Joker
Moderador risitas
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Así o más cobarde el Procurador Abel Murrieta? Es una nota de hace un par de días, pero es efectiva para demostrar como esta guerra contra el narco es una guerra perdida.
¿Rumores, Gobernador?
Se está haciendo una mala costumbre que en el Gobierno de Sonora, sí, éste, el ‘Nuevo’, pretendan ocultar los hechos violentos, sobre todo aquellos que involucran a poderosos comandos y la tardía respuesta de la policía estatal para enfrentarlos.
Ocurrió en el enfrentamiento de bandas en Magdalena, en los ataques carreteros en Mazocahui y en la primer irrupción de un comando chihuahuense, ocurrida en Sahuaripa.
Pero sus intentos fallidos por ocultar la información alcanzaron su punto máximo el jueves, cuando desde las 18:00 y hasta las 23:00 horas, un comando de un centenar de sicarios de Chihuahua, se apoderó y aterrorizó a los habitantes de Yécora y su comisaría de Maycoba.
Por cinco horas hicieron lo que quisieron en esas comunidades. Sí, porque en palabras del procurador Abel Murrieta Gutiérrez, los policías asignados a Maycoba estaban en Yécora y se les ordenó permanecer ahí hasta que llegaran los refuerzos de Hermosillo… ¡que llegaron cuando los sicarios se habían ido!
En ese lapso, a los medios de comunicación nos empezaron a llegar los reportes de habitantes que lograron comunicarse y le aseguró que todos buscamos la confirmación o el desmentido de lo que ocurría y no hubo funcionario alguno que siquiera respondiera el teléfono.
La mañana del viernes, el gobernador Guillermo Padrés Elías declaró que no tenía reporte oficial, pidió no hacer caso a rumores para no provocar miedo y, no podía faltar, reiterar que “Sonora es el estado fronterizo más seguro”, frase que sólo provoca enojo o burla.
Fue hasta las 11:00 horas que el procurador Murrieta, muy a su pesar, tuvo que ofrecer una rueda de prensa para dar el reporte oficial: 4 muertos, la quema de la base de la PEI, el bloqueo de la carretera y ningún detenido porque los refuerzos estatales, federales y militares llegaron tarde.
Es decir, no fue un rumor malintencionado. El ataque ocurrió y fue tan grave, o más, como en los medios se reportaron las primeras versiones. Y por supuesto que acontecimientos como éste provocan miedo.
El miedo inicia ante la incertidumbre, cuando los ciudadanos necesitan saber de sus familiares y no pueden, cuando no hay información oficial y, entonces sí, empiezan las especulaciones.
El miedo, señor Gobernador, inicia cuando ustedes, la autoridad, calla. Y se intensifica, cuando los ciudadanos ven y padecen acciones contundentes del crimen organizado para sembrar terror, pero no ve de ustedes la misma contundencia para combatirlos.
Está claro que el Gobierno del Estado no puede enfrentarse solo a “la ridícula minoría”, y como que va siendo hora de pedir con más firmeza que la coordinación con la Federación se traduzca en el envío de mayores recursos y elementos para combatirlos.
En efecto, en cuanto a números Sonora es el estado menos inseguro de la frontera Norte, pero ¿qué tanto nos falta para llegar al nivel de los otros? Ahí, es donde el ciudadano necesita empezar a ver resultados.
Simplemente callar o pretender minimizar los actos de violencia no harán que estos disminuyan o que la gente no se dé cuenta de ellos.
¿Rumores, Gobernador?
Se está haciendo una mala costumbre que en el Gobierno de Sonora, sí, éste, el ‘Nuevo’, pretendan ocultar los hechos violentos, sobre todo aquellos que involucran a poderosos comandos y la tardía respuesta de la policía estatal para enfrentarlos.
Ocurrió en el enfrentamiento de bandas en Magdalena, en los ataques carreteros en Mazocahui y en la primer irrupción de un comando chihuahuense, ocurrida en Sahuaripa.
Pero sus intentos fallidos por ocultar la información alcanzaron su punto máximo el jueves, cuando desde las 18:00 y hasta las 23:00 horas, un comando de un centenar de sicarios de Chihuahua, se apoderó y aterrorizó a los habitantes de Yécora y su comisaría de Maycoba.
Por cinco horas hicieron lo que quisieron en esas comunidades. Sí, porque en palabras del procurador Abel Murrieta Gutiérrez, los policías asignados a Maycoba estaban en Yécora y se les ordenó permanecer ahí hasta que llegaran los refuerzos de Hermosillo… ¡que llegaron cuando los sicarios se habían ido!
En ese lapso, a los medios de comunicación nos empezaron a llegar los reportes de habitantes que lograron comunicarse y le aseguró que todos buscamos la confirmación o el desmentido de lo que ocurría y no hubo funcionario alguno que siquiera respondiera el teléfono.
La mañana del viernes, el gobernador Guillermo Padrés Elías declaró que no tenía reporte oficial, pidió no hacer caso a rumores para no provocar miedo y, no podía faltar, reiterar que “Sonora es el estado fronterizo más seguro”, frase que sólo provoca enojo o burla.
Fue hasta las 11:00 horas que el procurador Murrieta, muy a su pesar, tuvo que ofrecer una rueda de prensa para dar el reporte oficial: 4 muertos, la quema de la base de la PEI, el bloqueo de la carretera y ningún detenido porque los refuerzos estatales, federales y militares llegaron tarde.
Es decir, no fue un rumor malintencionado. El ataque ocurrió y fue tan grave, o más, como en los medios se reportaron las primeras versiones. Y por supuesto que acontecimientos como éste provocan miedo.
El miedo inicia ante la incertidumbre, cuando los ciudadanos necesitan saber de sus familiares y no pueden, cuando no hay información oficial y, entonces sí, empiezan las especulaciones.
El miedo, señor Gobernador, inicia cuando ustedes, la autoridad, calla. Y se intensifica, cuando los ciudadanos ven y padecen acciones contundentes del crimen organizado para sembrar terror, pero no ve de ustedes la misma contundencia para combatirlos.
Está claro que el Gobierno del Estado no puede enfrentarse solo a “la ridícula minoría”, y como que va siendo hora de pedir con más firmeza que la coordinación con la Federación se traduzca en el envío de mayores recursos y elementos para combatirlos.
En efecto, en cuanto a números Sonora es el estado menos inseguro de la frontera Norte, pero ¿qué tanto nos falta para llegar al nivel de los otros? Ahí, es donde el ciudadano necesita empezar a ver resultados.
Simplemente callar o pretender minimizar los actos de violencia no harán que estos disminuyan o que la gente no se dé cuenta de ellos.