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Viendo que ahora son tiempos de crisis y la solucion aparente que estan dando varios gobiernos ( Incluyendo el Mexicano) Es una serie de politicas keynesianas para solventar la crisis. En este tema pondre varios articulos donde se refuta la validez de la Teoria Keynesiana.
El Dinero,El Credito Y la Produccion.
Y continuamos con el segundo error importante de Keynes su idea del dinero…
El segundo error importante de Keynes es su idea de que el dinero es un mero “bono de compra”, un “derecho de compra”
Pues no, el dinero es mucho más que eso, mucho más que un convenio explícito creado por el gobierno para facilitar el intercambio. El dinero es un BIEN, una mercancía, y tiene una propiedad muy importante es el más líquido de todos los bienes. Y por liquidez damos a entender que cualquiera está dispuesto a dar cualquier bien menos líquido por éste por la facilidad que tiene de intercambiarse por otros bienes diferentes.
Las ideas cuantitativas del dinero son muy limitadas; esto es que el valor dinero está regulado por su cantidad, es decir la relación entre la cantidad de dinero y el volumen de mercancías era la que determinaba su "poder adquisitivo". No hay tal, los mercados no son estáticos, no hay equilibrio, esto no existe en la realidad. La realidad es que no hay un precio sino dos, el ofrecido y el pedido, el precio que pedía el mercado siempre es superior al ofrecido, si no se quiere regatear y deshacerse rápido de la mercancía, se tendrá que aceptar el precio ofrecido en cambio si se desea adquirir la mercancía se deberá aceptar el precio pedido. La diferencia entre precios ofrecido y pedido que se llama margen y éste normalmente crece conforme se aumenta el volumen de mercancías que quieren sacarse en el mercado quien intente vender por ejemplo mil libros usados evidentemente tendrá que ofrecer un descuento importante si quiere sacarlos todos o uno a uno. Sin embargo, no todos los bienes son iguales, cuando al aumentar el volumen no cambian tanto los precios entonces la mercancía es muy líquida, así los dueños de mercancías más liquidas podían intercambiar sus bienes con menos riesgo de sufrir quebranto que los propietarios de mercancías menos liquidas.
Mucho antes de la aparición del dinero, la idea de la liquidez ya estaba presente en la mente de todo productor con excedentes. Todo productor estaba dispuesto a cambiar sus excedentes por mercancías más líquidas, aun en el caso de no tener necesidad de ellas o de haber satisfecho ya todas las posibles necesidades que tenía de estos bienes. Al hacerlo sabía que adquiría dominio sobre bienes que podían ser cambiados por los excedentes de otros productores, que si necesitaba, con mayor facilidad y menores pérdidas. Por tanto el cambio indirecto apareció mucho antes que el dinero. La distinción entre comprar y vender existía ya mucho antes de que se reconociese cualquier "medio de intercambio". "Vender" significaba cambiar una mercancía menos líquida por otra más liquida. "Comprar" significaba lo contrario.
Así dinero y liquidez son cosas diferentes, aunque claro conectadas una con la otra.
El proceso de mercado elevó a una sola mercancía, el oro, a la categoría de mercancía más liquida. Fue así como el oro se convirtió en dinero aunque haya sido reemplazado, para nuestra desgracia por el dinero fiduciario y el oro reducido a commodity (materia prima) para complacencia de los gobiernos dispendiosos, pero ese es otro tema que aunque conectado merece un análisis aparte.
Esta forma de ver el dinero, como la mercancía más líquida, nos muestra además los fundamentos teóricos de la soberanía del consumidor y la posición subordinada del productor. El consumidor, gracias al poder que le proporciona la liquidez, puede elegir y rechazar. Puede comprar o no comprar. El productor, sin embargo, posee algo menos líquido y no tiene elección. Tiene que vender o si no, abandonar el negocio. Ninguna producción puede ser mantenida si no proporciona los bienes de la mayor calidad al menor precio y más urgentemente demandados por los consumidores. "El fin de toda la actividad económica es la mejor y más abundante satisfacción de las necesidades al menor coste posible".
Estas palabras contienen toda la fuerza de los mercados, y explican por sí misma su funcionamiento.
Visto así como una mercancía, líquida, el dinero tiene otra propiedad importante: Se puede atesorar, se puede guardar, y como mercancía se puede “vender” y “comprar”, en un mercado, habrá en el público quien tenga excedentes de liquidez, y hay otros que quisieran tener esa liquidez para cambiarla por algún otro bien, entonces recurren al mercado para obtener el dinero o la liquidez deseada a un precio, sí el dinero tiene precio, o mejor dicho dos precios como ya hemos establecido, el pedido y el ofrecido, pero ¿Cuál es el precio del dinero? Las tasas de interés. Además existe implícito en la tasa de interés un factor que los nominalistas no consideran: El TIEMPO. El precio del dinero trae implícito el factor tiempo y surge así el crédito. El comprador del dinero obtiene el dinero y se compromete a pagar un interés, esto es regresar al poseedor de la liquidez un sobreprecio en un tiempo determinado. Esto se llama crédito.
Así, cuando el dinero es escaso, por que el trabajador no ahorra, y no existe suficiente dinero para satisfacer la demanda de los que desean liquidez, el precio del dinero sube, esto es la tasa de interés, y, por el contrario, si mucha gente ahorra y los trabajadores tienen mucha liquidez, estarán dispuestos a cambiar su liquidez por otro tipo de mercaderías menos líquidas, o bien obtener una tasa de interés más baja.
Con esta idea del dinero pasemos a discutir su relación con la producción de bienes y servicios:
Lo primero que debe tomarse en cuenta es que lo que mueve al empresario es la ganancia, la rentabilidad, y no las ventas por si mismas. Por esto el análisis debe centrarse en el de los márgenes de beneficio existentes en las diversas ramas y etapas de la producción. Puesto que el beneficio se obtiene deduciendo los costes del total de ingresos por ventas, no existe dificultad en demostrar que un menor nivel de consumo y un mayor volumen de ahorro e inversión, reduce los costes financieros (la cantidad que pagan por intereses) de las empresas. Las explotaciones industriales que funcionaban con grandes inversiones de capital, veían de esta forma incrementado su margen de beneficio. Keynes y los inflacionistas han omitido que, si bien el dinero que no se dedicaba al consumo deprimía el precio y las ventas de bienes de consumo, también abarataba el coste en intereses de las empresas. El dinero que se destinaba nuevamente a demandar bienes de inversión hacía subir el precio de éstos, elevando así el margen de beneficio de sus fabricantes. De este modo, los factores productivos antes dedicados a producir bienes de consumo, se veían ahora atraídos a la fabricación de bienes de equipo y maquinaria.
También Keynes se equivoca y el economista de la escuela Austriaca, Hayek se muestra especialmente crítico con la visión keynesiana de los bienes de producción, como un fondo homogéneo y unitario, que responde automáticamente a los cambios en la demanda de bienes de consumo. Como hemos visto, los bienes se ordenan según su mayor o menor distancia del consumo final. Es bien conocido que las empresas tienen en cartera y valoran infinidad de proyectos, algunos de ellos son investigación, desarrollo e innovación. Existen proyectos que tardan decenas de años en amortizarse y otros que concluyen en el mismo periodo de inicio. En algunos proyectos, no se empiezan a tener ventas hasta transcurridos varios años. No es el consumo presente, sino el coste de la financiación el aspecto crítico, en todo este tipo de inversiones, que podemos llamar capitalistas. La producción para el consumo de un año, no es más que una fracción del total de bienes producidos y vendidos durante ese periodo.
¡Qué diferente es este enfoque!, al Keynesiano, para ellos, ahorrar es no demandar nada. [Keynes] no se da cuenta de que acumular dinero o papel comercial o gubernamental es demandar los valores de los cuales el dinero o el papel comercial son representación, y que al acumularlos, se disminuye el costo del dinero y con ello se hace factible el crecimiento de la economía al decrecer los costos de financiamiento.
Por tanto, la visión de Keynes (y de los gobiernos) es errónea, y no obstante que lo es, siguen empeñados en confiscar el dinero de las empresas y los particulares para canalizarlo a gasto público, y también a manipular los mercados y con ello causan las crisis económicas como la que hoy está en curso.
Fuente: Mexico Liberal
El Dinero,El Credito Y la Produccion.
Y continuamos con el segundo error importante de Keynes su idea del dinero…
El segundo error importante de Keynes es su idea de que el dinero es un mero “bono de compra”, un “derecho de compra”
Pues no, el dinero es mucho más que eso, mucho más que un convenio explícito creado por el gobierno para facilitar el intercambio. El dinero es un BIEN, una mercancía, y tiene una propiedad muy importante es el más líquido de todos los bienes. Y por liquidez damos a entender que cualquiera está dispuesto a dar cualquier bien menos líquido por éste por la facilidad que tiene de intercambiarse por otros bienes diferentes.
Las ideas cuantitativas del dinero son muy limitadas; esto es que el valor dinero está regulado por su cantidad, es decir la relación entre la cantidad de dinero y el volumen de mercancías era la que determinaba su "poder adquisitivo". No hay tal, los mercados no son estáticos, no hay equilibrio, esto no existe en la realidad. La realidad es que no hay un precio sino dos, el ofrecido y el pedido, el precio que pedía el mercado siempre es superior al ofrecido, si no se quiere regatear y deshacerse rápido de la mercancía, se tendrá que aceptar el precio ofrecido en cambio si se desea adquirir la mercancía se deberá aceptar el precio pedido. La diferencia entre precios ofrecido y pedido que se llama margen y éste normalmente crece conforme se aumenta el volumen de mercancías que quieren sacarse en el mercado quien intente vender por ejemplo mil libros usados evidentemente tendrá que ofrecer un descuento importante si quiere sacarlos todos o uno a uno. Sin embargo, no todos los bienes son iguales, cuando al aumentar el volumen no cambian tanto los precios entonces la mercancía es muy líquida, así los dueños de mercancías más liquidas podían intercambiar sus bienes con menos riesgo de sufrir quebranto que los propietarios de mercancías menos liquidas.
Mucho antes de la aparición del dinero, la idea de la liquidez ya estaba presente en la mente de todo productor con excedentes. Todo productor estaba dispuesto a cambiar sus excedentes por mercancías más líquidas, aun en el caso de no tener necesidad de ellas o de haber satisfecho ya todas las posibles necesidades que tenía de estos bienes. Al hacerlo sabía que adquiría dominio sobre bienes que podían ser cambiados por los excedentes de otros productores, que si necesitaba, con mayor facilidad y menores pérdidas. Por tanto el cambio indirecto apareció mucho antes que el dinero. La distinción entre comprar y vender existía ya mucho antes de que se reconociese cualquier "medio de intercambio". "Vender" significaba cambiar una mercancía menos líquida por otra más liquida. "Comprar" significaba lo contrario.
Así dinero y liquidez son cosas diferentes, aunque claro conectadas una con la otra.
El proceso de mercado elevó a una sola mercancía, el oro, a la categoría de mercancía más liquida. Fue así como el oro se convirtió en dinero aunque haya sido reemplazado, para nuestra desgracia por el dinero fiduciario y el oro reducido a commodity (materia prima) para complacencia de los gobiernos dispendiosos, pero ese es otro tema que aunque conectado merece un análisis aparte.
Esta forma de ver el dinero, como la mercancía más líquida, nos muestra además los fundamentos teóricos de la soberanía del consumidor y la posición subordinada del productor. El consumidor, gracias al poder que le proporciona la liquidez, puede elegir y rechazar. Puede comprar o no comprar. El productor, sin embargo, posee algo menos líquido y no tiene elección. Tiene que vender o si no, abandonar el negocio. Ninguna producción puede ser mantenida si no proporciona los bienes de la mayor calidad al menor precio y más urgentemente demandados por los consumidores. "El fin de toda la actividad económica es la mejor y más abundante satisfacción de las necesidades al menor coste posible".
Estas palabras contienen toda la fuerza de los mercados, y explican por sí misma su funcionamiento.
Visto así como una mercancía, líquida, el dinero tiene otra propiedad importante: Se puede atesorar, se puede guardar, y como mercancía se puede “vender” y “comprar”, en un mercado, habrá en el público quien tenga excedentes de liquidez, y hay otros que quisieran tener esa liquidez para cambiarla por algún otro bien, entonces recurren al mercado para obtener el dinero o la liquidez deseada a un precio, sí el dinero tiene precio, o mejor dicho dos precios como ya hemos establecido, el pedido y el ofrecido, pero ¿Cuál es el precio del dinero? Las tasas de interés. Además existe implícito en la tasa de interés un factor que los nominalistas no consideran: El TIEMPO. El precio del dinero trae implícito el factor tiempo y surge así el crédito. El comprador del dinero obtiene el dinero y se compromete a pagar un interés, esto es regresar al poseedor de la liquidez un sobreprecio en un tiempo determinado. Esto se llama crédito.
Así, cuando el dinero es escaso, por que el trabajador no ahorra, y no existe suficiente dinero para satisfacer la demanda de los que desean liquidez, el precio del dinero sube, esto es la tasa de interés, y, por el contrario, si mucha gente ahorra y los trabajadores tienen mucha liquidez, estarán dispuestos a cambiar su liquidez por otro tipo de mercaderías menos líquidas, o bien obtener una tasa de interés más baja.
Con esta idea del dinero pasemos a discutir su relación con la producción de bienes y servicios:
Lo primero que debe tomarse en cuenta es que lo que mueve al empresario es la ganancia, la rentabilidad, y no las ventas por si mismas. Por esto el análisis debe centrarse en el de los márgenes de beneficio existentes en las diversas ramas y etapas de la producción. Puesto que el beneficio se obtiene deduciendo los costes del total de ingresos por ventas, no existe dificultad en demostrar que un menor nivel de consumo y un mayor volumen de ahorro e inversión, reduce los costes financieros (la cantidad que pagan por intereses) de las empresas. Las explotaciones industriales que funcionaban con grandes inversiones de capital, veían de esta forma incrementado su margen de beneficio. Keynes y los inflacionistas han omitido que, si bien el dinero que no se dedicaba al consumo deprimía el precio y las ventas de bienes de consumo, también abarataba el coste en intereses de las empresas. El dinero que se destinaba nuevamente a demandar bienes de inversión hacía subir el precio de éstos, elevando así el margen de beneficio de sus fabricantes. De este modo, los factores productivos antes dedicados a producir bienes de consumo, se veían ahora atraídos a la fabricación de bienes de equipo y maquinaria.
También Keynes se equivoca y el economista de la escuela Austriaca, Hayek se muestra especialmente crítico con la visión keynesiana de los bienes de producción, como un fondo homogéneo y unitario, que responde automáticamente a los cambios en la demanda de bienes de consumo. Como hemos visto, los bienes se ordenan según su mayor o menor distancia del consumo final. Es bien conocido que las empresas tienen en cartera y valoran infinidad de proyectos, algunos de ellos son investigación, desarrollo e innovación. Existen proyectos que tardan decenas de años en amortizarse y otros que concluyen en el mismo periodo de inicio. En algunos proyectos, no se empiezan a tener ventas hasta transcurridos varios años. No es el consumo presente, sino el coste de la financiación el aspecto crítico, en todo este tipo de inversiones, que podemos llamar capitalistas. La producción para el consumo de un año, no es más que una fracción del total de bienes producidos y vendidos durante ese periodo.
¡Qué diferente es este enfoque!, al Keynesiano, para ellos, ahorrar es no demandar nada. [Keynes] no se da cuenta de que acumular dinero o papel comercial o gubernamental es demandar los valores de los cuales el dinero o el papel comercial son representación, y que al acumularlos, se disminuye el costo del dinero y con ello se hace factible el crecimiento de la economía al decrecer los costos de financiamiento.
Por tanto, la visión de Keynes (y de los gobiernos) es errónea, y no obstante que lo es, siguen empeñados en confiscar el dinero de las empresas y los particulares para canalizarlo a gasto público, y también a manipular los mercados y con ello causan las crisis económicas como la que hoy está en curso.
Fuente: Mexico Liberal