tiburonxx
Bovino de la familia
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Fernando Mejía Barquera
Milenio Diario
http://impreso.milenio.com/node/8639920
La política de comunicación de Felipe Calderón podría entrar en una fase de poca credibilidad tras las acciones de propaganda exagerada que sus estrategas, o él mismo, diseñaron y ejecutaron en el curso de esta semana: el talk show del domingo 6 de septiembre por la noche, presentado como un “ejercicio democrático inédito”, que formó parte del conjunto de transmisiones televisivas con las que se trató de justificar la inasistencia de Calderón al Congreso de la Unión; y la propaganda con matices de serie televisiva “de acción” puesta en marcha por la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) luego del extraño secuestro de una aeronave realizado por un fanático religioso que aparentemente padece de sus facultades mentales.
DIÁLOGO CIUDADANO
Tras dos semanas de intensa propaganda, con spots en los que exaltó su trabajo como gobernante y un programa especial donde pronunció el discurso que debió decir en la tribuna de San Lázaro, Felipe Calderón apareció en un talk show llamado Diálogo ciudadano, donde cien personas le hicieron preguntas sobre el presente y el futuro del país.
Según el conductor del programa, Leonardo Curzio, el centenar de personas reunido para el programa debía ser tomado como “una muestra representativa de la sociedad mexicana”, aunque no aclaró mediante qué criterio fueron elegidas. Calderón estuvo tranquilo y relajado, respondiendo preguntas a modo, frente a mexicanos cuya actitud era de preocupación por la crisis, pero también de simpatía por el actual gobierno y comprensión hacia el esfuerzo que realiza para mejorar la situación.
¿Por qué no hubo cuestionamientos serios hacia el gobierno en ese “encuentro ciudadano”? ¿Toda la sociedad mexicana comparte la confianza hacia el gobierno que mostraron los participantes en el programa? Es obvio que no. Por eso no sorprenden los comentarios de incredulidad que seguramente todos escuchamos, en nuestros ámbitos de trabajo, con respecto a la validez de Diálogo ciudadano como “ejercicio democrático”, y las comparaciones irónicas sobre la actuación ante las cámaras de Felipe Calderón, al que muchos encontraron inevitable comparar con Marco Antonio Regil o Adal Ramones.
Si Calderón desea obtener credibilidad a través de un diálogo transmitido por televisión, el lugar adecuado es el Congreso de la Unión frente a legisladores de todos los partidos.
EXTRAÑO SECUESTRO
No soy de los que piensan que el peculiar secuestro de un avión, el miércoles de esta semana, fue inventado por alguna instancia gubernamental para armar un montaje que desviara la atención de los mexicanos hacia un tema distinto a la crisis económica y el “paquete fiscal 2010”. Por supuesto, tampoco metería las manos al fuego para asegurar que no existió tal invento.
Lo que sí creo es que una vez aplicado el operativo para asegurar la aeronave y poner a salvo a los pasajeros (en el cual, por cierto, se cometieron vejaciones contra personas inocentes), se armó una campaña de propaganda, con el apoyo de las principales televisoras, para exaltar la eficacia de la SSP y de su titular, Genaro García Luna, que, obviamente, necesita legitimación luego de que Eduardo Medina Mora salió de la Procuraduría General de la República y García Luna quedó temporalmente, ante la falta de un nuevo procurador (hay sólo un encargado del despacho), como cabeza visible del gabinete de seguridad.
Las entrevistas a García Luna en un montón de noticiarios de radio y tv, y la exaltación del espectacular operativo, transmitido en vivo por los medios electrónicos, como “exitoso” y “limpio”, parecieron propaganda desmesurada luego de revelarse que el presunto secuestrador mostraba escasa peligrosidad, un comportamiento bonachón a bordo de la nave y que la “bomba” con que amenazó a la tripulación era un botecito de Jumex lleno de arena.
¿La población ha creído en esta propaganda gubernamental? Esperemos las encuestas.
:mota::eolo:
Milenio Diario
http://impreso.milenio.com/node/8639920
La política de comunicación de Felipe Calderón podría entrar en una fase de poca credibilidad tras las acciones de propaganda exagerada que sus estrategas, o él mismo, diseñaron y ejecutaron en el curso de esta semana: el talk show del domingo 6 de septiembre por la noche, presentado como un “ejercicio democrático inédito”, que formó parte del conjunto de transmisiones televisivas con las que se trató de justificar la inasistencia de Calderón al Congreso de la Unión; y la propaganda con matices de serie televisiva “de acción” puesta en marcha por la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) luego del extraño secuestro de una aeronave realizado por un fanático religioso que aparentemente padece de sus facultades mentales.
DIÁLOGO CIUDADANO
Tras dos semanas de intensa propaganda, con spots en los que exaltó su trabajo como gobernante y un programa especial donde pronunció el discurso que debió decir en la tribuna de San Lázaro, Felipe Calderón apareció en un talk show llamado Diálogo ciudadano, donde cien personas le hicieron preguntas sobre el presente y el futuro del país.
Según el conductor del programa, Leonardo Curzio, el centenar de personas reunido para el programa debía ser tomado como “una muestra representativa de la sociedad mexicana”, aunque no aclaró mediante qué criterio fueron elegidas. Calderón estuvo tranquilo y relajado, respondiendo preguntas a modo, frente a mexicanos cuya actitud era de preocupación por la crisis, pero también de simpatía por el actual gobierno y comprensión hacia el esfuerzo que realiza para mejorar la situación.
¿Por qué no hubo cuestionamientos serios hacia el gobierno en ese “encuentro ciudadano”? ¿Toda la sociedad mexicana comparte la confianza hacia el gobierno que mostraron los participantes en el programa? Es obvio que no. Por eso no sorprenden los comentarios de incredulidad que seguramente todos escuchamos, en nuestros ámbitos de trabajo, con respecto a la validez de Diálogo ciudadano como “ejercicio democrático”, y las comparaciones irónicas sobre la actuación ante las cámaras de Felipe Calderón, al que muchos encontraron inevitable comparar con Marco Antonio Regil o Adal Ramones.
Si Calderón desea obtener credibilidad a través de un diálogo transmitido por televisión, el lugar adecuado es el Congreso de la Unión frente a legisladores de todos los partidos.
EXTRAÑO SECUESTRO
No soy de los que piensan que el peculiar secuestro de un avión, el miércoles de esta semana, fue inventado por alguna instancia gubernamental para armar un montaje que desviara la atención de los mexicanos hacia un tema distinto a la crisis económica y el “paquete fiscal 2010”. Por supuesto, tampoco metería las manos al fuego para asegurar que no existió tal invento.
Lo que sí creo es que una vez aplicado el operativo para asegurar la aeronave y poner a salvo a los pasajeros (en el cual, por cierto, se cometieron vejaciones contra personas inocentes), se armó una campaña de propaganda, con el apoyo de las principales televisoras, para exaltar la eficacia de la SSP y de su titular, Genaro García Luna, que, obviamente, necesita legitimación luego de que Eduardo Medina Mora salió de la Procuraduría General de la República y García Luna quedó temporalmente, ante la falta de un nuevo procurador (hay sólo un encargado del despacho), como cabeza visible del gabinete de seguridad.
Las entrevistas a García Luna en un montón de noticiarios de radio y tv, y la exaltación del espectacular operativo, transmitido en vivo por los medios electrónicos, como “exitoso” y “limpio”, parecieron propaganda desmesurada luego de revelarse que el presunto secuestrador mostraba escasa peligrosidad, un comportamiento bonachón a bordo de la nave y que la “bomba” con que amenazó a la tripulación era un botecito de Jumex lleno de arena.
¿La población ha creído en esta propaganda gubernamental? Esperemos las encuestas.
:mota::eolo: