentro de mí, al fin que no hay riesgo” en ese momento no lo pensé y simplemente deje ir todo mi semen dentro de ella, el cual escurría copiosamente cuando lo saco de su vagina. Entonces comenzó a chupar de nuevo mi pene de manera desesperada y me volvió a decir: “sabes algo, yo no soy nada asquerosa” dando a entender que si quería, podía terminar en su boca en cuanto yo quisiera y así fue, termine nuevamente en su boca ensuciando toda su cara y parte de su cabello.
Seguimos haciendo el amor, ahora, ella en cuatro, yo de pie al margen de la cama, recuerdo haberle dado embestidas como nunca lo he hecho de nuevo con otra mujer, pude tener todo su culo por fin a mi disposición y entero placer y no perdí la oportunidad, hice todo lo que quise con él, saque mi pene y termine sobre sus nalgas y espalda nuevamente. Me encanto ver mi imagen reflejada en el espejo, mientras le daba desde atrás, ella en cuatro gimiendo de placer.
Así fue como sucedió, le perdí el rastro después de este encuentro, aunque seguimos platicando por teléfono un tiempo. Hace poco conseguí de nuevo su número, y quedamos de volvernos a ver, pero no ha pasado nada pues me comento que ya lleva una buena relación con su marido y yo, tengo a mi novia a la cual no me gustaría traicionar.
Tengo más historias, completamente reales, las cuales, si agrada esta, seguiré poniendo.
Saludos !!!