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Sin querer queriendo con mi mejor amiga (2da parte)

negaman

Bovino maduro
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14 May 2012
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Había lamido su vagina con tantas ganas que sencillamente mi lengua empezaba a entumirse, veía la cara de placer que ponía mientras se venía de una forma tan suave (pienso que por la costumbre de que así le provocasen los orgasmos) y mientras ella se apretaba los pechos lo único que podía pasar por mi mente era que me pidiera que la penetrara.
Tanto así que espere sin queja hasta que sus jugos me recorrieran el cuello y dijo:
Wey de verdad no se que vaya a pasar despues pero quiero que me la metas, al chile te doy la oportubidad de ser el primer hombre en tenerme.
Sonreí, de una forma llena de malicia que muchos lectores conocen y saben los momentos en los que esa risa es más que válida, apreté sus nalgas y a la par de mi sonrisa deje de lamer esa deliciosa vagina.
Me miró y con un poco de preocupación solo me advirtió no hacer un desastre, por lo cual le invite a ponerse boca abajo y a levantar tantito las nalgas, yo por mi parte con una pierna flexionada a su costado la penetre tan lentamente que sentía como esos deliciosos labios vaginales se iban amoldando a la forma de mi verga.
Miéntras más entraba veía como apretaba el asiento con las manos y sentía esa tensión en sus piernas como de querer ponerse de rodillas, por razones que ni yo mismo comprendo me gustó tanto que en ese momento no pensé en nada más, ni siquiera en la chica con quién tenía una relación.
La dejé ir así tal cual entraba en su sexo hasta el punto que ella se quedó por unos segundos en su respiración, ese momento en que aspira el suficiente aire para pasar del dolor al placer y no me detuve hasta que mi pubis tocó esas hermosas nalgas.
Fue por los movimientos que hacía su cuerpo al sentirse penetrada que deje de pensar en el placer propio, realmente me dispuse a mostrarle el placer que yo podía darle. Espere unos segundos mientras contraia mi pene dentro de su vagina y dijo:
Wey, tú lo estás moviendo?
Le dije si, por?
No wey por nada, me gusta sentir como palpita pero cuando lo mueves es más rico, contestó.
Entonces me di cuenta de que había llegado el momento de sacar la casta, apreté sus nalgas con mis manos moviendolas suavemente hacia arriba para permitir una buena penetración, cuando escuché el primero de los gemidos más ricos que había escuchado, era un constante jadeo acompañado de sutiles quejidos.
Al cabo de las primeras embestidas nuestras miradas se encontraron, su boca entrecerrados y sus ojos ocasionalmente perdidos me excitaban cada vez mas.

Tome sus manos y la hice abrir sus nalgas exponiendo un culito de lo más apetitoso, deslice mis manos de sus gluteos a su espalda baja y pase de una pierna arrodillada en el asiento a penetrarla casi en angulo recto estando sobre ambos pies.

Entrar y salir de esa vagina hacia salpicar sus jugos a tal grado de que los tenía por toda la verga, los testiculos y mi pubis, era una sopa y a pesar de que no podía ni tocarmela sin terminar embarrado era de lo más rico y exitante.
Al poco rato de darle con todo a esa apretada entrepierna sucedió lo inevitable, se puso toda tensa sus manos se deslizaron hacia su parte frontal cómo para querer agarrase el estómago, los dedos de sus pies se torcieron como queriendo llegar a las plantas y a pesar de que sus piernas se entrecruzaron levemente era tanta la presión en su vagina que mi pene tenermino saliendo sin yo poder evitarlo eso sí acompañado de una descarga abundante proveniente de su interior, con los ojos aún en blanco y hasta con esa saliva pegajosa tejiendo una red entre las hileras de sus dientes al abrir su boca me dijo:
A la verga...... No mames. Mientras sus manos se dirigían a sus piernas bañadas en jugos vaginales a la vez que sin debería ni temerla la ponía en 4 para volver a comerme ese clitoris tan delicioso

La sensibilidad con que habían quedado sus partes me hizo lamer muy poco pero aprovechando que ya la tenía con las ubres colgando la tome de la cintura y la penetre sin aviso ni compasión cada embestida llegaba al punto exacto en su interior.
Sentía llegar al fondo de su sexo húmedo y tibio cada embestida, cada que tocaba el fin le provocaba un espasmo que hoy después de tanto no sale de mi mente.
Con mi mano derecha tome su cabello desde la base de una cola que siempre se hacia, la hacía mirarme y ocasionalmente mordía su espalda para después pasar mi lengua por esa endidura que se hace sobre la espina.

Su rostro se tornaba rojo y sus ojos se volteaban exponiendo el blanco completo, se bañaba en sudor y yo lo absorbía con mi lengua y con uno que otro beso, más y más mi pubis golpeaba sus nalgas y más y más ella perdía el ritmo de su respiración quedadose sin aliento y lo sentí de nuevo.

Ella se había dado cuenta de que no era capaz de retenerlo por más tiempo, así que le dije:
Ya ******* (su nombre) déjalo salir mi vida.

No había terminado la oración cuando un apretón en la cabeza de mi verga endurecida me hiba expulsando fuertemente de su húmeda vagina, esta vez se había venido tanto que pensé habe eyaculado sin darme cuenta.

La ví cerrar fuertemente sus ojos, apenarse por completo y poner su cabeza en el asiento como ocultándose cuando uno de esos "pedos de concha" (bananero sapee) se hizo notar.

Le di una nalgada y un largo beso de lengua en la vagina, para hacerle saber que no tenía nada de malo.
Sentí amarla cuando me dijo:
Ahora quiero estar arriba, déjame consentirte un poco.

Me senté estirando las piernas (dirán cómo? pues obviamente había movido los asientos hasta adelante, jajajaja si hubiera podido hasta los sacaba) mientras ella dándome besos por todo el cuerpo se sentaba en mi regazo sujetando con firmeza mi miembro aproximandolo a esa húmeda vagina, (me atrevo a pensar que por los nervios la cabeza casi entraba en su delicioso culito un par de veces) hasta que la tomé de la cintura y le dije:
Relájate mientras aprovechaba de lamer sus pezones.

Después de esas palabras sentí como al entrar en su sexo llegué hasta lo más que esa posición me permitia y con un ligero espasmo nos acoplamos a la perfección. Puso su mano izquierda en mi nuca mientras acariciaba mi cabello y su mano derecha no dejaba de acariciar mi pecho y de ocasionalmente recorrer mi brazo izquierdo, mismo que junto al derecho terminaban irremediablemente con mis manos en sus nalgas ayudándole con un suave movimiento que por muy suave y calmado no dejaba de robarnos el aliento.

Llegamos al punto en que el movimiento se aceleró y entre risas no dejábamos de disfrutar el ruido que producían la fricción y los abundantes jugos vaginales de mi amiga.

Me tomo del cuello y del cabello y comenzó a besarme y sus movimientos se aceleraron al máximo el corazón parecía querer salirse de su pecho, de un momento a otro era ella la que quería hacerme sentir que de ninguna manera se arrepentiría de lo sucedido esa noche y se las estaba jugando todas para hacerme terminar y no solo terminar quería terminar al mismo tiempo.

De la misma forma no me sentí extraño quería disfrutar tanto del momento que me safe de sus manos y comencé a morder sus pezones y a lamerlos con desesperación, el va y ven se incrementaba y cada vez sentía más húmedas nuestras partes íntimas y me animé, sin consultar introduje mi dedo anular en su ano, tan apretado y húmedo por tanto venirse que entró casi todo sin hacer más que un poco de presión.

Y sentí su cuerpo temblar como licuadora (claro que el mío no sé quedó atras) de tener mis manos en sus preciosas nalgas pasaron a abrazarla por el tronco de su cuerpo mientras ella rodeaba mi cuello con sus manos prácticamente tomándome de la espalda y sentimos esa caliente, húmeda y abundante descarga interna.
No dijimos nada, juntamos nuestras frentes y nos miramos a los ojos.
Ella no se movía y yo no quería soltarla, el silencio se rompió con un par de risas de amigos que habían engañado a sus parejas haciendo algo que había pasado por sus mentes más de una vez (al día) y que jamás pensaron hacer realidad.

Nos dimos un beso húmedo con ganas, de esos que empiezan los mejores revolcones y que más que un adiós quieren decir que eso se repetirá.
Se levantó de mi regazo y descalza dió un pequeño paso para salir del auto yo con la verga aún palpitando la mire mientras decía:

Que raro se siente, es diferente, no es que me guste porque fue muy rapido pero si te daria esa oportunidad, quizás sea por ahí en otra ocasión (a huevo hablaba de sexo anal). Hay wey creo que saldra.
Y de entre esas piernas blancas y bien torneadas ví salir y escurrir todo ese jugo sexual entremezclado mientras su piel se erizaba y me miraba con unos ojos de que las cosas jamás serían iguales.

Volvimos a vestirnos, abrimos un par de cervezas y acomodamos los asientos del auto. Solo dijo:
No te preocupes me encargaré mañana temprano (porque sin condon y ya ibas a ver). La lleve a su casa y decidimos no hablar de eso por unos días para digerirlo bien.

Estos encuentros se repitieron por unos meses, y en un futuro compartiré esas experiencias, espero les haya gustado y acepto sugerencias con respecto a mejorar mi contenido.
 
Me gustó... La narrativa y la forma en que mezclas el lenguaje... No se lee vulgar ni da la impresión de que quieras contar una anécdota de borrachos... ¡Me agrado!
 
Excelente narrativa, con ganas de seguir leyendo tus futuras aportaciones, Saludos.
 
Muy buen relato, lo desarrollaste excelente, sin caer en la vulgaridad y no dejaste pasar detalle alguno, muy bien redactado, esperamos el siguiente, saludos!!
 
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