Que tal, en esta ocasión relataré la primera vez que practiqué sexo anal con mi novia, espero que sea de su agrado.

Sucede que en la universidad mi novia y yo, ya teníamos varios años de noviazgo, y ella siempre me había dicho que quería llegar virgen al matrimonio, por lo cual, a lo más que habíamos llegado era a tener sexo oral y/o a la masturbación mutua. Generalmente lo hacíamos en lugares con poca luz, apartados de la gente o en cualquier lugar que pudiéramos estar un rato solos. Hacía tiempo que platicaba con mi novia sobre tener relaciones, pero ella siempre se negaba rotundamente, y aparte de eso, a ella no le gustaba mucho el sexo oral, -el cual por cierto a mí siempre me ha encantado-. Por tanto me di a la tarea de buscar nuevas formas de disfrutar ambos nuestras relaciones.


Cierto día por la tarde, en un tianguis vi que promocionaban unos condones de sabores, lo cual me dio una idea para motivar más a mi novia al sexo oral y reducir un poco su mal gusto por él, así que con mucha pena, me decidí a comprar unos cuantos de diferentes sabores, sobre todo tratando escoger que el sabor de los mismos fuera agradable para ella.


Al día siguiente, cargué con los condones, esperando ansioso que llegara el final de las clases. Poco después salir, fui con mi novia al carro como todos los días, y nos quedamos platicando un rato, platicamos de cosas sin importancia, hasta que sin más arranqué el carro y la llevé a otro lugar donde casi no había mucha gente, para esos momentos ya iba a empezar a oscurecer, lo cual aproveché para besarla suavemente y acariciarla, empezaba a acariciar sus pechos, dándoles un masaje como a ella le gustaba, poco a poco vi como se iba excitando cada vez más, sus pezones se pararon, y metiendo la mano bajo su blusa alcancé el broche del sostén que llevaba y lo desabroché, lo que hizo que se liberaran esos pechos que me gustaban mucho, que, aunque son algo pequeños, están adornados por un pezoncito color rosadito muy rico, mismo que comencé a tocar propinándole un masaje que la hizo empezar a gemir, discretamente comencé a subir un poco su blusa, para poder ver sus ricos pezones y sin previo aviso, me apoderé de uno de ellos con mis labios, empecé a recorrer toda su bubbi con mi lengua, lo que la hacía emitir leves gemidos. Poco a poco ella guiaba su mano hacia mi entre pierna, y mientras yo seguía besándole sus ricas bubbis, ella bajó mi cierre, y me sacó el pene de mi boxer -el cual ya estaba en su máxima expresión- y comenzó a masturbarme muy rico, subiendo y bajando su mano deliciosamente sobre mi pene, después de un rato empecé a bajarle el cierre de su pantalón y a desabrocharlo, hasta lograr bajárselo hasta sus pies, ella estaba tan excitada que gemía cada vez más y más fuerte, así que me dediqué a admirar su diminuto calzón que llevaba puesto, era muy excitante ver como a través de él, se podía divisar los pelos de su panocha, así que no perdí oportunidad y quitándole la mano de mi pene, me bajé a hacerle aún lado su calzoncito y empezarle a besar los labios de su vagina, la cual ya escurría ese líquido tan rico y tan excitante, señal de que estaba muy excitada, por lo que empecé a pasar mi lengua sobre su clítoris, así estuve un rato hasta que ella empezó a mover su pelvis de adelante hacia atrás, como si la estuviera cogiendo con mi legua, mientras con mi mano seguía acariciandole sus pechos, sus movimientos de pelvis eran cada vez más y más rápidos, entonces llegó un momento que tensó todo su cuerpo, y dejó escapar un gemido más largo y fuerte, señal de que se había venido en mi boca, mientras yo presuroso, me bebía todo ese néctar que salía de su vagina, -el cual por cierto sabía muy rico-. Después de unos minutos se incorporó y yo aproveché para mostrarle los condones que había comprado, ella al ver que eran de sabores, sonrió maliciosamente y escogió uno de ellos, comenzó de nuevo a masturbarme con su mano, destapó el condón, me lo colocó suavemente y comenzó a darme una mamada muy rica, subía y bajaba su cabeza chupando mi pene a través del condón, mientras yo le comentaba que quería cogérmela, pero ella seguía negándose, a lo que se me ocurrió decirle que podríamos probar el sexo anal. Con mucha curiosidad dejó de mamarme y me preguntó ¿A qué te refieres?, después de explicarle, sin poder creerlo, me dijo que sí, a lo cual inmediatamente aproveché antes de que se arrepintiera, y me salí del carro, mientras le pedí a ella que hiciera lo mismo, y como ya tenía abajo su pantalón y su calzón, sólo la puse de espaldas a mí, la recargué en el carro y le pedí que se inclinara un poco, mientras yo lubricaba el cóndon que traía puesto con mi saliva y le daba lenguetazos a su chiquito para lubricarlo así empinadita como la tenía, pues como se imaginarán, también era virgen de ahí, lo cual me prendía todavía más, hasta que empecé a acercarme a ella y comencé a guiar mi pene a la entrada de su anito, mismo que poco a poco en cada intento, se abría más y más, hasta que me dejó entrar completamente, mientras ella seguía recargada, me dijo que la esperara para terminar de acostumbrarse, cuando de repente sentía que movía sus caderas rítmicamente, y yo comencé a a entrar y salir de su chiquito que apretaba muy rico, y como aún tenía subida su blusa veía como sus bubbis se movían al compás de la cogida, mientras ella solo gemía y gemía cada vez más y más fuerte, yo aprovechaba para seguir tocando sus bubbis y besarle la espalda, así me la estuve cogiendo un buen rato hasta que descargué todo mi sémen en el condón y ella tuvo otro orgasmo, a lo lejos vimos que alguien se acercaba, nos acomodamos la ropa y nos fuimos de ahí.


Espero que les haya gustado.