[FONT=&quot]Dos estadounidenses que hace tres años participaron en un ataque en Bagdad en el que fueron heridos dos niños y murieron 12 personas, incluidos dos empleados de la agencia noticiera Reuters, presentó sus emocionadas excusas a las familias de sus víctimas en Irak. [/FONT][FONT=&quot]

“Humildemente preguntamos qúe podríamos hacer para empezar a reparar el daño que hemos causado”, ruegan en su carta Ethan McCord, el miembro de la unidad Bravo Company 2-16, junto con su compañero de regimiento, Josh Steiber.

El sangriento episodio que ocurrió a las afueras de la capital iraquí se ha hecho público a través del vídeo, difundido por la ONG Wikileaks, que se dedica a publicar materiales secretos. La grabación rodada desde un helicóptero Apache, muestra disparos contra un grupo de hombres iraquíes, entre los que está el reportero de Reuters Noor-Eldeen y su conductor, y luego un ataque contra una camioneta tratando de rescatar a los heridos, en el que mueren varias otras personas.

Se ve en el video que en este espectáculo cruel los soldados estadounidenses conservaban la sangre fría y actuaban como si no apuntaran a seres vivos sino a los personajes de un juego virtual. Pero esto fue lo que Ethan McCord denominó como “las incidencias de cada día de esta guerra”, comentando las imágenes en su carta de excusas.

La versión de propio McCord fue publicada por el rotativo británico Sunday Times. En este episodio el soldado participó llegando a pie al mismo lugar con su sección militar. Se acercó a la camioneta y vió dentro a una niña herida en el vientre, con trozos de vidrio en su cabello y ojos, y a un niño desangrándose. Su padre estaba en la silla delantera, muerto.

El soldado trasladó a la niña a una casa cercana para que el médico la atendiera, y luego regresó al vehículo. Creía que el niño estaba muerto, pero el pequeño dio un suspiro y McCord gritó: “¡Está vivo, está vivo!” Le cogió al chico y corrió al todoterreno militar, repitiendo “no muera, no muera”, pero el chico, que le estaba mirando, perdió conciencia y los ojos se le pusieron en blanco.

Al regresar a su cuartel, McCord trató de limpiar la sangre de los niños de su ropa, pensando en su propia familia. Pero no pudo quitarse de encima los recuerdos. Sus superiores se mofaban de su flojera, pero él no dejaba de ver a los niños en su mente, y abandonó el ejército en un estado de estrés postraumático crónico.

Él habría podido olvidar todo, viviendo en su casa en el estado de Kansas, pero una vez puso la tele y vió un documental, en el que reconoció de repente la misma escena en Irak. Fue el video escandaloso ’colgado’ en Internet. McCord se alegró de saber que el chico Sajad Salah y su hermana Duaa sobrevivieron. Pero también volvió a sentir profundamente lo inhumano que fue el ataque a los civiles, que llegaron en ayuda al herido periodista durante el camino de regreso de la escuela a casa.

“Nos arrepentimos del sistema al que estábamos involucrados, que se llevó la vida de su padre y les hirió (a los niños),” confiesa, agregando sin embargo que en su opinión el primer ataque filmado fue apropiado porque aparentemente los hombres iraquíes tenían armas.

El soldado se afilió a la alianza civil-militar por la justa política exterior de EE. UU. “Estamos haciendo todo lo posible para pronunciarnos en contra de las guerras y la política militar que son responsables por lo que sucedió a ustedes y a sus seres queridos”, dicen McCord y Steiber en su carta de excusa, dirigida a los ciudadanos iraquíes y firmada por ahora por más de tres mil ciudadanos estadounidenses.
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