reofunk
Bovino maduro
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bueno amigos ba kunos les dejo estos relatos que me encontre navegando por la red espero que les guste
el primero
miedo a estar sola
Son las 3 de la mañana... No consigo conciliar el sueño.
No sé que me pasa desde esta tarde, la cabeza no para de darme vueltas, y de vez en cuando todo se vuelve oscuro, mi corazón se acelera estrepitosamente y no puedo dejar de temblar.
Me preguntó por qué precisamente hoy me han dejado sola en casa, hoy que hace 1 año exactamente desde la muerte de mi prima Vero, que vivía en casa con nosotros porque tuvimos que llevar a mi tía a un psiquiátrico después de la muerte de su marido.
Yo quería mucho a mi prima, era la hermana pequeña que nunca tuve, y lo que sucedió me impactó mucho, tal vez demasiado. Era la primera vez que veía la muerte tan de cerca...
¡Ah! ¿Qué habrá sido ese ruido? He oído como si dieran un golpe en la pared, pero seguro que es mi imaginación... Por mucho que pasen los años, no me gusta quedarme sola en casa por la noche, pero... ¿otro ruido? Creo que esto no es mi imaginación, pero seguro que son los vecinos, que parece que no duerman nunca.
...
He conseguido dormir un poco, sin embargo son las 5 de la mañana todavía, y veo una extraña luz que asoma por la puerta de mi habitación... ¿mis padres habrán llegado? Es la única explicación que se me ocurre. Sí, eso debe ser, voy a llamar a mi madre y preguntarle cómo es que han venido hoy si volvían mañana, tal vez haya ocurrido algo.
¿Mamá, estáis aquí? ¿Qué ha sucedido? LLamó desde mi habitación, sin levantarme de la cama. Sin embargo no hayo respuesta alguna.
¿Mamá, me oyes? ¿Qué pasa? De nuevo, el más absoluto silencio.
Esto es demasiado extraño, no es normal que no me responda. Será mejor que me levante a ver que pasa, aunque sinceramente estoy un poco asustada... Me levanto de la cama, salgo de la habitación al pasillo y... Mi aliento se para en ese momento al contemplar la escena macabra...
...
Acabo de despertarme, estoy tirada en el pasillo, parece que me había desmayado. Veo el rostro preocupado de mi madre. Yo estoy temblando, no puedo quitarme de la cabeza lo que he visto, es imposible... ¿no me estaré volviendo loca? Comienzo a llorar y mi madre no hace más que preguntarme que ha sucedido, así que entre sollozos logro contárselo:
Anoche no podía dormir, y ví una luz en el pasillo. Me levanté a ver que era... y ví a mi prima Vero... y estaba clavándole un cuchillo a mi tía, mientras esta lloraba y se desangraba en el suelo...
Cielo, has tenido una pesadilla, tu prima murió y tu tía está en un psiquiátrico, lo que cuentas es absurdo. Además, tú ves alguna mancha en el pasillo...
El teléfono suena, y lo coge mi madre. Se está poniendo blanca por momentos... Cuelga el teléfono y me dice:
Tu tía falleció anoche alrededor de las 5 de la mañana. Tenía un cuchillo en la habitación y nadie se dió cuenta. Se lo clavó por el pecho y la tripa hasta morir desangrada. La han encontrado esta mañana, nadie se dió cuenta...
No sé si mi prima, o su espíritu, más bien, me avisó de lo ocurrido... O fue ella la que lo hizo... No sé qué pensar, pero estoy muy asustada y posiblemente esta noche no pueda conciliar el sueño.
panico en la noche
Lo que voy a contar me sucedió en el año 2.006 cuando me trasladé a Madrid a estudiar Medicina en su universidad. Estaba buscando un piso de alquiler barato por la zona céntrica, y cuando ya lo daba por algo imposible encontré la oferta de alquiler de una habitación, en pleno centro. No tenía pensado alquilar solo una habitación, y aunque el casero era un cincuentón desagradable el precio era tan bajo que decidí aceptar hasta que encontrara algo mejor.
Me instalé a los dos días y tras pasar una semana en aquel lugar, decidí que me marcharía lo antes posible. Como sospechaba, el casero era una persona detestable, con la que intentaba hablar solo lo imprescindible, y si podía evitar encontrármelo, mejor. Sin embargo, el no era el principal motivo. Había algo en aquella casa que me inquietaba.
Era una extraña sensación que flotaba en el ambiente, y que me ponía los pelos de punta. En mi habitación, la temperatura siempre era más baja que en el resto de la casa, y por las noches me invadía una sensación de frío que me impedía dormir bien.
Todo crujía en aquel viejo caserón, y durante mis noches de insomnio podía escuchar el más mínimo sonido que hicieran los vecinos, el ruido lejano del ascensor, o el goteo de las cañerías. Me levantaba cansado y con ojeras, y apenas si podía estudiar por las mañanas de lo agotado que quedaba.
Una noche me acosté tarde después de haber pasado varias horas estudiando, y como de costumbre, no pude dormir. Me entretuve escuchando el soniquete de un lejano programa de televisión, que algún vecino tenía puesto. En aquel momento creí escuchar una respiración entrecortada, y asustado dejé de respirar de golpe. Esperé un segundo...dos segundos...tres segundos...debía haber sido mi imaginación…y entonces, la escuché de nuevo.
Era muy débil, casi un suspiro, y provenía del hueco de la cama que quedaba a mi izquierda. Me quedé paralizado como una piedra, escuchando aquella respiración entrecortada a menos de diez centímetros de mí. Tenía los ojos cerrados con fuerza, y el corazón latiéndome tan rápido que pensé que iba a darme un infarto. Una ráfaga gélida me recorrió el cuerpo entero, y me puse a temblar de forma incontrolada.
Aquello no podía estar pasándome, no debía ser real y sin embargo estaba ocurriendo. Aunque el pánico me dominaba logré convencerme de que se trataba de una pesadilla causada por el insomnio, y que no había nadie a mi lado. Intenté moverme, pero estaba tan aterrorizando que tuve que hacer un esfuerzo para girar la cabeza poco a poco hacia mi izquierda, y sentí como la corriente gélida me helaba la cara. Aunque el miedo me estaba corroyendo por dentro, conté hasta diez, abrí los ojos de golpe y…
Grité… grité con toda mi alma hasta desgarrarme las cuerdas bocales y hacer que mis alaridos resonaran por todo el bloque. Cuando el casero irrumpió en mi habitación yo aún estaba gritando en estado de shock. No podía quitarme de la cabeza lo que había visto… aquella mujer que me observaba con un gesto de terror indescriptible, y una mirada triste, tan triste…
El casero me hizo callar a guantadas, y logré controlarme un poco. Me extraño mucho que el casero no me pidiera explicaciones por tantos gritos; se limitó a echarme la bronca por armar ruido y se marchó otra vez a su habitación. No estoy muy seguro, pero juraría que lo noté nervioso, quizás demasiado nervioso.
A la mañana siguiente, yo aún seguía impactado por lo ocurrido por la noche, y me encontré al salir de la casa a Dolores, la única vecina del bloque que conocía, que me preguntó que tal me encontraba. Le respondí que bien, y estuvimos hablando un rato acerca del casero. Por lo visto, no le caía bien a nadie del bloque. Tenía fama de ser un maleducado y un violento, y al poco de estar hablando salió el tema de su mujer.
La pobre Carmen, la de palizas que tuvo que aguantar de ese cerdo antes de que dejarnos….Comentó Dolores
¿Como murió?.
La encontraron muerta en la habitación en la que duermes tú ahora. Dijeron que se había suicidado, pero a mi no me engañan. Estoy segura de que la mató su marido, y se las apañó para que pareciera un suicidio.
Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo y subí corriendo a la casa a recoger mis cosas. No pensaba pasar allí ni un solo día más. Cuando ya lo tenía todo listo para irme, revolviendo entre los cajones encontré una vieja foto bastante descolorida. Por la parte posterior de la foto, podía leerse en una letra bastante mala:
Viaje de Carmen a Segovia, enero de 1.987
Se me heló la sangre al verla. Era ella, no cabía duda. La mujer que había visto cuando abrí los ojos, frente a mí, con su terrorífico gesto de terror, y su tristeza abrumadora. Guardé la foto en su cajón y huí de aquel lugar corriendo todo lo rápido que pude. Por temor a que me tomaran por loco no le conté lo que me había sucedido a nadie, y nunca más volví a saber de aquel casero, ni de su difunta mujer.
Tras esta experiencia tuve varias crisis de insomnio, no podía dormir y estuve estar en terapia psicológica algunos meses. Ahora que han pasado casi dos años desde que pasó esto ya lo veo como algo lejano, que parece no haber ocurrido nunca. Sin embargo, en algunas noches frías de invierno aún me parece ver en sueños los ojos muertos de aquella mujer, y escuchar su respiración entrecortada al otro lado de la cama…
una visita a la 1:30 am
Al parecer todo había sido mi culpa pues fue mi idea abrir ese famoso café Internet en la zona satélite en la zona baja de Potosí (Bolivia), tenia que llegar el día en que uno de mis caprichos se vería frustrado y mal visto por muchos. “Dios por que tenia que suceder en mi café Internet”.
Me llamo Jorge era el año 2005 y tenia 17 años ese año en mi familia surgió la idea de poner un negocio en casa, como era obvio yo opté por mis intereses, por la tecnología yo deseaba un café Internet, me costó mucho convencerlos pero ya me ven aquí estoy narrándoles esto.
El Café Internet ya se encontraba trabajando y pues funcionaba tal y como lo había deseado además aprovechaba para jugar con mis amigos, generalmente yo atendía por las noches y lo hacia hasta tarde algunas veces hasta 1:30 am. o a veces mas.
Un dia jueves me quedé a descargar música y a chatear con algunos amigos ya eran las 1:30 am. y no había cerrado el café aún, fue entonces que alguien entró, se trataba de una chica muy linda pero un poco morena quería decirle que ya cerraría, pero algo me detuvo y no se lo dije.
Ella simplemente se sentó en la maquina 9 y utilizó la computadora sin decir nada igual que muchos otros clientes, sentía ganas de ir al baño y como vi que ella estaba muy en lo suyo no me preocupé y fui, al volver del baño como era lógico ella ya no estaba habrían pasado a lo mucho 5 minutos. Me preocupaba si se había robado algo pero se robó mi atención.
Pasaron los días como si nada hasta que fue Jueves otra vez, la verdad yo deseaba que ella volviera a presentarse y así fue se ella se presentó a las 1:30 con las misma ropa como en la primera vez un pantalón jean y una chaqueta oscura, quería hacer charla con ella y me acordé que el anterior jueves ella se había ido sin pagar y pensaba en utilizarlo como entrada y entonces le dije: “Espero que esta noche no me deje solito, no se preocupe por el dinero de la anterior semana pero espero que siquiera me diga su nombre”..., me sentí tan tonto al no escuchar ninguna respuesta tuvieron que pasar largos segundos para que dijera: “Soy Adriana solo necesito 5 minutos del Internet, lo siento pero no puedo pagarle hoy se lo pagaré pronto lo juro y por favor le agradeceré que me deje sola para poder llegar a casa rápido”.
Me quedé callado para pensar que hacer pero simplemente me fui a mi computadora y al poco rato ella se fue. Esa noche me sentía intrigado por que no sabia como acercarme a ella pues sentía cierta atracción.
Los días pasaban y el café Internet tenia mas clientes incluso había personas que colocaban en nuestra puerta avisos de todo tipo desde avisos comerciales hasta avisos de extravíos. Bueno otra vez llegó el jueves como si nada y como era de esperar ella se presentó pero esta vez solo permanecí callado, esta vez esperé a que ella se fuera salí tras de ella para ver por donde se iría, ella caminaba calle arriba muy rápidamente podría decirse que hasta corría, era algo muy raro pues se alejaba muy rápidamente. Decidí volver dentro pero antes de entrar noté que la puerta tenia mas avisos, un pequeño escalofrío hizo que dirigiera mi vista a un aviso: entonces la vi, era ella, Adriana, me quedé sorprendido pero mas me impactó el contenido del aviso.
Según el aviso Adriana había desaparecido hace mas de 2 meses, por mayo. No me quedaba duda de que era ella, me sentía culpable por haber recibido a una extraña cada jueves solo podía hacer lo mas lógico llamar a su familia.
Pasado ese día me comuniqué con su madre para contarle todo, me sorprendió su reacción pues a pesar de todo no había perdido la esperanza de que su hija apareciera, en su llanto me dijo que ella es su única familia, finalmente acordamos que el siguiente jueves vendría a mi café para hablar con su hija, también quedamos que solo nosotros dos solucionaríamos esto.
Llegó el día jueves y su madre esperaba paciente pero no había rastro de ella, pasaron las horas y Adriana no aparecía de alguna forma, pensé que ella se dio cuenta de todo y quería evitar a su madre. Ya eran las 3:00 am. Y la madre decidió irse y se fue tratándome de mentiroso de un insensible, no le respondí nada pues hasta pensé que yo estaba loco y que lo había soñado, cuando decidí cerrar el café Internet apareció ella, simplemente ocupó su máquina 9, como siempre y como siempre lo hizo en completo silencio, permanecí callado al pasar unos cuantos minutos le dije: “La policía te busca, tu madre también por que no regresas a casa” – pero no me respondió absolutamente nada, fue entonces que le dije que esta vez no la dejaría ir y entonces ella se puso de pie y se dirigía a la puerta pero me atreví a tomarla del brazo, mala idea.
Oh Dios lo que sentí ese momento, el frio mas puro y congelado desgarró mi cuerpo, sentí que mi brazo se había desprendido de mi cuerpo, todo indicaba que ni siquiera la toqué. Entonces cai en el piso y me quedé allí para poder recuperar la sensibilidad.
Al día siguiente fui con su madre le expliqué todo, pero no me creyó ni una palabra, ella solo quería que la dejara en paz, entonces le rogué que por lo menos me dijera que pasó el día en que desapareció y ella respondió: “fue a mandar un correo por Internet a su enamorado que estaba fuera de la ciudad” y en un segundo mi cabeza se llenó de de ideas pero no sacaba una conclusión lógica para que ella estuviera desaparecida, pero no de Café Internet…… Dios por que tuvo que ser mi café Internet.
Ese día mientras almorzaba no podía dejar de pensar en Adriana y sin darme cuenta la respuesta a mi intriga se desarrollaba en la televisión.
“Hace algunos horas en la zona baja de la zona Satélite se hizo el levantamiento de un cuerpo se trataría de la señorita Adriana Quintana López quién habría sido declarada desaparecida hace un par de meses, al parecer todo indica que la chica se habría suicidado tirándose del puente que se encuentra en esa zona, en su vestimenta se encontró una carta dirigida a su madre la cual ya esta en manos de ella”.
El sudor se apoderó de mi cuerpo como nunca, no lo podía creer que era aquello que venia a mi café cada jueves. Ese día cerré temprano aunque fuera viernes pero sentía miedo por que tarde o temprano llegaría jueves.
Llegó el día y cerré aún mas temprano y me fui a mi habitación para dormir, pero no podía conciliar el sueño, el silencio se apoderó de mi habitación que incluso podía oír los latidos de mi corazón, pero pronto se presento otro sonido, provenía de mi café Internet todo indicaba que alguien trataba de entrar al salón el sonido despertó a mi familia y junto conmigo fuimos a ver que pasaba, al llegar al salón del café como era lógico no había nadie, pero fue una frase de mi padre que me dejo paralizado “La máquina 9 sigue encendida alguien apáguenla de una vez y vayámonos a dormir”, era cierto la máquina estaba encendida y en la mesita de esta había unas cuantas monedas, sentía que un trozo de hielo pasaba por mi espalda, era el terror mas puro en mi cuerpo.
Al día siguiente me enteré que el cuerpo de Adriana permanecía aún en la morgue por el motivo de su autopsia y que ese mismo día o sea viernes se procedería a su entierro. Llegó el día jueves y de alguna manera sabia que nada pasaría de alguna forma su misa o su entierro apaciguó su alma, al menos eso creo pues desde entonces no hay mas presencia que de los vivos en mi café Internet.
aparcamiento de camiones
Me llamo Jose, tengo 28 años y trabajo como vigilante nocturno en un aparcamiento de camiones que hay a las afueras de mi pueblo. Bien, voy a contar lo que me pasó hace dos semanas, mientras cumplía mi turno.
LLegué al aparcamiento a las doce como siempre, cerré la cancela con candado y me entré en la caseta donde me quedo. Allí, encendí la estufa, me senté y empecé a leer. Al principio, la noche estaba tranquila, pero al cabo de una hora o así, escuché el motor de un camión y al mirar por la ventana, vi, que efectivamente había un camión, esperando para entrar. Me puse la cazadora, salí y abrí la cancela para que el camión entrara. Después de aparcar, la puerta del camión se abrió y bajó un hombre al que yo no conocía:
Buenas noches saludé.
Buenas noches respondió el.
Luego guardó sus cosas en un coche y antes de montarse, me dió una botella de vino y me encargó que se la diese a Juan, el jefe del aparcamiento. Luego se despidió, se montó en el coche y se fué. Bueno, pues la noche, siguió normal, pero lo que da miedo viene ahora. A la mañana siguiente fui al aparcamiento a buscar a Juan para darle la botella. Lo encontré en la caseta, me acerqué a él y le dije:
Juan, esta botella la han traido para usted.
¿Quién la ha traido? preguntó él.
Yo le expliqué lo de la noche anterior y al acabar, Juan, me dijo:
Jose, eso no puede ser.
Que si, Juan, que un hombre estuvo aqui con un gran camión azul, y lo aparcó justo allí.
Entonces al darme la vuelta vi que el camión no estaba. Me quedé helado y aún me quedé más cuando Juan me explicó:
Jose, el camionero que dices, se llamaba Damián y hace dos meses, salió para Alemania. Yo le pedí que me trajera una botella de vino de allí que dicen que es muy bueno, pero cuando Damián volvía de su viaje, tuvo un accidente y murió.
Yo me quedé de piedra y me fui a casa. Todavía sigo trabajando como vigilante, pero sigo sin entender lo que pasó, aunque creo que aquella noche, el espíritu de Damián, vino para traer la botella a su amigo y así descansar en paz.
el libro del arte
Bajo aquel antiguo inmueble, pasto de innumerables historias, donde el paso del tiempo ya habia dejado su peculiar marca, se descubría un pequeño museo de estanterias ya ajadas, de estilo posiblemente barroco. Y digo barroco, porque su decoración era muy recargada, compleja, de madera muy oscura, donde cientos de linternas como las del siglo XIX colgaban de las paredes pareciendo luciernagas y dando a la madera colindante un color muy peculiar; que bien de dia era bello contemplarlas, pero de noche era aterrador pues los muebles y estanterias adoptaban un color pálido. Sin embargo el recibidor no era si no elegante con bellas columnas a los laterales y con capiteles ornamentados con motivos florales, hecho que contrastaba con el interior del edificio.
Y bien os describo el lugar porque en su interior hechos insólitos ocurrian. Golpes, luces en medianoche, alarmas que saltaban sin motivo aparente eran sucesos que se daban lugar en este modesto museo de antiguedades del renacimiento y barroco. Pero a diferencia del resto de casas encantadas, estos sucesos no estaban ligados a fantasmas ni muertos de otra dimensión, si no a un misterioso teclado, concretamente a un clavicordio francés de finales del siglo XVII, que estaba pendiente de restauración pero que no estaba expuesto. Aguardaba en un pequeño almacen lleno de polvo, quizas incluso con huellas todavia calientes de algún aristócrata del barroco francés que en un pasado no muy remoto ofrecia
conciertos de cámara a sus amigos.
Si bien era bonito el paisaje de la cubierta del clave, no eran tan bonitos los hechos que tras el se ocultaban. Más de un vigilante asegura haber oido pasos en la habitación contigua al almacen, música e incluso gritos que erizaban los pelos. Pero ningún empleado nocturno a osado ni siquiera pisar el almacen, pese a que su condición física fuera excelente o su aparente psicología inamovible por cualquier falsa leyenda urbana. Lo más extraño a destacar sin embargo son aquellos dos incendios ficticios que han dado mucho material sensacionalista a la prensa, de posibles pirómanos invisibles a los ojos de una administración que no hace nada al respecto.
Para calmar tensiones, aunque se generase el efecto contrario, se dispuso de 4 cámaras en el almacenillo. Un equipo de vigilancia de red de circuito cerrado permanecia inmovil atentos de cualquier elemento extraño y pendientes de la aparición de cualquier cosa que resultase de naturaleza sobrenatural. De hecho, los pirómanos hicieron esta vez de las suyas. Cuando uno de los vigilantes miraba una de las cámaras se percató de que de dentro del clave se estaba levantando una columna de humo muy denso que en un par de minutos hizo imposible la visibilidad de todas las cámaras, pero cuando los vigilantes iban avisar de lo que ocurria al vigilante de ronda se oyeron unos terroríficos gritos, de potencia descomunal que alertaron a todos los vecinos. Los vigilantes no lograban aguantar el dolor por el ruido y se tapaban los oidos como podian pero sus timpanos cedian bruscamente y uno a uno fue quedandose sordo en menos de diez minutos. Cuando llegó la policia los ruidos cesaron de forma súbita, del clave apenas salia humo y el inmueble recobró la tranquilidad, pero los vecinos no.
Incidentes como este fueron cada vez más habituales, de forma que se tuvo que recurrir a un sacerdote para que bendeciese la casa, y más concretamente el clave del almacenillo. Se le llamó un 23 de octubre, y el 25 ya estaba preparado en la sala principal para hacer su trabajo. Pasó durante un cuarto de hora por todo el museo, y ya era hora de entrar al temido almacenillo, pero cuando le tocaba entrar, abrió la puerta lentamente, asomando solo parte de su cabeza, y entró con mucha cautela, con conocimiento de lo que allí ocurria, y divisó al fondo de la sala el clave, que permanecia intacto. Cerró la puerta despacio, pero diez segundos después, se oyó un estrépito en el almacenillo y se vió al sacerdote huyendo despavorido del museo, cerrando tras sí, violentamente, todas las puertas como si algo le persiguiese.Y sin decir adios desapareció para siempre y el almacenillo quedó sin bendecir.
Después de este incidente se contactó con un parapsicólogo que tuviese animos de realizar un trabajo más racional que el sacerdote y con la sangre fria suficiente como para entrar en el almacenillo. El parapsicólogo realizó su trabajo, que giró en torno al clave, y logró hallar un misterioso libro en un hueco entre la tapa del clave y las cuerdas, con apariencia informal y no muy extenso en número de páginas. Ante el asombro de todos el libro fue abierto y se encontraron escrituras en latín, al menos eso parecia, que por el desconocimiento de todos no pudo ser leido y se prestó a un estudioso de las lenguas para que lo tradujese correctamente.
Y bien que lo tradujo pues mostraba detalladamente como yo, en mi magnífica casa, tenía costumbre de introducir a mis sirvientes en el pequeño espacio que quedaba entre la tapa y las cuerdas y como yo habia, ante el aburrimiento, ideado un mecanismo mediante el cual los martillos llevaban solapados unos pinchos metálicos, por lo que cada pulsación significaba un pinchazo profundo en alguna parte del cuerpo y un suplicio. Y mis victimas morian o desangradas o asfixiadas en el interior del clave entre gritos aterradores. ¿Nadie os ha dicho que el verdadero arte es sangre y sudor? Pues bien, yo hacia arte. Ahora tras el paso de los siglos mis victimas reviven una y otra vez sus suplicios, el pasado se conecta con el futuro y el futuro con el pasado. Ahora puedes ser tu la victima, la historia se repite y nunca, nunca bajes la guardia.
el primero
miedo a estar sola
Son las 3 de la mañana... No consigo conciliar el sueño.
No sé que me pasa desde esta tarde, la cabeza no para de darme vueltas, y de vez en cuando todo se vuelve oscuro, mi corazón se acelera estrepitosamente y no puedo dejar de temblar.
Me preguntó por qué precisamente hoy me han dejado sola en casa, hoy que hace 1 año exactamente desde la muerte de mi prima Vero, que vivía en casa con nosotros porque tuvimos que llevar a mi tía a un psiquiátrico después de la muerte de su marido.
Yo quería mucho a mi prima, era la hermana pequeña que nunca tuve, y lo que sucedió me impactó mucho, tal vez demasiado. Era la primera vez que veía la muerte tan de cerca...
¡Ah! ¿Qué habrá sido ese ruido? He oído como si dieran un golpe en la pared, pero seguro que es mi imaginación... Por mucho que pasen los años, no me gusta quedarme sola en casa por la noche, pero... ¿otro ruido? Creo que esto no es mi imaginación, pero seguro que son los vecinos, que parece que no duerman nunca.
...
He conseguido dormir un poco, sin embargo son las 5 de la mañana todavía, y veo una extraña luz que asoma por la puerta de mi habitación... ¿mis padres habrán llegado? Es la única explicación que se me ocurre. Sí, eso debe ser, voy a llamar a mi madre y preguntarle cómo es que han venido hoy si volvían mañana, tal vez haya ocurrido algo.
¿Mamá, estáis aquí? ¿Qué ha sucedido? LLamó desde mi habitación, sin levantarme de la cama. Sin embargo no hayo respuesta alguna.
¿Mamá, me oyes? ¿Qué pasa? De nuevo, el más absoluto silencio.
Esto es demasiado extraño, no es normal que no me responda. Será mejor que me levante a ver que pasa, aunque sinceramente estoy un poco asustada... Me levanto de la cama, salgo de la habitación al pasillo y... Mi aliento se para en ese momento al contemplar la escena macabra...
...
Acabo de despertarme, estoy tirada en el pasillo, parece que me había desmayado. Veo el rostro preocupado de mi madre. Yo estoy temblando, no puedo quitarme de la cabeza lo que he visto, es imposible... ¿no me estaré volviendo loca? Comienzo a llorar y mi madre no hace más que preguntarme que ha sucedido, así que entre sollozos logro contárselo:
Anoche no podía dormir, y ví una luz en el pasillo. Me levanté a ver que era... y ví a mi prima Vero... y estaba clavándole un cuchillo a mi tía, mientras esta lloraba y se desangraba en el suelo...
Cielo, has tenido una pesadilla, tu prima murió y tu tía está en un psiquiátrico, lo que cuentas es absurdo. Además, tú ves alguna mancha en el pasillo...
El teléfono suena, y lo coge mi madre. Se está poniendo blanca por momentos... Cuelga el teléfono y me dice:
Tu tía falleció anoche alrededor de las 5 de la mañana. Tenía un cuchillo en la habitación y nadie se dió cuenta. Se lo clavó por el pecho y la tripa hasta morir desangrada. La han encontrado esta mañana, nadie se dió cuenta...
No sé si mi prima, o su espíritu, más bien, me avisó de lo ocurrido... O fue ella la que lo hizo... No sé qué pensar, pero estoy muy asustada y posiblemente esta noche no pueda conciliar el sueño.
panico en la noche
Lo que voy a contar me sucedió en el año 2.006 cuando me trasladé a Madrid a estudiar Medicina en su universidad. Estaba buscando un piso de alquiler barato por la zona céntrica, y cuando ya lo daba por algo imposible encontré la oferta de alquiler de una habitación, en pleno centro. No tenía pensado alquilar solo una habitación, y aunque el casero era un cincuentón desagradable el precio era tan bajo que decidí aceptar hasta que encontrara algo mejor.
Me instalé a los dos días y tras pasar una semana en aquel lugar, decidí que me marcharía lo antes posible. Como sospechaba, el casero era una persona detestable, con la que intentaba hablar solo lo imprescindible, y si podía evitar encontrármelo, mejor. Sin embargo, el no era el principal motivo. Había algo en aquella casa que me inquietaba.
Era una extraña sensación que flotaba en el ambiente, y que me ponía los pelos de punta. En mi habitación, la temperatura siempre era más baja que en el resto de la casa, y por las noches me invadía una sensación de frío que me impedía dormir bien.
Todo crujía en aquel viejo caserón, y durante mis noches de insomnio podía escuchar el más mínimo sonido que hicieran los vecinos, el ruido lejano del ascensor, o el goteo de las cañerías. Me levantaba cansado y con ojeras, y apenas si podía estudiar por las mañanas de lo agotado que quedaba.
Una noche me acosté tarde después de haber pasado varias horas estudiando, y como de costumbre, no pude dormir. Me entretuve escuchando el soniquete de un lejano programa de televisión, que algún vecino tenía puesto. En aquel momento creí escuchar una respiración entrecortada, y asustado dejé de respirar de golpe. Esperé un segundo...dos segundos...tres segundos...debía haber sido mi imaginación…y entonces, la escuché de nuevo.
Era muy débil, casi un suspiro, y provenía del hueco de la cama que quedaba a mi izquierda. Me quedé paralizado como una piedra, escuchando aquella respiración entrecortada a menos de diez centímetros de mí. Tenía los ojos cerrados con fuerza, y el corazón latiéndome tan rápido que pensé que iba a darme un infarto. Una ráfaga gélida me recorrió el cuerpo entero, y me puse a temblar de forma incontrolada.
Aquello no podía estar pasándome, no debía ser real y sin embargo estaba ocurriendo. Aunque el pánico me dominaba logré convencerme de que se trataba de una pesadilla causada por el insomnio, y que no había nadie a mi lado. Intenté moverme, pero estaba tan aterrorizando que tuve que hacer un esfuerzo para girar la cabeza poco a poco hacia mi izquierda, y sentí como la corriente gélida me helaba la cara. Aunque el miedo me estaba corroyendo por dentro, conté hasta diez, abrí los ojos de golpe y…
Grité… grité con toda mi alma hasta desgarrarme las cuerdas bocales y hacer que mis alaridos resonaran por todo el bloque. Cuando el casero irrumpió en mi habitación yo aún estaba gritando en estado de shock. No podía quitarme de la cabeza lo que había visto… aquella mujer que me observaba con un gesto de terror indescriptible, y una mirada triste, tan triste…
El casero me hizo callar a guantadas, y logré controlarme un poco. Me extraño mucho que el casero no me pidiera explicaciones por tantos gritos; se limitó a echarme la bronca por armar ruido y se marchó otra vez a su habitación. No estoy muy seguro, pero juraría que lo noté nervioso, quizás demasiado nervioso.
A la mañana siguiente, yo aún seguía impactado por lo ocurrido por la noche, y me encontré al salir de la casa a Dolores, la única vecina del bloque que conocía, que me preguntó que tal me encontraba. Le respondí que bien, y estuvimos hablando un rato acerca del casero. Por lo visto, no le caía bien a nadie del bloque. Tenía fama de ser un maleducado y un violento, y al poco de estar hablando salió el tema de su mujer.
La pobre Carmen, la de palizas que tuvo que aguantar de ese cerdo antes de que dejarnos….Comentó Dolores
¿Como murió?.
La encontraron muerta en la habitación en la que duermes tú ahora. Dijeron que se había suicidado, pero a mi no me engañan. Estoy segura de que la mató su marido, y se las apañó para que pareciera un suicidio.
Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo y subí corriendo a la casa a recoger mis cosas. No pensaba pasar allí ni un solo día más. Cuando ya lo tenía todo listo para irme, revolviendo entre los cajones encontré una vieja foto bastante descolorida. Por la parte posterior de la foto, podía leerse en una letra bastante mala:
Viaje de Carmen a Segovia, enero de 1.987
Se me heló la sangre al verla. Era ella, no cabía duda. La mujer que había visto cuando abrí los ojos, frente a mí, con su terrorífico gesto de terror, y su tristeza abrumadora. Guardé la foto en su cajón y huí de aquel lugar corriendo todo lo rápido que pude. Por temor a que me tomaran por loco no le conté lo que me había sucedido a nadie, y nunca más volví a saber de aquel casero, ni de su difunta mujer.
Tras esta experiencia tuve varias crisis de insomnio, no podía dormir y estuve estar en terapia psicológica algunos meses. Ahora que han pasado casi dos años desde que pasó esto ya lo veo como algo lejano, que parece no haber ocurrido nunca. Sin embargo, en algunas noches frías de invierno aún me parece ver en sueños los ojos muertos de aquella mujer, y escuchar su respiración entrecortada al otro lado de la cama…
una visita a la 1:30 am
Al parecer todo había sido mi culpa pues fue mi idea abrir ese famoso café Internet en la zona satélite en la zona baja de Potosí (Bolivia), tenia que llegar el día en que uno de mis caprichos se vería frustrado y mal visto por muchos. “Dios por que tenia que suceder en mi café Internet”.
Me llamo Jorge era el año 2005 y tenia 17 años ese año en mi familia surgió la idea de poner un negocio en casa, como era obvio yo opté por mis intereses, por la tecnología yo deseaba un café Internet, me costó mucho convencerlos pero ya me ven aquí estoy narrándoles esto.
El Café Internet ya se encontraba trabajando y pues funcionaba tal y como lo había deseado además aprovechaba para jugar con mis amigos, generalmente yo atendía por las noches y lo hacia hasta tarde algunas veces hasta 1:30 am. o a veces mas.
Un dia jueves me quedé a descargar música y a chatear con algunos amigos ya eran las 1:30 am. y no había cerrado el café aún, fue entonces que alguien entró, se trataba de una chica muy linda pero un poco morena quería decirle que ya cerraría, pero algo me detuvo y no se lo dije.
Ella simplemente se sentó en la maquina 9 y utilizó la computadora sin decir nada igual que muchos otros clientes, sentía ganas de ir al baño y como vi que ella estaba muy en lo suyo no me preocupé y fui, al volver del baño como era lógico ella ya no estaba habrían pasado a lo mucho 5 minutos. Me preocupaba si se había robado algo pero se robó mi atención.
Pasaron los días como si nada hasta que fue Jueves otra vez, la verdad yo deseaba que ella volviera a presentarse y así fue se ella se presentó a las 1:30 con las misma ropa como en la primera vez un pantalón jean y una chaqueta oscura, quería hacer charla con ella y me acordé que el anterior jueves ella se había ido sin pagar y pensaba en utilizarlo como entrada y entonces le dije: “Espero que esta noche no me deje solito, no se preocupe por el dinero de la anterior semana pero espero que siquiera me diga su nombre”..., me sentí tan tonto al no escuchar ninguna respuesta tuvieron que pasar largos segundos para que dijera: “Soy Adriana solo necesito 5 minutos del Internet, lo siento pero no puedo pagarle hoy se lo pagaré pronto lo juro y por favor le agradeceré que me deje sola para poder llegar a casa rápido”.
Me quedé callado para pensar que hacer pero simplemente me fui a mi computadora y al poco rato ella se fue. Esa noche me sentía intrigado por que no sabia como acercarme a ella pues sentía cierta atracción.
Los días pasaban y el café Internet tenia mas clientes incluso había personas que colocaban en nuestra puerta avisos de todo tipo desde avisos comerciales hasta avisos de extravíos. Bueno otra vez llegó el jueves como si nada y como era de esperar ella se presentó pero esta vez solo permanecí callado, esta vez esperé a que ella se fuera salí tras de ella para ver por donde se iría, ella caminaba calle arriba muy rápidamente podría decirse que hasta corría, era algo muy raro pues se alejaba muy rápidamente. Decidí volver dentro pero antes de entrar noté que la puerta tenia mas avisos, un pequeño escalofrío hizo que dirigiera mi vista a un aviso: entonces la vi, era ella, Adriana, me quedé sorprendido pero mas me impactó el contenido del aviso.
Según el aviso Adriana había desaparecido hace mas de 2 meses, por mayo. No me quedaba duda de que era ella, me sentía culpable por haber recibido a una extraña cada jueves solo podía hacer lo mas lógico llamar a su familia.
Pasado ese día me comuniqué con su madre para contarle todo, me sorprendió su reacción pues a pesar de todo no había perdido la esperanza de que su hija apareciera, en su llanto me dijo que ella es su única familia, finalmente acordamos que el siguiente jueves vendría a mi café para hablar con su hija, también quedamos que solo nosotros dos solucionaríamos esto.
Llegó el día jueves y su madre esperaba paciente pero no había rastro de ella, pasaron las horas y Adriana no aparecía de alguna forma, pensé que ella se dio cuenta de todo y quería evitar a su madre. Ya eran las 3:00 am. Y la madre decidió irse y se fue tratándome de mentiroso de un insensible, no le respondí nada pues hasta pensé que yo estaba loco y que lo había soñado, cuando decidí cerrar el café Internet apareció ella, simplemente ocupó su máquina 9, como siempre y como siempre lo hizo en completo silencio, permanecí callado al pasar unos cuantos minutos le dije: “La policía te busca, tu madre también por que no regresas a casa” – pero no me respondió absolutamente nada, fue entonces que le dije que esta vez no la dejaría ir y entonces ella se puso de pie y se dirigía a la puerta pero me atreví a tomarla del brazo, mala idea.
Oh Dios lo que sentí ese momento, el frio mas puro y congelado desgarró mi cuerpo, sentí que mi brazo se había desprendido de mi cuerpo, todo indicaba que ni siquiera la toqué. Entonces cai en el piso y me quedé allí para poder recuperar la sensibilidad.
Al día siguiente fui con su madre le expliqué todo, pero no me creyó ni una palabra, ella solo quería que la dejara en paz, entonces le rogué que por lo menos me dijera que pasó el día en que desapareció y ella respondió: “fue a mandar un correo por Internet a su enamorado que estaba fuera de la ciudad” y en un segundo mi cabeza se llenó de de ideas pero no sacaba una conclusión lógica para que ella estuviera desaparecida, pero no de Café Internet…… Dios por que tuvo que ser mi café Internet.
Ese día mientras almorzaba no podía dejar de pensar en Adriana y sin darme cuenta la respuesta a mi intriga se desarrollaba en la televisión.
“Hace algunos horas en la zona baja de la zona Satélite se hizo el levantamiento de un cuerpo se trataría de la señorita Adriana Quintana López quién habría sido declarada desaparecida hace un par de meses, al parecer todo indica que la chica se habría suicidado tirándose del puente que se encuentra en esa zona, en su vestimenta se encontró una carta dirigida a su madre la cual ya esta en manos de ella”.
El sudor se apoderó de mi cuerpo como nunca, no lo podía creer que era aquello que venia a mi café cada jueves. Ese día cerré temprano aunque fuera viernes pero sentía miedo por que tarde o temprano llegaría jueves.
Llegó el día y cerré aún mas temprano y me fui a mi habitación para dormir, pero no podía conciliar el sueño, el silencio se apoderó de mi habitación que incluso podía oír los latidos de mi corazón, pero pronto se presento otro sonido, provenía de mi café Internet todo indicaba que alguien trataba de entrar al salón el sonido despertó a mi familia y junto conmigo fuimos a ver que pasaba, al llegar al salón del café como era lógico no había nadie, pero fue una frase de mi padre que me dejo paralizado “La máquina 9 sigue encendida alguien apáguenla de una vez y vayámonos a dormir”, era cierto la máquina estaba encendida y en la mesita de esta había unas cuantas monedas, sentía que un trozo de hielo pasaba por mi espalda, era el terror mas puro en mi cuerpo.
Al día siguiente me enteré que el cuerpo de Adriana permanecía aún en la morgue por el motivo de su autopsia y que ese mismo día o sea viernes se procedería a su entierro. Llegó el día jueves y de alguna manera sabia que nada pasaría de alguna forma su misa o su entierro apaciguó su alma, al menos eso creo pues desde entonces no hay mas presencia que de los vivos en mi café Internet.
aparcamiento de camiones
Me llamo Jose, tengo 28 años y trabajo como vigilante nocturno en un aparcamiento de camiones que hay a las afueras de mi pueblo. Bien, voy a contar lo que me pasó hace dos semanas, mientras cumplía mi turno.
LLegué al aparcamiento a las doce como siempre, cerré la cancela con candado y me entré en la caseta donde me quedo. Allí, encendí la estufa, me senté y empecé a leer. Al principio, la noche estaba tranquila, pero al cabo de una hora o así, escuché el motor de un camión y al mirar por la ventana, vi, que efectivamente había un camión, esperando para entrar. Me puse la cazadora, salí y abrí la cancela para que el camión entrara. Después de aparcar, la puerta del camión se abrió y bajó un hombre al que yo no conocía:
Buenas noches saludé.
Buenas noches respondió el.
Luego guardó sus cosas en un coche y antes de montarse, me dió una botella de vino y me encargó que se la diese a Juan, el jefe del aparcamiento. Luego se despidió, se montó en el coche y se fué. Bueno, pues la noche, siguió normal, pero lo que da miedo viene ahora. A la mañana siguiente fui al aparcamiento a buscar a Juan para darle la botella. Lo encontré en la caseta, me acerqué a él y le dije:
Juan, esta botella la han traido para usted.
¿Quién la ha traido? preguntó él.
Yo le expliqué lo de la noche anterior y al acabar, Juan, me dijo:
Jose, eso no puede ser.
Que si, Juan, que un hombre estuvo aqui con un gran camión azul, y lo aparcó justo allí.
Entonces al darme la vuelta vi que el camión no estaba. Me quedé helado y aún me quedé más cuando Juan me explicó:
Jose, el camionero que dices, se llamaba Damián y hace dos meses, salió para Alemania. Yo le pedí que me trajera una botella de vino de allí que dicen que es muy bueno, pero cuando Damián volvía de su viaje, tuvo un accidente y murió.
Yo me quedé de piedra y me fui a casa. Todavía sigo trabajando como vigilante, pero sigo sin entender lo que pasó, aunque creo que aquella noche, el espíritu de Damián, vino para traer la botella a su amigo y así descansar en paz.
el libro del arte
Bajo aquel antiguo inmueble, pasto de innumerables historias, donde el paso del tiempo ya habia dejado su peculiar marca, se descubría un pequeño museo de estanterias ya ajadas, de estilo posiblemente barroco. Y digo barroco, porque su decoración era muy recargada, compleja, de madera muy oscura, donde cientos de linternas como las del siglo XIX colgaban de las paredes pareciendo luciernagas y dando a la madera colindante un color muy peculiar; que bien de dia era bello contemplarlas, pero de noche era aterrador pues los muebles y estanterias adoptaban un color pálido. Sin embargo el recibidor no era si no elegante con bellas columnas a los laterales y con capiteles ornamentados con motivos florales, hecho que contrastaba con el interior del edificio.
Y bien os describo el lugar porque en su interior hechos insólitos ocurrian. Golpes, luces en medianoche, alarmas que saltaban sin motivo aparente eran sucesos que se daban lugar en este modesto museo de antiguedades del renacimiento y barroco. Pero a diferencia del resto de casas encantadas, estos sucesos no estaban ligados a fantasmas ni muertos de otra dimensión, si no a un misterioso teclado, concretamente a un clavicordio francés de finales del siglo XVII, que estaba pendiente de restauración pero que no estaba expuesto. Aguardaba en un pequeño almacen lleno de polvo, quizas incluso con huellas todavia calientes de algún aristócrata del barroco francés que en un pasado no muy remoto ofrecia
conciertos de cámara a sus amigos.
Si bien era bonito el paisaje de la cubierta del clave, no eran tan bonitos los hechos que tras el se ocultaban. Más de un vigilante asegura haber oido pasos en la habitación contigua al almacen, música e incluso gritos que erizaban los pelos. Pero ningún empleado nocturno a osado ni siquiera pisar el almacen, pese a que su condición física fuera excelente o su aparente psicología inamovible por cualquier falsa leyenda urbana. Lo más extraño a destacar sin embargo son aquellos dos incendios ficticios que han dado mucho material sensacionalista a la prensa, de posibles pirómanos invisibles a los ojos de una administración que no hace nada al respecto.
Para calmar tensiones, aunque se generase el efecto contrario, se dispuso de 4 cámaras en el almacenillo. Un equipo de vigilancia de red de circuito cerrado permanecia inmovil atentos de cualquier elemento extraño y pendientes de la aparición de cualquier cosa que resultase de naturaleza sobrenatural. De hecho, los pirómanos hicieron esta vez de las suyas. Cuando uno de los vigilantes miraba una de las cámaras se percató de que de dentro del clave se estaba levantando una columna de humo muy denso que en un par de minutos hizo imposible la visibilidad de todas las cámaras, pero cuando los vigilantes iban avisar de lo que ocurria al vigilante de ronda se oyeron unos terroríficos gritos, de potencia descomunal que alertaron a todos los vecinos. Los vigilantes no lograban aguantar el dolor por el ruido y se tapaban los oidos como podian pero sus timpanos cedian bruscamente y uno a uno fue quedandose sordo en menos de diez minutos. Cuando llegó la policia los ruidos cesaron de forma súbita, del clave apenas salia humo y el inmueble recobró la tranquilidad, pero los vecinos no.
Incidentes como este fueron cada vez más habituales, de forma que se tuvo que recurrir a un sacerdote para que bendeciese la casa, y más concretamente el clave del almacenillo. Se le llamó un 23 de octubre, y el 25 ya estaba preparado en la sala principal para hacer su trabajo. Pasó durante un cuarto de hora por todo el museo, y ya era hora de entrar al temido almacenillo, pero cuando le tocaba entrar, abrió la puerta lentamente, asomando solo parte de su cabeza, y entró con mucha cautela, con conocimiento de lo que allí ocurria, y divisó al fondo de la sala el clave, que permanecia intacto. Cerró la puerta despacio, pero diez segundos después, se oyó un estrépito en el almacenillo y se vió al sacerdote huyendo despavorido del museo, cerrando tras sí, violentamente, todas las puertas como si algo le persiguiese.Y sin decir adios desapareció para siempre y el almacenillo quedó sin bendecir.
Después de este incidente se contactó con un parapsicólogo que tuviese animos de realizar un trabajo más racional que el sacerdote y con la sangre fria suficiente como para entrar en el almacenillo. El parapsicólogo realizó su trabajo, que giró en torno al clave, y logró hallar un misterioso libro en un hueco entre la tapa del clave y las cuerdas, con apariencia informal y no muy extenso en número de páginas. Ante el asombro de todos el libro fue abierto y se encontraron escrituras en latín, al menos eso parecia, que por el desconocimiento de todos no pudo ser leido y se prestó a un estudioso de las lenguas para que lo tradujese correctamente.
Y bien que lo tradujo pues mostraba detalladamente como yo, en mi magnífica casa, tenía costumbre de introducir a mis sirvientes en el pequeño espacio que quedaba entre la tapa y las cuerdas y como yo habia, ante el aburrimiento, ideado un mecanismo mediante el cual los martillos llevaban solapados unos pinchos metálicos, por lo que cada pulsación significaba un pinchazo profundo en alguna parte del cuerpo y un suplicio. Y mis victimas morian o desangradas o asfixiadas en el interior del clave entre gritos aterradores. ¿Nadie os ha dicho que el verdadero arte es sangre y sudor? Pues bien, yo hacia arte. Ahora tras el paso de los siglos mis victimas reviven una y otra vez sus suplicios, el pasado se conecta con el futuro y el futuro con el pasado. Ahora puedes ser tu la victima, la historia se repite y nunca, nunca bajes la guardia.