yomerisco
Bovino maduro
- Desde
- 15 Sep 2008
- Mensajes
- 228
- Tema Autor
- #1
Hola hermanos bakunos y bakunas, este es mi primer relato, espero les guste esta algo largo, pero espero sea de su agrado, se aceptan comentarios y criticas de cualquier tipo, saludos!
Otra vez acostado, dando vueltas en la cama sin poder dormir. Hace calor y a pesar de tener el ventilador conectado y solo dormir en bóxer comienzo a sudar y no encuentro una posición cómoda para estar.
Tomo mi mp3 y busco alguna canción que me relaje un poco. Comienza a sonar la canción con la cual te veía siempre en la escuela, esa canción que me hacía pensar y fantasear que algún día te podría besar. Inmediatamente en mi mente se dibujo tu rostro, ese rostro tan hermoso y que más de una vez he tenido en mente. Estabas ahí sonriéndome, como esas veces que se cruzaban nuestras miradas; furtiva o inconscientemente, no sé, que siempre me alegraban el día, más aun cuando me respondías una sonrisa. Con tu imagen en mi mente, por fin me voy quedando dormido.
De un momento a otro abro los ojos, no recuerdo porque o cómo, pero estoy esperando la salida de un camión, tengo mi mochila preparada, salgo de viaje, no puedo recordar a donde voy. Veo mi celular comienzo a mandar un mensaje, traigo una gorra y tapa toda la vista. Alzo la mirada y no puedo creer lo que veo. Eres tú. Estás enfrente de mí, a unos 4 asientos de distancia, con una maleta, parece que también vas de viaje, pero estas como nunca te había visto. Traes una falda corta que deja descubiertas tus piernas, una blusa de tirantes, tenis, el pelo suelto, sin maquillaje; te veo tan natural y totalmente inocente. No puedo evitarlo, te ves hermosa, tus piernas lucen tan sexys, y tu blusa resalta muy bien tus pechos. En ese comento caigo en cuenta del calor que está haciendo, pero no por que hiciera calor en el ambiente, sino por las miles de imágenes que pasan en mi cabeza; te había fantaseado una o dos veces, pero verte así solo había hecho que te quisiera tener ahí mismo.
Empiezo a tener una erección considerable, no veo la forma de poder acercarme a ti ya que vas acompañada – ¡Carajo! - Dije en voz baja, no pude pensar otra cosa que desanimarme y dejar las cosas así, no quería que tuvieras problemas, total, después me desquitaba a tu salud no sería la primera o la última vez que me masturbara pensando en ti, aunque hoy sería muy diferente.
Se oyen por las bocinas de la terminal los anuncios de las salidas próximas, para mi más mala suerte mi camión se retrasaba – Solo esto me faltaba – no pude evitar mi molesta y decirlo en un tono moderado, me tumbe sobre el sillón y eche la cabeza para atrás cerrando los ojos. Pensaba e imaginaba que se sentiría besarte; tocar y conocer el sabor de tus labios, se me olvido por completo que estabas ahí y que podías verme, tampoco recordé que solo traía un short un poco holgado y unos bóxers pegados. Cuando estaba en lo mejor de mi fantasía recordé que los hombres reaccionan a esos estímulos y mi pene iba creciendo, en ese momento levante muy rápido la cabeza y ¡Oh sorpresa! ¡Estabas enfrente de mí y por poco y clavo mi cara en tu pecho! No sabía qué hacer ni cómo reaccionar -Hola… este… ¿Cómo estás? ¡No te había visto! Trate de actuar lo más natural posible, incorporándome en mi silla y haciéndome lo más atrás que pudiera para que no se viera nada -Hola niño ¿cómo te va? No te hagas que desde hace rato me viste pero no me saludaste, que mala onda eres - ¿Cómo carajos te habías dado cuenta? Eso no importaba, te tenía enfrente lo único que podía pensar era que tenía una diosa para mí en ese momento.
No me diste oportunidad de decir nada mas, te sentaste sobre mis piernas – ¿No te molesta verdad? Ya no queda espacio a los lados y además nos tenemos confianza ¿o no? - -Ah… este… claro, ponte cómoda - fue lo único que atine a decir. No sabía qué hacer, hace tanto te quería tener así, pero no con tanta gente y menos en esas circunstancias -¿Qué estabas pensando? Veo que tenias unos pensamientos muy animados…- Mi cara se fue al suelo y me quede blanco –No nada, estaba recordando algunas cosas-, -Mmmm.. de seguro con M… ¿no? A ti solo te queda pensar en eso porque siempre me dices que no te atiende bien… jajajaja-. El comentario no me cayó nada bien, sabes que no me gusta tratar ese tema, pero también sé que lo hacías inocentemente por molestarme, como tantas otras veces – No, esta vez otra mujer me tenia atrapados mis pensamientos, lástima que solo sea en fantasías- te decía mientras te abrazaba y agarraba un poco tu pierna.
Te acomodaste y pusiste tu cara en mi cuello, sentía tu respiración sobre mi piel y las ideas regresaban a mí, te imagine encima de mí moviéndote de arriba abajo, disfrutando y gimiendo; esa imagen hizo que mi respiración se agitara, te agarraba más fuerte y mi pene se ponía mucho más duro de lo que ya estaba. Sé que lo notaste porque en tu cara se dibujo una sonrisa picara y sentí como acomodabas mejor sobre mí tus nalgas, esas nalgas que tantas veces me han vuelto loco, las sentía total y plenamente sobre mi pene que pedía a gritos estar fuera del pantalón.
–Y… ¿quién es esa chica que ocupa tus fantasías? ¿Es más bonita que yo?- -No, sabes que para mi tu eres la chava más sexy que he conocido-, te respondí secamente, quería entrar en este juego, pero tenía que apostar todo o nada, –Eso me dices solo porque eres mi amigo y me quieres, pero nada más, de seguro tienes amigas más bonitas de tu escuela- me molestó un poco el comentario pero trababa de pensar en la mejor manera para demostrarte lo que realmente siento –Y tú crees que si eso fuera así, ¿estaría como estoy?- Empuje mi pene sobre tus nalgas al momento que te abrazaba más fuerte, puse mi boca entre tu cuello y tu pecho y te di un beso, el beso más largo y delicioso que había dado en toda mi vida. Solo te quedaste callada, no te moviste, me mirabas y veía tus ojos entre cómplices y sin expresión –Ya la cague, chin…- Pensé para mis adentros; te comenzaste a mover y pensé que te querías bajar, pero lo que hiciste fue darme un beso cerca de la comisura de los labios –Te quiero mucho niño-.
Yo estaba en la gloria, en el momento indicado, a la hora indicada, estaba ciertamente en el paraíso, pero recordé… ahí estaba él… –Oye si quieres siéntate tu en el asiento, y yo me paro, no creo que a tu acompañante le guste vernos así- te traté de mover para bajarte, pero lo que ocasione fue darte una larga y rica caricia en tu pierna, algo que me exito aún mas –Te había dicho que ya teníamos problemas, ahorita solo lo estoy acompañando, prácticamente es nuestra despedida, se va a otro lado a trabajar, además no quiero bajarme estoy muy cómoda así nene- No lo podría creer, te tenía justamente donde muchas veces te desee –¿Si te pido que me regales un beso?- Te pregunté, me puse nervioso por tu respuesta pero quería saber si realmente estabas jugando o esto era de verdad. No me respondiste, tomaste mi cara y me besaste, un beso tierno y dulce, el sabor de tus labios es indescriptible, me emocione y me exite, me acomode lo mejor posible para sentir tus nalgas y tus piernas lo más cerca de mí. A los pocos segundos, tu lengua entro en mi boca y buscaba mi lengua con desesperación. Nos comenzamos a besar apasionadamente a la mitad de la sala de espera. Comencé a acariciar y sobar tu cuerpo: tu abdomen, tus piernas, tu espalda…, tenía miedo de seguir más allá -¿Es que no soy lo suficientemente bonita y sexy? ¿Por qué no me tocas?- No lo podía creer, te me estabas regalando ahí, sentada encima de mí en una terminal de autobús. No perdí tiempo y recorrí tus piernas, tus senos, para ese momento mis caricias ya eran descaradas y casi te arranco la ropa ahí mismo –Acompáñame-, me tomaste de la mano y me llevaste a los baños, entraste tu primero y me jalaste adentro del baño de mujeres a los pocos segundos. Entramos a un cubículo y lo cerraste.
– ¡Quiero que me digas lo que sientes por mi!- me dijiste con voz autoritaria – Sabes que te quiero mucho y eres mi mejor amiga…- te respondí a la vez que te mire de arriba abajo, te veía y solo veía una mujer ardiente, deseosa, a mi mejor amiga como nunca la había visto –Quiero que me digas lo que realmente sientes, ¡Te he dado mucho tiempo para que se te quite lo tímido!- Me gritaste eso a la vez que me agarrabas el pene encima de short y le empezaste a dar un masaje muy delicioso –¡Te quiero, te quiero, eso es lo que siento, me excitas demasiado y quiero hacerte el amor!- Mientras te decía eso tu bajaste el cierre del short y me lo sacaste, estaba duro como no lo había tenido hace mucho tiempo, rojo, hinchado, esperando a que terminara ese martirio de no tenerte. Me estabas masturbando de una forma brutal, subías y bajabas y tu mano lo mas que podías, lo apretabas y parecía que querías exprimirlo; tu otra mano se fue a mis testículos, jugabas con ellos, les dabas pequeños pellizcos, los apretabas, y tu otra mano seguía masturbándome, me tocabas y sobabas la cabeza del pene, estaba totalmente ido y disfrutando lo que estaba pasando.
-¿Estás seguro que eso es todo? Dime o paro y no habrá nada más, ni hoy ni nunca…- paraste en seco tus movimientos, me dejaste de tocar, te veía totalmente excitada, te comenzaste a tocar tus senos, los sacaste y jugabas con tus pezones en mi cara, querías tenerme al borde de la excitación.
Te miré confundido ¿en verdad tenga el valor de decirte lo que sentía? – Te amo… desde que te conocí. Siempre lo he sentido, aunque nunca me has dado un motivo, nunca me has dado alas, solo te amo- Tenía que decirlo, no por la situación (bueno sí, en parte, ¿cómo no iba a sucumbir ante esa circunstancia?) si no porque no aguantaba estar a punto de hacer el amor contigo sin que supieras lo que realmente siento hacia a ti.
Hiciste a un lado tu falda y tu calzón, tomaste mi pene, y lentamente te sentaste encima de mí. Pude sentir como milímetro a milímetro iba entrando. Quedo completamente adentro y no te movías. Volteaste a verme, me besaste, un beso apasionado, presionabas tus labios queriendo nunca despegarlos y empezaste a moverte. Un movimiento de caderas con un ritmo lento y sensual, que empezó a aumentar su ritmo hasta hacerlo salvaje. Estabas demasiado excitada, mi pene entraba y salía fácilmente, tratabas de ahogar tus gemidos pero estabas disfrutándolo demasiado, baje mi rostro y lamí tus pezones, metí uno completamente a mi boca mientras con mis dedos acariciaba tu otro pezón, estaba totalmente erecto, duro, tu piel erizada. Cómo gozaba sentir así tu piel. Me levantaste la cara y seguiste besándome. Aumentaste el ritmo, yo sentía mi inminente orgasmo, y por la forma en la que te movías y mordías mis hombros sabia que el tuyo también. Paraste en seco, me abrazaste, sentí lagrimas caer de tu rostro, acercaste tu boca a mi oído y solo escuche en un susurro –Yo también te amo…-
En ese momento sentí como te venías, tus contracciones me volvían loco y por más que trataba de evitarlo, estalle dentro de ti. Volteaste a verme, vi en tu cara una sonrisa angelical, tus ojos llorosos de felicidad, clavaste tu mirada en mis ojos, era el momento más especial de toda mi vida, me acerque a tu oído y te dije –Gracias amor, siempre me has hecho el hombre más feliz, perdóname por no tener el valor de confesártelo-.
Justo cuando estaba cerrando los ojos para darte otro beso, abrí los ojos. Estaba en mi recamara, con el ventilador puesto, el calor sofocante, yo acostado de lado y viendo el sol, ya era de madrugada.
Me quito los audífonos, el mp3 ya no tiene batería –A que pendejo, ahora con que me iré en el camión- me recrimine por dejarlo prendido toda la noche. Tengo una mano sobre mi cabeza tratando de pensar si fue real, un recuerdo, o simplemente un sueño, levanto mi otra mano y veo mi reloj: las 6:30am –Carajo, otra vez tarde…- me levante, me puse un pantalón, me estiré, me acorde de ti, de lo maravilloso que sería despertar contigo, de pensar que lo que paso no era una alucinación, que sabias todo y que nos habíamos entregado, pero no podía estar seguro, lo único seguro es que ese recuerdo permanecería ahí, por siempre.
En eso, cuando me estoy poniendo una playera, cierro los ojos y veo tu cara, tu sonrisa, tus ojos, tu esencia… Estoy totalmente perdido en mis pensamientos cuando me llega un mensaje tuyo: -Gracias por amarme de esta manera-
Otra vez acostado, dando vueltas en la cama sin poder dormir. Hace calor y a pesar de tener el ventilador conectado y solo dormir en bóxer comienzo a sudar y no encuentro una posición cómoda para estar.
Tomo mi mp3 y busco alguna canción que me relaje un poco. Comienza a sonar la canción con la cual te veía siempre en la escuela, esa canción que me hacía pensar y fantasear que algún día te podría besar. Inmediatamente en mi mente se dibujo tu rostro, ese rostro tan hermoso y que más de una vez he tenido en mente. Estabas ahí sonriéndome, como esas veces que se cruzaban nuestras miradas; furtiva o inconscientemente, no sé, que siempre me alegraban el día, más aun cuando me respondías una sonrisa. Con tu imagen en mi mente, por fin me voy quedando dormido.
De un momento a otro abro los ojos, no recuerdo porque o cómo, pero estoy esperando la salida de un camión, tengo mi mochila preparada, salgo de viaje, no puedo recordar a donde voy. Veo mi celular comienzo a mandar un mensaje, traigo una gorra y tapa toda la vista. Alzo la mirada y no puedo creer lo que veo. Eres tú. Estás enfrente de mí, a unos 4 asientos de distancia, con una maleta, parece que también vas de viaje, pero estas como nunca te había visto. Traes una falda corta que deja descubiertas tus piernas, una blusa de tirantes, tenis, el pelo suelto, sin maquillaje; te veo tan natural y totalmente inocente. No puedo evitarlo, te ves hermosa, tus piernas lucen tan sexys, y tu blusa resalta muy bien tus pechos. En ese comento caigo en cuenta del calor que está haciendo, pero no por que hiciera calor en el ambiente, sino por las miles de imágenes que pasan en mi cabeza; te había fantaseado una o dos veces, pero verte así solo había hecho que te quisiera tener ahí mismo.
Empiezo a tener una erección considerable, no veo la forma de poder acercarme a ti ya que vas acompañada – ¡Carajo! - Dije en voz baja, no pude pensar otra cosa que desanimarme y dejar las cosas así, no quería que tuvieras problemas, total, después me desquitaba a tu salud no sería la primera o la última vez que me masturbara pensando en ti, aunque hoy sería muy diferente.
Se oyen por las bocinas de la terminal los anuncios de las salidas próximas, para mi más mala suerte mi camión se retrasaba – Solo esto me faltaba – no pude evitar mi molesta y decirlo en un tono moderado, me tumbe sobre el sillón y eche la cabeza para atrás cerrando los ojos. Pensaba e imaginaba que se sentiría besarte; tocar y conocer el sabor de tus labios, se me olvido por completo que estabas ahí y que podías verme, tampoco recordé que solo traía un short un poco holgado y unos bóxers pegados. Cuando estaba en lo mejor de mi fantasía recordé que los hombres reaccionan a esos estímulos y mi pene iba creciendo, en ese momento levante muy rápido la cabeza y ¡Oh sorpresa! ¡Estabas enfrente de mí y por poco y clavo mi cara en tu pecho! No sabía qué hacer ni cómo reaccionar -Hola… este… ¿Cómo estás? ¡No te había visto! Trate de actuar lo más natural posible, incorporándome en mi silla y haciéndome lo más atrás que pudiera para que no se viera nada -Hola niño ¿cómo te va? No te hagas que desde hace rato me viste pero no me saludaste, que mala onda eres - ¿Cómo carajos te habías dado cuenta? Eso no importaba, te tenía enfrente lo único que podía pensar era que tenía una diosa para mí en ese momento.
No me diste oportunidad de decir nada mas, te sentaste sobre mis piernas – ¿No te molesta verdad? Ya no queda espacio a los lados y además nos tenemos confianza ¿o no? - -Ah… este… claro, ponte cómoda - fue lo único que atine a decir. No sabía qué hacer, hace tanto te quería tener así, pero no con tanta gente y menos en esas circunstancias -¿Qué estabas pensando? Veo que tenias unos pensamientos muy animados…- Mi cara se fue al suelo y me quede blanco –No nada, estaba recordando algunas cosas-, -Mmmm.. de seguro con M… ¿no? A ti solo te queda pensar en eso porque siempre me dices que no te atiende bien… jajajaja-. El comentario no me cayó nada bien, sabes que no me gusta tratar ese tema, pero también sé que lo hacías inocentemente por molestarme, como tantas otras veces – No, esta vez otra mujer me tenia atrapados mis pensamientos, lástima que solo sea en fantasías- te decía mientras te abrazaba y agarraba un poco tu pierna.
Te acomodaste y pusiste tu cara en mi cuello, sentía tu respiración sobre mi piel y las ideas regresaban a mí, te imagine encima de mí moviéndote de arriba abajo, disfrutando y gimiendo; esa imagen hizo que mi respiración se agitara, te agarraba más fuerte y mi pene se ponía mucho más duro de lo que ya estaba. Sé que lo notaste porque en tu cara se dibujo una sonrisa picara y sentí como acomodabas mejor sobre mí tus nalgas, esas nalgas que tantas veces me han vuelto loco, las sentía total y plenamente sobre mi pene que pedía a gritos estar fuera del pantalón.
–Y… ¿quién es esa chica que ocupa tus fantasías? ¿Es más bonita que yo?- -No, sabes que para mi tu eres la chava más sexy que he conocido-, te respondí secamente, quería entrar en este juego, pero tenía que apostar todo o nada, –Eso me dices solo porque eres mi amigo y me quieres, pero nada más, de seguro tienes amigas más bonitas de tu escuela- me molestó un poco el comentario pero trababa de pensar en la mejor manera para demostrarte lo que realmente siento –Y tú crees que si eso fuera así, ¿estaría como estoy?- Empuje mi pene sobre tus nalgas al momento que te abrazaba más fuerte, puse mi boca entre tu cuello y tu pecho y te di un beso, el beso más largo y delicioso que había dado en toda mi vida. Solo te quedaste callada, no te moviste, me mirabas y veía tus ojos entre cómplices y sin expresión –Ya la cague, chin…- Pensé para mis adentros; te comenzaste a mover y pensé que te querías bajar, pero lo que hiciste fue darme un beso cerca de la comisura de los labios –Te quiero mucho niño-.
Yo estaba en la gloria, en el momento indicado, a la hora indicada, estaba ciertamente en el paraíso, pero recordé… ahí estaba él… –Oye si quieres siéntate tu en el asiento, y yo me paro, no creo que a tu acompañante le guste vernos así- te traté de mover para bajarte, pero lo que ocasione fue darte una larga y rica caricia en tu pierna, algo que me exito aún mas –Te había dicho que ya teníamos problemas, ahorita solo lo estoy acompañando, prácticamente es nuestra despedida, se va a otro lado a trabajar, además no quiero bajarme estoy muy cómoda así nene- No lo podría creer, te tenía justamente donde muchas veces te desee –¿Si te pido que me regales un beso?- Te pregunté, me puse nervioso por tu respuesta pero quería saber si realmente estabas jugando o esto era de verdad. No me respondiste, tomaste mi cara y me besaste, un beso tierno y dulce, el sabor de tus labios es indescriptible, me emocione y me exite, me acomode lo mejor posible para sentir tus nalgas y tus piernas lo más cerca de mí. A los pocos segundos, tu lengua entro en mi boca y buscaba mi lengua con desesperación. Nos comenzamos a besar apasionadamente a la mitad de la sala de espera. Comencé a acariciar y sobar tu cuerpo: tu abdomen, tus piernas, tu espalda…, tenía miedo de seguir más allá -¿Es que no soy lo suficientemente bonita y sexy? ¿Por qué no me tocas?- No lo podía creer, te me estabas regalando ahí, sentada encima de mí en una terminal de autobús. No perdí tiempo y recorrí tus piernas, tus senos, para ese momento mis caricias ya eran descaradas y casi te arranco la ropa ahí mismo –Acompáñame-, me tomaste de la mano y me llevaste a los baños, entraste tu primero y me jalaste adentro del baño de mujeres a los pocos segundos. Entramos a un cubículo y lo cerraste.
– ¡Quiero que me digas lo que sientes por mi!- me dijiste con voz autoritaria – Sabes que te quiero mucho y eres mi mejor amiga…- te respondí a la vez que te mire de arriba abajo, te veía y solo veía una mujer ardiente, deseosa, a mi mejor amiga como nunca la había visto –Quiero que me digas lo que realmente sientes, ¡Te he dado mucho tiempo para que se te quite lo tímido!- Me gritaste eso a la vez que me agarrabas el pene encima de short y le empezaste a dar un masaje muy delicioso –¡Te quiero, te quiero, eso es lo que siento, me excitas demasiado y quiero hacerte el amor!- Mientras te decía eso tu bajaste el cierre del short y me lo sacaste, estaba duro como no lo había tenido hace mucho tiempo, rojo, hinchado, esperando a que terminara ese martirio de no tenerte. Me estabas masturbando de una forma brutal, subías y bajabas y tu mano lo mas que podías, lo apretabas y parecía que querías exprimirlo; tu otra mano se fue a mis testículos, jugabas con ellos, les dabas pequeños pellizcos, los apretabas, y tu otra mano seguía masturbándome, me tocabas y sobabas la cabeza del pene, estaba totalmente ido y disfrutando lo que estaba pasando.
-¿Estás seguro que eso es todo? Dime o paro y no habrá nada más, ni hoy ni nunca…- paraste en seco tus movimientos, me dejaste de tocar, te veía totalmente excitada, te comenzaste a tocar tus senos, los sacaste y jugabas con tus pezones en mi cara, querías tenerme al borde de la excitación.
Te miré confundido ¿en verdad tenga el valor de decirte lo que sentía? – Te amo… desde que te conocí. Siempre lo he sentido, aunque nunca me has dado un motivo, nunca me has dado alas, solo te amo- Tenía que decirlo, no por la situación (bueno sí, en parte, ¿cómo no iba a sucumbir ante esa circunstancia?) si no porque no aguantaba estar a punto de hacer el amor contigo sin que supieras lo que realmente siento hacia a ti.
Hiciste a un lado tu falda y tu calzón, tomaste mi pene, y lentamente te sentaste encima de mí. Pude sentir como milímetro a milímetro iba entrando. Quedo completamente adentro y no te movías. Volteaste a verme, me besaste, un beso apasionado, presionabas tus labios queriendo nunca despegarlos y empezaste a moverte. Un movimiento de caderas con un ritmo lento y sensual, que empezó a aumentar su ritmo hasta hacerlo salvaje. Estabas demasiado excitada, mi pene entraba y salía fácilmente, tratabas de ahogar tus gemidos pero estabas disfrutándolo demasiado, baje mi rostro y lamí tus pezones, metí uno completamente a mi boca mientras con mis dedos acariciaba tu otro pezón, estaba totalmente erecto, duro, tu piel erizada. Cómo gozaba sentir así tu piel. Me levantaste la cara y seguiste besándome. Aumentaste el ritmo, yo sentía mi inminente orgasmo, y por la forma en la que te movías y mordías mis hombros sabia que el tuyo también. Paraste en seco, me abrazaste, sentí lagrimas caer de tu rostro, acercaste tu boca a mi oído y solo escuche en un susurro –Yo también te amo…-
En ese momento sentí como te venías, tus contracciones me volvían loco y por más que trataba de evitarlo, estalle dentro de ti. Volteaste a verme, vi en tu cara una sonrisa angelical, tus ojos llorosos de felicidad, clavaste tu mirada en mis ojos, era el momento más especial de toda mi vida, me acerque a tu oído y te dije –Gracias amor, siempre me has hecho el hombre más feliz, perdóname por no tener el valor de confesártelo-.
Justo cuando estaba cerrando los ojos para darte otro beso, abrí los ojos. Estaba en mi recamara, con el ventilador puesto, el calor sofocante, yo acostado de lado y viendo el sol, ya era de madrugada.
Me quito los audífonos, el mp3 ya no tiene batería –A que pendejo, ahora con que me iré en el camión- me recrimine por dejarlo prendido toda la noche. Tengo una mano sobre mi cabeza tratando de pensar si fue real, un recuerdo, o simplemente un sueño, levanto mi otra mano y veo mi reloj: las 6:30am –Carajo, otra vez tarde…- me levante, me puse un pantalón, me estiré, me acorde de ti, de lo maravilloso que sería despertar contigo, de pensar que lo que paso no era una alucinación, que sabias todo y que nos habíamos entregado, pero no podía estar seguro, lo único seguro es que ese recuerdo permanecería ahí, por siempre.
En eso, cuando me estoy poniendo una playera, cierro los ojos y veo tu cara, tu sonrisa, tus ojos, tu esencia… Estoy totalmente perdido en mis pensamientos cuando me llega un mensaje tuyo: -Gracias por amarme de esta manera-