Llevaba 3 años de noviazgo cuando mi novia tuvo que partir a estudiar a la capital , ya que vivimos en una comunidad sin universidad; después de su partida yo me quedaba a dormir en casa de mi novia, más exactamente en el cuarto de ella que daba justo con el de mis suegros. Esta comunicado por una puerta interna, para entonces yo ya me había fijado en el cuerpo de mi suegra que en ese momento tenía 40, ella siempre vestía sus vestidos largos y pantys mata pasiones, ya que me decía que las tangas desfiguraban la redondez de sus nalgas y también era muy conservadora, de ahí las ganas de verla desnuda para ver esa figura y ese hermoso culo, y llegué a abrir un pequeño orificio justo en la mitad de la puerta y estaba pendiente cuando se iba a cambiar y/o a echar un polvo con su marido. Más de una vez los vi en su acto sexual, y eran polvos muy normales y cortos. Luego, la espiaba por la ventana de su cuarto de donde se podía ver su baño, como era costumbre de darse una ducha antes de dormir, yo aprovechaba la oportunidad.

Ella es morena, tiene un culo grande, hermoso y virgen, su cuca llena de vellos negros gruesos, sus labios vaginales rosados, sus senos pequeños y bien formados a pesar de tener 5 hijos, yo la deseaba y me pajeaba pensando en ella. Un día, la sorprendí oliendo mis interiores, ya que ella me lavaba la ropa que usaba en su casa. En cierta ocasión a eso de las 12 pm, al llegar a la casa, pude ver el tv del cuarto de mi novia encendido, no entré por la puerta principal sino que me asomé por la ventana que daba al jardín, y que sorpresa me llevé, estaba mi suegra tendida en la cama donde yo solía pasar las noches haciéndose una paja, estaba boca abajo con una blusa cortita, unas enaguas transparentes y una tanga normal, ya que ella era muy conservadora y era la única tanga que yo le conocía, ella tenía su mano en esa panocha rica y llena de vellos y yo podía ver cuando contraía esas hermosas nalgas, esa paja le duró unos 20 minutos, después se durmió en esa cama. Al igual que ella, me masturbé viéndola.

Entre unos cuarenta minutos después y pasé mis manos por esas nalgas con delicadeza, ya que era mi costumbre, obviamente empecé por su cintura y cada día que pasaba bajaba un poco más, ya que era a esas hermosas nalgas que quería llegar, y ella se levantó y se fue a su cuarto, su marido estaba trabajando, ya que semanalmente lo hacía una vez en la noche. Una mañana cuando sus hermanos estudiaban, yo había quedado de recoger a mi suegra en mi carro para llevarla a hacer un mandado, eran las 10 am cuando llegué, pasé al cuarto de mi novia, en la casa no había nadie y en el cuarto de mi suegra se oía que había alguien en la ducha, como la puerta que comunicaba los dos cuartos estaba abierta me dispuse a entrar con cuidado, y como el baño de su cuarto no tenía puerta me acerqué y me asomé lentamente, cuando veo a mi suegra duchándose, estaba de espaldas con la mirada a la ventana que daba al jardín lateral de su casa, me quedé anonadado, ya sabía que tenía un cuerpo y un culo muy hermoso, al menos lo había reparado por encima de su ropa, no podía creer lo que estaba viendo, tenía unas nalgas grandes redondas y hermosas.

Después de ese día, empecé a quedarme más seguido. En las noches cuando ella se disponía a irse a dormir, salía del cuarto de mi novia y llegaba al jardín para poder verla cuando se bañaba, o solo iba a orinar antes de irse a dormir. Me masturbé varias veces pensando en ella. En varias ocasiones la vi haciendo el amor con su marido, eso me calentaba; ya en los días siguientes cada vez que me cruzaba con ella, la agarraba por la cintura e intencionalmente, iba bajando la mano a sus caderas que ya se me había vuelto costumbre, uno de sus hijos hacía siempre lo mismo y le pegaba en las nalgas, por que ellos sabían que su madre tenía un buen trasero, y yo para ella era como un hijo más, eso me decía ella, en una ocasión yo llegué a la una de la mañana un poco tomado y ella estaba en la sala planchando, estaba con una bata donde yo podía ver sus senos, la abracé, le di un beso en la mejilla y le dije que tenía unos senos muy lindos, ella se sonrió, al ver que ella se sonrió con lo que le dije, traté de agarrarle su pezón y ella me esquivó, me dijo que la dejara, que estaba borracho, con una sonrisa maliciosa.

Entonces le pedí un vaso de agua, cuando estaba sirviéndomelo, le acaricié sus nalgas y le susurré que eran hermosas y luego me fui a dormir. A la mañana siguiente, me sentía apenado por lo que había hecho y ella me miraba y se sonreía, teníamos conversaciones de sexo y yo le preguntaba que si se la habían chupado y viceversa, ella me contestaba que ella no sabía dónde lo metía su marido en cambio, él si sabía lo que tenía en casa, y le preguntaba que si el se lo había echo por atrás y ella me contestaba que para eso estaba el de adelante, señalándomelo y resaltándolo mientras planchaba, eran unas encuestas muy sanas, al menos para ella, por que a mi me gustaba oírla y me calentaba. Después de eso, no hacía otra cosa que estar pendiente de ella cuando se bañaba, cuando se vestía. En una ocasión le compré como regalo unas licras en algodón enterizas que ella quería, y le dije que se las midiera para ver si le quedaban buenas. Cuando se puso la primera, entré a su cuarto y alcancé a ver uno de sus senos, me acerqué y le dije que por qué le quedaba esa bolsa tan maluca delante de su panocha, la cogí y se la acomodé bien pegada a su rica panocha, eso me excitaba y ella se daba cuenta que se me paraba.

En el siguiente fin de semana, su marido estaba trabajando. Era un sábado y yo estaba bebiéndome unos tragos con unos amigos. A eso de la media noche me fui para la casa, entré en el cuarto de mi novia, me desvestí y me di una ducha. Mi suegra estaba durmiendo, salí de la ducha envuelto en una toalla pequeña, me recosté y me dormí, a eso de las tres de la mañana sentí cuando se abrió la puerta que conectaba al cuarto con la de mi suegra, yo había dejado el televisor encendido, en ese momento tenía una erección que sentía mi verga como un garrote y como no tenía interiores, parecía una carpa de circo. Cerré mis ojos y sentí cuando mi suegra se me acercó con cuidado y me veía el miembro que se asomaba por un lado, yo solamente disfrutaba, cogió una sabana y me cubrió, se dio una vuelta y regresó a su cuarto, ya en la puerta me volvió a mirar y se tocó su panocha, se devolvió, apagó el televisor y sacó nuevamente la sabana, con ella parte de la toalla, así que mi verga erecta quedó al descubierto.

Ella la cogió con su mano y la acarició suavemente, luego se inclinó y le pasó su lengua con mucho cuidado, me miraba, lo hacía con mucho cuidado para no despertarme, colocó su mano izquierda en su panocha y se la acariciaba, después de unos 10 minutos de besármela y pasar esa lengua caliente por mi verga, se apartó, se paró y se dirigió a la puerta principal del cuarto, le pasó el seguro y regresó a mi lado, se levantó las enaguas, se sacó el panty y empezó a acariciarse su panocha, luego una de sus manos me volvió a agarrar la verga nuevamente, esta vez sentía su líquido untándome la verga, levanto su pierna pasándola por mi abdomen, de manera que esas nalgas grandes y hermosas estaban frente a mis ojos, me seguía acariciando la verga, con la otra mano acariciaba su concha, se dejo caer suavemente y se enterró esa gran verga en su concha, yo le sentía esa concha caliente, ella subía y bajaba lentamente, creyendo que yo estaba borracho y dormido, y no aguanté más, cogí con mis manos esas lindas esferas y ella trató de retirarse, pero yo la sujeté con fuerza y se lo empujaba dentro, ella estaba muy mojada, la puse de medio lado, levanté su pierna y la penetraba más y más.

Le hice un atentado a ese hermoso culo, cuando mi cabeza empezó a entrar, gritó y no me dejó penetrarla, entonces la puse en la posición de perrito en un sofá cama que había en el cuarto, empecé a penetrarla y a acariciar esas hermosas nalgas, me incliné y le chupé ese culo y esa concha, le succionaba ese clítoris, la volví a penetrar y con mis manos acariciaba sus senos, hasta cuando no aguante más y me le vine, le eche mi leche en ese lindo culito y se lo refregaba en cada pliegue del mismo, luego, con mi verga se la expandía por todas las nalgas llegando a su concha, sentía ese pelero rayándome la cabeza de mi pene. Luego, se levantó y le di un beso, agarré una de sus nalgas fuertemente, ella salió y se encerró en su cuarto. Después cada vez que se dormía en mi cama, yo aprovechando que su marido estaba trabajando, le levantaba ese vestido y le pegaba unas mamadas de concha hasta el punto de tragarme uno de sus vellos negros y gruesos, molestándome la garganta, le pegaba sendas culiadas pero nunca me dio ese trasero, espero disfruten de mi anécdota que fue muy rica para mí y cada vez que me acuerdo, le pido a mi pareja que me lo mame, yo solo cierro mis ojos y revivo esos momentos.