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En primer lugar, es muy fácil de jugar. La premisa del juego es ser lo suficientemente básico como para que un niño en edad preescolar pueda usarlo. Inicialmente, el juego permite ganar y pasar los niveles con facilidad, proporcionando un fuerte sentido de satisfacción. Estos logros son percibidos como minirrecompensas en nuestro cerebro, lo que incide en la liberación de dopamina aprovechando los mismos circuitos neuronales implicados en la adicción. Sin embargo, para que su simpleza no llegue a ser aburrida y la gente no pierda el interés, a medida que se avanza en el juego, va aumentando también su dificultad, con lo que las victorias son intermitentes y cada vez más fuertes las dosis de dopamina liberadas.
La estrategia seguida por Candy Crush es la misma aplicada en las máquinas tragamonedas, en las que nunca se puede predecir cuándo se va a ganar, pero se gana con la suficiente frecuencia como para querer volver a jugar una y otra vez.
Steve Sharman, un estudiante de doctorado en Psicología de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), que investigó la adicción al juego, explica que la impresión de que controlamos el juego es la clave de su naturaleza adictiva.
Por último, no es casualidad que los elementos con los que se juega en Candy Crush sean caramelos, piezas supuestamente dulces y de colores. Como Sharman señala, los alimentos se utilizan a menudo en los juegos de azar vinculando el placer que provoca comer determinados alimentos con el juego en cuestión.
Vía: The Guardian
La estrategia seguida por Candy Crush es la misma aplicada en las máquinas tragamonedas, en las que nunca se puede predecir cuándo se va a ganar, pero se gana con la suficiente frecuencia como para querer volver a jugar una y otra vez.
Steve Sharman, un estudiante de doctorado en Psicología de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), que investigó la adicción al juego, explica que la impresión de que controlamos el juego es la clave de su naturaleza adictiva.
Por último, no es casualidad que los elementos con los que se juega en Candy Crush sean caramelos, piezas supuestamente dulces y de colores. Como Sharman señala, los alimentos se utilizan a menudo en los juegos de azar vinculando el placer que provoca comer determinados alimentos con el juego en cuestión.
Vía: The Guardian