jarochilandio
Bovino de la familia
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Benito Kozman
Yahoo Noticias
30 de enero de 2017
Poco después de que Donald Trump emitiera una orden ejecutiva con nuevas medidas de “escrutinio extremo” para “mantener fuera de EEUU a los terroristas islamistas radicales”, muchos se hicieron un par de preguntas.
Hasta ese punto del viernes se estaba suspendiendo el programa de refugiados y se bloqueaban las solicitudes migratorias de ciudadanos provenientes de siete países mayoritariamente musulmanes: Irán, Irak, Siria, Libia, Somalia, Sudán y Yemen. La primera pregunta era “¿qué vendrá después?”
Steve Bannon, consejero presidencial de Donald Trump (Photo: Win McNamee/Getty Images)
Como pudo comprobarse el sábado, la prohibición de entrada al país también había sido aplicada a ciudadanos de estos países que ya poseían su residencia legal (green card), lo que ha provocado un sinnúmero de situaciones en aeropuertos de todo el país. De manera que, a partir de esa fecha, medio millón de extranjeros residentes en Estados Unidos se enteraron de que, si viajaban fuera de nuestras fronteras, seguramente no podrían reingresar al país.
Se impuso, pues, la segunda pregunta: ¿quién se encontraba detrás de estas medidas impopulares del nuevo presidente republicano?
Donald Trump y Steve Bannon, en el Gettysburg National Military Park, en Pennsylvania, el 22 de octubre de 2016 (Photo: Evan Vucci/AP)
Todo parece indicar que solo una persona puede haber insuflado en el inquilino de la Casa Blanca el aliento determinante y agresivo que caracteriza a esta medida. Se llama Steve Bannon, ha sido asesor del presidente Trump y hasta se ha hecho de un asiento alrededor de la mesa de trabajo más importante del país, la del Consejo de Seguridad Nacional, desde donde se garantiza la protección del país y se dicta el abc de la política exterior y la lucha contra el terrorismo.
Conocido como ex director de la web Breitbart News, Bannon nunca ha escondido su visión del mundo acorde con las ideas de la derecha supremacista más radical, lo que a todas luces no fue impedimento para que, según se dice, haya redactado parte del discurso inaugural de Donald Trump, el pasado 20 de enero, en el que predominaban apelaciones populistas y nacionalistas.
De manera que las recientes medidas del gobierno estadounidense se ajustan a lo que Bannon ha preconizado en los últimos años: que esta gran nación debe dejar de ser tierra de refugio para todo tipo de inmigrantes y que, para colmo, en aras de hacer que el país sea únicamente para los nacionales, se pueden aprobar y ejecutar medidas ‘depuradoras’, históricamente inéditas, que han provocado que las alarmas salten incluso en el bando del Partido Republicano.
Según un artículo publicado por Vox, hasta conservadores como David French, de la National Review, consideran una “locura” que los portadores de la green card se vean afectados por esta nueva medida del gobierno.
De manera que Bannon está gozando de su momento de gloria. De muy poco ha valido que en el pasado reciente se jactara de que su página web Breitbart fuera “la plataforma” para el movimiento racista alt-right, donde se redactaban regularmente relatos espeluznantes sobre crímenes cometidos por inmigrantes.
Él mismo le había aconsejado al país “adoptar una postura muy, muy, muy agresiva contra el Islam radical”, mientras que en otra ocasión fue más allá y confesó que no se sentía particularmente entusiasmado, ni siquiera con los inmigrantes que son pacíficos, exitosos y económicamente productivos.
De ahí que sea bueno recordar que hace algo más de un año, en noviembre de 2015, el mismo Steve Bannon entrevistó a Donald Trump en un programa de radio de Breitbart. En aquella ocasión, Trump abogaba porque los mejores graduados de la Liga Ivy que hubieran nacido en el extranjero fueran autorizados a permanecer en Estados Unidos, donde tenían grandes opciones de convertirse en “creadores de empleo”.
“Tenemos que mantener a nuestra gente talentosa en este país”, insistió Trump, tras lo cual Bannon declaró sus dudas y su temor de que “dos tercios o tres cuartas partes de los presidentes ejecutivos de Silicon Valley” provengan de países asiáticos. “Un país es más que una economía, somos una sociedad civil”, concluyó.
Más allá de que Bannon miente en su estadística, lo relevante es que no se mordió la lengua y que dejó entrever su concepto reductor de “sociedad civil”, donde a los extranjeros no se les debe otorgar un papel de peso real.
Por otra parte, Bannon no está solo. Nada menos que Stephen Miller, el principal asesor político de la Casa Blanca, así como el fiscal general Jeff Sessions, también se han manifestado a favor de privilegiar a los nativos americanos por encima de los inmigrantes, aunque estos últimos estén legalmente en el país y hayan demostrado su talento, su capacidad y su empeño.
Los postulados para nada secretos de este estratega que le habla al oído al presidente Trump se hacen mucho más peligrosos, si tenemos en cuenta que, con la reestructuración del Consejo de Seguridad Nacional del sábado pasado, quedaron relegados a un nivel secundario nada menos que el Director Nacional de Inteligencia y el Jefe del Estado Mayor Conjunto del Ejército. La noticia ha dejado estupefactos a no pocas figuras de peso dentro del mismo partido republicano.
Estos dos funcionarios asistirían a partir de ahora a las reuniones del Comité de Directores sólo cuando se debatan “las cuestiones relativas a sus responsabilidades y experiencia”, según el memorando presidencial emitido el sábado. Steve Bannon sí estaría en todos estos encuentros, aportando lo que Sean Spicer, portavoz de la Casa Blanca, llamó “una enorme comprensión del mundo y del paisaje geopolítico que tenemos ahora”.
Ni siquiera el presidente George W. Bush permitió en su momento que su máximo asesor político, el célebre Karl Rove, estuviera presente en una reunión del Consejo de Seguridad Nacional.
Pues Donald Trump sí acaba de autorizar al suyo: Steve Bannon, el responsable de decenas de falsas noticias a través de Breitbart, el simpatizante de la derecha alternativa y de la causa supremacista, y el mismo que hace apenas unos días atacó a The New York Times y a toda la prensa en general, y les aconsejó que mantuvieran “la boca cerrada”.
Fuente
Ni en su peores pesadillas los gringos (me atrevo a lucubrar que ni los que votaron por él) se llegaron a imaginar que ÉSTO sucediera en SU PAÍS. ¿ESO querían? ¡ESO tienen, bola de cándidos! Ya como que hasta me empiezo a sentir menos peor de la situación en México...
Yahoo Noticias
30 de enero de 2017
Poco después de que Donald Trump emitiera una orden ejecutiva con nuevas medidas de “escrutinio extremo” para “mantener fuera de EEUU a los terroristas islamistas radicales”, muchos se hicieron un par de preguntas.
Hasta ese punto del viernes se estaba suspendiendo el programa de refugiados y se bloqueaban las solicitudes migratorias de ciudadanos provenientes de siete países mayoritariamente musulmanes: Irán, Irak, Siria, Libia, Somalia, Sudán y Yemen. La primera pregunta era “¿qué vendrá después?”
Steve Bannon, consejero presidencial de Donald Trump (Photo: Win McNamee/Getty Images)
Como pudo comprobarse el sábado, la prohibición de entrada al país también había sido aplicada a ciudadanos de estos países que ya poseían su residencia legal (green card), lo que ha provocado un sinnúmero de situaciones en aeropuertos de todo el país. De manera que, a partir de esa fecha, medio millón de extranjeros residentes en Estados Unidos se enteraron de que, si viajaban fuera de nuestras fronteras, seguramente no podrían reingresar al país.
Se impuso, pues, la segunda pregunta: ¿quién se encontraba detrás de estas medidas impopulares del nuevo presidente republicano?
Donald Trump y Steve Bannon, en el Gettysburg National Military Park, en Pennsylvania, el 22 de octubre de 2016 (Photo: Evan Vucci/AP)
Todo parece indicar que solo una persona puede haber insuflado en el inquilino de la Casa Blanca el aliento determinante y agresivo que caracteriza a esta medida. Se llama Steve Bannon, ha sido asesor del presidente Trump y hasta se ha hecho de un asiento alrededor de la mesa de trabajo más importante del país, la del Consejo de Seguridad Nacional, desde donde se garantiza la protección del país y se dicta el abc de la política exterior y la lucha contra el terrorismo.
Conocido como ex director de la web Breitbart News, Bannon nunca ha escondido su visión del mundo acorde con las ideas de la derecha supremacista más radical, lo que a todas luces no fue impedimento para que, según se dice, haya redactado parte del discurso inaugural de Donald Trump, el pasado 20 de enero, en el que predominaban apelaciones populistas y nacionalistas.
De manera que las recientes medidas del gobierno estadounidense se ajustan a lo que Bannon ha preconizado en los últimos años: que esta gran nación debe dejar de ser tierra de refugio para todo tipo de inmigrantes y que, para colmo, en aras de hacer que el país sea únicamente para los nacionales, se pueden aprobar y ejecutar medidas ‘depuradoras’, históricamente inéditas, que han provocado que las alarmas salten incluso en el bando del Partido Republicano.
Según un artículo publicado por Vox, hasta conservadores como David French, de la National Review, consideran una “locura” que los portadores de la green card se vean afectados por esta nueva medida del gobierno.
De manera que Bannon está gozando de su momento de gloria. De muy poco ha valido que en el pasado reciente se jactara de que su página web Breitbart fuera “la plataforma” para el movimiento racista alt-right, donde se redactaban regularmente relatos espeluznantes sobre crímenes cometidos por inmigrantes.
Él mismo le había aconsejado al país “adoptar una postura muy, muy, muy agresiva contra el Islam radical”, mientras que en otra ocasión fue más allá y confesó que no se sentía particularmente entusiasmado, ni siquiera con los inmigrantes que son pacíficos, exitosos y económicamente productivos.
De ahí que sea bueno recordar que hace algo más de un año, en noviembre de 2015, el mismo Steve Bannon entrevistó a Donald Trump en un programa de radio de Breitbart. En aquella ocasión, Trump abogaba porque los mejores graduados de la Liga Ivy que hubieran nacido en el extranjero fueran autorizados a permanecer en Estados Unidos, donde tenían grandes opciones de convertirse en “creadores de empleo”.
“Tenemos que mantener a nuestra gente talentosa en este país”, insistió Trump, tras lo cual Bannon declaró sus dudas y su temor de que “dos tercios o tres cuartas partes de los presidentes ejecutivos de Silicon Valley” provengan de países asiáticos. “Un país es más que una economía, somos una sociedad civil”, concluyó.
Más allá de que Bannon miente en su estadística, lo relevante es que no se mordió la lengua y que dejó entrever su concepto reductor de “sociedad civil”, donde a los extranjeros no se les debe otorgar un papel de peso real.
Por otra parte, Bannon no está solo. Nada menos que Stephen Miller, el principal asesor político de la Casa Blanca, así como el fiscal general Jeff Sessions, también se han manifestado a favor de privilegiar a los nativos americanos por encima de los inmigrantes, aunque estos últimos estén legalmente en el país y hayan demostrado su talento, su capacidad y su empeño.
Los postulados para nada secretos de este estratega que le habla al oído al presidente Trump se hacen mucho más peligrosos, si tenemos en cuenta que, con la reestructuración del Consejo de Seguridad Nacional del sábado pasado, quedaron relegados a un nivel secundario nada menos que el Director Nacional de Inteligencia y el Jefe del Estado Mayor Conjunto del Ejército. La noticia ha dejado estupefactos a no pocas figuras de peso dentro del mismo partido republicano.
Estos dos funcionarios asistirían a partir de ahora a las reuniones del Comité de Directores sólo cuando se debatan “las cuestiones relativas a sus responsabilidades y experiencia”, según el memorando presidencial emitido el sábado. Steve Bannon sí estaría en todos estos encuentros, aportando lo que Sean Spicer, portavoz de la Casa Blanca, llamó “una enorme comprensión del mundo y del paisaje geopolítico que tenemos ahora”.
Ni siquiera el presidente George W. Bush permitió en su momento que su máximo asesor político, el célebre Karl Rove, estuviera presente en una reunión del Consejo de Seguridad Nacional.
Pues Donald Trump sí acaba de autorizar al suyo: Steve Bannon, el responsable de decenas de falsas noticias a través de Breitbart, el simpatizante de la derecha alternativa y de la causa supremacista, y el mismo que hace apenas unos días atacó a The New York Times y a toda la prensa en general, y les aconsejó que mantuvieran “la boca cerrada”.
Fuente
Ni en su peores pesadillas los gringos (me atrevo a lucubrar que ni los que votaron por él) se llegaron a imaginar que ÉSTO sucediera en SU PAÍS. ¿ESO querían? ¡ESO tienen, bola de cándidos! Ya como que hasta me empiezo a sentir menos peor de la situación en México...