AlephZero01
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He aquí el primer final que había pensado antes de cambiarlo y publicar el relato. Básicamente todo es lo mismo, hasta una parte (indico dónde empieza para que no se pierdan). Si no han leído el relato, les dejo el link del mismo: http://ba-k.com/showthread.php?t=2049278.
Por cierto, los invito también a leer mis relatos pasados:
El pañuelo (http://ba-k.com/showthread.php?t=1378075). Sinopsis: un relato FICTICIO (lo aclaro por las preguntas "inteligentes") narrado en primera persona sobre un sujeto que, obsesionado con su vecina, hallana en el departamento de ella sólo para masturbarse. Al final se corre sobre un pañuelo, pero no contaba con que su vecina, quien iba a acostarse con su novio, llegara antes de lo previsto.
Bajo la lluvia (http://ba-k.com/showthread.php?t=1442449). Sinopsis: Ángel tenía planeado un día especial pala él y su novia Norma, pero un proyecto escolar de ella le pone fin a eso. Al final, ni siquiera puede hacer el amor con ella, pues sus compañeros de clase se quedaron a dormir, dado que estaba lloviendo. Sin embargo, Ángel descubre que la lluvia puede ser un gran aliado en el sexo. Por cierto, esta historia es real; claro, lo escribí en tercera persona y agregué algunos recursos literarios para hacer la historia más poética.
.................................
[...]Una vez más, llegaron juntas, y la explosión fue espectacular para ambas. Maya volvió a eyacular, pero con más intensidad, inundando la vagina de Karina, junto con su negra y espesa mata que cubría su monte de Venus. Al mismo tiempo, Karina arqueó su espalda mientras se asía con fuerza de los pechos de Maya. De esta manera, ambas experimentaron el mejor orgasmo de sus vidas. Exhausta, la morena cayó sobre la blanca.
- Vaya, eso fue hermoso - dijo Maya a Karina entre jadeos de cansancio, mientras se levantaba.
Sin embargo, Karina no le respondió. Más aún, ella soslayó la mirada. Maya interpretó ese gesto como desprecio. Claro, no podía reprocharle. Después de todo, aquello no debió suceder nunca.
Como pudo, Maya se levantó y fue directo a la sala. Se recostó en un sillón, mientras meditaba sobre su situación. "Karina me rechazó", se decía. "Le abrí mi corazón, y ella me rechazó. Gonzalo no la apreciará tanto como yo, Gonzalo, ... Gonzalo ..." Pronto el amor se convirtió en rencor, y luego en ira. Maya no se permitiría algo así. Ya más descansada, se dirigió a la cocina, y fue por un cuchillo largo y aserrado, de esos para cortar carne.
Con el arma en sus manos se dirigió a la recámara, donde Karina yacía dormida. Maya se puso sus guantes de seda mientras limpiaba sus huellas lo mejor que pudo del mango del cuchillo. Karina estaba lo bastante cansada para notar cómo sus dedos eran entrelazados en el mango por la morena.
- Lo siento amiga - dijo Maya mientras una lágrima rodaba por su mejilla -, pero si no puedes ser mía, entonces no serás de nadie.
Dicho esto, Maya enterró con fuerza y velocidad el cuchillo en el vientre de Karina. El dolor punzante que esta sentía la hizo despertar. Trató de gritar, pero estaba bastante cansada y aturdida que no supo qué hacer. Sus ojos se centraron en los de Maya mientras lentamente se desvanecía.
- Ma...ya...
No dijo más. Maya selló sus labios con un último beso, tan apasionado como los anteriores. Mientras, el cuchillo entraba cada vez más, destrozando sus entrañas. Una vez terminada la cruel faena, Karina había dejado de existir.
La policía, tan eficiente como ella misma, determinó que fue suicidio. Claro, Gonzalo estaba destrozado: el amor de su vida se había ido. En cuanto a Maya, no estuvo presente en el sepelio, ni acompañó a los deudos durante el entierro de quien alguna vez fuera su mejor amiga, de quien era el amor de su vida.
Dos semanas después, Maya se acercó a donde yacía la tumba de Karina. Iba toda de negro, con guantes de seda negros, con un ramo de rosas de origami también negras. Gonzalo se encontraba allí. Aún no se había repuesto de aquel golpe.
- Hola Gonzalo - dijo Maya, aparentando duelo -. Lamento lo que pasó. Y pensar que ahora se estarían casando.
- Es tu culpa - dijo Gonzalo. su voz sonaba llorosa y cortada.
- ¿Qué?
- Que Karina esté muerta, es tu culpa.
- ¡¿Qué?! - se sorprendió Maya. ¿Sería que Gonzalo sospechaba? -. Estás loco, dijeron que se había suicidado.
- Lo sé. Pero antes de eso, me llamó a mitad de la noche.
- ¿En serio? ¿Y qué dijo?
- Me dijo que terminaba conmigo. Le pregunté por qué, y me dijo que al final había decidido estar contigo que conmigo. El resto lo deduje: habló contigo, tú la rechazaste, y se suicidó porque lo perdió todo - Gonzalo comenzó a llorar desconsoladamente -. Tú, perra, me arrebataste a Karina. Dos veces. Nunca te perdonaré por eso. Espero que te pudras en el infierno - y al decir esto, Gonzalo se alejó de aquel lugar.
Pero Maya no escuchó lo último. No escuchó nada después de la frase "había decidido estar contigo." Si bien no se había sentido mal por lo que hizo, ahora se sentía lo peor del mundo. Al final tenía las de ganar. Pudo ser feliz, y estropeó su oportunidad. Por primera vez en su vida, Maya lloró a un muerto. Y la forma en que lo hizo fue memorable. Cayó de rodillas sobre la tumba. Sus lamentos eran desgarradores. "Por favor perdóname, por favor vuelve". Pero los muertos no regresan.
Maya tenía razón en una cosa. No tenía suerte, y menos en cosas como el amor.
Por cierto, los invito también a leer mis relatos pasados:
El pañuelo (http://ba-k.com/showthread.php?t=1378075). Sinopsis: un relato FICTICIO (lo aclaro por las preguntas "inteligentes") narrado en primera persona sobre un sujeto que, obsesionado con su vecina, hallana en el departamento de ella sólo para masturbarse. Al final se corre sobre un pañuelo, pero no contaba con que su vecina, quien iba a acostarse con su novio, llegara antes de lo previsto.
Bajo la lluvia (http://ba-k.com/showthread.php?t=1442449). Sinopsis: Ángel tenía planeado un día especial pala él y su novia Norma, pero un proyecto escolar de ella le pone fin a eso. Al final, ni siquiera puede hacer el amor con ella, pues sus compañeros de clase se quedaron a dormir, dado que estaba lloviendo. Sin embargo, Ángel descubre que la lluvia puede ser un gran aliado en el sexo. Por cierto, esta historia es real; claro, lo escribí en tercera persona y agregué algunos recursos literarios para hacer la historia más poética.
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[...]Una vez más, llegaron juntas, y la explosión fue espectacular para ambas. Maya volvió a eyacular, pero con más intensidad, inundando la vagina de Karina, junto con su negra y espesa mata que cubría su monte de Venus. Al mismo tiempo, Karina arqueó su espalda mientras se asía con fuerza de los pechos de Maya. De esta manera, ambas experimentaron el mejor orgasmo de sus vidas. Exhausta, la morena cayó sobre la blanca.
- Vaya, eso fue hermoso - dijo Maya a Karina entre jadeos de cansancio, mientras se levantaba.
Sin embargo, Karina no le respondió. Más aún, ella soslayó la mirada. Maya interpretó ese gesto como desprecio. Claro, no podía reprocharle. Después de todo, aquello no debió suceder nunca.
Como pudo, Maya se levantó y fue directo a la sala. Se recostó en un sillón, mientras meditaba sobre su situación. "Karina me rechazó", se decía. "Le abrí mi corazón, y ella me rechazó. Gonzalo no la apreciará tanto como yo, Gonzalo, ... Gonzalo ..." Pronto el amor se convirtió en rencor, y luego en ira. Maya no se permitiría algo así. Ya más descansada, se dirigió a la cocina, y fue por un cuchillo largo y aserrado, de esos para cortar carne.
Con el arma en sus manos se dirigió a la recámara, donde Karina yacía dormida. Maya se puso sus guantes de seda mientras limpiaba sus huellas lo mejor que pudo del mango del cuchillo. Karina estaba lo bastante cansada para notar cómo sus dedos eran entrelazados en el mango por la morena.
- Lo siento amiga - dijo Maya mientras una lágrima rodaba por su mejilla -, pero si no puedes ser mía, entonces no serás de nadie.
Dicho esto, Maya enterró con fuerza y velocidad el cuchillo en el vientre de Karina. El dolor punzante que esta sentía la hizo despertar. Trató de gritar, pero estaba bastante cansada y aturdida que no supo qué hacer. Sus ojos se centraron en los de Maya mientras lentamente se desvanecía.
- Ma...ya...
No dijo más. Maya selló sus labios con un último beso, tan apasionado como los anteriores. Mientras, el cuchillo entraba cada vez más, destrozando sus entrañas. Una vez terminada la cruel faena, Karina había dejado de existir.
La policía, tan eficiente como ella misma, determinó que fue suicidio. Claro, Gonzalo estaba destrozado: el amor de su vida se había ido. En cuanto a Maya, no estuvo presente en el sepelio, ni acompañó a los deudos durante el entierro de quien alguna vez fuera su mejor amiga, de quien era el amor de su vida.
Dos semanas después, Maya se acercó a donde yacía la tumba de Karina. Iba toda de negro, con guantes de seda negros, con un ramo de rosas de origami también negras. Gonzalo se encontraba allí. Aún no se había repuesto de aquel golpe.
- Hola Gonzalo - dijo Maya, aparentando duelo -. Lamento lo que pasó. Y pensar que ahora se estarían casando.
- Es tu culpa - dijo Gonzalo. su voz sonaba llorosa y cortada.
- ¿Qué?
- Que Karina esté muerta, es tu culpa.
- ¡¿Qué?! - se sorprendió Maya. ¿Sería que Gonzalo sospechaba? -. Estás loco, dijeron que se había suicidado.
- Lo sé. Pero antes de eso, me llamó a mitad de la noche.
- ¿En serio? ¿Y qué dijo?
- Me dijo que terminaba conmigo. Le pregunté por qué, y me dijo que al final había decidido estar contigo que conmigo. El resto lo deduje: habló contigo, tú la rechazaste, y se suicidó porque lo perdió todo - Gonzalo comenzó a llorar desconsoladamente -. Tú, perra, me arrebataste a Karina. Dos veces. Nunca te perdonaré por eso. Espero que te pudras en el infierno - y al decir esto, Gonzalo se alejó de aquel lugar.
Pero Maya no escuchó lo último. No escuchó nada después de la frase "había decidido estar contigo." Si bien no se había sentido mal por lo que hizo, ahora se sentía lo peor del mundo. Al final tenía las de ganar. Pudo ser feliz, y estropeó su oportunidad. Por primera vez en su vida, Maya lloró a un muerto. Y la forma en que lo hizo fue memorable. Cayó de rodillas sobre la tumba. Sus lamentos eran desgarradores. "Por favor perdóname, por favor vuelve". Pero los muertos no regresan.
Maya tenía razón en una cosa. No tenía suerte, y menos en cosas como el amor.